¡VOTE-LOS!
Este inmediato 6D
tenemos los venezolanos la oportunidad de elegir a los integrantes del más
importante de los poderes públicos, es decir al que pone freno a los
desmanes del poder ejecutivo, ya que entre sus atribuciones la Constitución
contempla: “Ejercer funciones de control sobre el
Gobierno y la Administración Pública Nacional. (…) Los elementos comprobatorios
obtenidos en el ejercicio de esta función, tendrán valor probatorio, en las
condiciones que la ley establezca.
Y que es
la auténtica representación de la soberanía popular, y que define nuestra
democracia como representativa, a pesar de la estupidez chavista de querer
definirla como “participativa” o sea directa, loquera que el mismo insepulto de
la montaña se encargó de desvirtuar al reconocer que la democracia solo podía
funcionar mediante la representación popular, es decir por intermedio del
Congreso que los copiones del fidelismo rebautizaron “asamblea” como en Cuba,
pues.
Por eso es tan importante este evento
electoral que pondrá fin a 16 años de hegemonía comunista, de violaciones
constitucionales y abusos de poder que han llegado hasta cometer actos de
prevaricación, amparados por la impunidad que les concede una asamblea
compinchera, sin valores morales ni ética.
El Hemiciclo es una especie de cueva donde
la secta comete sus rituales de legitimación de acciones inconstitucionales,
como declarar al gobierno como “revolucionario” cuando la Constitución
señala expresamente, en su artículo 6
que: “el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades
políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo,
electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos
revocables”, orden inequívoca en la cual destaca el carácter democrático y descentralizado
del gobierno, en ninguna parte aparece la palabra “revolucionario” que es una
potestad asumida gracias a la mayoría circunstancial que les permitió copar
todas las instancias de los poderes públicos. Así como tampoco existe el “poder
popular” que endosa al presidente de la república la soberanía popular.
Ni
el estado socialista, cuyo enunciado es una grave violación constitucional
amparada en la fuerza militar, pues el artículo 2 establece, que
“Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y
de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y
de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la
solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la
preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.
Sin
embargo, porque les da la gana imponen a la nación un sistema de gobierno
históricamente fracasado, que ha llevado el país a la ruina, al
desabastecimiento e inflación, al aumento de la pobreza y a la desesperanza.
Constitucionalmente, este gobierno está fuera de su marco jurídico, al
declararse centralizado, revolucionario, socialista y realengo y crear de facto
un poder popular, otra copia cubana, al que se adscriben los ministerios, está
incumpliendo con la Constitución, que en su artículo 7 declara que “es la norma
suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico”.
La
última oportunidad
Este 6D del año 2015, tenemos los
venezolanos la responsabilidad histórica de restablecer el hilo constitucional
y someter al gobierno a sus dictámenes y al cumplimiento de los mandatos allí
expuestos, como la soberanía alimentaria, y frenar el disparatado avance de un
gobierno que actúa con la misma discrecionalidad de una dictadura, porque el
órgano constitucional llamado a someterlo al cumplimiento de la ley, ha
renunciado a ejercer su ministerio y, por afinidad ideológica, permite aquello
que debe impedir.
Ya no es posible creer que la abstención
sea una opinión política, esta es el voto, que es el más férreo reducto de la
democracia, y si es masivo será imposible su frustración - para árbitro
parcializado, victoria contundente. No olvidemos que la voz “ciudadano” define al individuo en posesión de
derechos políticos y sometido a obligaciones puntuales hacia la nación, la
sociedad y hacia el Estado como el conjunto de las instituciones que protegen,
garantizan y estimulan la vida en comunidad bajo la prevalencia del derecho,
como era el caso constitucional de Venezuela, hasta la llegada del chavismo. Y
todo ciudadano que disfrute y reclame sus derechos tiene deberes políticos
ineludibles. Y el participar en la política es uno de ellos, como lo consagra
la Constitución Nacional, y nadie puede negarnos o conculcarnos ese derecho.
Hay
que recordarles a los chavistas criminales,
llamados eufemísticamente “colectivos”, que actúan amparados por la impunidad
que les otorga la delincuencia política, que
el artículo 167 del Código penal venezolano vigente, establece: “Cualquiera
que, por medio de violencia, amenazas o tumulto, impida o paralice total o
parcialmente, el ejercicio de cualquiera de los derechos políticos, siempre que
el hecho no esté previsto por una disposición especial de la ley, será
castigado con arresto en Fortaleza o Cárcel Pública por tiempo de quince días a
quince meses. Si el culpable es un funcionario público y ha cometido el delito
con abuso de sus funciones, el arresto será de seis a treinta meses”, y por lo
tanto, si está en la ley es probable que al criminal lo alcance su largo brazo
cuando se restablezca el orden jurídico en la patria de Bolívar.
Aproveche
y VOTE-LOS
Pero más allá de cualquier otra
consideración de orden jurídico, regálese la satisfacción de sacar de la
Asamblea Nacional a un montón de vagos “simicomandante” que no han tenido
reparos para permitir la entrega de los recursos indispensables para la
subsistencia y futuro del pueblo a naciones extranjeras, lo que constituye un
acto vil de traición, porque la patria es la gente y si en algo creo es en los
procesos históricos y sus plazos, ni nada es para siempre ni por mucho madrugar
amanece más temprano.
No hay otra salida que la vía democrática,
en este momento los ojos del mundo están pendientes de estas elecciones
precisamente porque la oposición ha logrado posicionar su credibilidad por la
persistencia democrática, frente a las incoherencias de Maduro – Macri exigirá
a Mercosur la aplicación de la Carta Democrática a Venezuela por violaciones a
los DD.HH - entre ellas, rechazar la observación electoral propuesta por
la OEA y la Unión Europea, así que Maduro se juega el 6D su
reconocimiento internacional, o demócrata o barco pirata, si el gobierno
desconoce los resultados o apela al fraude, se convierte en forajido y abrirá
las esclusas que forzarán su salida del poder.
Pero que esa sea su decisión, la nuestra
es la electoral. De todos modos, en rápida lectura, el chavismo murió con su
promotor – “Chávez vive” es un cuento de aparecidos - y el madurismo no existe,
fíjense que ahora se pone un antifaz con los ojos del muerto, ¡vaina pavosa!
y, por lo tanto carece de fuerza para cumplir sus amenazas. Si
pierde y se le ocurre salir a la calle, lo atracan. Por lo pronto
necesitamos meter más de cien diputados en la Asamblea Nacional y para
ello hay que votar.
Rafael Marrón González