Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

15 de septiembre de 2015

PETROCANÍBAL



Tal como si fuera el presidente de una nación floreciente, sin problemas estructurales ni económicos ni sociales, Nicolás Maduro propone en la reunión de Petrocaribe un avance en la constitución de un sistema social de protección del Caribe, para combatir el hampa y la pobreza que afecta a los países aliados a este organismo, pues tenemos derecho a la felicidad social”, y en ese mismo instante un balazo disparado por un humaniforme segaba la vida de la profesora Anna Karina Guerrero, aquí en nuestra tierra desvalida, desolada y desamparada, donde la paz social ansiada por Maduro para países extranjeros, como si esta existiera en el país donde gobierna a pierna suelta – “yo duermo como un bebé” -  es una quimera, precisamente por la ausencia de “un sistema social para combatir el hampa y la pobreza”.

Y es que estos comunistas son expertos en el arte de la prestidigitación que hace volar pajaritos preñados para consumo embelesado de la ignorancia, que aplaude la solidaridad extrema de la revolución, mientras la incertidumbre producida por la inflación, el desabastecimiento y la inseguridad, mantienen al pueblo venezolano, chavista y no chavista, al borde de la insurrección. Petrocaribe, una versión idiota del Pacto de San José, pues privilegia crecimientos económicos foráneos en detrimento del pueblo venezolano, inventada por el difunto como instrumento político para publicitar a los realazos las bondades del socialismo siglo XXI y procurar adhesiones coaccionadas para sus aspiraciones de liderazgo en la ONU y la OEA, que consiste en extremas facilidades de pago, inéditas en el mercado de los hidrocarburos, que en la realidad ha generado una alta deuda externa para los países supuestamente beneficiados, que deberían estar sujetos a inspección de PDVSA sobre el destino de esos créditos, porque no existe la debida transparencia en el manejo de esos recursos, sobre todo en Cuba y Nicaragua, y una factura incobrable para Venezuela, por lo menos en dólares contantes y sonantes, Cuba paga con paramédicos y masajistas, que están escapando a carretadas,  y Nicaragua con productos agrícolas con sobreprecio, que más que un pago de deuda es una pobre compensación en la cual Venezuela lleva las de perder, por supuesto.

 Y por mampuesto, los cuatro países integrantes de Petrocaribe que tienen refinerías y por lo tanto reciben crudo, República Dominicana, Jamaica, Cuba y Nicaragua, porque el resto recibe productos refinados, más caros, diesel, querosén, gasolina, fueloil, se pasan de vivos como lo recoge un informe de febrero de 2010, de la Administración de información de los Estados Unidos, que señala: “En un seguimiento hacia las exportaciones que hace Venezuela hacia los países del Caribe, incluyendo Cuba, indica que gran parte del crudo que el país suministra por debajo del precio del mercado, y con financiamiento blando, estas naciones lo reexportan como productos petroleros hacia Estados Unidos y otros mercados”, y una evidencia la tenemos con el gobierno de Cuba que recibe más petróleo del que necesita para su consumo interno y mantiene racionado el consumo eléctrico, lo que ratifica la sospecha de estar revendiendo el petróleo que recibe regalado de Venezuela, en el mercado spot.

Por su parte Oscar Arias, ex presidente de Costa Rica, alabó la generosidad de Venezuela, en un intento de pegarse a la ubre, “que ofrece a América Latina más o menos cuatro cinco veces más dinero del que ofrece Estados Unidos”, estamos hablando de un país tercermundista, intoxicado por el súbito y fortuito aumento del precio del petróleo, que ya se acabó y se apagó la luz, con un alarmante porcentaje de pobreza crítica, con su aparato productor en la ruina, que quintuplica en dispendio a la economía más poderosa del planeta, esperando gratitud e incondicionalidad de países que obedecen a criterios geopolíticos verticales, como lo acaban de demostrar los gobiernos de Caricom  con su apoyo a Guyana, tal como lo hizo también Brasil, que opera activamente en el Zona en reclamación, puesto que en estos tiempos no existen lealtades sino intereses comunes, con lo que Venezuela pierde su soberanía sobre el Esequibo.

Sin embargo, ciego y sordo, Maduro acude a celebrar los diez años de Petrocaribe, ofreciendo continuar con este despilfarro que de haberse vendido en el mercado internacional representaría un acumulado varias veces superior a las actuales reservas internacionales. El propio bobo de la yuca.

¿De cuánto dinero estamos hablando?

Según información reseñada por el diario El Nacional, en febrero de 2014, el entonces ministro y presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, declaró, en una reunión entre venezolanos y cubanos, que en la última década, los acuerdos de Petrocaribe les han costado a Venezuela hasta 50.000 millones de dólares. ¿Eso es generosidad o irresponsabilidad de borracho con chequera? Y lo más doloroso es que se pretende continuar con este desangramiento a pesar de la grave situación económica que padecemos los venezolanos – Maduro anda de mendigo ante China suplicando por un préstamos de cinco mil millones de dólares que le han negado dos veces -  y de que muchos de los países beneficiarios de este pacto antinacional – debería llamarse “petrocaníbal”: República Dominicana compró su deuda de $4.027 millones por apenas $1.933,2 millones - están en mejores condiciones económicas que nosotros, pero la revolución sigue creyéndose el cuento del big brother y, aunque, por imperativos de la realidad,  ha recortado sustancialmente los envíos, todavía insiste en desprender al país de, aproximadamente, unos 250 mil barriles diarios, más los cien mil de Cuba,  que bien pudieran facturarse a los Estados Unidos que nos paga de contado y en los dólares que tanto necesitamos en estos momentos de crisis.

Venezuela está ya para la Cruz Roja y los tipos que la gobiernan deben reconocerlo y cerrar de una vez por todas ese chorro de solidaridades fatuas y malos negocios - ¿a cómo le vendemos el petróleo a China? - que contribuyen a profundizar nuestra miseria. Sale pa´llá.
     
Rafael Marrón González

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