Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

31 de julio de 2010

La esquizofrenia de las ideologías

El momento crucial que vive la humanidad amenazada por no pocas formas de fanático extremismo, es oportuno para desarrollar una intensa campaña para desnudar el carácter esquizofrénico de las ideologías – políticas o religiosas (recuerden la Inquisición o el talibanismo islámico) - y el peligro que representan los líderes estigmáticos cuya criminalidad compulsiva registra la historia en sus más hórridos pasajes.

No es posible que nos sigamos conmoviendo por los atroces crímenes de Adolfo Hitler, líder una ideología criminal llamada Nacional Socialismo, contra judíos, gitanos, homosexuales y niños con síndrome de Down, pero no tengamos ninguna reacción frente a los monstruosos crímenes del comunismo.

En la medida en que se han ido abriendo los archivos secretos de la Unión Soviética se ha podido determinar que los crímenes de Stalin eran una continuación de una política de Estado iniciada por Lenin, que define la conducta esquizofrénica del comunismo - otra ideología criminal que junto al fascismo integra la trilogía devastadora que asoló el siglo XX en buena parte de las naciones del mundo – como sistema de control social para la sumisión del individuo por la subsistencia al pavoroso poder del estado omnisciente y omnipotente que impone a sangre y fuego el programa unívoco que disuelve al individuo en la infame masa amorfa de conciencia colectiva: Pensamiento único, líder único, partido único, sindicato único. Una nación uniformada a lo Mao.

Los países civilizados y los liderazgos internacionales relacionados con el verdadero progreso humano, tienen el ineludible deber de difundir en todos los idiomas y formas de comunicación, el inmenso peligro que significa para la salud integral de una república el que un caudillo mesiánico imbuido del síndrome de colocación final – después de mi el diluvio – se haga con el poder para implantar por la fuerza o la seducción de las masas ignorantes y famélicas, un régimen criminal pivotado en “el amor por los pobres” y en el nombre del pueblo que le endosa su soberanía por el engaño y la manipulación de un Estado legalista ad hoc.

Fue precisamente Marx quien definió la ideología como “una falsa conciencia de la realidad”, explicación sobrada para entender el comportamiento de la criminal secta comunista, cuyo discurso se apropió de voces propias de la filantropía, para conjugarlas en eterno futuro, y justificar sus crímenes ante la masa ignara y lumpenizada con la búsqueda de la felicidad general traducida en “vivir sin trabajar” para lo que solamente hay que resignar los derechos políticos y civiles, cuyo ejercicio constituye la definición de libertad como espacio impune para el pensamiento ascensional.

Solamente una mente enferma – que vive su realidad como una especie de sueño - puede concebir la posibilidad de crear un “hombre nuevo” prescindiendo de las características genéticas propias de la humanidad y someter por la represión a generaciones enteras a la castración de su individualidad y de sus potencialidades naturales, en aras de una colectivización voluntaria sin más aliciente que tres raciones diarias de promesas impresas en gigantografías.

En la búsqueda de esa creación perfecta, solidaria, resignada y obediente a los dictados del poder ejercido inexplicablemente por esquizofrénicos divinizados por la ignorancia esperanzada, como Stalin, Mao o Fidel Castro, pueblos enteros han sido condenados a la miseria más espantosa. Al terror más espeluznante. A la degradación espiritual, moral y física del hombre como sujeto de derechos.

Para que no haya olvido

El más grave problema que confrontamos los liberales es que el discurso romántico y pobrecitista de la izquierda flota incontaminado por encima de los cien millones de muertos y de las atrocidades que los socialistas y comunistas han cometido antes de fracasar estrepitosamente y convertirse en capitalistas. Y es que ese discurso atrapa especialmente a la juventud que no ha incursionado críticamente en la historia.

Por eso es tan importante llevar a nuestros estudiantes la verdad resultante de comparar el discurso romántico contra la injusticia, inspirado en Robin Hood, y la realidad de un siglo de crueldades de este perverso sistema ideológico enemigo de la libertad, del individuo y de la democracia:

Dictadura de Lenin (1917-1921): más de 10 millones de muertos

En las primeras elecciones libres y por sufragio universal de su Historia, los rusos eligieron una Asamblea con mayoría de socialistas moderados y no bolcheviques. Lenin se opuso y ordenó el asesinato de todos los parlamentarios socialistas. Entonces inició un brutal "terror de masas" (en sus propias palabras), basado en matanzas masivas de inocentes con ánimo ejemplificador. En los primeros años de la Revolución se produjeron más de 10 millones de muertos, a causa de la guerra civil, la represión y el hambre provocado por la colectivización en el campo.

Dictadura de Stalin (1922-1953): unos 30 millones de muertos

A Stalin – que corre con las cuentas de Lenín - se le atribuyen unos 30 millones de muertos en unos 10 años. Aparte, multitud de ciudadanos fueron deportados a Siberia o al Asia central. Con los procesos de Moscú (1936, 1937 y 1938).

Mao Tsé Tung (Mao Zedong) (1949-1976): 65 millones de muertos

Tras una guerra civil, en 1949 Mao proclama la República Popular China y su adversario Chang Kai Chek se refugia en Taiwan, resistiendo bien los ataques. Mao mandó eliminar a todos sus enemigos y a los restos del ejército nacionalista (3 millones de ejecuciones), invadió el Tibet (independiente desde 1916) y reprimió duramente cualquier tipo de insubordinación.

La reforma agraria del llamado "gran salto adelante" fue un fracaso que ocasionó serias hambrunas y unos 20 millones de muertos. Con su "Revolución Cultural" (1966-1969) pretendió divulgar las ideas revolucionarias y acabar con la jerarquía existente (demasiado occidentalizada y tecnocrática), lo que se saldó con unos 11 millones de muertos y una dura represión para evitar el caos total.

Tras la muerte de Mao (1976), Deng Xiaoping permitió respirar al pueblo aunque las peticiones de democracia fueron también duramente reprimidas. Actualmente China vira lentamente hacia el liberalismo económico pero mantiene en puño de hierro a la población.

Pol Pot en Camboya (1975-1979): más de 2 millones de asesinatos

Los jemeres o khmer rojos, apoyados por China, abolieron las ciudades, el dinero y la propiedad privada. Todos los habitantes fueron obligados a trabajar en el campo (cultivando arroz principalmente). Los que se oponían eran asesinados sin juicio alguno, al igual que los que se dormían de día, los demasiado débiles, ancianos, enfermos... Se calcula que murieron entre un tercio y un cuarto de la población (entre 1.700.000 y más de 2 millones).

Para ahorrar balas sólo un 29% eran disparados. El 53% moría con el cráneo aplastado, el 6% ahorcado, el 5% apaleado". (Daniel Rodríguez Herrera. Los campos de exterminio). Hoy día se conservan restos de huesos y cráneos de la masacre en monumentos que recuerdan la herencia del comunismo en Asia.

Crímenes varios

Vietnam: 1 millón de muertos. Corea del Norte: 2 millones de muertos. Europa Oriental: 1 millón de muertos. América Latina: 150.000 muertos. África: 1,7 millones de muertos. Afganistán: 1,5 millones de muertos.

Movimiento comunista internacional y partidos comunistas no situados en el poder: Una decena de millares de muertos. Y lo peor muertos para nada: Allí está Fidel con su cementerio personal a cuestas frente a la desolación de la miseria luego de 52 años de dictadura criminal.

En conclusión

La democracia venezolana cometió en significativo error de sentar a su mesa a los comunistas y entregarles las delegaciones culturales de nuestras embajadas y, lo más grave, las universidades, en las cuales contaminaron la mente de millones de jóvenes de las clases populares, muchos de los cuales hoy sirven de eficaces herramientas para la demolición sistemática de nuestro sistema de libertades.

No construir demócratas fue el auténtico error de la democracia y eso debe servir de ejemplo continental, por ello es necesario despojarnos de falsos pudores y llamar las cosas por su nombre para cerciorarnos de haber sido comprendidos por el pueblo que será la primera víctima propicia de la sevicia comunista si llega a consolidarse en el poder como lo tiene previsto Fidel Castro a través de Chávez. Hay que divulgar con toda la fuerza de la libertad, que el comunismo es una secta de asesinos.
Rafael Marrón González
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23 de julio de 2010

¡Qué muchacho pa´feo, doña Concepció!

¡Trae más agua caliente muchacha! ¡Apúrate! ¡Coge esa camaza y corre! ¡Apúrate! Puje doña Concepció. Puje. Puje. Qué uté tiene guáramo. Ya ha parío tres. Y el primero lo parió a los quince. Y con este son cuatro los que ya ha parío. Pero es el primero que va´nacé pa´la medianoche. ¿Será por eso que le duele tanto? Porque como chilla. Puje. Puje. Puje. ¡Sálgase del cuarto Don Juan, que va a empavá la cría! Y cierre la puerta. Puje. Puje. Doña Concepció. Que ya viene. Puje. Puje. Muerda el guayacán que se va a rompé la boca. Puje. Puje. Puje. Otra vez. Que ya casi sale. Puje. Puje. Y deje los chillíos Doña Concepció. Puje. Puje. Un poquito má. Un poquito má. Ahí viene. ¡Ahí viene! Ya se le ve la cabeza Doña Concepció. Ya tá. Ya tá. Ya sale. Ya sale. Ya salió.

¡Es varón! ¡Es varón! Por poco se me olvida dale la nalgá. Llora carajito. Llora. ¿No vas a llorá? Qué muchacho pa´rrecho si señó. No quiso llorá. Lloró cuando le dio la gana. Sí señó. ¡Y nació enmantillao! ¡Y con los ojos pelaos! Abiertos pa´mirá la vida. ¡Negros como yo! ¿Qué hora será? ¿Serán las doce? ¿Será la una? ¿Serán las doce del 24? ¿Será la una del 25? Espere un momento Doña Concepció. Le corto cordón. Pásame el cuchillo negra Encarnación. Le amarro el maruto bien apretaíto. Le pongo un emplasto de ceniza y ron. Le soplo la mollera. Y se lo doy Doña Concepció. Pa´que usté lo cargue. Pa´que usté lo sienta.

Pero que muchacho pa´feo, doña Concepció. Y qué esmirriao. Es que es bien feo Doña Comcepció. Parece una lagartija. Pero más feo. Véalo doña Concepció. Salió orejón y narizón y rechiquitico. Me cabe en la mano. Pero tiene las manos grandes. Va´abarcá bastante. Y los pies chiquitos como gente fina. Déjeme limpiáselo pa´que usted lo cargue Doña Concepció. Trae esa camaza, Hipólita. De agua tibiecita. Y dame ese trapo. Pa´quitale la mantilla. ¡Nació enmantillao, Doña Concepció! ¡Pero míreme esa vaina! ¡Nació birriondo! Este carajito va´sé un peligro. Sí señó. Y qué pulmones tiene. Como berrea. Primero no quería llorá. Y ahora berrea. Como si se hubiera calentao. Por mí este maruto se zumba en el mar. Que las olas lo lleven pue´se mundo grande. Puej quien nace con hambre vive con hambre de mundo. Y éste nació con el hambre hereje. Y usté no le´pué dá de mamá. Tie´las tetas secas Doña Concepció.

Qué lástima con el muchachito Doña Concepció. Menos mal que aquí tá doña Luisa que tá recién paría. Tome doña Luisa. Déle de mamá. Que ta´tan esmirriaíto que me da doló. Déle de mamá. Que chupe. Que chupe. Que trague. Que trague. De su leche e´blanca. Y no se preocupe que él va a tené las dos tetas de la negra Hipólita que tiene leche por demá. Pa´que se jarte. Y se ponga juerte. Juerte y atrevío. Como los Bolíva. Pa´que crezca fino. Como los Palacio. Y baile tambó. Y baile minué. De los que le gustan a Don Feliciano. Y monte caballo. Y galope libre. Y persiga negraj. Como los de arriba. Y nade en el Guaire. Y coma mamón. Y juegue gárgalomalojo. Y tiempo escondío. Y persiga blancaj. Como los de abajo. Así va a crecé.

Encarnación llámame al negro mandinga, pa´que le diga a los negros que toquen tambó. Que su quitipláz se escuche bien lejos. Pa´que nadie duerma. Que ha nacío un hombre. Un hombre caraj. Un hombre pa´la libertá. Libertá pa´tuitos. Hombrej y mujerej. Pa´blancoj y negroj. Pa´índios y pardos. Lo siento en el pecho. Me late en las sienes. Corre negro y diles que toquen tambó. Que toquen tambó. ¡Que toquen tambó! Que rompan el cuero. Que estillen la mina con su tiquitá. Que sangren las palmas contra el cuero seco. Quitiplaz… Quitiplaz... Quitiplaz... Que ese quitiplaz suene a libertá. Que sea la primera voz de la libertá. Tiquitá... Tiquitá... Quitiplaz... Quitiplaz… Que suene y resuene el golpe e´tambó. Que en un solo golpe reciban al sol. Que bailen las negras hasta reventá. Que la fiesta e´blancos suene a fiesta e´negros… Y tú, negra refistolera, tráeme mi tabaco. Corre antes que entre ese mantuanaje. Que no te vea el estirao de Don Félix Jerez. Prende en la cocina el cabo e´tabaco, trágate la brasa, y tráemelo escondío que nadie lo vea. Que lo voy a ensalmá. Lo voy a santiguá con Dios y la Virgen. Pero también lo voy a ensalmá.

Le voy a echá el humo que lo va a salvá. Pa´que sea su escudo. Pa´que no le dentre cuchillo, ni espada ni daga. Y pa´que con su aliento espante las balas. Pa´que me lo saque con bien del peligro. Pa´que le nuble la vista a quien lo persiga. Que lo busquen por aquí si va por allá. Que este por allá y ellos por aquí. Pa´que se les pierda en la oscuridá. Pa´que se les pierda en la claridá. Pa´que se vuelva espíritu en la dificultá. Yo lo veo clarito. Ese va pa´lejos. Ese va´ llegá. Onde se proponga. Ese va a llegá. Hasta con terremotos ese va a peliá.

Llámenme a José. A José Palacios. Al zute José. Híncate José. Quítate el sombrero. Repite conmigo. Ni de noche ni de día lo abandonaré. Ni chiquito ni grande lo abandonaré. ¡Repite duro, negro pelmazo! Que te oiga clarito doña Concepció. Ni en la paz ni en la guerra lo abandonaré. Ni adentro ni afuera lo abandonaré. Ni arriba ni abajo lo abandonaré. Mi vida es su vida. Su reposo el mío. ¡Repite negro bembó. Pa´que té tranquila doña Concepció! No ves que lo veo. Rodeao de gente lo veo. De gente que es buena. De gente que es mala. Peligro. Peligro. Gritando lo veo. Peliando lo veo. En centro e´batallas lo veo. Subiendo montañas. Escalando fríos. Galopiando llanos. Cruzando fronteras. Galopa. Galopa. Galopa. Lo veo. Lo veo. Solo lo veo. Abandonao lo veo. Hasta sus hermanas lo van a negá. Lo veo.

En un barco grande. Surcando los mares. Viajando. Viajando. Por un río grandote. Que no es de por aquí. Lo veo. Lo veo. Va pa´l extranjero. Y vuelve. Y se vuelve a dí. Pa´mas lejos. Pa´más nunca. Y vuelve. Y se va´enamorá. Muchas veces se va a enamorá. No va´sé felí. Lo veo. Lo veo. Va a llorá temprano. El corazón se le va a rompé. Se le va a partí. Una sola vez se le va a partí. Siento la tristeza que lo va a envolvé. Pero lo van a queré. Laj mujere lo van a queré. Muchas mujeres lo van a queré. Pero va a morí solito. Sin una mujé. Sin las oraciones de una mujé. Lo veo. Lo veo. Pura tolvanera. Puro remolino. Todo es un polvero. Con olor a sangre. Con olor a muerte. Galopa. Galopa. Lo veo. Lo veo. Con una espada. Pistola al cinto. Fusil y cañón. Lo veo. Lo veo. En playa desierta. Lo veo. Lo veo. Se va a suicidá. Un marino recio lo viene a buscá. Lo veo. Lo veo. Con gorro e´tigre. Lo veo. Lo veo. Con la espada en la diestra. Con la daga en la siniestra. Lo veo. Lo veo. Peliando. Peliando. Despreciando la muerte. Lo veo. Lo veo. Centro e´batalla. Girando. Girando. Matando enemigos. Matando. Matando. Con el brazo empapado en sangre. A pecho pelao. Con una guerrera desabotaná. Lo veo. Lo veo. Gritando. Gritando. Buscando la muerte hasta la victoria. Lo veo. Lo veo. Huyendo. Corriendo. Volviendo. Siempre volviendo. Lo veo. Lo veo.

Saltando un caballo de cola a cabeza. Cruzando un río con una mano atá. Porque pa´se jefe hay que sé el más macho. Y él será el más macho. Culo e´fierro le dirán. Y cruzará los páramos y las cordilleras y las serranías. De aquí pa´llá y de allá pa´cá. Y lo seguirá la hombría de la libertá. Lo veo. Lo veo. Candela. Pólvora. Humo. Ruido. Lo veo. Lo veo. Rodeao de mujeres. Vestido de gala. Casaca en oro bordá. Pantalones de grana. Con penacho rojo y espada e´diamantes. En blanco alazán. Espuelas de plata. Triunfando. Triunfando. Lo veo. Lo veo. Bailando. Bailando. Bailando. Hasta amanecé. Lo veo. Lo veo. Desnudo y descalzo. Lo veo. Lo veo. Nadando. Nadando pa´salvá la vida. En una laguna llena de caimanes. Y pa´que no caiga en manos enemigas un compañero lo va a asesiná. Lo veo. Lo veo.

Pero mi ensalme lo saca con bien. Manjares y vino. Hambre y sed también. Pobreza. Miseria. Derrota. Derrota. Lo veo. Lo veo. Aplausos. Aplausos. Honores. Honores. La gloria. La gloria. Va a perseguí la gloria. La gloria. Envidia. Traiciones. Lo veo. Lo veo. No va a regresá. José. Vivo no va a regresá. Júrame José. Júrame José. No lo dejes solo. Ni en sombra ni en sol. Que este va´sé jefe. Que este va´sé grande. Va´fundá naciones. Va´ vencé un imperio. Y hasta el rey de España se le va humillá. Lo veo. Lo veo. Él va´cé la revolución. Lo veo. Lo veo. Cuídalo José. Cuídalo de negros. Cuídalo de blancos. Cuídalo de indios. Cuídalo José. Que hasta el negrito que él va a criá, pa´que lo mate le van a pagá. Cuando esté en batalla vuélvete su escudo. Vuélvete sus ojos. Alerta José.

Anda negra mojina. Emperifolla a Doña Concepció y dile a Don Juan que puede pasá. Que venga a conocé al amito nuevo. Pobrecito el don. Se va a morí y no lo va a vé convertío en hombre. Y en libertadó. Tampoco lo va a vé Doña Concepció. Pero lo voy a vé yo. Sí señó. Yo lo voy a vé. Al Libertadó. ¡El libertadó! Y pa´mi doló hasta la muerte lo acompañaré. Déle doña Luisa. Déle de mamá. Que su leche e´blanca con la leche e´negra con la leche e´india se haga sangre fiera. Y salga por su espada de dá´libertá. Júrame José. Jura fuerte y duro. Que ni de día ni de noche lo abandonarás. Júralo José. Que serás su escudo y su compañía. Júralo José. ¡Júralo José! ¡Pa´que´té tranquila doña Concepció!
Rafael Marrón González
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18 de julio de 2010

“Creced y multiplicaos”

La carencia de pensamiento crítico hace que las personas caigan en el simplismo interpretativo de los códigos morales de la sociedad. La Biblia recoge un mandato de origen divino que ordena a la humanidad crecer y multiplicarse y el simplismo ha caído secularmente en el error de considerar que se refiere a “crecer” como desarrollo de los órganos reproductivos, lo que sería, de ser así, además de una perogrullada, una idiotez redundante, pues se supone que para poder tener descendencia, el hombre – varón y varona, como humanidad – debe cubrir su requerimiento de maduración biológica.

Así que, lo que en realidad, traduce esta orden teológica – por lo menos para el sentido de la comprensión moderna - es que los sujetos a reproducirse deben formarse - espiritual e intelectualmente y, acotamos, hasta económicamente - antes de proceder a la procreación – “crecer para multiplicarse” - para no someter a sus descendientes a la precariedad física y moral a la que los condena la irresponsabilidad de los zagaletones y aduldolescentes que preñan a diestra y siniestra, como en campaña de prueba de su hombría, confundiéndola con “braguetería”, pues, paradójicamente, la hombría es directamente proporcional a la responsabilidad. Y hay que ver el tremendo daño que esta aberrante reproducción inmadura – traducida en hijos sin padres - le ha ocasionado a la sociedad.

Un millón de hogares dirigidos por mujeres solas - muchas de las cuales procrean de distintas parejas para ver si alguna se queda con ella por el hijo – lo demuestran. Un axioma popular infamante llega al extremo de oficializar esta anormalidad alegando que “madre es una y padre es cualquiera”, lo que rechazo de manera categórica en lo que me atañe porque provengo y pertenezco a una cadena generacional de paternidad responsable, lo que traduce que mis abuelos tuvieron padre y mi padre tuvo padre y yo tuve padre y mis hijos, aunque adultos ya, tuvieron y siguen teniendo padre y presente en sus vidas.

Por esto es cada vez más evidente que aquel axioma que confiere a “la familia” ser el núcleo de la sociedad está, y estará, divorciado de la realidad mientras no se admita que lo es el individuo y en la medida en la que éste se forme – “crezca” – lo será la familia.

Las aberraciones producidas por ese irresponsable “creced y multiplicaos” que, en estúpida danza de la fertilidad, adosa masivamente vientres al destino, son inenarrables y llegan hasta el crimen: La prensa nacional reseña un homicidio cometido por un idiota de 18 años que asesinó a su hija de once meses, ahogándola en un tambor de agua, para evitar el pago de manutención, porque tiene dos mujeres más embarazadas. ¿Esa cosa es gente? ¿”Creció” para multiplicarse? Si en verdad esta sociedad tiene la intención de corregir los graves problemas sociales que la agobian, debe comenzar por asumir la verdad con toda su crudeza.

Hemos creado – hasta con el lenguaje - una barrera de cristal que nos separa de la grosera realidad que nos circunda. A la mojigatería social se le eriza la epidermis cuando escucha los sustantivos y adjetivos que reflejan la crudeza de la realidad, sencillamente porque cree que con eufemismos la va a esconder o a eliminar. En el seno de la familia todavía hay padres que azuzan al hijo a seducir jovencitas, y ante el reclamo responden que el otro debe atar su becerra porque su “toro” anda suelto. “Su toro” es un bolsiclón espinilloso que ante el primer embate de la hombría verdadera sale en carrera dejando un reguero de bosta para su epitafio.

Y así leemos en un diario de circulación nacional: “Una niña de 10 años tuvo que someterse a un aborto luego de quedar embarazada de su padrastro, de 44 años, quien abusaba de ella desde hace dos...”. ¿Creció ese animal para multiplicarse? Es importante destacar que jóvenes hay con una desarrollado sentido de la responsabilidad, que no rehúyen sus compromisos y forman hogares que ya quisieran muchos que se las dan de “maduros”, sin embargo esto constituye excepción y ni por asomo es el promedio.

La contundencia de la realidad nos indica que la inmensa mayoría de los hijos sin padres que, por ejemplo, abordan el delito, son producto de una relación entre adolescentes cuyo crecimiento – madurez - era nulo. Y es que la banalización de la relación sexual – confundida, en muchos casos con amor - que ha sido asumida por una parte como he dicho, para probar la hombría, y por la otra como una manera de “amarrar” al hombre, agravando su problema, a quien perjudica es al fruto de esa perversión, un niño sin destino a capricho del azar. Por eso, si queremos una mejor sociedad hay que asumir que para multiplicarse hay que crecer. Ambos tienen que crecer.

El lumpen amenazante

Chávez da en el clavo sin proponérselo, al tratar de insultar a los estudiantes que se le pusieron de pie en toda la nación y que son hijos de chavista y no chavistas, al llamarlos “hijos de papá”, aunque debió llamarlos “hijos con papá”, aunque seguro estoy de que hay muchos que desgraciadamente son hijos de madres solas que han sabido cumplir con el doble deber, aunque, repito, no es la norma.

Sin embargo Chávez está claro en su discurso, sabe que se ha constituido para la psiquis de cientos de miles de hombres y mujeres en el padre que jamás tuvieron, al que recurrir en busca de apoyo material y del que se espera comprensión y afecto, por eso su discurso es tan difícil de desmontar, aunque la prédica opositora refleje la verdad y desnude la realidad de esta nación, nada puede contra el amor por el súbito padre que les trajo la marea y que se traduce en odio contra lo que consideran nuevo peligro de orfandad.

La más grave lesión social que se le ha infligido a la sociedad – repito - es la proliferación de braguetas locas que andan probando su supuesta hombría embarazando ingenuas enamoradas que en prueba de amor se espernancan en el colmo de la ignorancia, pues lo mínimo que debe saber una mujer es que alberga en su seno el sofisticado equipo de la reproducción que se activa al contacto con varón.

A nuestros jóvenes hay que inculcarles que no existe hombría alguna en el machismo y que la hombría se demuestra con la responsabilidad. Mi mensaje permanente a la juventud es que crezca – más que física, intelectual y moralmente - para multiplicarse para que no se inserten en ese deplorable modelo de reproducción irresponsable y asuman su deber con sus hijos.

Hay que ver la devastación moral que ha causado a la nación la paternidad irresponsable. La falta del padre en el hogar además de que exponencia la pobreza, genera una secuencia de actitudes negativas que limitan el desarrollo armónico del individuo por falta de identidad, aunque existan excepciones que confirman esta regla.

Malandros o desalmados

Y es que el crecer sin la figura paterna incide en el desarrollo psicológico del individuo y, en gran medida, es causa de resentimiento social que puede derivar en odio homicida, de allí la crueldad impía de la delincuencia venezolana, a la que no basta con robar o coaccionar sino que lesiona, viola y asesina, vengando agravios sociales de los que la víctima no tiene ninguna culpa.

Las personas que han sufrido secuestros narran los insultos que reciben y todos ellos poseen un fuerte contenido social más que amenazantes. Por eso el discurso de Chávez, calificando como “gente con padre”, con intención descalificadora, a sus adversarios, tiene tanta repercusión. Para entender a cabalidad la inmensa contradicción entre la realidad y el apoyo a Chávez, es hora de asumir que hay que crecer para poder multiplicarse. Porque la patria es la gente y si queremos mejor patria es imperativo formar mejor gente.
Para preocuparse

La verdad es que nuestra sociedad está amenazada de extinción, pues, además de la realidad generada por ese irresponsable “crecer y multiplicaos”, que lesiona de manera considerable la armonía de las relaciones sociales de nuestra población, sufrimos también los embates de la pérdida de la moral pública por la lenidad en la investigación y castigo de la corrupción y de una cada vez mayor población esquizofrénica no diagnosticada, que ignora que su propensión a la violencia, a maltratar a los más débiles, a disfrutar la humillación del otro y a sentirse poderoso por la ausencia de piedad, es originada por una enfermedad mental.

Y como si eso no fuera suficiente, ahora nos vemos sometidos al imperio de una ideología criminal cuya estructura dualista es exactamente igual a la esquizofrenia (expresada en un egocentrismo colectivo) – como sostiene el Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco J. Rubia.

Rafael Marrón González
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11 de julio de 2010

La conspiración de la esperanza


A través de estos 18 años, 5 meses y seis días que nos separan de aquel 4F de 1992, no ha pasado un minuto sin ejercitar mi oposición a esta revolución retrógrada de inspiración militarista, refugiada bajo el ala de Fidel, y siempre he estado cabalmente convencido de la inmensa metida de pata del pueblo elector venezolano al confiar su destino a una entidad totalitaria, cuya única historia era un golpe de Estado fallido y sin más discurso que un arma cargada y una bolsa de dólares petroleros.

Sin embargo sostengo que aquí en este tierrero en el cual se ha convertido Venezuela, el único que está claro es Chávez, su “discurso” – si se puede llamar así a esa arenga constante al parasitismo y a la destrucción del mérito nacional – se ha mantenido inalterable en la consecución del único propósitos que lo sacó de los cuarteles, sin saber que lo perseguía de esta manera, porque su misión era implantar una dictadura militar, hasta que Fidel lo hizo ver la luz: Eternizarse en el poder.

Pero para lograrlo con apariencia democrática necesitaba centralizar la economía, pero no en el Estado sino en sus manos – no estatizar sino “chaveztizar” – para controlar la sociedad y dominarla a través de la sumisión por la subsistencia – basta recordar las colas de indigentes recibiendo limosnas de Eva Perón para aterrarse. Y a la vez destruir la economía de mercado que sustentaba la democracia liberal – su otra víctima - para despejar la vía hacia el comunismo.

Pero a pesar de las evidencias irrefutables que definen el sendero absolutamente totalitario que transita Chávez, escoltado por fusiles y dinero, ambos en manos sin escrúpulos ni alma, un importante sector de la oposición oficial continúa con la secreta esperanza de que Chávez mute demócrata por obra y gracia del azar concurrente, sin percibir que la historia de salvajes dictadores, como el felizmente fenecido Kim Il Sung o como la bestia Robert Mugabe – culpable de una atroz masacre étnica - ha estado plagada de situaciones borderline sin que su estructura sufriera el menor crujido.

Chávez es – repito – una entidad de naturaleza totalitaria, por lo tanto no puede actuar de otra manera - como la naturaleza del alacrán - y para seres de su impronta natural sin probabilidad de disolución en la condición humana, la democracia es una abstracción irrelevante, cuyos postulados electorales les sirven para decorar su imagen internacional y los filosóficos, como alternabilidad, pluralidad y justicia, citas para la burla cruel; la Constitución es un objeto decorativo personalizado, para cargar en el bolsillo y sacar cuando sea necesario amenazar a alguna facción disidente, a conciencia plena de estar a salvo de las acciones punitivas internacionales por la invocación a la estúpida “libre determinación de los pueblos” – cuando en realidad es la libre determinación de los gobiernos alzados en armas contra los pueblos - que de manera tan prolija respetan hasta el suicidio los organismos y supuestos gobiernos democráticos internacionales que hasta le hacen carantoñas a los déspotas, según hacia donde sople el viento de sus intereses, tal su característica mercachifle.

Por eso la indiferencia de Chávez con las encuestas que reflejan el mayoritario rechazo del pueblo al comunismo y a las expropiaciones empresariales, pues está íntimamente convencido de encarnar al elegido de los dioses para salvar de los males del progreso a los venezolanos. Esta consideración nos remite a la urgente racionalización de la esperanza, la cual debe entenderse como búsqueda y no como espera. Es decir, que debe ser “buscanza”, actitud activa de todo quien desea encontrar. Y si queremos encontrar una salida democrática a esta trampa cazabobos que Chávez ha armado en Venezuela es necesario combatir la conspiración de la esperanza que nos inmoviliza en el absurdo de una espera al Godot del hoy no fío mañana sí.
Del asombro a la reacción

Consciente estoy de que la causa de esa estupefacción de los demócratas venezolanos, tanto los veteranos como los emergentes, es que apenas están vislumbrando el auténtico reto que tienen ante sí: Es la primera vez, en la historia de la política mundial, que un gobierno, surgido de la voluntad popular, usa las herramientas de la democracia para instaurar un régimen comunista, sinónimo de totalitario, para abolir la democracia e imponer el pensamiento único que define a esta ideología criminal.

Y para esa forma de ejercer el poder, pivotado en la entronización de mediocres partidarios incondicionales en los Poderes Públicos - que deberían velar por la integridad constitucional del país – en el dinero producido a granel por la renta petrolera y usado a discreción, sin control alguno, para comprar debilidades éticas y morales de adentro y de afuera, y en unas Fuerzas Armadas ideologizadas, para imponer sus fines, no existe manual de instrucciones.

La experiencia para enfrentarlo se ha ido adquiriendo por el traumático ensayo y error – algunos con consecuencias devastadoras que encogieron el espíritu de lucha del pueblo libre aterrorizado ante la capacidad del mal. Y aunque esa experiencia no siempre se pueda aplicar con resultados predecibles, dada las características autocráticas del régimen - que no se detiene por exquisiteces legales ni pruritos constitucionales y no vacila en usar la justicia o la fuerza organizada o anárquica para criminalizar o aniquilar a quien ose develar su verdadera identidad - sin embargo si debería bastar para anticipar sus acciones y anular sus consecuencias por la decidida presencia activa en la calle. Qué es lo único a lo que teme.
El autogolpe de Estado
Esa conspiración de la esperanza también ha impedido a la oposición oficial evaluar en toda su dimensión que a través del caos, de la impericia y de la corrupción tolerada, entre la polvareda de los “trapos rojos”, se han ido deslizando los tres fundamentos del golpe que nos cambió el gobierno sin casi percibirlo: 1 - El 13 de septiembre del año 2008, desde Guri, estado Bolívar, Chávez materializo la Nueva Geometría del Poder, rechazada por el pueblo el 2D, y dividió al país en 5 super regiones militares al mando cada una de un Mayor General – jerarquía superior a la de General de División – y subordinada al General en Jefe.

En ese acto Chávez activó militarmente su jerarquía constitucional como Comandante en Jefe de la FAN, subordinando el poder civil al poder militar. Ese día se consolidó la ruptura del orden constitucional y un militar activo ocupa de facto la presidencia de la república. Y aunque todavía no se ha implementado esta militarización, su concreción está latente.

2 – La reelección indefinida “votada” por el pueblo seducido y sobornado que le permitirá ganar todas las elecciones – como Fidel - de aquí al dos mil siempre como lo anunció uno de sus adulante - de los que se mimetizarán en el ambiente cuando la ley se imponga - usando para ello todos los recursos del estado sin el menor pudor, que dictador no se sonroja. Por lo que si somos capaces de derrotarlo debemos ser capaces de defender esa victoria. Y eso debe estar bien claro.

3- Lograr que el pueblo esperanzado – definido para sus fines como el sector menos informado de la población - le endose la soberanía popular, que le fue impedido con la derrota a su reforma constitucional pero que ahora ha logrado con esta Asamblea de obedientes por la inconstitucional “ley soviet” llamada eufemísticamente “comunal” que es un cuchillo para el endeble cuello de ese mismo sector que quedará a la deriva dependiendo de un lejano poder central sin más intermediarios que las oraciones para que no llueva.

Con esta Ley de Comunas, que complementa la eliminación de gobernaciones y alcaldías, consolida la triada ceressoliana “caudillo, ejército, pueblo”, aunque en la realidad es “caudillo, ejército, caudillo”. Y quien lo dude allí está el Frente Francisco de Miranda para hacérselo entender.

En conclusión
La conspiración de la esperanza ha logrado que la sociedad entre en euforia porque llegó el azúcar al supermercado chaveztizado y sienta alivio porque las expropiaciones sólo han afectado a “los ricos”, obviando que del irrespeto a la propiedad privada se sabe donde comienza, pero no con quién termina. Y lanza a la ciudadanía a la indiferencia política, desenchufándose de la realidad – junto a mucho de sus líderes - cada vez que hay un “puente” o un “mundial”, mientras Chávez, que sí sabe lo que significa el poder, no duerme maquinando con sus asesores extranjeros, legitimaciones para su Estado socialista inconstitucional que privará de sus derechos a los confiados esperanzados en los milagros de San Cocho.
Rafael Marrón González
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5 de julio de 2010

Odio, devoción y corrupción

Tres son los frentes en los cuales se estrella el discurso opositor: El odio, la devoción y la corrupción. Por muy coherentes con los valores democráticos que sean los argumentos de sus adversarios políticos y por negativo que sea el resultado de comparar el discurso de Chávez con la realidad, es prácticamente imposible lograr que personas afectadas por el delirio de estas tres perversiones producidas por el resentimiento, la ignorancia y la codicia, cambien de parecer con respecto a la permanencia en el poder de una entidad totalitaria como Chávez revestida de atributos carismáticos, que obnubila el entendimiento, no sólo de gente ingenua y humilde, sino hasta de sujetos como Oliver Stone, cuya debilidad por los hombres de poder identifica su patología, que contribuye entusiastamente a la difusión del mito de los “pobres abandonados” por cuarenta años de “neoliberalismo” y rescatados por esa especie de vengador de agravios que los acogió en su seno munífico para elevarlos a la cima del progreso humano.

Lo que inútilmente – por la profusa propaganda oficialista que saca realizaciones de la chistera – es negado por la evidente profundización de la miseria, generada por las nefastas políticas económicas, la brutal corrupción y el despilfarro de recursos en regalos en efectivo a gobernantes inservibles como Rafael Correa, Fidel Castro, Evo Morales y Daniel Ortega, entre otras nulidades autocráticas que se han aferrado como garrapatas al erario venezolano, agravando la precariedad de la calidad de vida del pueblo en cuyo nombre Chávez asegura cometer sus desafueros inconstitucionales, como usar la sumisión de la Asamblea Nacional para imprimir carácter orgánico a leyes ordinarias para complicar su derogación si en el futuro se detecta su ilegitimidad constitucional, como es el caso del Estado Comunal que no está contemplado en nuestra Carta Magna a la que Chávez debe singular obediencia por haber sido la única de la historia republicana, sancionada por el pueblo en referendo aprobatorio.

La corrupción

Sabemos lo que intrínsecamente significa el término “corrupción” que según el DRAE es “práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de las organizaciones públicas en provecho económico o de otra índole, de sus gestores”, sin embargo más allá del conocido enriquecimiento ilícito de legiones de funcionarios de todos los rangos, en esta etapa entre un sistema que no termina de morir y otro que no ha comenzado a nacer (Gramsci dixit), se ha entronizado la monstruosidad de la pérdida absoluta de la moral pública, por lo que “no hay razones para no robar”, en un saqueo inmisericorde tanto de lo público – confundido con el partido de gobierno – como de lo privado convertido en botín de la venganza revolucionaria.

Son millones los beneficiarios de becas, pensiones graciosas, salarios para estudiar en misiones sin destino, préstamos bancarios irrecuperables, dádivas y sobornos, recompensas por asistencia a actos de masa - como llaman ahora a los mítines – premios a la incondicionalidad, automóviles a mitad de precio, fincas, tierras y ganadería para su destrucción, títulos de bachiller y universitarios al voleo – para la promoción internacional del Estado educador como imagen revolucionaria - y jerarquías académicas, magistraturas, cargos diplomáticos, ministeriales, direcciones y rectorados, funciones relevantes en los Poderes Públicos y empresas del Estado, sin poseer ni credenciales, ni méritos ni capacidad para acceder a ellos, por lo que la quiebra, la destrucción y el abandono constituyen el sino de toda la institucionalidad formal de la república, a la par que un deplorable Estado paralelo edificado con más ideología que sensatez, dirigido por ineptos obedientes, muestra la deformidad de su imposible sustentabilidad.

Todo esto, así como el relajamiento de las costumbres y de la urbanidad, es corrupción y, por lo tanto, es imposible que el discurso de la honestidad, de la decencia y de la integridad tenga el menor significado para esta imponderable cantidad de corruptobientes articulados en una pantanosa urdimbre nacional de parentescos, compadrazgos y conchupancias, que se tiñen de rojo para mimetizarse en el ambiente de la más vergonzosa impunidad, cuyo emblema es el mosquero que asola la geografía nacional por la podredumbre emanada de miles de contenedores con más de 120 mil toneladas de alimentos, comprados con la exclusiva motivación de robarse unos reales.

La devoción

Así como la madre aquella de la canción que apretaba su cara contra las rejas para poder besar al hijo encarcelado, con menosprecio de la causa, los devotos del dios Chávez – que lo tienen en el altar del rancho al lado del Negro Antonio – han logrado cauterizar su conciencia y su capacidad crítica para poder transitar por las calles desconchadas de los deshilachado barrios sin percibir el olor de la muerte que el malandraje moño suelto dispensa profusamente, ni la niñez harapienta que devora basura sin “Simoncito” que le apañe el sufrimiento, ni el desempleo ni el hambre ni los servicios públicos cada día más deplorables, ni los hospitales desasistidos ni el cementerio de módulos Barrio Adentro ni las escuelas en escombros y sin las cocinas que las hacían “bolivarianas”, ni la falta de viviendas dignas que ha mutado al pueblo ranchificado en delincuente invasor, ni la indigencia ni el llanto cotidiano frente a las morgues del país reclamando los cadáveres de hijos, de padres, de hermanos cuya vida fue segada por la desidia e ineptitud del gobierno.

En el colmo del autismo social esta devoción sigue sosteniendo luego de once años de ineficiencia, ladronismo y flojera y cientos de miles millones de dólares de ingresos lanzados al albañal, que “Chávez no sabe”. Es el pueblo esperanzado devenido penitente por la caridad del cobre. Contra esa conmovedora devoción sustentada por la ignorancia, es inútil cualquier palabra que desnude al rey de la culpa desviada hacia los “pagapeos” del entorno incondicional.

Son los pobres de Chávez, de los que habla la izquierda internacional en los foros de abanicarse mutuamente los egos, los que seguirán siendo pobres porque para sacarlos de la pobreza hay que exponerlos a la explotación de sus potencialidades y entonces dejarían de ser devotos para convertirse en armas del progreso colectivo. Y ni de vaina quieren ellos esa aterradora posibilidad de independencia. Son millones de víctimas del síndrome del padre necesario que han encontrado en Chávez al intérprete de sus íntimas angustias. Mercal es la respuesta a sus oraciones. Es la señal de la nueva Jerusalén. Aunque venda podrido.

El odio

El odio es un sentimiento destructivo que impide cualquier posibilidad de diálogo, entendimiento o razón. El odio producido por el resentimiento social y nucleado en torno a Chávez se ha manifestado como el principal puntal de la violencia que ha caracterizado el transcurso de este disparate revolucionario, que ha dejado su impronta desolada en distintas oportunidades, siempre por la premisa de la muerte para todo quien piense distinto o forme parte de lo que Chávez ha identificado como “oligarcas” y “burgueses”, que para el odio puede ser cualquiera que se haya bañado esa mañana de decapitación.

Es el odio lo que impulsa a Chávez a negar cualquier posibilidad de entendimiento con el contrario ideológico sino está dispuesto a rendirse sin condiciones. Es el odio lo que llevó a los crímenes de la Plaza Altamira, al vejamen de periodistas o al asalto de Globovisión. Es el odio lo que define el lema patria socialista o muerte, que no es propagandístico como lo asume la esperanza, sino una promesa firme y cierta de matar a quien se oponga a la imposición del comunismo en Venezuela. Y contra ese odio concentrado en grupos anárquicos cuyas poderosas armas son exhibidas a plena luz e impunidad, rebotan sin hacer mella palabras como verdad, democracia y libertad.

En conclusión

De lo anterior se infiere que no hay que perder el tiempo con el conglomerado afectado por estas características y dedicarse – cual modernos Diógenes – a identificar linterna en mano, en cada barrio o pueblo de la geografía nacional, a la ciudadanía responsable, democrática, honesta y digna, consciente de que el progreso colectivo depende únicamente de la superación individual a través del trabajo, del estudio y de la responsabilidad consigo, con los suyos y con la patria, que se encuentra confundida entre la dinámica sociopolítica impuesta por el dinero y el miedo del poderoso entre poderosos de Miraflores. No gastar pólvora en zamuros debe ser la consigna, pues a estas alturas de la decantación sí es verdad que chavista es chavista hasta que se muera o lo atrape la justicia.
Rafael Marrón González
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