Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

16 de diciembre de 2012

LA ESTAFA DEL 7-O



Las palabras precisas que develan el drama político de la república, signada hoy por la más peligrosa incertidumbre de su historia contemporánea, las pronunció el propio Hugo Chávez, la noche del sábado 8 de diciembre, al confesar que su cáncer “había regresado”  - como si se tratara de un agente viajero y no de una grave enfermedad establecida en su organismo, de la cual tenía pleno conocimiento y estaba consciente de sus devastadores efectos, pero aun así cometió la insensatez de lanzarse como candidato a la reelección con las consecuencias, previsibles, que sufre hoy la nación: - “… Si algo ocurriera que me inhabilitara de alguna manera (…) mi opinión – o ¿mi orden? - firme, plena como la luna llena – la luna llena mengua inmediatamente - irrevocable, absoluta, total – vaya manera de “opinar” - es que elijan a Nicolás Maduro - ¿cómo sería el revolcón de Jaua, Cabello, Ramírez…? - como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela – jamás se había visto un elefante volar. Yo se los pido desde mi corazón”. Una vaina así como “métanle 30 años a la juez Afiuni”. O “Aristóbulo vas de candidato para Anzoátegui porque ya Tarek no me gusta”. Pero se equivoca Chávez si cree que este país permitirá que este mayoral monte el caballo de Juan Charrasqueao.  

Para empezar la Constitución es muy clara: “… Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o la nueva Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional”. Y punto. Si Chávez quiere que sea Maduro su sucesor como jefe del chavismo, es un asunto íntimo de los chavistas, nosotros no tenemos vela en ese entierro.

Seguro estoy que al faltar el amo del circo comenzarán a crecer los enanos. Así que la oposición tiene un  nuevo reto y de lo más singular, prepararse para un proceso electoral inminente, o por imposibilidad de asumir el mando en enero o por imposibilidad de continuar gobernando a partir de enero. Y aquí no cabe “transición”, la situación de la república es sumamente difícil, esta pandilla de inescrupulosos sepultó las aspiraciones de progreso del país por el desarrollo de su gente, cometiendo el crimen nefando de tentar al pueblo ingenuo con la promesa de vivir sin trabajar, es decir como parásitos.

Para estos dos escenarios, tanto el probable como el inapelable, la oposición tiene el deber moral, por el interés superior de la nación, de permanecer unida, amurallada alrededor del mejor de los líderes posibles – los intereses bastardos tradicionales deben ser constreñidos - y convocar al pueblo al rescate de la democracia y sus instituciones, vulneradas por las ansias de poder de los herederos del ilusionista de la necedad.

Venezuela no admite pactos suicidas con sus depredadores. Ya pasó aquella hora loca en la cual la autodesignada representación de la “sociedad civil” le dio una patada a la mesa, entregándole al chavismo la Asamblea nacional, lo que permitió se legislara a contrapelo de los intereses de la democracia.

La estafa del 7O

El 7 de octubre el CNE cometió un acto doloso contra el orden republicano al permitir la participación de un hombre gravemente enfermo, por las posibilidades de ganar, en esa contienda electoral, con pleno conocimiento del riesgo político que corría el país al no poder asumir la presidencia por imposibilidad física, como a todas luces está ocurriendo en este momento.

Se gastaron millones y se burló la credibilidad del pueblo al hacerle creer que Chávez estaba curado, gracias a la portentosa ciencia cubana – obediente a las instrucciones de Fidel, a la que solo un insensato confiaría su vida, como lo pronosticó Lula: - “Por terco se va a morir”. Y esta estafa a la nación viene acompañada de una peligrosa crisis económica, que puede desembocar en una inflación desquiciada, sin posibilidades de contención, porque no hay dólares para enfrentar las cuantiosas importaciones de los insumos de primera necesidad a las que las pésimas políticas públicas del socialismo cubano empujaron al país, al minimizar su aparato productivo, y los entrañables camaradas chinos, que están hasta en la sopa con sus negocios de recolección el ahorro nacional para ingresarlo en sus arcas capitalistas, no están dispuestos a seguir soltando plata y exigen el pago de su factura con petróleo contante y sonante y a mitad del precio internacional, lo que ha sido un acto de traición a la patria, porque el petróleo es una lealtad común del pueblo venezolano.

Así que la herencia que deja el chavismo a su paso por el gobierno solo es comparable a la devastación de un tsunami asiático: Moral pública por el suelo. Corrupción cinco estrellas, Pobreza escalofriante. Infraestructura devastada. Moneda devaluada. Educación atrasada, Sistema de salud desmontado. Delincuencia al mando con moto propia y pistola permisada. Caos urbano. Campos desolados. Pacto social interrumpido. Igualitarismo salvaje. Hordas criminales amenazantes – “si Chávez muere, matamos”. Nómina estatal impagable. Costo de la vida suicida. Ineficiencia. Ineficacia. Desidia. Abandono. Improductividad. Saqueo.

Y un pueblo chavista seducido por el embuste de la inmortalidad de un Chávez mirándose el ombligo, estupefacto por la posibilidad de tener que trabajar, después de asegurarle que revolución es... papa gratis.     

14 años de disparates

Jamás en el devenir de nuestra historia encontramos tal cúmulo de disparates antinacionales como los cometidos por el chavismo en su estúpido afán de imponer el comunismo – socialismo siglo XXI lo llaman en su delirio – cuya secuela histórica es un catálogo de perversiones, crímenes horrendos y atraso tecnológico, con Cuba como ejemplo palpable: Aquí no hay hueso sano, por donde se mire hay huecos, oscuridad, sed y fealdad o una invasión destartalada o un conglomerado humano clamando justicia o un montón de obreros chavistas confundiendo socialismo con capitalismo pa´los obreros, exigiendo cumplimientos contractuales, después de haber reelegido al patrono incumplidor.

Miseria franelita colorá y ladridos a la luna. Ah, pero eso si tenemos un nuevo panteón nacional, terminado con la prisa cerrada que ya quisiera para sí la “gran” misión vivienda, que albergará exclusivamente los restos de Bolívar y los de su reencarnación, que mando a cambiar el retrato histórico por un bembón pelo chicha que se parece tanto a ti.

Un ejemplo para el futuro

La generación que se levantó al ritmo del uh, ah, debe asumir una posición de vanguardia en la lucha por introyectar el trabajo, el estudio y la responsabilidad como únicas herramientas posibles para el desarrollo individual que hará posible el progreso colectivo, para que nunca más un flautista siniestro vuelva a guiar al pueblo ingenuo hacia el abismo, para entronizarse en el poder, abusando de la ignorancia, la superstición y el miedo, que son los verdaderos jinetes de ese apocalipsis llamado, impropiamente pobreza – que es una forma modesta de vivir - pues en realidad es miseria mental que impide al hombre elevarse por encima de sus circunstancias y lo mantiene a merced de los vicios incapacitantes. Sale pa´llá.     

Rafael Marrón González

Leer más »

SOCIALISMO Y PROPIEDAD PRIVADA



Una sola pregunta acaba con la duda de si es comunista – o socialista que en la práctica es la misma vaina – o demócrata liberal: ¿Respeta usted la propiedad privada como derecho fundamental del ser humano junto con la vida y la libertad? Si guabinea es comunista. Y punto.

La oposición a Chávez nos tiene revueltos a tirios y troyanos. Y lo peor es que hay políticos, de probada vocación democrática, que sienten aversión por defender la propiedad privada, por la posibilidad de no caerle bien a la masa ignara: Esos les hacen el juego a los comunistas ávidos de robarse el esfuerzo ajeno, del que tiene mucho, por donde comienza el robo, como del que tiene poco, cuando la destrucción de la productividad comienza a generar hambre colectiva.

Y es que, a pesar del esfuerzo colectivista de los comunistas – una secta de asesinos, ladrones y pervertidores de menores -  la propiedad privada es un derecho fundamental en el mundo moderno – y un valor vital de la democracia - indefectiblemente unido al concepto político de libertad, en su definición de “no dependiente” o fuera del estado de servidumbre, es decir que  la propiedad libera al hombre de su dependencia de un amo privado o público, lo que genera un poderoso estímulo para la creatividad como ingrediente activo para la prosperidad individual que genera el progreso general, y es en conocimiento de esto que Chávez perversamente engaña al pueblo ingenuo fingiendo cumplir sus aspiraciones de propietarios, entregándole tierras y viviendas bajo una supuesta propiedad que está condicionada exclusivamente al uso, sin disfrute - facultad de percibir los frutos y los productos que la cosa genera  - y sin disposición - facultad de disponer o decidir el destino de la cosa, esto es, derecho a destruirla, consumirla, enajenarla, gravarla o conferirle a otras personas, total o parcialmente, prerrogativas sobre la cosa, como la herencia, por ejemplo –

Por ello, en su discurso populista, para engatusar débiles mentales, el comunismo insiste en que la tierra es para quien la trabaja – en realidad el producto del trabajo del campesino es para el Estado - y la vivienda para quien la habite, pero con mucha justeza, lo que explica la estúpida ley de inquilinatos chavista que ha logrado eliminar  la vivienda de alquiler, pues en el socialismo los espacios excedentarios o de uso no imprescindible deben ser asignados a familias deshabitadas.

Allí está la otrora pujante Cuba convertida en criadero de parásitos sociales, gracias a la espléndida visión colectivista de un ilusionista de la necedad, mutada en vedette de boudeville de la gran estupidez universal. Lo cierto es que el crecimiento y desarrollo de los pueblos se puede explicar por su actitud frente al principio de propiedad privada.

Corea del Norte no tiene respeto al principio de propiedad privada…y está en la miseria. Hong Kong respeta el principio de propiedad privada y es una de las economías más prósperas del mundo. La República Popular China ha sorprendido al mundo al introducir en su Constitución que la propiedad privada es un principio sagrado, promovido y defendido por el Estado. Con esta enmienda han enterrado el viejo proyecto comunista.

Ahora los chinos son los líderes en la construcción de economía de mercado. Y es que hasta los  mandamientos de la ley de Dios implícitamente reconoce la propiedad privada y prohíbe su violación: En ellos se incluye “No robarás”, porque “robar” es “tomar para sí lo ajeno”, es decir lo que es propio de otro.

Una propuesta concreta

Y aquí, entonces, contrarío la tradición, porque considero que es hora de revisar la definición del término” absoluto”, como “lo que no tiene excepciones”, pues por su afectación a derechos como el de la vida, la propiedad y la libertad, es necesario ampliar hasta lo que debe obedecer a complejos procesos constitucionales y legales para poder ser revocado.

En el caso de la propiedad privada tiene como excepción única la utilidad pública o el interés general – por lo que no se considera absoluta en nuestra legislación - aunque para aplicar esta excepción el Estado tiene que cumplir con un mandato constitucional previo – lo que el chavismo prepotente y envalentonado obvia -  que es poseer una sentencia firme de un tribunal - probando que no existe alternativa - y para lograr ésta  debe  tener aprobado el proyecto que afecta la propiedad, con su financiamiento presupuestado, y, después del pago justo y oportuno del bien, se ejecutará la expropiación.

Por lo tanto, como el gobierno no puede expropiar sin cumplir previamente con los requisitos señalados, la propiedad privada debe ser considerada absoluta - para impedir que los abusos de gobiernos forajidos se cubran con un velo de legitimidad - tomando en cuenta que la Constitución establece que la expropiación procede solamente por “utilidad pública – no significa “del gobierno” - o interés general” es decir, para aquello que beneficie a toda el conjunto poblacional.

Un caso similar ocurre con el derecho a la vida, que es inviolable, es decir es un derecho absoluto, sin embargo por una “ficción jurídica” el estado reconoce “la defensa propia”, el “pánico insuperable” y la “defensa de la familia o de la propiedad” como excepciones a la aplicación de la pena, pero eso no altera la inviolabilidad constitucional de la vida.

Así que procede la calificación de “absoluta” aplicada a la propiedad, si en la Constitución se establece que solo puede ser vulnerada en casos especialísimos o estrictamente excepcionales. Y esta propuesta tiene, y por estricto sentido común, que ser una bandera política de amplio espectro para luchar con un discurso aglutinante, contra el perverso colectivismo comunista, que Chávez encarna en Venezuela. Ya basta de poses veleidosas, ser o no ser es la consigna, no hay espacio para la diplomacia, los enemigos de la propiedad privada deben ser desenmascarados, así pasen eventualmente como aliados, pues lo que está en juego es demasiado importante para la república democrática que aspiramos restituir.

Rafael Marrón González

       

Leer más »

LOS MITOS DEL SOCIALISMO




Pocos de los aduldolecentes socialistas – ojo, hay que distinguir de los socialdemócratas o demócratas sociales, que,  a pesar de las evidencias. siguen tozudos, para no confesar su equivocación - seguidores incondicionales de una ilusión conjugada en un idílico futuro que jamás se concreta, conocen en realidad las características opresivas de este tipo de regímenes que sólo pueden sostenerse por la fuerza colosal de las armas, pues ningún hombre de verdad está dispuesto a rescindir su derecho a la libertad sino es por la aplicación de una fuerza superior que domine su naturaleza, y ésta es el terror psicológico como consecuencia de la aplicación sistemática de técnicas de control de la población cuya subsistencia deriva de la sumisión – sin carnet del PSUV no hay paraíso.

A nuestra juventud encandilada por el discurso redentor que ofrece un cielo, al que para entrar hay que morir políticamente primero,  hay que decirle que para ser un rebelde social e indignarse con la exclusión, no es preciso ser comunista sino justo – demasiados socialistas juveniles se convierten en adultos explotadores - pues es la justicia- con énfasis en la equidad – la que al dar a cada quien lo que le corresponde obliga al individuo a convertirse en herramienta de su progreso, y la sociedad otorgará su sitio a cada cual según sus capacidades, por reconocimiento del mérito, y esa es la lucha que se debe librar.

De la solidaridad comunista

El disparate socialista pretende ascender por “solidaridad” lo que explica la dimensión de su fracaso histórico, pues la solidaridad es, por imperativos de la cohesión social, una relación entre iguales y, hágalo quien lo haga, ente público o privado, si la relación es entre desiguales se llama filantropía, que en el caso privado es loable, además es una acción moral, pues se ocupa de mitigar el sufrimiento de los más débiles, pero es grave cuando se usa como política de Estado, que es al fin y al cabo lo que hace Chávez, porque convierte en parásitos a individuos cuya trayectoria apuntaba hacia lo productivo – Raúl Castro declaró indignado, al encargarse del poder en Cuba, que los cubanos no podían seguir siendo los únicos seres del planeta que vivían sin trabajar, es decir como parásitos.

Así que la fulana “solidaridad” comunista es un mito que se aprovecha de la natural generosidad de los pueblos con sus pares, para convertirla en una acción política parasitaria que le reditúa incondicionalidad, y, en el caso de Chávez, votos a granel para seguir, como garrapata, aferrado al poder como fin.
En otros términos, para el comunismo, y para la ignorancia supina que anda a gatas tras las monedas que Chávez lanza al voleo desde su totuma petrolera – Chávez con petróleo a $10 será historia - “solidaridad” es igualdad por debajo y eliminación de la división del trabajo, que es otro de los anzuelos “socialistas” para engatusar resentidos sociales – “al gerente le toca el viernes lavar los baños”- que atrapa demasiada gente con aspiraciones pero sin la voluntad necesaria para lograr sus metas.

Puro blabla

El socialismo, como discurso de un disparate que enamora jóvenes románticos - y ancianos espinilludos - llenos de aspiraciones justicieras insufladas por el manual de Robin Hood – “quien roba a Pedro para darle a Juan, tiene el amor de Juan” - en la realidad es un sistema empobrecedor, indefectiblemente vinculado a gobiernos dictatoriales, definidos como “democracias populares” por la prensa de izquierda - en una absurda contradicción – que imponen militarmente, a sangre y fuego, el personalismo, el estatismo, el partido único, el sindicato único (en realidad un comisariado del partido), el líder único, infalible y eterno, así tenga cáncer; el igualitarismo (igualdad por debajo) y el colectivismo (lo que es de todos es de nadie), lo que los lleva irremediablemente al fracaso, sencillamente porque todo eso es antinatural.

Y ese es uno de los problemas que confrontamos los liberales: Que el discurso romántico y pobrecitista del socialismo flota incontaminado por encima de la ruina económica hambreadora y los cien millones de homicidios que los socialistas, en busca de su utopía comunista, han cometido antes de fracasar estrepitosamente y convertirse en obesos capitalistas salvajes - China vaya adelante.

Y es que ese discurso atrapa especialmente a la juventud - aunque hay mucho inmaduro que sigue aferrado a sus espinillas juveniles - que no ha incursionado críticamente en la historia. Por eso es tan importante llevar a nuestros estudiantes la verdad resultante de comparar el discurso romántico socialista con la realidad de un siglo de crueldad de este perverso sistema esquizofrénico enemigo de la libertad, del individuo, de la propiedad privada y de la democracia.

La base del discurso socialista

El basamento de la engañifa socialista la constituye, además de la explicitada “solidaridad” y la igualdad por encima de la libertad, la repartición proporcional de la riqueza, un mito muy productivo entre la ingenuidad popular, por el atractivo de la palabra “riqueza”: Pablo de Tarso hizo doctrina que para poder repartir primero hay que producir, y no hay nada que odie más un socialista que la palabra “producción”.

Pero su mayor mito es la llamada “plusvalía del trabajo”, que le hace la boca agua a los ingenuos, pues predica que la mano de obra tiene un  valor superior en la relaciones de producción y es la que fija el precio del producto, lo que es un soberano embuste, pues es la utilidad, su necesidad, la que fija el valor, reflexione y lo descubrirá, Todo eso bajo una economía planificada por el Estado, propietario del aparato productivo, comercial y financiero y, por lo tanto, todos los ciudadanos comen si el Estado quiere lo que el Estado desee a través del paternalismo oficial – estupidez que arruinó la democracia venezolana, incapaz de generar un proyecto económico de nación adulta por el perverso clientelismo político - ejercida por un poderoso gobierno central, controlador, confiscador, interventor y, por supuesto, necesariamente represivo.  Sale pa´llá.

Rafael Marrón González


Leer más »

¿SOCIALISMO O JUSTICIA?



La filosofía según mi percepción de las cosas, es visión razonada del objetivo real, por lo tanto la pregunta pertinente es ¿cuál es el objetivo real en la lucha contra la pobreza? ¿Lograr que el individuo, según sus capacidades, mediante el trabajo, el estudio y la responsabilidad, sea un instrumento de su propia redención o decretar desde el Estado omnipotente la eliminación de la pobreza por el expedito procedimiento de abolir la propiedad privada, la división del trabajo y la acumulación de capital, para crear una masa amorfa de parásitos sociales sumisos por la subsistencia, tal cual es la propuesta socialista?

Indudablemente que para cualquier persona con simple sentido evolutivo, la respuesta a esta antigua inquietud está en el primer planteamiento, que es un producto de la justicia, que otorga a cada quien lo que le corresponda.

Soy capaz, sin datos a la mano, de asegurar que en aquellos tiempos en los cuales estudiar era una odisea y acudir a la universidad un acto heroico, tenía el país, porcentualmente, más intelectuales, escritores y profesionales de primera línea - a la vez que muchísima menos delincuencia - que hoy cuando, a la disposición de cada ciudadano, existe una escuela, liceo o universidad al alcance de su mano, a media cuadra de su casa.

La diferencia es precisamente que en aquella hora estudiar era un esforzado compromiso del individuo consigo, con los suyos con la sociedad, porque era un asunto personal la alternativa real entre el progreso y el estancamiento, que es la causa auténtica del resentimiento social – la cacareada “lucha de clases” socialista es hoy la envidia de los que se quedaron contra los que fueron capaces de elevarse por encima de las circunstancias que anclaron a sus contemporáneos, por eso sostengo contra la visión de Ortega y Gasset, que el hombre es él y sus decisiones.

Y el socialismo lo que hace es extremar la sandez que justifica la inacción del individuo con el lugar de nacimiento, el factor económico o el color de la piel. Frente a la constelación de posibilidades de los pobres de hoy, todos los habitantes de Venezuela eran pobres de solemnidad en el siglo XIX y principios del XX - hoy América Latina y el Caribe cuenta con 600MH de los cuales el 8,4% está en situación de riesgo - diez millones son cubanos - hace un siglo toda su población era mísera, sobrevivió gracias a los despreciables empresarios bananeros, guanoneros y petroleros gringos.

En la actualidad cualquier barrio de cualquier ciudad tiene invertidos millones de dólares en servicios públicos esenciales que colocan la pobreza en la fealdad producida por el individuo afectado de desidia: Pobres con calles asfaltadas y aceras y brocales, pobres con luz eléctrica, cloacas - baños con poceta de cerámica y regadera - agua potable, teléfono y trasporte público. Pobres con casa de bloques de cemento, bien techadas, pero todo destartalado por la incultura - por las excepciones confirmamos la regla.

Porque el socialismo les ha inculcado que ser pobre es no tener real en el banco y no una forma modesta de vivir, con decoro y aspiraciones. Vayan a África a ver pobreza. Y el socialismo exacerba el resentimiento propio del reconocimiento de la minusvalía personal, producida por la ignorancia, que es el más formidable de los jinetes del Apocalípsis - los otros son el fanatismo, la superstición y el miedo - al propugnar la igualdad, que es una ficción jurídica, por encima de la libertad, que es un derecho natural del hombre verdadero, que causa vértigo al inservible que sufre la adultez como una condena bíblica que lo desteta.       

Los liberales proponemos la justicia

Frente a ese disparate intelectual, que fracasa porque es imposible mantener poblaciones de parásitos sociales improductivos, por mucho petróleo que tenga una nación, los liberales del siglo XXI, proponemos la justicia, pues es justo que cada hombre tenga su modo de tener algo, y pueda tener todo lo que se proponga, sin daños a terceros, pero también proponemos que la filantropía estatal se ocupe de quienes no son aptos para aprender a pescar y hay que darles el pescado, para eso sirven también los impuestos de la productividad administrados por el Estado, pues pensar que pueda existir una sociedad sin pobres volitivos es una necedad.
Así que frente a socialismo, justicia, que es el compromiso de la sociedad con el individuo. Y si existe algún acto de justicia esencial, es el de combatir la ignorancia, que mantiene al individuo en el atraso, incapaz de controlar ni vicios ni tentaciones ni de tomar decisiones ascensionales, evadido de sus responsabilidades – la hombría está en la bragueta - y de las consecuencias de sus actos y, por lógica natural, a merced de los profetas de la repartición proporcional de la riqueza, que si no mana nadie produce, lo que explica la miseria estructural de Cuba después de 53 años de comunismo del que Chávez quiere imponer a Venezuela con su legión de agradecidos ascendidos por la incondicionalidad.

Y esa es otra diferencia con la justicia, pues con el socialismo solo suben los peores, porque solamente un incapaz – o un ladrón - puede ser incondicional. Y por la justicia solo asciende el mérito. 

En conclusión

Entre socialismo y justicia me quedo con la justicia, pues como dijera Bolívar en el Congreso de Angostura, a contrapelo de lo que practica Chávez, y la cuerda de seres innobles que han maculado la faz de la historia con sus crímenes comunistas – crimen y comunismo son sinónimos-: "La verdadera igualdad no existe sino en la formación (el estudio) y delante de la ley (la justicia) que liga y comprende a todos indistintamente; premia y recompensa al virtuoso, al justo, al sabio, al valiente, al honrado, al prudente, al industrioso, al activo y al benéfico; y castiga y reprime al vicioso, al injusto, al inmoral, al cobarde, al temerario, al holgazán y al perezoso". Llamarse “bolivariano” para estar en contra de esta verdad es el colmo de las miserias intelectuales. Sale pa´llá.

Rafael Marrón González

Leer más »