Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

19 de diciembre de 2009

¡Reflexiva Navidad y próspero Año Nuevo!

La costumbre gentil invita a emitir un mensaje genérico, acrítico, deseando a todos ¡Feliz Navidad! Es solo un buen deseo, lo sabemos, pero la realidad nos remite a la necesidad de reflexionar sobre ello. ¿Qué es para usted Navidad? ¿Es alegría espiritual, elevación de la generosidad exacerbada por la llegada al mundo del Hijo de Dios, y en su hogar, no digo casa porque no siempre ese vocablo significa hogar, se le rinde como homenaje, en austero ritual, la paz y la armonía y la unión familiar, y para sus hijos no significa necesariamente consumismo? ¿O es motivo de fiesta, derroche, parranda, alegría etílica, consumo dispendioso, vanidad y fatuidad?
Prefiero desearles a todos ¡Reflexiva Navidad! Hay que ver el luto que imprime la desarticulada alegría del espíritu festivo cuando la irresponsabilidad hace presa de sí. Las páginas de sucesos nos alarman con la cantidad de personas que incineran sus vidas en estúpidos siniestros de tránsito en la época navideña, que el deseo de desviar la culpa llama “accidentes”. Por ello es prudente reflexionar sobre la verdadera definición de la Navidad , y en nuestra alegría o recogimiento espiritual recordar a los excluidos a quienes no es posible ese deseo de ¡Feliz Navidad!

La Navidad de los excluidos

No es posible olvidar este día a los millones de niños huérfanos de oportunidades condenados a ser carne de prostíbulo y de cárcel por la injusticia del azar concurrente que los depositó en la pobreza, que, de definir una forma modesta de vivir, pasó a ser la traducción de miseria en estas latitudes tercer mundistas signadas por la ignorancia, la superstición, el fanatismo y el miedo. Son niños para quienes el Niño Jesús es un asunto de ricos y famosos, y la Navidad una noche más de calle, hambre, desnudez y violencia, pero con gaitas y parrandas, luces intermitentes y fuegos artificiales. Como los malos versos de la vida consciente: Contentos amanecieron/ todos los niños del basurero/ anoche fue Noche Buena y nació el Mesías/ y hoy los camiones de la basura/ traerán suculentos manjares al vertedero.
Los niños indígenas, estarán de nuevo la mañana del 25 en los semáforos lamentando su mendicidad que la Navidad haya despoblado las avenidas. No hay magia navideña en los barrios miserables de la gran ciudad. Quizás exista algo de caridad, de filantropía navideña que dibuje algunas escasas sonrisas en algunos pocos niños. Caridad siempre bienvenida y agradecida pero insuficiente. Siempre insuficiente. Y no hablo de solidaridad porque la solidaridad es entre iguales y no es posible dar lo que no se tiene.
Por ello esta Navidad eleva una plegaria de corazón, que es el único lenguaje que entiende Dios, el del corazón, que se conjugue en un multitudinario salmo de piedad, pidiendo que cese la injusticia con estos niños responsabilidad del Estado pero también de la sociedad. Recuerde que esos niños sin horizonte formarán la sociedad adulta de sus hijos, así que por simple sentido común, si en verdad ama a sus hijos, forme entre los que, sacudiéndose la indiferencia, aportan para aliviar el sufrimiento de la niñez abandonada y excluida. Para mí los niños deben ser responsabilidad planetaria, se debe internacionalizar el problema de los niños excluidos - declararlos Patrimonio de la Humanidad - porque si son los niños el futuro del mundo y los abandonamos ¿qué futuro tendremos?

La Navidad de los niños maltratados

Pensemos también en los niños maltratados que son un alarido de Dios en la conciencia. Y si eres un padre, en genérico, maltratador, reflexiona hasta las lágrimas, convéncete de que le estás destruyendo la infancia a tu hijo y que no tienes la menor idea de cómo será su vida cuando adulto. A lo mejor esa será la única etapa de felicidad que conocerá y se la estás amargando a patadas. Y lo más triste del niño maltratado es que si no lo formamos a tiempo, explicándole que el maltrato que sufren no es un acto de amor sino de inmadurez, ignorancia y crueldad, se convertirá a su vez en un padre maltratador. Pero también en un adulto que maltratará a la sociedad porque solo respetará lo que le infunde temor.
Será un depredador de los más débiles y un cobarde frente al poder. Y si eres un padre responsable, que usa el amor como firme herramienta de formación, y que tampoco los echas a perder, educándolos y corrigiéndolos, con amor, piensa que quizás a esa misma hora en la que la algarabía de tus hijos invade tu casa, un niño gime bajo los maltratos de un déspota insensible.
Ruega por ellos. Pídele a este hijo de Dios hecho hombre, para vivir la experiencia de los mortales que ilumine la mente de los maltratadores y los arrodille ante el perdón y que aprendan a sentir piedad que es la esencia y definición del ser humano. El sueño es que el maltrato infantil sea materia de lesa humanidad, porque el maltrato infantil está destruyendo la sociedad. Por favor, no maltraten a sus hijos, Dios, como lo conciban, se los agradecerá.

La Navidad de los desempleados

El trabajo es la esencia de la dignidad del hombre y de la mujer. Dios no creó el trabajo como castigo, como tal dejó la incertidumbre. La estructura trabajo, estudio, responsabilidad es el medio expedito para el progreso humano. Pero el trabajo está concatenado al proceso productivo y si éste se interrumpe, el trabajo, escasea.
El desempleo destruye el núcleo familiar. Lo corrompe. Parejas que se casan plenas de amor y sueños deben separarse porque el desempleo les impide estar juntos. Y un desempleado que ve alejarse la esperanza con los días que se tornan años, es un vacío en la nada, una nube de cenizas en los ojos, una huella que nunca será. Y llegan las navidades y ese padre desempleado se sume en la tristeza. Son navidades amargas, porque la tradición impuso rituales sociales ya ineludibles, y se sufre cuando no se tiene acceso a ellos por razones económicas. Hay que reflexionar también en esta Navidad sobre esta lamentable situación que nos afecta como sociedad. Solo podré desearles a todos ¡Feliz Navidad! cuando, como dijera “El loco de la colina”, pregunte por el desempleo y me respondan “¿qué es desempleo?”.

La Navidad de los demócratas

La lucha corajuda por la democracia y por la libertad no debe cesar por la frustración o el miedo. El espíritu democrático debe fortalecerse para continuar en esa lucha frente a los designios totalitarios de un individuo todopoderoso, que se niega a reconocer la existencia de una sociedad mayoritariamente democrática que quiere vivir en paz, en un estado de derechos donde se respeten las libertades públicas, la propiedad privada, la libre empresa y los derechos humanos.
Todos los venezolanos que deseamos una Venezuela libre para nuestros hijos elevemos un pensamiento para los presos por razones de conciencia que pasarán esta Navidad en la cárcel. ¡Reflexiva Navidad! para todos los hombres y mujeres de principios democráticos, recordándoles que la lucha continúa, que quien no espera vencer ya está vencido, y que solo la libertad y la democracia puede llevarnos a una auténtica ¡Feliz Navidad!

Y próspero año nuevo

Que todos los esfuerzos del trabajo, del estudio y de la responsabilidad tengan la bendición de la plena realización personal para el mejoramiento del beneficio colectivo. Que el 2010 sea el año de las nuevas definiciones basadas en el crecimiento de la conciencia inteligente, para poder expresar desde el compromiso individual, nuestra voluntad de participar en el progreso por desarrollo que redundará en el equilibrio indispensable para lograr la Venezuela que deseamos.
Que en el 2010 se imponga la sensatez necesaria para entender, que así como existen en Venezuela sectores subdesarrollados penetrados por la ignorancia, el miedo, el fanatismo y la superstición, que hay que atender con urgencia, también tiene su espacio un importante sector desarrollado en los distintos campos del quehacer social, que trabaja y produce, y que es imperativo respetar, apoyar y fortalecer por su carácter paradigmático, como evidencia de lo posible, y por su decidida importancia como base de sustentación para el proceso ascensional de la nación venezolana, porque definitivamente la patria es la gente y a mejor gente mejor patria.
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15 de diciembre de 2009

¿QUIÉN ERA CARLOS MARX?

Me tocó vivir mi adolescencia de humilde muchacho pueblerino adocenado, en plena efervescencia chefidelista. Teniendo once años, estudiante de primer año de bachillerato, recogía en una lata un bolívar para la Sierra Maestra. Fue la época del martirio de Lumumba. “Lumumba tu muerte será vengada”, escribíamos con trozos de carbón en las paredes. Nunca supe quién se quedó con los bolívares que recogí horadando calles de aquella Barcelona deshilachada por la pobreza, en la que un bolívar significaba la diferencia para no acostarse sin comer.

A los doce años la fantasía crea héroes y villanos sin mayor sentido crítico. A los 14 años pertenecía a una célula rural del “glorioso” Partido Comunista conducido por Jesús Farias, que “daba la vida por la Unión Soviética”, no por Venezuela. En “Los bosques de Viena”, nostálgico nombre para una taguara cañera de palma y bahareque, nos reuníamos un grupo de adolescentes a escuchar las prédicas justicialistas de los “buenos revolucionarios” que nos llenaban el alma de envidia barata y nos castraban la fe en nosotros mismos.

La culpa de nuestra pobreza la tenía el rico, el estado, el gobierno, Dios. Aunque en mi caso particular solo sirvió para hacerme un adicto de los libros. Carlos Marx era el dios tutelar de nuestras ansias de justicia. Algunos, los más fanatizados, se lanzaron por el barranco de las guerrillas, unos, como Luis Hernández, desaparecieron en manos de la Digepol, o del ejército, sin dejar rastro. Otros salieron de la prisión para hacerse digepoles. Los líderes que nos comunistaban llegaron a ser diputados y candidatos presidenciales, eficientes jerarcas de la policía política, y millonarios como José Vicente Rangel. Pero en mi caso mi conocimiento del comunismo era directamente proporcional a su rechazo, más por intuición que por sabiduría.

No puede ser bueno nada que niegue el individuo, y lo primero que me encendió la luz roja fue la frase, acriticamente repetida hasta hoy: “No importa el individuo sino la masa”, llevada al paroxismo de la ignorancia al traducirse como “con hambre y sin empleo con Chávez me resteo”. El suicidio de Maiakoski en Moscú, en 1930, era la evidencia que no vimos. Era poeta, es decir, individuo. Pero fui comunista desde los once años hasta los veinte. Quien no ha sido comunista a esa edad, no tiene corazón. Quien lo sigue siendo después de esa edad, no tiene cerebro.

¿Quién era Carlos Marx?

Nació Carlos Marx en Trier, Alemania, el 5 de Mayo de 1818, en una familia de rabinos a lo largo de varias generaciones. Su padre, abogado, fue notario y logró alcanzar cierta holgura económica. Carlos estudió en el gimnasio jesuita de Traer, luego entre 1835 y 1841, estudió derecho, filosofía e historia en Bonn y Berlín. Su padre estaba preocupado porque dedicaba su tiempo al ocio y a escribir ensayos poéticos de dudoso gusto.

En 1836 se comprometió con Jenny von Westphalen, hija de un consejero de estado, y cuatro años mayor que él. En 1841 se doctoró en Filosofía en la Universidad de Jena y se dedicó a dirigir el periódico “Rehinche Zeitung”. Al recibir fuertes críticas y censuras se retiró del periódico y comenzó a transitar las ideas comunistas que, según su opinión, debían resultar del desarrollo consecuente de la filosofía. En 1843 contrajo matrimonio con Jenny y se trasladó a París como colaborador de los “Anales Franco-Alemanes”.

Su obra más significativa de aquella época fueron “Los manuscritos económicos filosóficos”. Allí conoció al escritor y poeta alemán Heinrich Heine, y a su amigo y protector económico, para toda su vida, con los reales del padre, el político y teórico alemán Friedrich Engels. En 1845 se le expulsó de París y se mudó a Bruselas, capital de Bélgica, donde permaneció hasta 1848, cuando fue hecho prisionero y expulsado del país. En ese año revolucionario el nuevo gobierno francés lo invitó a regresar a París, pero Marx ya se había trasladado a Colonia con Engels, donde fundó el periódico “El Nuevo Rin”, pero en Mayo de 1849 se le expulsó del país y regresó a Paris, pero allí las cosas habían cambiado y tampoco era bienvenido.

Londres fue su hogar cómodo, apacible y mantenido

Se trasladó entonces a Londres, donde, alejado de la vida pública, trabajó para varios periódicos pero principalmente en textos sobre economía como El Capital, obra en la que trabajaría por veinte años. La situación económica de Marx en esta época era insostenible, vivía en Dean Street en una casa con dos habitaciones para seis personas. Sus cartas pidiéndole dinero a Engels estaban llenas de amargura.

Fue en el año 1869 cuando Engels pudo asignarle una generosa pensión anual que permitió a la familia Marx contar con suficiente abastecimiento para vivir como cualquier familia burguesa, célula fundamental del capitalismo. El dinero provenía del padre de Engels que era propietario de una próspera textilera en Manchester. ¡Qué anatema! ¡Marx comía de un capitalista! Para 1850 ya Marx había comenzado a sufrir del hígado y de la vesícula, dolencias que no se le curaron nunca. A esto se le unieron trastornos nerviosos graves, acompañados de dolores de cabeza, insomnio y reumatismo, lo que lo envejeció prematuramente. Los últimos años de su vida los pasó perturbado por agudos ataques de tipo nervioso.

En 1872, Marx, que no había cumplido cincuenta y cinco años, parecía un anciano de 80 años. En 1881 murió Jenny y al año siguiente emprendió sus últimos viajes a Argelia, Suiza y Francia. Kart Marx murió el 14 de Marzo de 1883, antes de cumplir los 65 años. Su tumba se encuentra en Londres donde vivió permanentemente por más de treinta años. Sus trabajos teóricos llegaron a ser bastante conocidos pero nunca fueron muy populares mientras vivió, una de las causas fue su racismo impenitente, demostrado hasta la saciedad en su “biografía” de Bolívar.

¿Cuál es la idea central del pensamiento económico de Marx?

El determinismo económico. Su historia de la filosofía afirma que las ideas no determinan la existencia social, sino que las condiciones económicas son las que configuran la estructura mental del hombre y de la sociedad. Según él, la forma de vida del hombre determina su forma de pensar. Sin embargo también, además del económico, existe otro condicionante del comportamiento del hombre en la sociedad, que es la codicia (el egoísmo, el hedonismo, el deseo de poder por el poder, el excesivo afán de lucro), y ésta pertenece a la naturaleza de la mayoría de los hombres, lo que explica el enorme fracaso en la aplicación de las ideas de Marx a la realidad.

Capitalismo vs proletariado

La teoría económica marxista parte de la antítesis capitalismo – proletariado. El capitalismo posee los medios de producción mientras que el proletariado solo posee su fuerza de trabajo, allí se origina la explotación, porque el capitalista paga al proletariado solo una parte de su salario, el cual es el valor del producto fabricado por el trabajador, la otra parte, que él llama “plusvalía” se la guarda el capitalista como ganancia.

En la sociedad sin clases, la dirección conjunta de las fábricas y de los recursos de riqueza, elimina esta situación, presumo que con todo y fábricas como sucedió en la URSS y en Alemania oriental. Marx sostenía que la concentración del capital en pocas manos y los bajos salarios que disminuyen el consumo, significarían el final del capitalismo, sin embargo, a pesar de todas las guerras y crisis sufridas por el capitalismo en los países industrializados o desarrollados, este colapso no ha tenido lugar, al contrario se ha expandido, y los únicos países que derivan justicia social hacia los trabajadores son precisamente los capitalistas; en cambio los países que han enrumbado sus sociedades por la tesis marxista han sucumbido en la miseria o han cambiado drásticamente de rumbo hacia el capitalismo, como es el caso actual de China que de comunista solo le queda su aparato represivo.

Son dos las causas de esta debacle del comunsimo ( o del socialismo), una la inflexibilidad económica del Estado, y la segunda, la intolerancia con la disidencia. Están conmigo, incondicionalmente, o se mueren. La tesis de Marx acerca del Estado como instrumento de opresión de la clase dominante también se ha visto disminuida con los años porque los modernos Estados democráticos se han convertido en garantes institucionales de los derechos de todos los ciudadanos, mientras que en los países marxistas el Estado sí es opresor directo de los trabajadores, como es el caso de Cuba. Modernas leyes del trabajo y contratos colectivos cada día más justos y exigentes, dejaron la teoría de Marx en eso, en teoría.

La lucha de clases

Para Marx toda la historia de la humanidad ha sido la historia de la lucha de clases. A una clase que domina otra le está siempre subordinada. Marx vio la sociedad burguesa caracterizada por la contradicción entre burguesía y proletariado industrial. Los poderosos están en posesión de los medios de producción y explotan a los desposeídos y controlan la sociedad.

El comunismo conduce a la sociedad sin clases, en la cual no existen diferencias sociales. Hoy en día la lucha no es de clases, sino de los que se quedaron contra los que subieron desde un mismo medio y con los mismos recursos. Cada quien según sus capacidades. Y el comunismo no ha pasado de feroces dictaduras genocidas que le han costado millones de vidas a la humanidad, y la única visión que hemos recibido de su sociedad sin clases es la de una manada de borregos aterrorizados haciendo una cola infinita frente a una estantería vacía, con una libreta de racionamiento en la mano, esperando le den la gracia del aire para respirar. Como en Cuba.

Las obras de Marx

Entre las obras de Marx, dos de ellas son de un significado especial: “El Manifiesto Comunista”, escrito al alimón con Federico Engels, en 1841; y “El Capital”, su obra “científica”, del que deriva una contradicción fenomenal llamada “comunismo científico”. Reconozco que Marx realizó un estudio fundamental sobre la alienación de las masas, que hoy continúan en su aduldolescencia milenaria, reproduciéndose irresponsablemente, bordeando la delincuencia por los vicios, absortas en modas y miriñaques, consumiendo sus exiguas ganancias en vanidosas intrascendencias exógenas, estupidizándose entre las telenovelas, los centros comerciales y las licorerías, apiñándose para aupar al producto de la promoción publicitaria, permitiendo que los gobernantes los destinen impunemente a carne de cañón y sufrimiento, y declarando a la prensa que la política no es lo suyo sino todo lo contrario, mientras se enamoran a morir del populista que les ofrezca el paraíso donde se puede vivir sin trabajar.

Lo mismo aquí que en la desaparecida Unión Soviética, donde al eliminarse la brutal presión policial sobre la sociedad, saltó por los aires una viscosa depravación multitudinaria como para encabezar un nuevo manifiesto comunista: Un fantasma recorre Europa… el de las mafias soviéticas. Viva Marx… en el olvido para siempre.
Rafael Marrón González
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13 de diciembre de 2009

La pútrida charca de la reinvolución

Ser honesto no significa solamente no incurrir en actos de corrupción, sino que teniendo las posibilidades de hacerlo con impunidad, no se caiga en ellos. Hay gente que pasa por íntegra cuando en realidad nadie la ha invitado a robar ni jamás ha tenido la oportunidad de ocupar cargos relevantes con manejo financiero tentador. Son honrados como la concha de aguacate flota.

Por eso hay que desconfiar de los manifiestos de honestidad de mucho caimán en boca de caño. La honestidad debe ser una materia educativa que le permita al ciudadano introyectar la integridad como valor ascensional y suscite el desprecio por todo lo mal habido y a sus portadores.

Quitarle la relevancia social al dinero obtenido sin el esfuerzo y la persistencia sería el primer paso para combatir la corrupción que parece que es genética en estos tierreros latinoamericanos, precisamente por la falencia cultural, pues en su estado natural el hombre carece de sentido de propiedad, toma aquello que necesita para saciar su apetito sin considerar si tiene dueño o causa daños.

Por eso, como la honestidad es un acto cultural, el espesor de la coraza ética y moral deber tener tales bases principistas que resista el impacto de cualquier calibre disparado por los intereses que siempre han girado en torno a los dineros públicos – “ese no aguanta un cañonazo de un millón por el pecho”, solían decir los corruptores de la democracia para referirse a la debilidad de algún burócrata por los reales fáciles - y ese espesor lo imprime el respeto propio, más allá de consideraciones de otra índole, porque es la autoestima, la conciencia histórica, el respeto por la herencia que dejamos a nuestros hijos - que también forma parte del interés propio – lo que provee de espesor antitanque a esa coraza y solamente con personas de esas característica es posible construir una sociedad de sólidas bases éticas, cuyos individuos profesionalmente formados, además, serán capaces de instaurar gobiernos respetuosos, eficientes y pulcros. Pero en Venezuela la ostentación del dinero deslumbra a una sociedad ignorante - sin cultura ni ley - y por ello hacerse de dinero es la principal preocupación del individuo.

Quien no logre obtenerlo en cantidades ostensibles no pasará de pendigenuo, lo que traduce sujeto de irrespeto por la arrogancia que se humilla en paralelo ante lo que teme. Y, por supuesto, el dinero infunde un mensaje claro de lo que es capaz de comprar: Desde un juez hasta un sicario, porque en ese mundo infame - como expresa Verdades amargas – “todo tiene su precio estipulado”. Como me gustaría poder negar esas aciaga verdad que define esencialmente a nuestra corrompida sociedad, que, sin presentir la causa, se queja de las perversiones de los chávez, que por su misma necedad, han sido y serán.

Chávez, el factor corruptor

La nación entera ha sido testigo impotente de la inmensa corrupción y del enriquecimiento súbito de “patas´en el suelo” de pobreza histórica - muchos de los cuales se “metieron” a la escuela militar porque había comida y ropa gratuita - con la más absoluta impunidad a pesar de los rumores y denuncias, que eran atribuidas “a campañas mediáticas de los “pitiyanquis” por el responsable de ordenar las investigaciones derivadas de la notitia criminis, que jura ahora no conocer ni de vista ni de trato al capo Fernández Barrueco, luego de haber sido la mugre de sus desviaciones.

Quiere hacer ignorar que fue el factor Chávez lo que colocó a humildes hijos de la necesidad, criados en barrios y pueblos deshilachados, en posiciones ni siquiera soñadas en sus mejores sueños, para las cuales no estaban preparados profesionalmente y allí están los resultados desastrosos de sus administraciones, desde PDVSA hasta Sidor y las empresas del aluminio, pasando por bancos, instituciones y alcaldías y gobernaciones, en las cuales ignorantes en grado descendente lo han destruido todo, lo que es también un acto de corrupción. Pero tampoco estaban formados éticamente – ninguno, ni civiles ni militares – por lo que, deslumbrados por los privilegios, sucumbieron a la oportunidad, que supuestamente la pintan calva, de enriquecerse groseramente a través de comisiones, contrataciones fraudulentas, auto préstamos bancarios para comprar más bancos, hatos, empresas de seguros, flotas de barcos y gandolas, en una intrincada red de negociados fraudulentos o simplemente mediante el expedito recurso de meterse en el bolsillo unas barras de oro o unos cuantos barriles de petróleo o unos pollos de Mercal o los dólares de un anticipo de una contratista minera, sin sufrir la menor molestia, ni de la conciencia ni del mimético contralor, que, por cierto, debería renunciar ante su comprobada idiotez o connivencia con el crimen oficialista.

Un caso – entre muchos - que evidencia la incidencia del factor Chávez en la prostitución de estos sujetos proclives al delito, lo tenemos con el caso del ex teniente de fragata Arné Estevenson Chácón Escamillo, hijo de un taxista copeyano de Catia. Este personaje de las páginas de sucesos, que hace diez años no tenía para comer y terminó montado en un relámpago que lo catapultó hasta tener como “joby” un haras de 67 caballos de carrera en un exclusivo hipódromo en Miami, le declaró a la Razón en noviembre de 2005: “Es perfectamente normal que si mi persona es afín al gobierno, pues éste coloque más fondos en mi banco”. ¿Cuál hubiera sido su destino si en su camino no se atraviesa el factor Chávez? Bolsa no sube palo si alcahueta no hay.

No hay crisis financiera sino ladrones banqueros

Lo primero que hay que aclarar es que no es cierto que estos corruptos lanzados por Chávez al ludibrio público, sean o hayan sido banqueros, por eso no hay en esta crisis bancaria banqueros ladrones sino ladrones metidos a banqueros y, por lo tanto, el problema no es financiero sino de honestidad chavista – que sería – según la evidencia - algo así como mamonero cargando ocumo.

La reacción de Chávez se ajusta al libreto que le escribió Fidel, por eso su salto tratando de caer parado en algún lado seco de la charca pútrida que creó con el nombre de socialismo siglo XXI, tripulado por un voluntariado desquiciado por la posibilidad de robar y no por convicciones ideológicas. Así que su arremetida contra los siete bancuchos de una de las bandas puesta al descubierto por la presión del informe del fiscal Robert Morgenthau – confirmado por el G2 - que señalaba a estos y otros bancos de la chaviburguesía – es un insulto a Bolívar continuar llamando a estos ladrones “boliburgueses” – de estar incursos en legitimación de capitales provenientes de la droga y de la corrupción, es sencillamente su forma de alimentar la idiotez popular “Chávez no sabe” – si no sabe un hombre de esa poderosa dimensión, es un redomado idiota - y aprovechar el chance para proyectarse electoralmente como adalid de la anti corrupción que ha propiciado con su absoluta falta de escrúpulos políticos.

Así que – repito - aquí no hay crisis financiera sino de honestidad, y los caídos en desgracia – no por corruptos sino por haberse dejado descubrir, según la moral modular de Chávez – son apenas una cabeza de alfiler del inmenso fraude que se sigue cometiendo contra la nación y en el que están implicados familiares de Chávez y muchos de sus más relumbrones colaboradores, algunos de los cuales por aquí fumean con el sol a medio cielo.

Ojo opositores

Esa tronco e´viga en el ojo de Chávez no se quedará sin venganza. Ya a Ramón Martínez lo andan buscando y a Salas Feo lo inhabilitarán, como imputarán a Capriles Radonski y a Pablo Pérez y a Pérez Vivas. La causa será lo de menos, pues Chávez, desorbitado por la culpa que como hiedra le trepa por los carcañales del ego magullado, desencajado por el fracaso estrepitoso de su gestión “sadim” – nacional e internacionalmente - que todo lo vejó, malogró, corrompió, frustró, vulneró, sobajó, oxidó, enmontó, ahuecó, ensució, ranchificó, depauperizó, oscureció, secó, hamponizó, lumpenizó, encareció y escaseó, mandará a escarbar en el más remoto pasado de la línea de flotación de la oposición para saciar su desquite.

La fiera herida es capaz de todo para demostrarle al pueblo que por aquí también hay podrido como por allá abunda. Por eso siempre he recomendado a quien me quiera escuchar, que jamás haga nada que lo obligue a renunciar a su futuro para escapar de su pasado. Esta batalla contra la ferocidad de un Chávez decrépito y enloquecido por la nauseabundez de su charca pútrida la ganarán los probos, así que recomiendo encarecidamente a los rabo´epaja alejarse del candelero y darle paso a la vanguardia que ni la debe ni la teme. De ella será la Venezuela digna tan pronto como Chávez termine de disolverse en lodo.
Rafael Marrón González
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5 de diciembre de 2009

“Es que estamos en transición…”

Habitante de ese universo paralelo que es la pasión por la lectura, no llevó cuenta de la cantidad de sandeces firmadas por reputaciones consagradas por la idiotez, que me ha tocado digerir, sin embargo nada hay comparado con la profusa emisión de efluvios mentales de la estitiquez chavista.

La última pertenece a ese extraño personajillo de la picaresca oficialista, inserto en la familia Escarrá, que hasta una magistratura en el Tribunal Supremo ocupó sonrojando la impudicia. No teniendo nada que decir ante la escandalosa corrupción a cielo abierto, destapada por la presión obscena de la codicia exacerbada por la disminución de lo saqueable – no por que Chávez haya sufrido una súbita crisis anticorrupción - en lugar de guardar silencio como recomienda la prudencia, le espeta a la prensa nacional: “Mucha gente se ha enriquecido porque estamos en transición”. Se queda uno sin aliento ante tanta falta de vergüenza.

La etapa de transición entre la nada y ninguna parte que mientan “proceso” se caracteriza entonces, según esta descarnada expresión de complicidad por omisión, por la falta absoluta de pulcritud administrativa, al grado de que es lícito – según la legislación chavista – enriquecerse con el dinero del pueblo – con la res pública, con la cosa de todos, con el erario – sin otro riesgo que el derivado de competir con ladrones de mayor jerarquía.

Esta confesión de parte que hace irrelevantes las pruebas, es todo un manifiesto de deshonestidad – y de sandez, por supuesto – de parte de un individuo investido por el pueblo con la dignidad de representante de sus intereses superiores, y la usa para cohonestar las acciones delictivas que desvían los recursos necesarios para emprender obras sociales, hacia las cuentas particulares de los miembros de la más descomunal banda de delincuentes que haya saqueado el tesoro de una nación de la que tenga memoria la historia de la humanidad, desde Adán (el de Eva, no el de Chávez) para acá. Y eso significa, damas y caballeros – chavistas y no chavistas del pueblo esperanzado – que el drama que enfrenta la República es la absoluta falta de escrúpulos del lumpen gobernante – sub producto de la simbiosis de piratas somalíes con asaltantes de carretera.

Por eso no hay dinero para los aguinaldos de los trabajadores de Guayana – que no son utilidades Chávez, son aguinaldos que forman parte del paquete salarial anual de los trabajadores - ni para edificar los 3 millones de viviendas que necesita a nación, Ni para invertir en el sistema eléctrico nacional ni en el servicio de agua potable. Y mucho menos para atender la seguridad de la ciudadanía ni sus necesidades educativas y hospitalarias.

Cuando bolsillo suena monedas trae


Sé que a veces – sólo a veces – hay quien echa piedras al río para que suene, sin embargo el más elemental sentido de la integridad obliga a un Jefe de Estado a ordenar las investigaciones pertinentes cuando el sonido del río indique que arrastra piedras.

No puedo entender como Chávez, que es una entidad supranormal que tiene a sus pies asultanados – cual cursi odalisca rendida – todos los poderes del Estado, no haya percibido el pútrido olor a asquerosidad que emana de su círculo íntimo, ni haya podido colegir que detrás de la opulencia de su funcionariado encumbrado pudiera existir el espantoso ladronismo que ahora, con un cinismo propio de quien ha perdido todo vestigio de decencia, trata, a la manera de los gatos, de tapar con insultos a “los ricachones”, como si no supiera que estos ricachones boliburgueses eran unos lambucios hace diez años y su meteórico ascenso económico ha sido a la sombra de su gobierno, en el que pululan situaciones irregulares que van desde el doble precio presentado por Falcón y Cabello para la construcción de una misma carretera en Lara, lo que evidencia la costumbre del sobrecosto en la contratación de infraestructuras, hasta la venta de pasaportes, cédulas de identidad y de pensiones a extranjeros, pasando por el inmenso fraude de la entrega de bolívares al BCV por los ingresos petroleros en dólares, vía reforma legal; el guiso de los fletes de los tanqueros y la extracción ilícita de oro (600 kilos se perdieron recientemente, según Nelson Bocaranda) y diamantes (los diamantes venezolanos son sacados ilegalmente del país a través de un complejo proceso de compraventa y revendidos en mercados internacionales como Nueva York, Hong Kong y Amberes, a través de canales vinculados a elementos criminales, por eso Venezuela se vio obligada a retirarse, en junio de 2008, del organismo de la ONU que certifica la procedencia legal de los diamantes); especulación con las notas estructuradas (Tobías Nobrega, Nelson Merentes, Rafael Isea y Rodrigo Cabezas están supuestamente incursos en la pérdida de $8 mil millones del Fonden); asalto a las reservas del BCV, bonos del Estado, trata de divisas (emblemático el caso del aluminio comprado a crédito en BsF y vendido a dólares del mercado paralelo); sobreprecio en las importaciones de alimentos, medicinas, equipos médicos y comisiones por la compra de aprestos militares, regularmente obsoletos; cooperativas falsas, licitaciones ganadas por empresas de maletín, nóminas paralelas y jubilaciones fantasmas en las empresas del Estado: dinero de impuestos municipales desviado a fondos privados, contrabando de armas (circulan 15 millones no permisadas), tráfico de drogas, extorsión, secuestro – expreso y tradicional - lavado de dinero en empresas y negocios de alta rentabilidad y rotación de capitales como hoteles de lujo (¿por eso la compra de hoteles en Margarita?), restaurantes, discotecas y supermercados, inmobiliarias, agencias de viajes, compañías de importación y exportación, casinos, entre otros, y, por supuesto, las inmensas colocaciones de entes oficiales en bancos quebrados, en unos casos para robarse los intereses (como los depósitos de las nóminas y el monto de los contratos adjudicados) – el gobernador de Vargas tiene el 80% de las finanzas de la gobernación depositadas en el intervenido Banco Canarias - y en otros, usadas discrecionalmente para adquirir empresas, como sospechan que hizo el pendigenuo Fernández Barruecos, cuya cercanía a Chávez le permitió desarrollar un conjunto de acciones especulativas que le redituaron una ganancia vertiginosa de 1.500 millones de dólares en menos de lo que espabila un cura loco.

Parece ficción, pero esta gente ha llegado hasta el asesinato (¿Danilo Anderson y Pierre Fould Gerges?), según denuncia de periodistas de la fuente económica que los relacionan con varios crímenes oscuros de personas vinculadas al mundo financiero (¿Arturo Erlich y Freddy Farfán?) y la voladura de una avioneta en la que pereció un importante empresario del ramo de los seguros (supuesto responsable del fraude conocido en Bolívar como “Pote Ceballos”) que viajaba a Guayana a la toma de posesión de Rodolfo Sanz, además de secuestros de banqueros como García Velutini, entre otros graves delitos de acción pública.

La verdad es que este bandidaje desaforado, que ha causando un daño patrimonial a la nación de proporciones incalculables y que será muy difícil de revertir en los próximos cincuenta años, lo que produce es asco, extensivo a todo quien quiera pasar por decente medrando en la misma charca pútrida en la que se revuelcan como cerdos, próceres, familiares y arrimados.

Ladrón, machete, es ladrón y punto

En el estadio de los antivalores – por la quiebra de la moral pública - la riqueza mal habida es un timbre de orgullo familiar. A los usufructuarios del crimen no interesa el origen del dinero que les satisface sus hambres viejas. Y para remate, estos ladrones vulgares y silvestres, de actitudes soberbias, que restriegan al miserable pueblo su obscena riqueza por la cara, obtienen por mampuesto un reconocimiento social que ya lo quisieran para sí quienes trabajan por el bien común sólo por hacer el bien.

Por eso creo que es hora de llamar a las cosas por su nombre: Ladrón es ladrón, machete, y punto. Y ladrón, aunque robe a ladrón, no tiene, ni en cien años, perdón.

Por eso pienso que es hora de preguntarle seriamente a Francisco Rangel Gómez el destino de los $15 millones que pagó la empresa canadiense Cristallex para asegurar una concesión de explotación de oro en la reserva aurífera de Las Cristinas, por la supuesta colocación de depósitos mil millonarios en el Banco Guayana, entre otras interrogantes – como el caso de los “excedentes de caja” de Terniun no entregados a los accionistas clase B - que comprometen su integridad. ¿O es que en verdad “estar en transición” otorga patente de corso a la godarria involucionaria? Responde Chávez, responde.
Rafael Marrón González

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28 de noviembre de 2009

¿EL FIN ÚLTIMO, SALIR DE CHÁVEZ?

Es necesario clarificar la posición política que debemos asumir los venezolanos con sentido histórico, en esta coyuntura que vive la nación. En mi caso puntual, a pesar de haber combatido públicamente a Chávez – siempre en el plano político - sin descanso y todos los días, desde el mismo 4F de 1992, porque soy un convencido de que gorila no evoluciona – eso es un embuste de los evolucionistas que no quieren aceptar que el humano es otro reino de la naturaleza – también critico – como lo hice en aquel entonces – a la representación partidista que usó la democracia para corromperse y coadyuvar al descalabro de la moral pública que Chávez ha exacerbado, y que no debe volver, sencillamente porque es inmoral que vuelva. Y además no es lógico pretender empatar 1998 con el 2010 obviando estos once años de interregno, en el cual parece que demasiada gente no ha aprendido nada.

La lucha inteligente no debe tener como fin último el simplismo algodonoso “salir de Chávez como sea” – “aunque haya que ponerse un trapo en la nariz”- porque esa premisa infiere, además, que el fin justifica los medios. El “deber ser” de la lucha es para “sustituir a Chávez” – una vez derrotado políticamente para bloquear cualquier posibilidad de retorno - por un gobierno eficaz, probo y democrático, que garantice el goce de sus derechos a todos los venezolanos, sin más requisitos que los exigidos por la ley.

Gerenciado en todas sus instancias por administradores de comprobada integridad y formación intelectual para la paz y para el progreso por el desarrollo de la gente, porque es estúpido y la lucha no tiene sentido, si por salir del sartén caemos al fuego ignominioso de aquellas individualidades pervertidas – no confundir con los partidos, salvo el PSUV que es un club de aduladólares – que se solapan en la oposición a Chávez aspirando volver a empantanar la república con sus desaseadas maneras, Chávez es el monstruo al que se refería Grammsi, que surge en los espacios anárquicos dejados por la agonía de un sistema que no termina de morir y la incertidumbre del que no acaba de nacer, por lo tanto quienes están destinados a vencer al monstruo pertenecen al futuro que debe surgir de este presente, una vez muerto para siempre todo vestigio de la indiferencia y la codicia que produjeron a Chávez, cuya única virtud fue reconocer la dignidad del pueblo esperanzado que aún le insufla fortaleza.

Cuánto durará esta situación

La duración de ese período depende de cuan monstruosa llegue a ser la obsesión del monstruo por el poder. En nuestro caso comenzó con la seducción, aprovechando la frustración popular y el rechazo a los liderazgos inmuebles corruptos, que confundieron burocratismo con dirigencia política.

Pasada la ilusión, apeló al soborno, a través de misiones efectistas y del paralelismo institucional que obvia la formalidad que genera efectividad en la acción pública, pero que produce la espectacularidad que anima el alma sencilla del pueblo esperanzado. Pero, una vez superado el encantamiento de las promesas conjugadas en verbo religioso, Chávez apela a la represión.

Al uso, bien de los tribunales como garrote disuasivo de las protestas sociales, laborales y de la disidencia; o de la guardia pretoriana que reprime con la violencia oficial; o con las fuerzas paramilitares urbanas, fanatizadas y armadas, provistas de la correspondiente impunidad, que siembran el terror indiscriminadamente en la población, arremetiendo contra todo quien ose alzar la voz contra la injusticia.

No puedo determinar cuál es el límite de Chávez para reprimir las libertades ciudadanas, pero sabiendo que “pueblo” para su psiquis es solamente aquel que está dispuesto a integrar el Estado de servidumbre que pretende imponer a la nación - intención que jamás ha negado - y que no le interesa en lo más mínimo el respeto a los derechos de más de la mitad de los venezolanos, puedo inferir, además por su demostrada inescrupulosidad, que ese límite es bien amplio, considerando que ya ha perdido el prurito de no ser considerado un demócrata, pues Europa entera lo considera un dictador – en mayor o menor grado – y en América Latina, cada día hay más voces que se suman al alerta contra su discurso, por considerarlo peligroso para la democracia, lo que aleja la posibilidad de ser un dirigente integracionista, así que sólo le queda mantenerse en el poder – con dietes y garras y armas y dólares - durante todo el tiempo que le sea posible para escapar de la justicia inexorable que lo pondrá a buen recaudo por sus desafueros contra la patria.

¿Cuándo será eso? Depende exclusivamente de la actitud del pueblo. Si se levanta en una protesta nacional Chávez no tendrá más salida que someterse a la justicia. Pero no será tan pronto como algunos piensan. Todavía tiene dólares. Y capacidad de compra, aunque no de convencer.

En la juventud la esperanza, pero…

Volviendo al punto inicial y analizada la realidad sin falsos optimismos, una de las cosas que debemos aprovechar de esta circunstancia – porque todo sistema antinatural es circunstancial y desaparece, allí está la historia para probarlo – es para revertir la política asociada a las alianzas sinvergüenzas que el pueblo desprecia con tal magnitud que fue la causa de su apuesta a un descocado golpista que administraba la cantina en las fiestas patronales de Elorza, aunque primero se paseó por la banalidad rubia entintada de una reina de belleza que propició, sin proponérselo, la traición que inició la debacle de la política, que tiene que volver a ser el apostolado social que fue en los albores de la democracia y que se perdió en pos de los intereses particulares del ladronismo usurpador.

Por eso, sigo apostando a los jóvenes que incursionan en la política democrática – puntualizo porque los hay devotos del pensamiento único - aunque me preocupa que sus partidos los contaminen insuflándoles falsas creencias, como el mito de la unidad imperativa – complicidad, en realidad - que supuestamente debe obviar la mala reputación, en aras de un fin definido superior, en este caso “sacar a Chávez”, justificado conque la patria está por encima de esos prejuicios subalternos como no contaminarse con el roce de culpables impunes.

Estos jóvenes deben tener el hacer político por encima de la búsqueda del poder, que vendrá de manera directamente proporcional a su decencia política y esa invocada “unidad imperativa” tiene que ser con el sufrimiento del pueblo, asumiendo el compromiso de ilustrarlo en sus propios espacios para el cabal ejercicio de su soberanía. Y si el precio de negarse a andar con cobardes y ladrones – como dice Rafael Poleo - que le entregaron el poder a Chávez después de su rotundo fracaso político, es perder unas elecciones, pues que se pierdan, porque eso significa que todavía no han terminado su trabajo de convencer al pueblo elector de las ventajas de elegir capacidad y honestidad, en lugar de popularidad y soborno. Y para eso es la juventud, para invertirla – eso sí – en un fin superior que en este caso es la dignidad de la patria, en lugar de quemarse en la prisa estúpida por ser “el burócrata más joven”.

Tienen que desarrollar el sentido de la espera activa que les propicie su momento histórico para trascender. Pero una de las cosas que tienen que desarrollar es la capacidad de rebelarse contra el miedo a retar el infortunio por decirle la verdad al pueblo, al que hay que enseñar a identificarla entre la hojarasca orfebre de la mentira. Esa conseja vil, propia de la inmoralidad reinante, que especula que quien diga la verdad a la gente, pierde las elecciones, hay que extirparla de la conciencia inteligente.

Dirigente viene de conducir

El pueblo necesita dirigentes y eso quiere decir gente en quien confiar para cederle la responsabilidad de dirigir su destino, pero en los últimos tiempos los políticos han cambiado el orden de los factores y son ellos los dirigidos, hacia donde va la equivocación popular van ellos, por temor a perder el favor de la mayoría, cuando, en el plano de la coherencia, ésta es aglutinada por la lucidez del liderazgo.

El líder propone y es seguido si convence, pero ahora la moda es detenerse a esperar instrucciones de una idiotez contaminada por las emociones, que llaman opinión pública, certificada por las encuestadoras que le fijan rumbo en sus computadoras. Eso sucede porque no hay formación ideológica para generar propuestas ni coraje para defender los ideales. Si no aprovechamos esta realidad monstruosa para imponer – repito: imponer - un nuevo paradigma político basado en la integridad y la decencia, Venezuela no tendrá futuro, se irá degradando paulatinamente hasta su africanización total. Y como sentenció Bolívar, lo único que podremos hacer por ella será emigrar para preservarla en la nostalgia.
Rafael Marrón González
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23 de noviembre de 2009

¿Si vis pacem para bellum? ¡Si vis pacem para pacem!

Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum" - "Así que quien desee la paz, que prepare la guerra" - escribió el escritor romano Vegacio, en su obra “Epitoma rei militaris", publicada aproximadamente en el 383. Como se recordará, Roma fue un imperio expansionista y por ello esta frase corresponde al universo del militarismo, cuyo pensamiento más relevante en la historia de la humanidad ha sido “no cargo preso amarrado”, acompañada del lema “entre tu madre y tu fusil la elección es obvia: el fusil”. Y no es posible ni sensato que la pronuncie un estadista democrático imbuido de la concepción republicana de resolver los conflictos internos por el parlamentarismo y los externos por la diplomacia.
Porque es idiota que en estos tiempos todavía exista alguien – sobre todo civil - que sea capaz de citar ese infame aforismo criminal, adjudicándole consecuencias pacíficas, pues quien desea la paz se prepara para la paz, acondiciona mente y verbo para emitir un aura pacífica, y me parece contradictorio querer demostrar la ausencia de intención guerrerista, usando un lenguaje plagado de términos mortalmente amenazantes, sobre todo si tiene el patio de la casa repleto de armas y soldados: Y en un jefe de Estado, la prudencia es la que debe guiar sus palabras. La actitud de Chávez rechazando la mediación internacional - y su pavoneo a lo “Por un puñado de dólares”, retando a Obama a “que quite las bases” si quiere lograr la deposición de su actitud beligerante - el más contundente mentís a las declaraciones del regañado de Notre Dame amenazando a los medios que osen (¿o será “hozen” como escribe la godarria chavista?) “manipular” las declaraciones de Chávez – ¿como se “manipula” la palabra guerra?

La verdad es que no sabía que este señor tenía tanto poder supranacional, pues no hay diario ni columnista ni comentarista, en todos los idiomas del planeta, que no haya reproducido las palabras, con gestualidad imperiosa incluida – con igual énfasis de: “nube que se me cruce...¡¡zazzzzzzzzzz!!... le dispararé para que bote el agua...” - que pronunció Chávez con la traducción directa de una declaración formal de hostilidades bélicas contra Colombia - graficada con un comentario sardónico: “Andan diciendo que Chávez está moviendo tanques hacia la frontera. ¿No se habían dado cuenta? No se han dado cuenta de muchas cosas” - pero, ¿acaso olvidó el teniente coronel que existen los helicópteros anti tanques que hacen a estos mamotretos inútiles para la guerra? - Así que, por más que reviso el caso, no logro encontrar aquello de “la reflexión sobre un adagio popular” para invocar la paz – “no hay nada mejor para el arrugue presidencial que echarle la culpa a una reflexión” caricaturizó Morfeus: - con lo que pretendió desmentir al Universo que lo vio en directo vía satélite – “quien hable de guerra en América del Sur es, como mínimo, una persona peligrosa” opinó Brasil - ganándose a pulso la décima de Octavio Montiel: “¿Alguien llevará la cuenta, / existirá quien calcula / las veces que usted recula / después que lanza una afrenta? / Ya mucha gente comenta / que su discurso azaroso/ y su recule gracioso / tienen un significado,/ de allí, que lo hayan llamado/ el culillúo mentiroso”.

Y sobre todo por la contradicción de esa posición “yo no fui” con la andanada de descalificaciones que, simulando granadas en racimos, ha lanzado sobre el jefe de Estado colombiano, con lo que insulta de paso a todo el pueblo neogranadino, incluyendo a los descendientes de Girardot y Ricaurte, llegando al extremo en esa explosión de cólera aterrorizada por las 7 bases que, según Fidel Castro, son “7 puñaladas en el costado izquierdo” – le salió bolero ranchero - de la América del Alba antiimperialista - pero vendiéndole al gringo hasta el modo de caminar - de asegurar que Álvaro Uribe “era uno de los papeles de Pablo Escobar”, vaya usted a saber cuál es el papel de un papel de narcotraficante. No quiero imaginármelo.

La oposición apátrida

Pero como los venezolanos no salimos en manada a repetir que “el sagrado suelo de la patria ha sido hollado por la planta insolente del extranjero” – como le escribiera Eloy González al cabito don Cipriano en la hora menguada de su mala paga, la oposición recibió lo suyo con cognomentos excesivos, propios de la psiquis perturbada por el pavor a los aviones Awac - “que están llegando a Colombia y nos van a grabar toditos.

Se acabo la privacidad del presidente, de los ministros o periodistas. Van a grabar a todo el mundo” - tal como cubano en CANTV. Entre las lindezas que, en ¿lenguaje Presidencial?, nos endilgó encontramos “uribista”, “pitiyanqui”, “oposición hedionda”, “sucia”, “apátrida”, “traidora como la oligarquía colombiana”, entre otras demostraciones de la cultura revolucionaria, patentizada en el verbo “adquerir” y en llamar “desgraciado” al canciller colombiano “como desgraciado es su presidente”.

Yo quisiera dejar sentado que una cosa es que la patria sea invadida por fuerzas hostiles - como está hoy en día por faracos, elenos, paracos, malandros, narcos y chavistas efebelistas, que se cogieron buenos trozos de Zulia, Barinas, Apure, Táchira y Bolívar, imponiendo sus crímenes, o como los cubanos – ¡más de 60 mil! - que tratan como perros a los funcionarios venezolanos – ejemplo; gerente de Gosh - o los iraníes que desprecian a nuestros negros, gordos y mujeres – presto estoy a salir en su defensa y agradezco a Chávez me mande mi fusil y las balas, pero gringas – con las instrucciones apuntadas en un papelito - o que él mismo me lo traiga y me enseñe a usarlo, si no es como el buscabulla de Juan Charrasqueado.

Pero no me da la gana de sumar mi apoyo a una provocación miserable aunque sea de buche y pluma – segregada por el miedo - contra una nación hermana que no nos está haciendo nada, pues su lucha es contra terroristas y traficantes de drogas y armas que infectan su territorio, y mucho menos para acatar los dislates de un histérico discurso electorero. Lo que pasa es que Chávez pensó que la nación iba a aglutinarse en torno “a su líder” en una cruzada nacional anticolombiana y que íbamos a salir a perseguir a los casi tres millones de colombianos que circulan por la arterias de nuestra nacionalidad, pero el tiro le salió desviado y le pegó a su ego en pleno plexo solar: 86% del pueblo venezolano – chavista y no chavista – rechaza una confrontación contra Colombia, por tres razones: 1. Porque Colombia es inocente de la imputación de país agresor. 2. Porque el pueblo venezolano y el colombiano han sufrido mucha de la misma vaina juntos, para venirse a matar por una farsa. Y 3. Porque: “Si en verdad la guerra fragua,/ como el tipo lo ha pedido:/ ¿a donde irá cada herido?,/ sin luz, remedio, ni agua” (Luís Manuel Escalante).
La oración que lo descoloca

Leí completo – en la página de Telesur - el Acuerdo de “cooperación y asistencia técnica en defensa y seguridad” entre Colombia y los Estados Unidos, firmado el 30 de octubre de 2009, y no ubiqué el motivo de la tembladera chavista, es falso que se señale en ese texto a “países enemigos de los Estados Unidos”. Recomiendo su lectura analítica antes de opinar al respecto. Sin embargo, en la exposición de motivos del preámbulo, encontré una oración que puede ser la causa de la caída de tensión: “Reconociendo la necesidad de fortalecer la relación estratégica de seguridad entre las partes, (…) así como para enfrentar las amenazas comunes a la paz, la estabilidad, la libertad y la democracia…”. Como para ponerse a pensar.

El dedo en la llaga

Artículo 464º del Código Orgánico Procesal Militar: “Son delitos de traición a la Patria: 3°. Practicar actos de hostilidad contra un país extranjero que expongan a Venezuela a peligro de guerra, ruptura de relaciones diplomáticas, represalias o retorsión. 25°. Intentar por medios violentos cambiar la forma republicana de la Nación. 26°. Ponen en peligro la independencia de la Nación o la integridad de su territorio. 27°. Inducir o decidir a potencia extranjera a hacer la guerra contra la Nación, o atentar en cualquier forma contra la soberanía nacional”. Antes de continuar con los insultos a Jefes de Estado extranjeros, prevalidos del garrote petrolero, y declarar guerras a lo Mambrú, sería interesante el detenido análisis de este artículo. Digo yo, por sí hay quien le ponga el cascabel al gato. Por aquello de, ¡si vis pacem para pacem!

Rafael Marrón González
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18 de noviembre de 2009

La cloaca de las Amazonas

La colectividad de las Amazonas, en Caroní, ha denunciado a través de mi programa Venezolanidad – Pentagrama 107.3 FM - la existencia de una cloaca a cielo abierto enfrente de la escuelita del sector. La nauseabunda pestilencia forma ya parte del paisaje y por costumbre ya no ofende la cotidianidad de esa barriada cuyos hijos son expuestos a esta pena por la incompetencia del alcalde José Ramón López – un comunista de honestidad cuestionada por su connivencia con el prófugo “El Antonio”, elevado a la máxima autoridad del 5º Municipio del país - el de mayor tasa de profesionales promedio de la nación - por la recurrente equivocación de la ingenuidad popular hecha mayoría emocional.

Pero no es mi intención dedicar este espacio a tan insignificante nulidad engreída que cree que el cargo “lustra, brilla y da esplendor” como el lema de la Real Academia de La lengua que destroza cada vez que abre la boca, sino para usar el caso de la cloaca, que identifica su gestión, como símil del aborregamiento paulatino de nuestra sociedad por el miedo que se ha enquistado en su espina dorsal.

Ésta comunidad me solicita espolee al alcalde a cumplir con sus responsabilidades, en lugar de reunirse unos quinientos padres de los niños expuestos a esta indignidad y darle un buen susto a la “primera autoridad del Municipio” para que aprenda que debe obediencia y respeto a la ciudadanía. Pero esta es la actitud que define al pueblo en los últimos tiempos, una conmovedora resignación medrosa que nos tibia la sangre. Una descolorida alcaldesa - que volverá a sus labores domesticas al pasar esta crisis del mérito – insulta la memoria de Raúl Leoni - el único presidente que ha reivindicado territorio, al recuperar la isla de Anacoco para Venezuela – y no pasa nada.

En demasiados barrios del estado no hay agua, en algunos los pobladores tienen que levantarse de madrugada a recoger en pequeños envases el chorrito que les llega a ras del suelo. Pero nadie protesta y Rangel Gómez sigue contándose los pelos del cuerpo, mascullando como Gómez: “todo está en calma umjú, sí señó”. Al máximo jefe del sindicato de Ferrominera – Rubén González - lo encarcelan en su casa – cárcel es cárcel - usando la ley para neutralizarlo por defender a los trabajadores y estos se amontonan en su cueva, en un histórico ataque de macro culillo colectivo, y permiten el ultraje del patrono a su soberanía, anunciándole a la vez que puede humillarlos como quiera en la próxima ocasión junto con todos los demás altos jefes sindicales, si se resbalan exigiendo sus derechos.

Y a esta infamia contribuyen los castrati del régimen, infiltrados en el movimiento sindical, que afirman que las protestas laborales deben realizarse con el meñique levantado, de acuerdo a instrucciones redactadas en Cuba, con autorización previa del patrón y sin ocasionar la mínima molestia a la empresa.

Los accionistas – copropietarios de Sidor – están devolviendo sus acciones - porque la empresa alega pérdidas basándose en un informe financiero de dudosa legitimidad - en lugar de salir a la calle con sus familiares – unas 60 mil personas más o menos - y obligar a la empresa a pagarles sus reales. Los choferes del transporte público son asaltados y asesinados a mansalva y – salvo el cierre de un puente por un ratico cuidando no cerrar ambos sentidos no los vayan a acusar de guarimberos - no pasa nada. Siguen exponiendo a sus familias a la orfandad ante la abulia oficial, en vez de arrecharse y paralizar el transporte por el tiempo que haga falta hasta que este gobierno flojo y manirroto - que invierte los recursos de los venezolanos dotando a cuerpos policiales extranjeros - ponga al servicio de la seguridad los siete mil policías suficientemente equipados que necesita el estado Bolívar para combatir al malandraje moñosuelto que se ríe a carcajadas de los operativos de seguridad del gobernador – colocando los policías a la vista para que los malandros trabajen con comodidad en barrios y urbanizaciones.

Pero los afectados prefieren el jipeo de los velorios para segregar conmiseración. Y como ellos, los empresarios, comerciantes y pobladores en general, acosados por el crimen organizado, desorganizado y espontáneo, a toda hora y en todas partes. Pero en lugar de protestar rezan. Creen que las oraciones harán retorcer de arrepentimiento a Chávez - que redujo el presupuesto de seguridad interior para el 2010 de Bs. 2,4 millardos a Bs. 870 millones - o que el crimen pague por arte de milagro porque justicia “también no hay”.

Las invasiones

¿Qué son las invasiones? Respuestas populares desesperadas al incumplimiento del gobierno en la construcción de viviendas. Pero ¿qué son en realidad los invasores? Colaboradores del gobierno que comprometen su salud y calidad de vida familiar en la insalubridad de una invasión en lugar de presionar para el cumplimiento del artículo 82 de la Constitución que ahora sí es “bolivariana” es decir inútil: “Toda persona tiene derecho a una vivienda adecuada, segura, cómoda, higiénicas, con servicios básicos esenciales que incluyan un hábitat que humanice las relaciones familiares, vecinales y comunitarias.

La satisfacción progresiva de este derecho es obligación compartida entre los ciudadanos y ciudadanas y el Estado en todos sus ámbitos”. Pero dado el estado de aborregamiento colectivo, la solución es invadir un terreno inhóspito y plantar un rancho con techo de cartón para hacinar a su familia entre el olor excrementicio y el mosquero. Y el colmo es que ya las invasiones no son patrimonio de los más humildes sino que la clase media profesional está apelando a este recurso delictual para agenciarse un terrenito para su “solución habitacional”, eufemismo sociológico para traducir miseria.

Y entonces para el gobierno – gracias este colaboracionismo espontáneo - no hay carencias de viviendas – por lo que Chávez puede regalar 2.000 casas en República Dominicana y hasta en Mauritania - sino de algunos servicios públicos que pueden esperar a que suban los precios del petróleo. Así que los invasores terminan conspirando contra sí a favor del gobierno sembrando barrios destartalados en los mejores terrenos de la ciudad sin la menor posibilidad de una alternativa. De esa manera vamos perdiendo en caída libre nuestra calidad de vida, como en el caso de la salud en manos de pasantes cubanos de competencia ideologizada mientras nuestros médicos, de comprobada eficiencia continental, emigran por el odio de Chávez a todo quien no sea susceptible de dominación y control.

“Vamos a acostarnos temprano”

En contradicción con la opinión de todos los expertos – chavistas y no chavistas – del sector eléctrico, que urgían por la inversión para la generación de 1.000 MW anuales adicionales – desde 1999 - para compensar el crecimiento poblacional, Chávez decidió usar ese dinero vital para el desarrollo del país, financiándole la revolución a Fidel Castro para que por fin pueda cogerse América Latina, lo que le impidió Rómulo Betancourt que lo derrotó en todos los terrenos.

Y ahora cuando el destino lo alcanzó sumiendo en la oscuridad a la nación, huye hacia delante acusando al pueblo de derrochador de electricidad. Y la respuesta de ese pueblo calumniado, usado para desviar la culpa, es “vamos a acostarnos temprano” o como me dijo un taxista: “Es que los venezolanos derrochamos mucha luz”, argumento estúpido para justificar la traición de un gobernante inepto, que obvia, por su paranoia comunista, que el acceso irrestricto a electricidad, agua potable, salubridad, vivienda, seguridad, empleo, telefonía, Internet, son derechos fundamentales del ciudadano en el mundo actual.

Contra Chávez calle

Chávez ha ranchificado el país con el cuádruple de ingresos usados para la construcción de su infraestructura moderna. Allí esta el Metro de Caracas como símbolo de esa verdad irrefutable. De ser una expresión de la capacidad cultural del venezolano pasó a ser una maloliente muestra de la ineficacia de un gobierno absolutamente antinacional. Y la respuesta a ese desastre no puede ser la aborregada resignación – ni de chavistas ni de no chavistas – sino la protesta cívica consagrada en la propia Constitución.
Porque Chávez se asumió revolucionario y no gobernante, cuando el pueblo eligió fue a un administrador de la res pública para que resolviera los grandes y pequeños problemas nacionales, no para que se la comiera. Y Chávez debe asumir las consecuencias de sus actos ante el pueblo, ante la ley y ante la historia. Porque la patria es la gente y cualquier acción que lesione los intereses de la gente, es traición a la patria.
Rafael Marrón González
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12 de noviembre de 2009

BASE FILOSÓFICA DEL LIBERALISMO SIGLO XXI

Una organización liberal regional que se define “ortodoxa”, ha incorporado recientemente a su nombre el adjetivo Siglo XXI identificatorio de nuestra propuesta, lo que es una contradicción por que si es ortodoxa es siglo XIX, y porque nuestra propuesta liberal, al contrario, está adjetivada precisamente porque incorpora la idea cristiana de enseñar a pescar al que pueda aprender pero sin olvidar que hay que dar el pescado al que no pueda, pues no podemos obviar la realidad de nuestros pueblos latinoamericanos inmerso en una pobreza atroz producida por la ignorancia, la superstición, el fanatismo y el miedo.

Por ello es imperativo que el Estado asuma de manera puntual la responsabilidad en materias tan fundamentales para el desarrollo del individuo como la salud y la educación, entendida como la preparación del individuo para el ejercicio de la libertad y de la productividad, respetando los derechos de los demás a ejercer lo suyo; además de convertirse en un instrumento de captación de la inversión extranjera, y para ampliar nuestro mercados, diversificando nuestra economía, con la finalidad de generar empleo, asumiendo “empleo” como la actividad laboral con salario justo, lo que incluye beneficios contractuales y prestaciones sociales; estabilidad laboral y que genere movilidad social; filosofía que tomamos en cuenta a la hora de emprender la labor de dotar de argumentos político/sociales nuestra propuesta, que tiene a la persona humana como centro de toda su actuación e inversión.

Aclarado este punto, es preciso repetir cuáles son los valores nucleares del liberalismo Siglo XXI, cuya visión de la igualdad, coincidiendo plenamente con la de Bolívar, es ante la ley, porque la naturaleza nos hace diferentes y por ello es necesario que un instrumento político nos confiera una igualdad artificial para evitar el abuso y la arbitrariedad; y del individuo, como sujeto de formación y de derechos, cuyo desarrollo a través del trabajo, el estudio y la responsabilidad es la base del progreso general, es decir del bien común. Son cuatro los valores sustantivos de esta premisa política que enfrenta la amenaza dictatorial “comunal” que el gobierno llama eufemísticamente “Socialismo siglo XXI”: La libertad (que, aunque la consideramos por encima de la igualdad, es equilibrada por la Constitución y las leyes precisamente porque produce desigualdad, para no causar daños a terceros ni a los menos favorecidos por la naturaleza y la fortuna), la ética, el pluralismo y la tolerancia.

Libertad

El común suele desvalorizar lo que le es cotidiano, sin percibir que es heredero de las luchas de sus antecesores que dieron vida, libertad o exilio para lograr que las nuevas generaciones disfrutaran de valores de desarrollo que ellos no conocieron.

Así pasa con el valor libertad. ¿Para qué libertad?, preguntan, cuando confieren mayor importancia a los derivados de ese valor, que también perderán irremediablemente al perderse la libertad. Es el problema de la ignorancia, no define, y por lo tanto no puede conceptuar, y toma por decisiones personales lo que en realidad son inducciones de sus preferencias emocionales. Pero como el hombre es él y sus decisiones, si éstas son desacertadas, las consecuencias son catastróficas para sí, como individuo y para toda la sociedad.

La sola palabra “masa” debiera ser un alerta de peligro para el individuo, pero en su ignorancia la confunde con unidad de desposeídos en busca de “justicia”: Individuo es, por lo tanto, para ellos, sinónimo de codicia, y masa de solidaridad. Por lo tanto hay que mutilarle al individuo su conciencia inteligente y sustituirla por una colectiva en la que no sólo se disuelve su responsabilidad y su conciencia sino también su posibilidad de desarrollo.

Los que consideramos el valor libertad como supremo, hablamos de sociedad, y en la medida en que el individuo pueda desarrollar con plenitud sus potencialidades, con plena racionalidad social, esa sociedad, llamada entonces de bienestar, será más justa, equitativa y evolutiva. Pero eso solamente puede lograrse en libertad.

Las constituciones liberales han logrado conciliar el sometimiento a las leyes con el disfrute de la libertad plena, al señalar que el ciudadano tiene derecho a hacer todo aquello que no le esté expresamente prohibido, y esto se reduce al respeto al derecho de los demás, a la norma sobre el uso de los bienes colectivos o públicos, y a los delitos. Esta leyes, dictadas por la misma sociedad para la protección del individuo contra la arbitrariedad del poder que sólo puede hacer aquello que le está expresamente permitido, establece que el individuo no puede ser sometido a ningún apremio no legal y que se respeta la dignidad de las personas.

El valor libertad se consagra en lo físico, como la posibilidad de poder desplazarse por el territorio nacional o internacional sin más impedimento que el cumplimiento de las normas; la libertad civil o libertad individual o con libre albedrío, que es aquella que permite obrar según el propio gusto y decisión, dentro de los límites de la ley y sin dañar a otros; la libertad política es el poder de disfrutar de derechos individuales cívicos, consagrados en la constitución, como el derecho inalienable a votar para elegir a sus gobernantes con plenitud de soberanía, de libre asociación, de reunión, etc.; la libertad económica, que permite el libre tránsito de los bienes y servicios, tanto en lo interno como entre naciones sin más restricciones que las que paute la ley, y sin intromisión del Estado, cuya base es la propiedad privada conceptuada por la posesión, la disponibilidad y el disfrute de los bienes; la libertad de conciencia, que es el poder real de conducirse con el suficiente juicio práctico que permita discernir entre el bien y el mal y apreciar moralmente sus actos y los de los demás; la libertad de pensamiento o de expresión, que significa poder expresar el propio pensamiento en forma hablada o escrita, y su aplicación principal es la libertad de prensa y en general la de los medios masivos como la radio y la televisión.

Los gobiernos autoritarios, de izquierda o de derecha, son incompatibles con la libertad. Por eso se persigue hasta el pensamiento más íntimo, se utiliza a la propia familia para, a través de recompensas, controlar con “espías endógenos” cualquier disidencia con el régimen.

Los sindicatos, contraviniendo la esencia de su existencia, se convierten en instrumentos para la esclavitud. La justicia es una farsa, pues los tribunales son instrumentos de represión de estos regímenes. La “justicia social” es el elemento usado para, en su nombre, como justificación, conculcar todos los derechos civiles del ciudadano, que deja de serlo, pues al carecer de derechos civiles se convierte en prisionero político en una inmensa cárcel geográfica.

Ética

Las abstrusas disquisiciones sobre la ética han mantenido esta herramienta de la decencia en el limbo de las discusiones académicas, cuando se trata sencillamente del compromiso del individuo con la sociedad, que podemos enunciar con el simple dogma de convivialidad que sustenta el vigor moral de todas las religiones del mundo: No hagas a otros lo que te irrita que te hagan a ti.

La sociedad no le exige al individuo proezas sobrehumanas, quien logra destacar en esfuerzos superiores al común lo logra por exigencia personal. La sociedad solamente exige que los componentes que la integran tengan el sentido común de mantener una actitud y una conducta favorable al progreso moral y material.

Cuando el sujeto viola las disposiciones de salvaguarda de la integridad de la sociedad, ésta activa el mecanismo de compromiso de la sociedad con el individuo que conocemos con el nombre de justicia. La ética es un valor profusamente enunciado, lo que significa que sí es considerado de suprema importancia para la decencia, que es la actitud regida por los valores ascensionales de la sociedad, pero, lamentablemente, como sucede con todos los valores, son muy pocos los que la practican. Y así vemos a la sociedad clamando por justicia, sin percibir que lo que está exigiendo es venganza contra acciones de sus propios componentes individuales.

La conducta ética, al hacerse cotidiana, genera confianza y retribución, porque dentro del campo de la ética caen elementos como la honestidad, la rectitud, la honradez, la puntualidad, la sinceridad, la fidelidad o lealtad, es decir, la integridad. El sujeto ético es una persona íntegra, lo que nos lleva al campo de la estética, porque el fondo repuja la forma, y entonces, la forma de la persona ética es estética aunque no sea necesariamente hermosa. Con esto quiero decir que una conducta ética hasta aleja al cirujano plástico.

He creado un pequeño conjunto de preceptos básicos del comportamiento ético, inserto en el plano humano, que contempla: 1- Practicarás la generosidad. 2 – No serás indiferente ante el sufrimiento ajeno. 3 - No lesionarás para beneficiarte ni al planeta ni al hombre. 4 – Te importará el otro tanto como te importas tú. 5 – Serás justo aun pudiendo evitarlo. 6 – Aparatarás de ti la codicia. 7 – No ajustarás tu conciencia a tus realidades. 8 – Progresarás para servir de desarrollo a los que te siguen. 9 – Por humilde que sea tu obra debe generar respeto. 10 – No maltratarás a tus hijos.

Este último punto puede resultarles controversial al incluirlo en la lista de preceptos éticos, pero en la realidad el maltrato infantil es una de las causas más graves de comportamiento agresivo contra la sociedad, porque el niño maltratado suele transformarse en un adulto que solamente respeta lo que teme. La racionalidad social a la que nos remite la ética, nos exige amar a nuestros hijos de un modo tal que los conduzca a amar a los suyos.

Los hijos son la herencia que legamos a la sociedad y no es posible pretender una sociedad ética si la conforman individuos que actuarán impelidos por el desprecio hacia todo aquello que no signifique una amenaza real para su integridad física. Debemos recordar que la frase “mi hijo”, no significa propiedad sino responsabilidad. Un niño maltratado es un alarido de Dios en la conciencia.

Pluralismo

Como “pluralismo” se define la doctrina que sólo admite el mundo formado de individuos y conjunto de individuos. Pero el significado básico de la palabra es “multiplicidad”, lo que nos remite a aceptar que nuestra sociedad, y todas las sociedades del planeta, están integradas por múltiples tendencias y opiniones en su quehacer económico, político y social.

“Pluralismo” es lo contrario a pensamiento único, que es la razón de ser de los regímenes totalitarios que consideran que son dueños de la única verdad posible y que, como sus actuaciones están regidas por esa univocidad, aunque sean violatorias de los derechos humanos, no pueden ser susceptibles a críticas ni a juicios de valor. Por el contrario, la democracia propende a la coexistencia pacífica de todas las tendencias políticas, aun de aquellas que en un momento dado, por sus características autocráticas, puedan, de tomar el poder, destruirla. Por eso, precisamente se llama democracia, más allá de su definición elemental de gobierno del pueblo, porque es el gobierno que respeta la multiplicidad, es decir, el pluralismo, y constituye el único sistema en el que las minorías no ven aplastados sus derechos.

Tolerancia

Según el DRAE, “tolerancia” es respeto a la libertad de los demás, a sus formas de pensar y de actuar o a sus opiniones políticas o religiosas. Pero, además, la tolerancia es lo opuesto a fanatismo y desecha la violencia como método de imposición de las ideas. Uso la palabra en este trabajo por ser ampliamente conocida, aunque yo prefiero un término más preciso, como “aceptación”, pero podemos hacerlos sinónimos si definimos “tolerar” como espíritu de justicia, aceptación del otro y respeto a la dignidad de la persona humana.

Pero para aprender a ser tolerantes debemos analizar lo que significa la palabra “otro”. ¿Qué es el otro? ¿A qué me refiero cuando digo “el otro”? Pues, al que no soy yo. El otro es el no-yo. Por lo tanto, ese no-yo piensa y actúa de manera distinta a mí, es culturalmente diferente, aunque su condición socio-económica lo instale en mis predios o a mí en los suyos, y tiene preferencias distintas a las mías. Simplificando, la tolerancia es el ejercicio de la “otredad”, entender que es por el otro que me es posible existir. Porque así como hay personas diferentes a mí, yo también soy distinto para otras. Y que, exactamente, sin apelación, “con la vara que mides serás medido”.

Rafael Marrón González
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8 de noviembre de 2009

Mensaje a la pobreza

El joven político guayanés Wilson Castro me sorprende con una premisa impecable que resume mi predica liberal – definida en su contexto como amor a la libertad - y la coloca en el preciso lugar de su implementación consciente: “Los pobres no pueden darse el lujo de ser socialistas, eso es para ricos, los pobres – si quieren derrotar la pobreza - tienen que ser obligatoriamente liberales”. Y es así. Es muy machete ser socialista desde la dialéctica de ricos, mantenidos y de seudo intelectuales sensibleros.

Es fácil ser socialista desde la cima de Miguel Otero Silva, Pablo Neruda, Gabriel García Márquez o Saramago, o desde el usufructo lujurioso del poder de Hugo Chávez y Fidel Castro, o desde el ensimismamiento de la intelectualidad europea, que predica su Sermón de la montaña mirándose el ombligo en un café de la Torre Eiffel repleto de turistas de los países capitalistas, que dejan millones en las arcas del Estado hecho poderoso por la productividad liberal de su gente.

Pero que duro es serlo para un humilde obrero de salario ideologizado y servicios públicos destartalados, que sufre un deshilachado barrio sin agua y sin luz azotado por el hampa. Éste no tiene otra opción que ser liberal, es decir, convertirse en una herramienta individual de desarrollo o perecer - tragado por sus circunstancias - en el tremedal del pensamiento único, haciendo cola frente a una bodega del gobierno con los anaqueles vacíos.

Y precisamente por eso, el hombre es él – solo, sujeto, individuo - y sus decisiones. Hay que hablarle con esa claridad al pueblo - pues mientras la pobreza produzca poder, será - para combatir la dicotomía de los más humilde, pues mientras luchan denodadamente por “su modo de tener algo” y construir un espacio mejor y más justo para sus hijos, se dejan seducir por el discurso antagónico a su realidad, porque les promete la imposible justicia social – eufemismo con el que el socialismo de vitrina sustituye la promesa comunista de la repartición proporcional de la riqueza, dando a cada cual según sus necesidades- cuando cada quien debe recibir el producto de su esfuerzo personal de acuerdo a sus capacidades.

Precisamente la perversión del socialismo – que lleva cien millones de muertos históricos en su camino de un siglo hacia el paraíso comunista de vivir sin trabajar para lo que solamente hay que morir políticamente y borreguizarse – se sintetiza en su discurso demagógico conjugado en futuro que seduce por la oferta engañosa de la igualdad sin más mérito que el haber nacido ni más esfuerzo que el del pertenecer al partido. Y es que no hay nada más seductor que la promesa de gloria asignada al porvenir. Lo que no dicen es que quien quiera futuro tiene que invertir su presente y que no es posible ningún progreso si el pueblo no produce y éste solamente es productivo a cambio de una recompensa. Y a eso se llama liberalismo económico. Que llevó al éxito a China, Brasil y Chile. Aunque sus hipócritas jefes de Estado se apoden “socialistas”.

La ignorancia produce pobres

Por esa verdad inapelable y ante la inmensa publicidad del multimillonario gobierno de Chávez, que posee mercenarios infiltrados en los sindicatos y en todas las instancias de la vida civil y militar para difundir el engaño que le redituará una sociedad de eunucos mentales al servicio de su Estado de esclavitud - sumisa por la supervivencia - es necesario combatir la ignorancia, porque ésta, además de producir tiranías, es fuente inagotable de pobreza.

La ignorancia – uno de los jinetes del moderno Apocalipsis – va siempre acompañada del miedo, la superstición y el fanatismo, elementos paralizantes que impiden al individuo – varón o varona – realizarse a plenitud a través del desarrollo de sus potencialidades naturales. Así que la pobreza no es causada por la injusticia sino por la ignorancia que impide entre otras muchas cosas, luchar denodadamente por los derechos, al grado de que muchas personas se ajustan a la precariedad en lugar de reclamar la responsabilidad del estado en el cumplimiento de sus deberes.

La ignorancia tiene la facultad de cobijar a sus propios depredadores porque actúa por las emociones, incapaz de leer el orden interno de su realidad que le permitiría comparar el discurso manipulador del poder con la manera como vive, para lograr extraer la verdad que lo hará libre. Vencer la ignorancia no es enseñar a leer y a escribir, eso es alfabetizar y hay el ignorante alfabetizado y hasta doctorado que juega garrote, sino enseñar a convertir en sabiduría lo aprendido, a desarrollar el pensamiento crítico y a juzgar por la realidad y no por las ilusiones y promesas. Si una cosa ladra y mueve el rabo, es perro, aunque el ilusionista desde el poder diga que es un piano.

¿Qué es ser pobre?

La pobreza tiene distintos indicadores científicos que miden la situación del individuo de acuerdo a sus ingresos o a su capacidad de ahorro o si vive en barro o urbanización. De esto se desprende que es pobre quien no tiene. Sin embargo considero que la pobreza debe medirse por la capacidad o incapacidad del sujeto para vencer sus limitaciones naturales o culturales, y desde esta percepción hay pobres fijos y pobres en tránsito, y los pobres fijos se dividen en pobres porque no pueden tener y pobres porque no quieren tener.

Los pobres porque no pueden, son aquellos que – como decía la madre Teresa de Calcuta – no pueden aprender a pescar y hay que darles el pescado. Los pobres porque no quieren son los que esconden en la pobreza su incapacidad para vencer sus debilidades humanas. Cuántos de estos hay que prefieren dedicarse al cultivo sistemático de la miseria, convirtiendo sus ingresos económicos – por cuantiosos que estos sean - en herramientas de destrucción personal y familiar. Para estos la pobreza es una excusa, una justificación de su actitud negativa, son lo que adosan las consecuencias de sus actos a Dios, a una idiotez que llaman “suerte” o al gobierno o a cualquier otra circunstancia que les sirva para evadir su responsabilidad.

Como ejemplo, tengo años recomendando a los trabajadores de la nómina diaria de las empresas de Guayana, que lleven su salario completo a la casa para atender como primerísima prioridad el progreso familiar, porque es incongruente que la ignorancia dilapide su estabilidad laboral y su salario – que es el pago en efectivo por un tiempo de su vida que no volverá – para producir miseria y delincuencia. No es concebible que estos trabajadores gasten un elevado porcentaje de su salario, en un millón de cajas de cerveza todos los meses. Tal fortuna al año nos da una justa dimensión de la mentira que esconde la pobreza producida por la incultura que extrema los vicios y es excesiva en sus artificios sociales. Y si algo es injusto sería que los pobres porque no pueden y los pobres en tránsito tengan que sufragar la manutención de esta cáfila de vagos, viciosos y sinvergüenzas.

Entre los dos extremos, la superación

Por eso es tan importante la afirmación de Wilson Castro: “Los pobres no pueden darse el lujo de ser socialistas”, puesto que, entre los pobres porque no pueden y los pobres porque no quieren, están los pobres en tránsito, dispuestos a superarse mediante el trabajo, el estudio y la responsabilidad.

El único capital con que cuentan es su voluntad – que es el carburante que impulsa la inteligencia y las potencialidades – y ésta solamente encontrará oportunidad de erguirse frente a la adversidad circunstancial del nacimiento, con las opciones que brinda la libertad. Pero si se dejan seducir por el facilismo del discurso pobrecitista – la hipnótica serenata socialista, una paradoja que pregona contra la pobreza sobre los hombros de la pobreza – pivotada en el resentimiento social – que no es más que envidia purulenta - se convertirán en parásitos para la servidumbre del poder omnímodo que a cambio de un promesa de almuerzos gratuitos, les castra sus posibilidades.

Frustrados cascarones de lo posible. Para la lástima. Es la libertad el escenario donde será fructífero su esfuerzo para el logro. Porque la libertad es el espacio impune para el pensamiento ascensional. Hay que ver la cantidad de personas que sin grandes salarios y viviendo en zonas humildes, desarrollan una existencia digna, edificando una oportunidad para que sus hijos tengan un escalón más elevado para su lanzamiento a la vida. Para ellos la pobreza es un acicate, cuya expresión es su forma modesta de vivir… pero vislumbrando siempre el horizonte con un sueño en las pupilas. Sólo quien sueña es capaz de construir.
Rafael Marrón González
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1 de noviembre de 2009

Inepto de revolucionario viene

El espíritu heroico de las grandes revoluciones - como la que creó la república en Inglaterra, libertó y unificó a los Estados Unidos – única revolución exitosa de la historia - dio al traste con la monarquía en Francia – para instaurar otro imperio pero más ridículo - y separó América de Europa – destruyendo, sin proyectos sustitutivos, 300 años de experiencia administrativa - ha sido usurpado por cuanto disparate criminal como Lenin, Fidel o Marulanda o Mugabe quiera hacerse con el poder por el terror en cualquier lugar incivilizado del mundo.

Lo cierto es que la palabra “revolucionario” – capitalizada por las izquierdas, así en plural - degradó a piltrafa prehistórica, retrógrada y sanguinaria sin honor y sin causa. Un “revolucionario” es cualquier idiota con la genética maltrecha que traduzca a violencia su resentimiento social, su flojera congénita o su débil honestidad bajo la consigna “ser rico es malo” mientras usurpa con su mediocridad los espacios del mérito y se enriquece con el discurso de la mentira y que a falta de talento y ante su probada ineficacia, necesita paradigmas publicitarios para convencer, así sea con la imagen de nulidades importadas como el sanguinario Che Guevara a quien Fidel designó ministro de economía y arrasó con la productividad nacional, por lo que lo mandó a revolucionar a Bolivia donde le aquietaron la loquera.

Que entre revoluciones te veas

La tragedia de Venezuela es que, luego de su única revolución con una propuesta digna y mientras el mundo enfilaba hacia el futuro, ha sufrido la sangría impenitente de 22 revoluciones intrascendentes:

“revolución de la cosiata”, “revolución de las reformas”, “revolución popular”, “revolución de marzo”, “revolución federal” – la más idiota de todas, pues luego de 4 años de matazón terminó en un feroz centralismo - “revolución la genuina”, “revolución azul o reconquistadora” – que produjo “el más débil de todos los gobiernos” - “revolución liberal o de abril de 1870” – cuyo término se produjo cuando “las gallinas empezaron a cantar como gallos” - “revolución de Coro”, “revolución liberal restauradora” – que se la cogió Gómez convirtiendo a Venezuela en su hacienda personal - “revolución libertadora” – que sucumbió en Ciudad Bolívar derribando media ciudad - “revolución de la nueva democracia”, “revolución de octubre” - que parió a Pérez Jiménez y su “revolución" del nuevo ideal nacional” - “revolución del 23 de enero” – que instauró la democracia para luego corromperse con su clientelismo político y engendrar a Hugo Chávez - “revolución" de Castro León”, “revolución" de Ely Mendoza”, “revolución" del barcelonazo”, "revolución" del carupanazo”, “revolución" del porteñazo”, “revolución" de las guerrillas”, “revolución de los comandantes o del 4F ” – las últimas siete “alzamientos” porque fracasaron - cada cual más idiota, criminal y torpe, salvo la del 23 de Enero que condujo al país por algunos 25 años de desarrollo antes de ser devorada por la codicia - en realidad todas fueron golpes de Estado, pues el fin último fue la toma del poder de facto, y, para remate insólito, luego de ganar las elecciones de 1998, el gobierno surgido de la urnas por mandato constitucional, se declaró "revolucionario" sacando de la boinacolorá una tal “revolución bolivariana” - la N º 23 – para justificar su ineficacia y corrupción, es decir, para ingresar al exclusivo club de la idiotez con la revolución cubana como paradigma - lo que ya es suficiente definición para ahorrar espacio - pues el parasitismo social – mendicidad institucional que en el chinchorro espera “la repartición proporcional de la riqueza” creada por otros - la ignorancia – ahora borlada en universidades ad hoc - y la ranchificación del país – que ya comienza a presentar aspecto habanero con desperdicios por doquier, ranchos de deshechos, malos olores, “alumbrones” y sequía aliviada con totuma - constituyen su promesa de futuro, pero con los revolucionarios divididos en opulentos y zarrapastrosos. Como siempre.

La patria es la gente

Tenemos el deber de entender que las revoluciones de ahora – por su característica marxista implícita en el término, porque no existen revoluciones liberales - son procesos involutivos – una vuelta al carro de mulas que nunca tuvimos en Venezuela - que pretenden destruir lo construido para edificar sobre sus ruinas el desvarío que sustenta el proyecto de vida de un autócrata faramallero pivotado en un Estado de servidumbre. Por lo tanto, no es lógico pensar que estén interesadas en el progreso intelectual del pueblo, pues el conocimiento es libertario.

Para el revolucionario que infecta América Latina, la patria está simbolizada en la entidad totalitaria a la cual el pueblo debe incondicionalidad y culto, por lo que ese pueblo debe ser profundamente supersticioso, dependiente y sumiso, es decir, sobrevivir en la chapoteante indignidad que la ignorancia procura – ese es el “hombre nuevo” que incubaba el Che: Un andrajo moral con las manos como cuencos.


Por el contrario, la patria es la gente para los evolucionarios y por ello se busca el desarrollo cognitivo del pueblo a través del individuo, incentivando el pensamiento crítico para lo que es indispensable la libertad que, a través del desarrollo del individuo, induce el progreso general, porque el progreso sólo puede ser colectivo.

Y así, mientras las revoluciones muestran al mundo, luego de decenios de opresión, el rostro de la miseria que el parasitismo social depone, los países evolucionarios en tiempo paralelo han logrado mostrarnos el esplendor del futuro por la inteligente laboriosidad de su presente. La comparación es fulminante para las revoluciones decadentes, que boquean moribundas entre ademanes grandilocuentes.

La revolución que necesita Venezuela

Un país como Venezuela, envidia de muchos por sus recursos naturales – que no son una maldición sino que han sido inutilizantes – no necesita revoluciones sino sensatez, conocimientos y responsabilidad: Si cada ciudadano se hace cargo de sus responsabilidades - consigo, con los suyos con la sociedad - y de las consecuencias de sus actos, estaríamos frente a la más portentosa revolución de la historia de la humanidad.

Y eso significa que Venezuela lo único que requiere es que su población en mayoría de edad asuma su condición adulta, pues lamentablemente todos los gobiernos que el país ha tendido han sido absurdamente paternalistas, al grado de generar una perturbación moral – exacerbada en el proceso “bolivariano” – que paulatinamente fue edificando una actitud aduldolescente colectiva - irresponsable, impuntual, indiferente y dependiente – que ha minado las bases productivas de la sociedad.

Un país con una población mayoritariamente ciudadana – porque taras hay en todas partes – y una institucionalidad fortalecida cuya legalidad someta a su imperio inexorable tanto a gobernados como a gobernantes – los líderes en una sociedad moderna no sustituyen a las instituciones - y una economía diversificada – de libre mercado - basada en el trabajo creador de su pueblo del que dependiera el Estado, sería la fórmula evolucionaria que despojaría para siempre a nuestra patria del hórrido maleficio revolucionario cuya traducción moderna es ineptitud.

Si lo dudan, hagan un inventario de los servicios públicos en Venezuela después de casi once años y un millón de millones de dólares malbaratados por esta pútrida revolución pelética, peluda y peletancuda.

Nota:

Así como revolucionario proviene de revolución, evolucionario deriva de evolución. Y es el sustantivo ascensional que emite un sentido positivo frente al embate destructor del decadente “revolucionario”, imposible en la era científica y tecnológica que vivimos.
Rafael Marrón González
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25 de octubre de 2009

La ideología en las entidades totalitarias

Los hombres de poder son entidades totalitarias para quienes su voluntad tiene que ser la ideología de los seguidores. Sean teocráticos, nazis, comunistas o fascistas el cordón umbilical es el ansia desmedida de poder producida por una patología narcisista que ejerce una inexplicable fascinación sobre colectivos supuestos inteligentes que pierden la necesaria racionalidad frente al carisma voluptuoso - erotizante – que emana de estas figuras estigmáticas, al grado de perder la noción del peligro.

Es digna de estudio psiquiátrico la captación hipnótica que activan estos personajes, regularmente ineficientes y corruptos, pero de verbo irreverente y de posturas heroicas que rayan en el ridículo – emblemáticos el saludo de Hitler o las manos a la cintura de Mussolini o el golpear el puño izquierdo contra la palma derecha de Chávez.

Esta realidad nos lleva a aseverar que el totalitarismo no existe sino que es el resultado de la complicidad convocada por el magnetismo de la entidad totalitaria que se erige símbolo viviente de la nación y por lo tanto todo quien lo adverse es apátrida. Que de los más despiadados liberticidas de la humanidad, Stalin, Fidel y Mao sean comunistas, Hitler, nacionalsocialista y Mussolini fascista es irrelevante, para lo que nos ocupa; tienen idéntica implicación sociológica los personalismos como el “franquismo” de Franco - cobijado bajo el clericalismo radical - el “evitismo” de Perón - devenido peronismo - o del bolivarianismo ad hoc de Chávez mutado en “chavismo”.

La ideología siempre es secundaria, en todo caso es una metodología para instaurar el Estado de servidumbre inherente a la actuación despótica de la entidad totalitaria, por dos vías: La represión que instaura el miedo – sin el cual no es posible que un hombre de verdad resigne la libertad y sus derechos derivados - y la sumisión por la supervivencia, que comienza por los más débiles, pero que al final oprime a todos.

Chávez ha degradado comunista - de eso no hay la menor duda – y, si no lo detenemos, el destino que espera a Venezuela será el de todos los países que han tenido la inmensa desgracia de caer en las garras de esa secta criminal. Sin embargo, el comunismo de Chávez ha sido claramente asumido, no como ideología motriz, sino como vector de su condición patológica como entidad totalitaria.

Esto es importante entenderlo para poder descifrar la dimensión de lo que hemos venido enfrentando los venezolanos y que ha llevado a demasiados analistas a juzgar la situación desde una óptica formalista que se sorprende de la absoluta falta de escrúpulos de Chávez, que llega al paroxismo de subordinar los poderes públicos de control, manejar a su arbitrio los recursos del Estado y de fanatizar a miles de sus débiles mentales a conciencia de la criminalidad implícita en la sensación de impunidad. Y esa evaluación ingenua de esta entidad totalitaria genera errores de operación en el campo de la oposición que se niega – inconscientemente - a pronunciar la definición precisa, colaborando así con su ficción democrática.

No mienten pero nadie les cree

Chávez – como entidad totalitaria - jamás ha mentido sobre sus intenciones, su irrupción en la escena política fue con el discurso de la violencia y la descalificación inmoral – “escuálido” significa “no gente”, como el cognomento “gusano” que Fidel aplica a los hombres libres, estrategia para eliminar la condición humana de los adversarios para que puedan ser asesinados por sus débiles mentales, sin cargos de conciencia.

Los documentos confiscados en la derrota de su golpe de Estado reflejan la visión mesiánica y destructiva de su carácter despótico, además de su prédica contra la propiedad privada, la exaltación de la economía planificada y la satanización de la productividad.

Y es que todos los hombres de poder han sido brutalmente francos, pero la ingenuidad adormecida por la tradición se niega a admitir que lo que escucha es el proyecto que indefectiblemente se va a ejecutar desde el poder. Hitler se cansó de expresar públicamente su odio al pueblo judío, anticipó que lo iba a exterminar si llegaba al poder, lo decía inclusive en presencia de familias judías que lo invitaban a cenar con la esperanza de ingresar a su círculo íntimo y no faltaron judíos que prestaron su apoyo financiero para dotarlo del poder que los aniquiló y que, fascinados por la entidad totalitaria, llamaban radical al periodista – voz solitaria que clamó en el desierto - que los alertaba.

Jamás le mintió al pueblo alemán sobre sus intenciones expansionistas y criminales. Pero todos pensaron que era un discurso oportunista dada la crisis económica y social que atravesaba Alemania y por ello obtuvo la complicidad infantil de la sociedad que muy tarde comprendió la estupidez de su incredulidad. Sin esa colaboración, que incluyó a filósofos, académicos, militares, aristócratas, obreros, sindicatos, Hitler jamás hubiera existido. Lo que nos indica que la patología totalitaria deslumbra y desarma la lógica lo que le permite instaurar el régimen totalitario que lo exalta.

De esa manera Chávez ofreció al populacho “freír cabezas de adecos” – que traduce “eliminar a todo quien no esté conmigo incondicionalmente”, y, por ese sol que nos alumbra, que lo cumplirá…. si lo dejamos. Pero a su lado pululan todavía empresarios, sindicalistas, gente de la clase media idiotizada por los privilegios y buena parte del pueblo, convencidos todos, por la torpeza de la ilusión, de que “Chávez no es así”. Pues, sí lo es.

Es una entidad totalitaria con una idea fija: Quedarse para siempre en el poder. Así tenga que aniquilar a media Venezuela. Y su metodología de control social es la comunista – que en su sistema operativo es fascista, como lo es el nazismo, el peronismo, el franquismo y todos los “ismos” totalitarios que en el mundo han sido y serán – y eso significa sencillamente todo el poder – político, militar, económico, religioso – que en el caso de Chávez es antropológico - para el Estado que el gobierno usurpa, es decir para Chávez, que convirtió la jerarquía militar inherente a la presidencia de la República en un grado activo - porque las entidades totalitarias se sustentan en ejércitos, así sean papales – y que la sociedad de bienestar desaparecerá engullida por la ignara masa igualitarista seducida y sobornada, que luego de destruir gozosamente todo lo construido, se sentará a llorar su miseria histórica sobre los escombros de lo que fue Venezuela. Como Cuba. Porque para la ignorancia, “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Una de las más conspicuas idioteces de la que tenga noticias en el amplio campo de la estupidez humana.

La respuesta de los demócratas

La democracia ha sido la propuesta civilizada para combatir la tendencia totalitaria que anida – como la codicia - en todo hombre en su estado natural. De allí que la democracia sea una propuesta cultural, por eso es tan difícil de introyectar por el hombre común para quien los preceptos democráticos son exquisiteces que amenazan su almuerzo y cuya ignorancia lo hace fácil presa de la inescrupulosidad totalitaria que lo convence de que su “soberanía” alcanza proporciones supra constitucionales, lo que demuestra aprobando alteraciones que anulan la democracia.

Pero es la política la respuesta a las entidades totalitarias, que no son políticos sino hombres de poder. En Argentina continúa vivo el desastroso peronismo porque no se derrotó políticamente, sino que se interrumpió con golpes militares de mediocres dictadores de instintos asesinos, hoy sentenciados por la justicia. En Venezuela la cosa no le ha salido tan bien a Chávez como a Fidel por el espíritu libertario que todavía anida en la mayoría de los venezolanos, pero esta entidad totalitaria hará lo que tenga que hacer sin pararse en mientes para lograr sus fines. Pero su ciclo histórico se está cerrando demasiado pronto y cada vez tiene menos fuerza popular, por eso la política debe asumir su compromiso para desterrar el miedo, que sustituyó la esperanza que Chávez encarnó alguna vez, en el espíritu del pueblo y debe coadyuvar en América entera para vigilar la legitimidad de desempeño de estas entidades totalitarias camufladas, que usan sin pudor las debilidades de la democracia para destruirla. Es la política el formidable enemigo de toda entidad totalitaria. Y todas han sucumbido a ella.
Rafael Marrón González
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