Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

16 de diciembre de 2012

LA ESTAFA DEL 7-O



Las palabras precisas que develan el drama político de la república, signada hoy por la más peligrosa incertidumbre de su historia contemporánea, las pronunció el propio Hugo Chávez, la noche del sábado 8 de diciembre, al confesar que su cáncer “había regresado”  - como si se tratara de un agente viajero y no de una grave enfermedad establecida en su organismo, de la cual tenía pleno conocimiento y estaba consciente de sus devastadores efectos, pero aun así cometió la insensatez de lanzarse como candidato a la reelección con las consecuencias, previsibles, que sufre hoy la nación: - “… Si algo ocurriera que me inhabilitara de alguna manera (…) mi opinión – o ¿mi orden? - firme, plena como la luna llena – la luna llena mengua inmediatamente - irrevocable, absoluta, total – vaya manera de “opinar” - es que elijan a Nicolás Maduro - ¿cómo sería el revolcón de Jaua, Cabello, Ramírez…? - como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela – jamás se había visto un elefante volar. Yo se los pido desde mi corazón”. Una vaina así como “métanle 30 años a la juez Afiuni”. O “Aristóbulo vas de candidato para Anzoátegui porque ya Tarek no me gusta”. Pero se equivoca Chávez si cree que este país permitirá que este mayoral monte el caballo de Juan Charrasqueao.  

Para empezar la Constitución es muy clara: “… Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o la nueva Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional”. Y punto. Si Chávez quiere que sea Maduro su sucesor como jefe del chavismo, es un asunto íntimo de los chavistas, nosotros no tenemos vela en ese entierro.

Seguro estoy que al faltar el amo del circo comenzarán a crecer los enanos. Así que la oposición tiene un  nuevo reto y de lo más singular, prepararse para un proceso electoral inminente, o por imposibilidad de asumir el mando en enero o por imposibilidad de continuar gobernando a partir de enero. Y aquí no cabe “transición”, la situación de la república es sumamente difícil, esta pandilla de inescrupulosos sepultó las aspiraciones de progreso del país por el desarrollo de su gente, cometiendo el crimen nefando de tentar al pueblo ingenuo con la promesa de vivir sin trabajar, es decir como parásitos.

Para estos dos escenarios, tanto el probable como el inapelable, la oposición tiene el deber moral, por el interés superior de la nación, de permanecer unida, amurallada alrededor del mejor de los líderes posibles – los intereses bastardos tradicionales deben ser constreñidos - y convocar al pueblo al rescate de la democracia y sus instituciones, vulneradas por las ansias de poder de los herederos del ilusionista de la necedad.

Venezuela no admite pactos suicidas con sus depredadores. Ya pasó aquella hora loca en la cual la autodesignada representación de la “sociedad civil” le dio una patada a la mesa, entregándole al chavismo la Asamblea nacional, lo que permitió se legislara a contrapelo de los intereses de la democracia.

La estafa del 7O

El 7 de octubre el CNE cometió un acto doloso contra el orden republicano al permitir la participación de un hombre gravemente enfermo, por las posibilidades de ganar, en esa contienda electoral, con pleno conocimiento del riesgo político que corría el país al no poder asumir la presidencia por imposibilidad física, como a todas luces está ocurriendo en este momento.

Se gastaron millones y se burló la credibilidad del pueblo al hacerle creer que Chávez estaba curado, gracias a la portentosa ciencia cubana – obediente a las instrucciones de Fidel, a la que solo un insensato confiaría su vida, como lo pronosticó Lula: - “Por terco se va a morir”. Y esta estafa a la nación viene acompañada de una peligrosa crisis económica, que puede desembocar en una inflación desquiciada, sin posibilidades de contención, porque no hay dólares para enfrentar las cuantiosas importaciones de los insumos de primera necesidad a las que las pésimas políticas públicas del socialismo cubano empujaron al país, al minimizar su aparato productivo, y los entrañables camaradas chinos, que están hasta en la sopa con sus negocios de recolección el ahorro nacional para ingresarlo en sus arcas capitalistas, no están dispuestos a seguir soltando plata y exigen el pago de su factura con petróleo contante y sonante y a mitad del precio internacional, lo que ha sido un acto de traición a la patria, porque el petróleo es una lealtad común del pueblo venezolano.

Así que la herencia que deja el chavismo a su paso por el gobierno solo es comparable a la devastación de un tsunami asiático: Moral pública por el suelo. Corrupción cinco estrellas, Pobreza escalofriante. Infraestructura devastada. Moneda devaluada. Educación atrasada, Sistema de salud desmontado. Delincuencia al mando con moto propia y pistola permisada. Caos urbano. Campos desolados. Pacto social interrumpido. Igualitarismo salvaje. Hordas criminales amenazantes – “si Chávez muere, matamos”. Nómina estatal impagable. Costo de la vida suicida. Ineficiencia. Ineficacia. Desidia. Abandono. Improductividad. Saqueo.

Y un pueblo chavista seducido por el embuste de la inmortalidad de un Chávez mirándose el ombligo, estupefacto por la posibilidad de tener que trabajar, después de asegurarle que revolución es... papa gratis.     

14 años de disparates

Jamás en el devenir de nuestra historia encontramos tal cúmulo de disparates antinacionales como los cometidos por el chavismo en su estúpido afán de imponer el comunismo – socialismo siglo XXI lo llaman en su delirio – cuya secuela histórica es un catálogo de perversiones, crímenes horrendos y atraso tecnológico, con Cuba como ejemplo palpable: Aquí no hay hueso sano, por donde se mire hay huecos, oscuridad, sed y fealdad o una invasión destartalada o un conglomerado humano clamando justicia o un montón de obreros chavistas confundiendo socialismo con capitalismo pa´los obreros, exigiendo cumplimientos contractuales, después de haber reelegido al patrono incumplidor.

Miseria franelita colorá y ladridos a la luna. Ah, pero eso si tenemos un nuevo panteón nacional, terminado con la prisa cerrada que ya quisiera para sí la “gran” misión vivienda, que albergará exclusivamente los restos de Bolívar y los de su reencarnación, que mando a cambiar el retrato histórico por un bembón pelo chicha que se parece tanto a ti.

Un ejemplo para el futuro

La generación que se levantó al ritmo del uh, ah, debe asumir una posición de vanguardia en la lucha por introyectar el trabajo, el estudio y la responsabilidad como únicas herramientas posibles para el desarrollo individual que hará posible el progreso colectivo, para que nunca más un flautista siniestro vuelva a guiar al pueblo ingenuo hacia el abismo, para entronizarse en el poder, abusando de la ignorancia, la superstición y el miedo, que son los verdaderos jinetes de ese apocalipsis llamado, impropiamente pobreza – que es una forma modesta de vivir - pues en realidad es miseria mental que impide al hombre elevarse por encima de sus circunstancias y lo mantiene a merced de los vicios incapacitantes. Sale pa´llá.     

Rafael Marrón González

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SOCIALISMO Y PROPIEDAD PRIVADA



Una sola pregunta acaba con la duda de si es comunista – o socialista que en la práctica es la misma vaina – o demócrata liberal: ¿Respeta usted la propiedad privada como derecho fundamental del ser humano junto con la vida y la libertad? Si guabinea es comunista. Y punto.

La oposición a Chávez nos tiene revueltos a tirios y troyanos. Y lo peor es que hay políticos, de probada vocación democrática, que sienten aversión por defender la propiedad privada, por la posibilidad de no caerle bien a la masa ignara: Esos les hacen el juego a los comunistas ávidos de robarse el esfuerzo ajeno, del que tiene mucho, por donde comienza el robo, como del que tiene poco, cuando la destrucción de la productividad comienza a generar hambre colectiva.

Y es que, a pesar del esfuerzo colectivista de los comunistas – una secta de asesinos, ladrones y pervertidores de menores -  la propiedad privada es un derecho fundamental en el mundo moderno – y un valor vital de la democracia - indefectiblemente unido al concepto político de libertad, en su definición de “no dependiente” o fuera del estado de servidumbre, es decir que  la propiedad libera al hombre de su dependencia de un amo privado o público, lo que genera un poderoso estímulo para la creatividad como ingrediente activo para la prosperidad individual que genera el progreso general, y es en conocimiento de esto que Chávez perversamente engaña al pueblo ingenuo fingiendo cumplir sus aspiraciones de propietarios, entregándole tierras y viviendas bajo una supuesta propiedad que está condicionada exclusivamente al uso, sin disfrute - facultad de percibir los frutos y los productos que la cosa genera  - y sin disposición - facultad de disponer o decidir el destino de la cosa, esto es, derecho a destruirla, consumirla, enajenarla, gravarla o conferirle a otras personas, total o parcialmente, prerrogativas sobre la cosa, como la herencia, por ejemplo –

Por ello, en su discurso populista, para engatusar débiles mentales, el comunismo insiste en que la tierra es para quien la trabaja – en realidad el producto del trabajo del campesino es para el Estado - y la vivienda para quien la habite, pero con mucha justeza, lo que explica la estúpida ley de inquilinatos chavista que ha logrado eliminar  la vivienda de alquiler, pues en el socialismo los espacios excedentarios o de uso no imprescindible deben ser asignados a familias deshabitadas.

Allí está la otrora pujante Cuba convertida en criadero de parásitos sociales, gracias a la espléndida visión colectivista de un ilusionista de la necedad, mutada en vedette de boudeville de la gran estupidez universal. Lo cierto es que el crecimiento y desarrollo de los pueblos se puede explicar por su actitud frente al principio de propiedad privada.

Corea del Norte no tiene respeto al principio de propiedad privada…y está en la miseria. Hong Kong respeta el principio de propiedad privada y es una de las economías más prósperas del mundo. La República Popular China ha sorprendido al mundo al introducir en su Constitución que la propiedad privada es un principio sagrado, promovido y defendido por el Estado. Con esta enmienda han enterrado el viejo proyecto comunista.

Ahora los chinos son los líderes en la construcción de economía de mercado. Y es que hasta los  mandamientos de la ley de Dios implícitamente reconoce la propiedad privada y prohíbe su violación: En ellos se incluye “No robarás”, porque “robar” es “tomar para sí lo ajeno”, es decir lo que es propio de otro.

Una propuesta concreta

Y aquí, entonces, contrarío la tradición, porque considero que es hora de revisar la definición del término” absoluto”, como “lo que no tiene excepciones”, pues por su afectación a derechos como el de la vida, la propiedad y la libertad, es necesario ampliar hasta lo que debe obedecer a complejos procesos constitucionales y legales para poder ser revocado.

En el caso de la propiedad privada tiene como excepción única la utilidad pública o el interés general – por lo que no se considera absoluta en nuestra legislación - aunque para aplicar esta excepción el Estado tiene que cumplir con un mandato constitucional previo – lo que el chavismo prepotente y envalentonado obvia -  que es poseer una sentencia firme de un tribunal - probando que no existe alternativa - y para lograr ésta  debe  tener aprobado el proyecto que afecta la propiedad, con su financiamiento presupuestado, y, después del pago justo y oportuno del bien, se ejecutará la expropiación.

Por lo tanto, como el gobierno no puede expropiar sin cumplir previamente con los requisitos señalados, la propiedad privada debe ser considerada absoluta - para impedir que los abusos de gobiernos forajidos se cubran con un velo de legitimidad - tomando en cuenta que la Constitución establece que la expropiación procede solamente por “utilidad pública – no significa “del gobierno” - o interés general” es decir, para aquello que beneficie a toda el conjunto poblacional.

Un caso similar ocurre con el derecho a la vida, que es inviolable, es decir es un derecho absoluto, sin embargo por una “ficción jurídica” el estado reconoce “la defensa propia”, el “pánico insuperable” y la “defensa de la familia o de la propiedad” como excepciones a la aplicación de la pena, pero eso no altera la inviolabilidad constitucional de la vida.

Así que procede la calificación de “absoluta” aplicada a la propiedad, si en la Constitución se establece que solo puede ser vulnerada en casos especialísimos o estrictamente excepcionales. Y esta propuesta tiene, y por estricto sentido común, que ser una bandera política de amplio espectro para luchar con un discurso aglutinante, contra el perverso colectivismo comunista, que Chávez encarna en Venezuela. Ya basta de poses veleidosas, ser o no ser es la consigna, no hay espacio para la diplomacia, los enemigos de la propiedad privada deben ser desenmascarados, así pasen eventualmente como aliados, pues lo que está en juego es demasiado importante para la república democrática que aspiramos restituir.

Rafael Marrón González

       

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LOS MITOS DEL SOCIALISMO




Pocos de los aduldolecentes socialistas – ojo, hay que distinguir de los socialdemócratas o demócratas sociales, que,  a pesar de las evidencias. siguen tozudos, para no confesar su equivocación - seguidores incondicionales de una ilusión conjugada en un idílico futuro que jamás se concreta, conocen en realidad las características opresivas de este tipo de regímenes que sólo pueden sostenerse por la fuerza colosal de las armas, pues ningún hombre de verdad está dispuesto a rescindir su derecho a la libertad sino es por la aplicación de una fuerza superior que domine su naturaleza, y ésta es el terror psicológico como consecuencia de la aplicación sistemática de técnicas de control de la población cuya subsistencia deriva de la sumisión – sin carnet del PSUV no hay paraíso.

A nuestra juventud encandilada por el discurso redentor que ofrece un cielo, al que para entrar hay que morir políticamente primero,  hay que decirle que para ser un rebelde social e indignarse con la exclusión, no es preciso ser comunista sino justo – demasiados socialistas juveniles se convierten en adultos explotadores - pues es la justicia- con énfasis en la equidad – la que al dar a cada quien lo que le corresponde obliga al individuo a convertirse en herramienta de su progreso, y la sociedad otorgará su sitio a cada cual según sus capacidades, por reconocimiento del mérito, y esa es la lucha que se debe librar.

De la solidaridad comunista

El disparate socialista pretende ascender por “solidaridad” lo que explica la dimensión de su fracaso histórico, pues la solidaridad es, por imperativos de la cohesión social, una relación entre iguales y, hágalo quien lo haga, ente público o privado, si la relación es entre desiguales se llama filantropía, que en el caso privado es loable, además es una acción moral, pues se ocupa de mitigar el sufrimiento de los más débiles, pero es grave cuando se usa como política de Estado, que es al fin y al cabo lo que hace Chávez, porque convierte en parásitos a individuos cuya trayectoria apuntaba hacia lo productivo – Raúl Castro declaró indignado, al encargarse del poder en Cuba, que los cubanos no podían seguir siendo los únicos seres del planeta que vivían sin trabajar, es decir como parásitos.

Así que la fulana “solidaridad” comunista es un mito que se aprovecha de la natural generosidad de los pueblos con sus pares, para convertirla en una acción política parasitaria que le reditúa incondicionalidad, y, en el caso de Chávez, votos a granel para seguir, como garrapata, aferrado al poder como fin.
En otros términos, para el comunismo, y para la ignorancia supina que anda a gatas tras las monedas que Chávez lanza al voleo desde su totuma petrolera – Chávez con petróleo a $10 será historia - “solidaridad” es igualdad por debajo y eliminación de la división del trabajo, que es otro de los anzuelos “socialistas” para engatusar resentidos sociales – “al gerente le toca el viernes lavar los baños”- que atrapa demasiada gente con aspiraciones pero sin la voluntad necesaria para lograr sus metas.

Puro blabla

El socialismo, como discurso de un disparate que enamora jóvenes románticos - y ancianos espinilludos - llenos de aspiraciones justicieras insufladas por el manual de Robin Hood – “quien roba a Pedro para darle a Juan, tiene el amor de Juan” - en la realidad es un sistema empobrecedor, indefectiblemente vinculado a gobiernos dictatoriales, definidos como “democracias populares” por la prensa de izquierda - en una absurda contradicción – que imponen militarmente, a sangre y fuego, el personalismo, el estatismo, el partido único, el sindicato único (en realidad un comisariado del partido), el líder único, infalible y eterno, así tenga cáncer; el igualitarismo (igualdad por debajo) y el colectivismo (lo que es de todos es de nadie), lo que los lleva irremediablemente al fracaso, sencillamente porque todo eso es antinatural.

Y ese es uno de los problemas que confrontamos los liberales: Que el discurso romántico y pobrecitista del socialismo flota incontaminado por encima de la ruina económica hambreadora y los cien millones de homicidios que los socialistas, en busca de su utopía comunista, han cometido antes de fracasar estrepitosamente y convertirse en obesos capitalistas salvajes - China vaya adelante.

Y es que ese discurso atrapa especialmente a la juventud - aunque hay mucho inmaduro que sigue aferrado a sus espinillas juveniles - que no ha incursionado críticamente en la historia. Por eso es tan importante llevar a nuestros estudiantes la verdad resultante de comparar el discurso romántico socialista con la realidad de un siglo de crueldad de este perverso sistema esquizofrénico enemigo de la libertad, del individuo, de la propiedad privada y de la democracia.

La base del discurso socialista

El basamento de la engañifa socialista la constituye, además de la explicitada “solidaridad” y la igualdad por encima de la libertad, la repartición proporcional de la riqueza, un mito muy productivo entre la ingenuidad popular, por el atractivo de la palabra “riqueza”: Pablo de Tarso hizo doctrina que para poder repartir primero hay que producir, y no hay nada que odie más un socialista que la palabra “producción”.

Pero su mayor mito es la llamada “plusvalía del trabajo”, que le hace la boca agua a los ingenuos, pues predica que la mano de obra tiene un  valor superior en la relaciones de producción y es la que fija el precio del producto, lo que es un soberano embuste, pues es la utilidad, su necesidad, la que fija el valor, reflexione y lo descubrirá, Todo eso bajo una economía planificada por el Estado, propietario del aparato productivo, comercial y financiero y, por lo tanto, todos los ciudadanos comen si el Estado quiere lo que el Estado desee a través del paternalismo oficial – estupidez que arruinó la democracia venezolana, incapaz de generar un proyecto económico de nación adulta por el perverso clientelismo político - ejercida por un poderoso gobierno central, controlador, confiscador, interventor y, por supuesto, necesariamente represivo.  Sale pa´llá.

Rafael Marrón González


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¿SOCIALISMO O JUSTICIA?



La filosofía según mi percepción de las cosas, es visión razonada del objetivo real, por lo tanto la pregunta pertinente es ¿cuál es el objetivo real en la lucha contra la pobreza? ¿Lograr que el individuo, según sus capacidades, mediante el trabajo, el estudio y la responsabilidad, sea un instrumento de su propia redención o decretar desde el Estado omnipotente la eliminación de la pobreza por el expedito procedimiento de abolir la propiedad privada, la división del trabajo y la acumulación de capital, para crear una masa amorfa de parásitos sociales sumisos por la subsistencia, tal cual es la propuesta socialista?

Indudablemente que para cualquier persona con simple sentido evolutivo, la respuesta a esta antigua inquietud está en el primer planteamiento, que es un producto de la justicia, que otorga a cada quien lo que le corresponda.

Soy capaz, sin datos a la mano, de asegurar que en aquellos tiempos en los cuales estudiar era una odisea y acudir a la universidad un acto heroico, tenía el país, porcentualmente, más intelectuales, escritores y profesionales de primera línea - a la vez que muchísima menos delincuencia - que hoy cuando, a la disposición de cada ciudadano, existe una escuela, liceo o universidad al alcance de su mano, a media cuadra de su casa.

La diferencia es precisamente que en aquella hora estudiar era un esforzado compromiso del individuo consigo, con los suyos con la sociedad, porque era un asunto personal la alternativa real entre el progreso y el estancamiento, que es la causa auténtica del resentimiento social – la cacareada “lucha de clases” socialista es hoy la envidia de los que se quedaron contra los que fueron capaces de elevarse por encima de las circunstancias que anclaron a sus contemporáneos, por eso sostengo contra la visión de Ortega y Gasset, que el hombre es él y sus decisiones.

Y el socialismo lo que hace es extremar la sandez que justifica la inacción del individuo con el lugar de nacimiento, el factor económico o el color de la piel. Frente a la constelación de posibilidades de los pobres de hoy, todos los habitantes de Venezuela eran pobres de solemnidad en el siglo XIX y principios del XX - hoy América Latina y el Caribe cuenta con 600MH de los cuales el 8,4% está en situación de riesgo - diez millones son cubanos - hace un siglo toda su población era mísera, sobrevivió gracias a los despreciables empresarios bananeros, guanoneros y petroleros gringos.

En la actualidad cualquier barrio de cualquier ciudad tiene invertidos millones de dólares en servicios públicos esenciales que colocan la pobreza en la fealdad producida por el individuo afectado de desidia: Pobres con calles asfaltadas y aceras y brocales, pobres con luz eléctrica, cloacas - baños con poceta de cerámica y regadera - agua potable, teléfono y trasporte público. Pobres con casa de bloques de cemento, bien techadas, pero todo destartalado por la incultura - por las excepciones confirmamos la regla.

Porque el socialismo les ha inculcado que ser pobre es no tener real en el banco y no una forma modesta de vivir, con decoro y aspiraciones. Vayan a África a ver pobreza. Y el socialismo exacerba el resentimiento propio del reconocimiento de la minusvalía personal, producida por la ignorancia, que es el más formidable de los jinetes del Apocalípsis - los otros son el fanatismo, la superstición y el miedo - al propugnar la igualdad, que es una ficción jurídica, por encima de la libertad, que es un derecho natural del hombre verdadero, que causa vértigo al inservible que sufre la adultez como una condena bíblica que lo desteta.       

Los liberales proponemos la justicia

Frente a ese disparate intelectual, que fracasa porque es imposible mantener poblaciones de parásitos sociales improductivos, por mucho petróleo que tenga una nación, los liberales del siglo XXI, proponemos la justicia, pues es justo que cada hombre tenga su modo de tener algo, y pueda tener todo lo que se proponga, sin daños a terceros, pero también proponemos que la filantropía estatal se ocupe de quienes no son aptos para aprender a pescar y hay que darles el pescado, para eso sirven también los impuestos de la productividad administrados por el Estado, pues pensar que pueda existir una sociedad sin pobres volitivos es una necedad.
Así que frente a socialismo, justicia, que es el compromiso de la sociedad con el individuo. Y si existe algún acto de justicia esencial, es el de combatir la ignorancia, que mantiene al individuo en el atraso, incapaz de controlar ni vicios ni tentaciones ni de tomar decisiones ascensionales, evadido de sus responsabilidades – la hombría está en la bragueta - y de las consecuencias de sus actos y, por lógica natural, a merced de los profetas de la repartición proporcional de la riqueza, que si no mana nadie produce, lo que explica la miseria estructural de Cuba después de 53 años de comunismo del que Chávez quiere imponer a Venezuela con su legión de agradecidos ascendidos por la incondicionalidad.

Y esa es otra diferencia con la justicia, pues con el socialismo solo suben los peores, porque solamente un incapaz – o un ladrón - puede ser incondicional. Y por la justicia solo asciende el mérito. 

En conclusión

Entre socialismo y justicia me quedo con la justicia, pues como dijera Bolívar en el Congreso de Angostura, a contrapelo de lo que practica Chávez, y la cuerda de seres innobles que han maculado la faz de la historia con sus crímenes comunistas – crimen y comunismo son sinónimos-: "La verdadera igualdad no existe sino en la formación (el estudio) y delante de la ley (la justicia) que liga y comprende a todos indistintamente; premia y recompensa al virtuoso, al justo, al sabio, al valiente, al honrado, al prudente, al industrioso, al activo y al benéfico; y castiga y reprime al vicioso, al injusto, al inmoral, al cobarde, al temerario, al holgazán y al perezoso". Llamarse “bolivariano” para estar en contra de esta verdad es el colmo de las miserias intelectuales. Sale pa´llá.

Rafael Marrón González

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18 de noviembre de 2012

¿POR QUÉ LIBERALISMO SIGLO XXI?


Lo primero que hay que remarcar es que el liberalismo - que la ignorancia moderna confunde con ser “conservador” - cuya base es la libertad, es una de las creaciones políticas más portentosas de la humanidad, que permitió a cualquier persona, sin distinción de raza, credo o posición social ir al dentista, comprar un carro o inscribirse en la universidad, y que colocó la igualdad – engañosa promesa comunista - en el plano del acceso al conocimiento y ante la ley.

El capitalismo, por su parte, es su derivado económico, solo posible por el ejercicio de la libertad – libre mercado, libre concurrencia - cuya práctica codiciosa, que deriva en excesos especulativos genera exclusión,  pero es el único modelo capaz – demostrado hasta la saciedad - de derrotar la pobreza y además es perfectible.

Sin embargo en este desolado país seguimos con gobiernos que compran caro – usando los recursos de la educación, la salud y los servicios públicos - para vender barato, destruyendo las posibilidades productivas de la nación. No dudo que la repartición alegre y bonchona del producto mágico de las riquezas del subsuelo, generen muchos votos irresponsables al demagogo, pero el espectro de la miseria será siempre una espada colgada de un hilo sobre esa masa deformada por el populismo.
Pensar que pueda existir un país sin pobreza es utópico, porque siempre existirán individuos ganados para la inacción, la improductividad y los vicios, cuyo génesis es la ignorancia, sin embargo, lo deseable, es que esa porción sea reducida. Si a algo podemos aspirar, es a pertenecer por derecho participativo, a una nación con  gobiernos alternativos, decentes, inteligentes, que castiguen la corrupción, inviertan en servicios públicos esenciales y en seguridad interna y externa, y cuyos habitantes, ascendidos en la escala del progreso por la cultura del trabajo – no por el denigrante servilismo político - practiquen el cumplimiento de la ley, el respeto al derecho ajeno y sean responsables de sus actos, porque esa sería una nación próspera, bien alejada de caer en la tentación de escuchar los cantos de sirena de la esquizofrenia ideológica socialista, cuya práctica ha dejado la evidencia de su carácter destructivo de toda posibilidad de progreso y así se lo hizo saber Fidel a Chávez, cuando este le anunció su disposición de embarrar a Venezuela de socialismo:
¿Tú sabes que eso significa miseria para todo el mundo? Solo un descerebrado puede creer que un sistema que niega la productividad y la recompensa y persigue como delito la propiedad privada - una herramienta sustantiva de la libertad  y, sobre todo, elimina la condición de individuo al ser humano para empotrarlo en la masa de conciencia colectiva – dentro de la cual descollar es evidencia burguesa “porque todos “semos” iguales”  puede servir para erradicar la pobreza, a menos que sea uno de esos perversos especímenes inservibles, que se sienten felices con la desgracia ajena, así signifique su propia condena.

Frente a ese error intelectual solo existe el camino del capitalismo sin ambages, que hoy en día, y a escala mundial, por interés propio, pues necesita consumidores – esa es la razón de la integración racial en USA -  ha entendido la necesidad de integrarse en la lucha contra la pobreza, con resultados sorprendentes.

Test para políticos Usted como político con ambiciones de poder, ¿cree en la sociedad, producto liberal como conjunto de individualidades con especificidades particulares responsable de su subsistencia, o en la masa uniformada, de conciencia grupal mantenida en el potrero del gobierno? ¿Considera la propiedad, así como la vida y la libertad, derecho humano fundamental? Responda y ubíquese, porque las medias tintas demagógicas han llenado el espectro político latinoamericano de una imposible variedad de oportunistas  que no reconocen que si en verdad quieren tener éxito en el combate a la pobreza deben asumir prácticas capitalistas por el medio de la calle, como incentivar la inversión privada, nacional y extranjera, para aumentar la oferta de empleos y acceder a nuevas tecnologías, crear alianzas comerciales estratégicas despojadas de tinte político, aumentar los procesos productivos nacionales para aumentar las exportaciones, entre otras variables.
Eso fue lo que hicieron Lula y Bachelet, que emprendieron, sin ambages, programas capitalistas que permitieron a millones salir de la pobreza hacia la clase media, como en China. Entendieron estos gobernante que la izquierda es un sentimiento muerto: Muy buena para tirar pinta y levantar carajitas, pero nefasta para gobernar un país.

En conclusión    

El Estado no tiene porque ser el restaurante de la gran barriga nacional, sino un ente normativo y vigilante  para que el pez grande no se coma al chico. Ninguno de estos socialistas se para ante la espantosa realidad a la que han llevado a los pueblos latinoamericanos estas idioteces repartidoras de dádivas públicas - forma socialista de “repartir la riqueza” rentista – que también se traduce en miríada de empleados públicos inoficiosos e ineficientes - que ha ocasionado la eclosión del parasitismo social, que también se ha creado en Europa, por las prácticas socialistas – cuando las depresiones económicas del siglo pasado sacudieron a España, millones de españoles buscaron trabajo en el resto del planeta, y con sus aportes rescataron la economía de su país, ahora se tiran de espaldas en la Gran Vía a exigirle a papá gobierno que los mantenga.

Chávez arranca su nuevo período convencido – sin analizar violaciones, sobornos ni seducciones - de haber recibido el sagrado mandato de continuar imponiendo su modelo comunista, y lo más sensato es enfrentar esa estúpida magalla embustera, criminal y pervertidora de menores con su antípoda, el liberalismo, pues, si al socialismo de Chávez, malo porque es chavista, le anteponemos el socialismo de la oposición, buenecito porque no es chavista, si es verdad que se acabó el pan de piquito. Por no decir una barbaridad. Sale pa´llá.

Rafael Marrón González
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5 de noviembre de 2012

OCLOCRACIA COMUNISTA



Son innumerables las evidencias de la absoluta carencia de talante democrático de Chávez que, en contradicción con el ejercicio de la política, para solapar su vergonzante golpismo, se declaró “revolucionario” al llegar al poder - mientras que la revolución es pre política, la política es pos revolucionaria, es decir, que en puridad conceptual no puede existir “política revolucionaria” – violando los preceptos democráticos de la Constitución por la cual fue electo por primera vez, como los de la propia que ya es un articulado desechable – se crean instancias no contempladas en ella, como un “poder popular” o las milicias bolivarianas o la división político territorial en comunas.

Pero eso no les dice nada a las instancias internacionales supuestamente democráticas, que parecen manada de prostitutas bailando al son que les toca la chequera munífica de Chávez, porque han sido siempre monos sabios ante los desmanes del jamás vencido en las urnas, pues si pierde, como ha perdido en el revocatorio, la reforma y en las parlamentarias, arrebata y se sale con la suya; Aunque cuando gana el tufo sórdido silencia las celebraciones - ante el aplauso de las focas que les servirán de alimento a la jauría hambrienta, Rafael Isea vaya delante, como en su momento el arrinconado compadre Rincón. 

Dentro de esa práctica, y como ejemplo, de inmoralidad política designó al general activo Rangel Silva candidato a la gobernación de Trujillo por el PSUV, es decir por el partido del gobierno – confesión tácita de su militancia partidista inconstitucional - aunque el lapso para realizar modificaciones en el proceso de postulaciones había expirado, abuso de poder similar al de las migraciones extemporáneas – “excepcionales” según la concesión graciosa del CNE con los caprichos del dedo reelecto.

Sin embargo, no recibimos ninguna sorpresa con esta descarada actitud del CNE – ¡fuera máscaras al fin! - que, simplemente, certifica la inescrupulosidad que le es inherente a la psiquis del líder del proceso revolucionario, cuya ambición desmedida por el poder lo lleva por el sendero del “vale todo” – el uso sinvergüenza de recursos y funcionarios públicos para hacer campaña electoral es un pequeño ejemplo - amparado por la fuerza ciega de la turbamulta a la que llama “pueblo” – única que celebró su triunfo el 7O - que solo le exige impunidad, por lo que muchos analistas internacionales observan con preocupación la posibilidad cierta de una guerra civil en Venezuela, dado el extremo de abusos a los que ha llegado Chávez en su afán de imponer un gobierno comunista, sustentado en comunas oprimidas por fanáticos desclasados. 

Pero mientras esa realidad nos alcance, las acciones inmorales del gobierno lo califican para la ubicación internacional entre los gobiernos forajidos, si no tuviera acceso irrestricto a los dólares producidos por la factura petrolera para comprar conciencias en venta por todo el planeta – Mercosur, como ejemplo - ante la sonreída mirada complaciente de los poderes públicos llamados a su control y el voto puntal del pueblo seducido por una promesa despobrezadora imposible de cumplir, pues derribaría la entelequia que sostiene al régimen: La mentira expectante.

Oclocracia comunista

El comunismo original – una secta de asesinos - es militar, se sostiene en las armas de ejércitos corruptos que conforman un aparato represivo marcial, como el de Cuba, cuya misión es castrar por el terror la natural capacidad crítica del individuo, pero el de Chávez es inédito, por su entronización electoral financiada por el petróleo y por estar pivotado en la muchedumbre aclamacionista, estimulada por el resentimiento social, ante las cuales son inútiles leyes y preceptos constitucionales. 

Por ello a Chávez no le es necesario reprimir directamente, pues logra “disuadir” a sus adversarios, obligándolos a autocensurarse – las emisoras de radio, por miedo, han ido eliminando los programas verticalmente críticos - ante la amenaza terrorífica implícita en las hordas salvajes motorizadas - ignorantes fanáticos “idologizados”, cuyo dogma es matar para convencer de las bondades de no ser, que mantienen amenazados al propio pueblo, conculcándole su derecho a la protesta y al disenso.

En conclusión

Hasta este momento soy de los muy pocos – en realidad fui el primero que lo hizo - que han definido este “proceso” como una oclocracia: Es que cuesta asimilar que en realidad este gobierno de incondicionalidades pillofílicas y mediocridades opulentas, haya sido capaz de planificar acciones que impusieran a los venezolanos una inédita forma de dictadura, que ya había sido, y desde muy antiguo, definida por los padres de la civilización occidental.

Estoy convencido de que, más que el efecto de una planificación inteligente, la perversa utilización de los débiles mentales portátiles para apoyar la “revolución” aplaudiendo al líder a cambio de unos mendrugos, resultó, sorpresivamente, una forma de conservar el poder con los recursos de la democracia, eliminando elementos sustantivos de ella como la alternabilidad. Y, de esta manera, mediante la ficción del “poder popular” – todo el poder para las comunas… que le endosan, por supuesto, todo el poder a Chávez – y con la organización de las milicias urbanas – “colectivos” violentos - Chávez impone el comunismo oclocrático que amenaza con la disolución total de la democracia liberal que insertó a Venezuela en la civilización; de la república, considerada despectivamente Estado burgués; de la sociedad, que será sustituida por la masa de conciencia colectiva, dado su desprecio por la individualidad, que crea desarrollo y, por ende, sociedad  de especificidades en beneficio colectivo, y de la familia, que será absorbida por la potestad del Estado. Y allá, afuera, la turba ebria de impunidad cobra peaje, secuestra y atraca en el santo nombre de la revolución. Sale pa´llá.    

Rafael Marrón González

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20 de octubre de 2012

MENTIRA MONUMENTAL



Por aquella idiotez de “yo respeto su opinión” – se respeta la persona no la opinión, sobre todo si no proviene del pensamiento - se le permitió a la más grade estafa política que haya concebido la estupidez humana, sentar raíces en el idealismo social de la humanidad: El socialismo – “socialismo es comunismo”, Fidel dixit - cuyo discurso es tan atractivo tanto para quienes sufren los rigores de la pobreza derivada de la ignorancia – siempre acompañada del fanatismo, la superstición y el miedo, que lo traduce como capìtalismo pa´los obreros, obviando que socialismo no paga prestaciones sociales  – como para los inservibles que ven en el éxito ajeno un reto a sus incompetencias, vicios y falencias estructurales, que los hace supurar de odio resentido.

La democracia venezolana, sustentada por los precios del petróleo,  ha sido un largo ejemplo de los magros resultados de las prácticas socialistas, magnificadas en estos catorce años de sistemática destrucción de los valores morales de la hombría, en la propuesta, fallida hasta ahora por nuestra reacción, de creación de una nación de parásitos sociales – aduldolescentes - que sustente un gobierno caudillista dictatorial, de mano paternal. Y es que solamente para eso sirve el socialismo real, para crear dictadores feroces apuntalados por las bayonetas de ejércitos corrompidos hasta el asco, y pueblos andrajosos sumisos por la supervivencia basal.

Parece mentira que la única posibilidad cierta que tiene la pobreza de vencerse a sí misma, por el trabajo, el estudio y la responsabilidad, practicando una economía productiva, libre concurrencia y libre mercado, bajo un gobierno que se ocupe de los asuntos que le son propios, no haya sido capaz de generar un discurso ni un liderazgo que proclame sus posibilidades, y, por el contrario, se ha cerrado permitiendo que se considere perversa la creación de riquezas, explotador a quien empeña su vida en la creación de empleos y de “derecha” – pecador, conservador, atrasado – a quien defiende el sistema capitalista, de filosofía liberal, que los hará libres por la explotación de sus potencialidades.

Siempre el ignorante vociferador, de discurso memorizado sin el menos análisis crítico, que promete repartición “proporcional” de la riqueza, cuya creación, contradictoriamente, es un anatema, obtendrá el aplauso fervoroso del pueblo que históricamente ha sido esclavizado por la praxis de esta idiotez imposible que necesita de la miseria para subsistir. Y es que nuestra raigambre democrática ha sido nuestra principal enemiga en la lucha contra este sistema estatista de esclavitud – pivotado en la ignorancia que les produce pobreza para su sustento - de castración de la individualidad, de eliminación de la propiedad y de la empresa privada y de la proscripción de la recompensa por el esfuerzo – la productividad no es heroica - que han hecho grande a las naciones donde se practica.

Nos negamos a definir al socialista como merece, porque nunca nos falta un amigo de esa tendencia que suele ser “chévere”… hasta que llega al poder y se convierte en lobo del hombre productivo, única forma de demostrar que el socialismo es la alternativa. De nada valen las lecciones de la historia que señala la miseria intelectual, moral y física que ha causado el socialismo.

Sin mencionar los horrendos crímenes y exclusiones de este perverso sistema de esclavizar hombres. Los gobiernos latinoamericanos presididos por socialistas, que han escapado a las prácticas criminales del socialismo real, ha sido porque la madurez intelectual se ha impuesto sobre su esquizofrenia ideológica, y han gobernado con las prácticas capitalistas que han permitido superar la pobreza de millones, pero esa hipocresía bastarda ha contribuido a la ilusión de eficiencia que solapa la miseria del socialismo.

Socialismo bueno… se muere chiquito

Si el dogma universal del socialismo contempla la eliminación de la propiedad privada, la igualdad por encima de la libertad, la masa de responsabilidad delegada sobre el individuo responsable de las consecuencias de sus actos – por lo que debería llamarse “masalismo” - y la preponderancia de la economía planificada por el Estado todopoderoso sobre el libre mercado,  entonces, si es tan sencilla la evidencia en el marco teórico,  ¿por qué se piensa que hay socialismo malo y socialismo bueno?, porque lo contrario de esta fórmula inhumana, antinatural, es el capitalismo.

Simplemente porque parece que definirse capitalista da vergüenza, y hasta los que los son en puridad práctica – yo, por ejemplo, soy un liberal crítico, al estilo europeo, que defiendo el capitalismo por ser la única propuesta viable para el hombre libre, pero no soy capitalista - suelen sostener ser de “izquierda” – socialismo embozado - lo que además de anacrónico es algo insostenible intelectualmente en el mundo de hoy, en el que el pensamiento económico universal propende al progreso humano por interés propio, es decir al desarrollo de la inclusión social – a cada quien según sus capacidades - y la tecnología ha expandido exponencialmente el área de influencia del conocimiento.   

En conclusión

Es imperativo, por razones de Estado y de sociedad, que se desarrolle una intensa campaña de información sobre las realidades del sistema liberal – el más espectacular proyecto de desarrollo creado por el hombre, cuya base sustantiva es la voluntad – que enfrente de manera decidida y sin necedades cortesanas la monumental mentira socialista que germina en las mentes dúctiles del hambre y el abandono, pero también de la desidia, la flojera y los vicios.

Comenzando por definir que ser liberal es reconocer que  son fundamentales para la persona humana el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, así como que los países progresan por el trabajo de sus pueblos y no por sus riquezas naturales. Así que manos a la obra, sin complejos, que tenemos mucho capitalista en los barrios creyendo ser socialista, por el caramelito envenenado de Robin Hood.     

Rafael Marrón González
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14 de octubre de 2012

Carta a Ronald Caraballo



Con cuánto placer me enteré de la victoria de Henrique Capriles en los dos estados occidentales de tu influencia intelectual. Es sumamente interesante el asunto pues no se trata precisamente de poblaciones de holgura económica, al contrario su precariedad es proverbial, pero cuánto orgullo exhiben hoy frente al parasitismo transportado de emergencia, por tierra, agua y aire, a partir de las tres de la tarde del domingo, que le dio el triunfo al candidato continuista que ha sumido al país en la miseria y en el atraso, en los apagones y en la inflación, en los siniestros petroleros y en los crímenes del hampa -que, por cierto amenazó salir a asesinar si perdía Chávez, lo que certifica que su impunidad es política de Estado- y eso nos permite reflexionar desde la realidad sobre la pobreza producida por la ignorancia que le permite a propuestas confiscatorias de las posibilidades individuales de desarrollo, en función del progreso colectivo, elevarse por encima de la racionalidad y hasta del más elemental sentido común, pues no es lógicamente posible, ni siquiera considerar, que un pueblo que, en estos catorce años de gobierno chavista, ha visto a sus hijos convertirse en víctimas o asesinos, que se ha empobrecido y hasta indigentizado, que se ha visto impelido a convertirse en delincuente para poder obtener una vivienda, cuya fuerza de trabajo ha perdido todos los beneficios obtenidos en la democracia, en un etcétera angustioso, siga votando por el culpable de su tragedia vital.

Solo un pueblo de seres cuyo resentimiento social supera cualquier parámetro psiquiátrico o cuya flojera lo hace pera fácil de la demagogia, es capaz de atentar contra sí. Y de primera mano puedo certificar la dimensión del odio inculcado por Chávez: un humilde obrero del Supermercado Santa María de La Churuata, de Puerto Ordaz, en uso de su ignorancia supina -esa que se cree superior a su lamentable realidad- me aseguraba que “la guerra civil hubiera sido un hecho si Chávez hubiera perdido”. A ese diminuto cerebro nadie le ha informado que su humanidad es carne de cañón en una guerra. Un pobre desechable defendiendo los intereses de la más poderosa oligarquía que haya sentado raíces desde el poder en América Latina.

Exactamente la función del cucharón, servir la sopa sin sentir jamás el sabor de la sopa. Pero esa estupidez derivada de la ingenuidad de la ignorancia que cree en los poderes taumatúrgicos de la penca de zábila, es abusada por Chávez para usar sus votos como mandato incontrovertible para usar los recursos de la nación venezolana para imponer el castrocomunismo en cada país latinoamericano, y para ello ha sustituido los ideales de superación social del pueblo ingenuo por una supuesta participación heroica en una gesta antiimperialista que solo existe en el discurso de un líder estigmático que depende del imperio hasta para respirar, por lo cual la pobreza deja de ser un asunto a resolver para convertirse en el sustrato imprescindible de su permanencia en el poder y de la inmensa corruptocracia militarista que comparte su charca.

Capriles vs el Estado

También estamos en perfecta sintonía con el análisis sobre nuestra participación en este reto electoral, de suyo injusto y antinatural, pero lo aceptamos, y en desventaja absoluta concurrimos a la campaña electoral, pues nuestro candidato y los factores políticos -y hay que enfatizar lo de político por referente democrático- se enfrentaron a toda la poderosa institucionalidad del Estado, con recursos económicos inimaginables e inagotables, usados a discreción, sin medida ni cortapisa -me gustaría saber si los chulos de Unasur se calarían el brutal ventajismo de Chávez en sus elecciones particulares- y, con todo y eso, su patético candidato y su inmenso aparato electo, gubernamental que tiene en la nómina del Estado diez millones de asalariados, solo pudo obtener unos cuantos votos por encima de su más alta votación histórica, y nosotros obtuvimos dos millones de votos por encima de la nuestra con solo tres meses de campaña. Y esa es nuestra victoria y nuestro orgullo.

Que el sarampión le haya ganado la batalla a sanidad, no es una buena noticia para el país. Pero ahora este adiposo “ganador” debe enfrentar -si la muerte no dispone otra cosa- el inmenso desastre que su fracasado gobierno añoso ha ocasionado en el país. Así que hasta bueno será para nosotros que haya ganado y cumpla su inexorable destino histórico, porque seis años más o menos no significan mayor cosa para la vida de un pueblo, pero son determinantes para la existencia histórica de un hombre acabado como Chávez y su decadente proyecto parasitario.

En conclusión

Amigo, es regocijante saber que en cada rincón de Venezuela, por humilde y apartado que esté, existen venezolanos que apuestan por el progreso, y que somos siete millones esos habitantes de la Venezuela altiva la que lucha a diario por progresar por el trabajo, el estudio y la responsabilidad, que ve con mucha vergüenza cómo un elevado número de compatriotas se han convertido en sumisos dependientes, castrados por la subsistencia basal, sosteniendo sobre los descalcificados huesos de sus espaldas la formidable estructura de la multimillonaria nomenklatura oficial.

Ciegos a su lastimosa realidad, son instrumentos propicios de su propia destrucción. Y lo triste es que nada podremos hacer para convencerlos de su error, mientras en esa masa prive el criterio de “la gran barriga”, cuya elemental saciedad empeña su futuro. Pero es nuestro deber continuar intentándolo, por eso no nos es dado flaquear ni rendirnos ni sucumbir al duelo por la derrota infligida por el Estado a nuestra opción de progreso por el desarrollo del individuo.

Hay que limpiarse la tinta del meñique y continuar la lucha que ha impedido que Fidel Castro se apodere de nuestra patria aunque sí de nuestras riquezas. Hoy hay un camino despejado hacia el horizonte, porque aunque por ahora seamos menos, somos mejores y tenemos razón.

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1 de octubre de 2012

Chávez autoincriminado


La siguiente colección de frases pre políticas de Chávez “El exiguo”, desnuda su abducción por el fanatismo fidelista y su acérrimo odio contra la democracia, sus instituciones y la libre determinación del individuo en el ejercicio de su libertad:

27 de marzo 2005: “El Socialismo de Venezuela se construiría en concordancia con las ideas originales de Carlos Marx y Federico Engels”. “Socialismo es comunismo”. Fidel dixit. Recuerden: El comunismo es una secta de asesinos, ladrones y corruptores de menores. Allí está la historia.

7 de julio 2005: “La democracia es la transición al socialismo revolucionario, bolivariano, americanista”. Es decir, el estado de derechos está en transición hacia el derecho de Estado: Si el autócrata se equivoca en la aplicación de una ley, se considera que la ley ha sido cambiada.

20 de mayo 2006: “El capitalismo es la ciencia del diablo”. “¡No podemos fallarle al mundo! De lo que pase en Venezuela, del éxito de nuestra revolución, puede depender, en el futuro, la salvación del mundo”. Su modestia abruma. Un ignorante delirante que desprecia los modelos económicos exitosos para seguir las magallas ruinosas del cochambroso comunismo. Allí está Cuba en llaga viva adosándole, todavía, su fracaso al embargo gringo que más que embargo es una estupidez.

22 de septiembre 2006: “Los trabajadores piden demasiado en esos contratos... no tienen derecho a querer vivir como los ricos”. Por eso sometió a la miseria a los trabajadores de Guayana robándoles sus beneficios contractuales, y ahora, asustado, ordena discutir nuevos contratos, que no tiene la menor intención de cumplir, si por desgracia para la patria llega a ganar. Vade retro.

13 de abril de 2007: “La propiedad privada será progresivamente condenada a desaparecer si no se justifica su utilidad a la sociedad… Vamos a radicalizar la revolución”. De esta manera se cumpliría la venganza de Fidel contra el pueblo venezolano: Reducirlo a la esclavitud. Sin propiedad privada no hay libertad.

12 de septiembre 2007: “La revolución cubana, la revolución bolivariana, en el fondo, la misma revolución”. Todos los días sale un pendejo a la calle, quien se lo encuentre es suyo. Y Fidel es un vivaracho que de bolsa no tiene un pelo.

11 de septiembre de 2008: “Deberán tomarse todas las plantas de producción de alimentos. En algunos casos compras de común acuerdo en precio fijado por el Gobierno o estatizaciones aceleradas sin ninguna retribución financiera”. De ganar, toda la cadena de producción, distribución y comercialización de alimentos será gurbernamentalizada. Las colas frente a bodegas con los anaqueles vacíos darán la vuelta a la manzana. Como en Cuba. O en Mercal.

13 de septiembre 2008: Desde Guri, estado Bolívar, Chávez materializó la Nueva Geometría del Poder, inconstitucional y rechazada por el pueblo el 2D, y dividió al país en 5 súper regiones militares al mando cada una de un Mayor General -jerarquía superior a la de General de División- y subordinada al General en Jefe. En ese acto Chávez activó militarmente su jerarquía constitucional como comandante en Jefe de la FAN, subordinando el poder civil al poder militar, por lo que es un candidato presidencial espurio. De obtener el triunfo por estupidez popular, esta norma se impondrá y Venezuela será un cuartel. Gobernadores y alcaldes a ponerse firmes.

8 de mayo de 2009: “Los medios de producción serán de propiedad social. La tierra y el capital, es decir, las maquinarias y los equipos”. Lo que ha logrado con el cumplimiento de esta amenaza ha sido la ruina del campo venezolano y la felicidad de los terratenientes del mundo a quienes compra el 80% de lo que comemos.

10 de mayo 2009: “El rico no es humano (…) es un animal en forma humana”. ¿Se referirá a Diosdado o a “bracitos de oro”? “La propiedad de la tierra no existe, lo digo yo”. ¿Incluiría las tierras de su poderosa familia en este concepto? Un hombre que piense que un ser humano por poseer bienes de fortuna no es humano, es un psicópata.

5 de septiembre 2009: En Siria: “Soy un soldado de Fidel Castro”. Es decir, un obediente no deliberante furriel de responsabilidad delegada.

27 de octubre 2009: “…No tengo ningún problema en expropiar aquellos medios de producción que considere necesarios, en caso de que sus propietarios no quieran adherirse a las normas del gobierno socialista”. El solo hecho de decirlo, pues, tiene el poder de hacerlo, es una violación a la Constitución.

19 de diciembre 2009: “Yo me he declarado marxista”. Y dale con este comunista. Pero todavía hay bocabiertas que aseguran que Chávez no es así. Los van a enterrar en urnas blancas.

14 de mayo 2010: “Con el Consejo Federal de Gobierno se da la transformación del estado burgués en socialista”. Fin de la República.

31 de octubre 2010: “La oposición no podría contener una revolución violenta del pueblo y de los militares”. ¿Una amenaza o una firme decisión de no entregar el poder? Amanecerá y veremos. En conclusión

Por la boca muere el pez: Un hombre de poder, contradictorio, mesiánico e intelectualmente minusválido, dependiente de la malignidad del moribundo Fidel Castro, con la misión de destruir la república democrática para imponer el estatismo vertical socialista, para lo cual debe destruir dos generaciones. ¿Y piensas votar por esto? Sale pa' llá.

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