Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

16 de diciembre de 2012

SOCIALISMO Y PROPIEDAD PRIVADA



Una sola pregunta acaba con la duda de si es comunista – o socialista que en la práctica es la misma vaina – o demócrata liberal: ¿Respeta usted la propiedad privada como derecho fundamental del ser humano junto con la vida y la libertad? Si guabinea es comunista. Y punto.

La oposición a Chávez nos tiene revueltos a tirios y troyanos. Y lo peor es que hay políticos, de probada vocación democrática, que sienten aversión por defender la propiedad privada, por la posibilidad de no caerle bien a la masa ignara: Esos les hacen el juego a los comunistas ávidos de robarse el esfuerzo ajeno, del que tiene mucho, por donde comienza el robo, como del que tiene poco, cuando la destrucción de la productividad comienza a generar hambre colectiva.

Y es que, a pesar del esfuerzo colectivista de los comunistas – una secta de asesinos, ladrones y pervertidores de menores -  la propiedad privada es un derecho fundamental en el mundo moderno – y un valor vital de la democracia - indefectiblemente unido al concepto político de libertad, en su definición de “no dependiente” o fuera del estado de servidumbre, es decir que  la propiedad libera al hombre de su dependencia de un amo privado o público, lo que genera un poderoso estímulo para la creatividad como ingrediente activo para la prosperidad individual que genera el progreso general, y es en conocimiento de esto que Chávez perversamente engaña al pueblo ingenuo fingiendo cumplir sus aspiraciones de propietarios, entregándole tierras y viviendas bajo una supuesta propiedad que está condicionada exclusivamente al uso, sin disfrute - facultad de percibir los frutos y los productos que la cosa genera  - y sin disposición - facultad de disponer o decidir el destino de la cosa, esto es, derecho a destruirla, consumirla, enajenarla, gravarla o conferirle a otras personas, total o parcialmente, prerrogativas sobre la cosa, como la herencia, por ejemplo –

Por ello, en su discurso populista, para engatusar débiles mentales, el comunismo insiste en que la tierra es para quien la trabaja – en realidad el producto del trabajo del campesino es para el Estado - y la vivienda para quien la habite, pero con mucha justeza, lo que explica la estúpida ley de inquilinatos chavista que ha logrado eliminar  la vivienda de alquiler, pues en el socialismo los espacios excedentarios o de uso no imprescindible deben ser asignados a familias deshabitadas.

Allí está la otrora pujante Cuba convertida en criadero de parásitos sociales, gracias a la espléndida visión colectivista de un ilusionista de la necedad, mutada en vedette de boudeville de la gran estupidez universal. Lo cierto es que el crecimiento y desarrollo de los pueblos se puede explicar por su actitud frente al principio de propiedad privada.

Corea del Norte no tiene respeto al principio de propiedad privada…y está en la miseria. Hong Kong respeta el principio de propiedad privada y es una de las economías más prósperas del mundo. La República Popular China ha sorprendido al mundo al introducir en su Constitución que la propiedad privada es un principio sagrado, promovido y defendido por el Estado. Con esta enmienda han enterrado el viejo proyecto comunista.

Ahora los chinos son los líderes en la construcción de economía de mercado. Y es que hasta los  mandamientos de la ley de Dios implícitamente reconoce la propiedad privada y prohíbe su violación: En ellos se incluye “No robarás”, porque “robar” es “tomar para sí lo ajeno”, es decir lo que es propio de otro.

Una propuesta concreta

Y aquí, entonces, contrarío la tradición, porque considero que es hora de revisar la definición del término” absoluto”, como “lo que no tiene excepciones”, pues por su afectación a derechos como el de la vida, la propiedad y la libertad, es necesario ampliar hasta lo que debe obedecer a complejos procesos constitucionales y legales para poder ser revocado.

En el caso de la propiedad privada tiene como excepción única la utilidad pública o el interés general – por lo que no se considera absoluta en nuestra legislación - aunque para aplicar esta excepción el Estado tiene que cumplir con un mandato constitucional previo – lo que el chavismo prepotente y envalentonado obvia -  que es poseer una sentencia firme de un tribunal - probando que no existe alternativa - y para lograr ésta  debe  tener aprobado el proyecto que afecta la propiedad, con su financiamiento presupuestado, y, después del pago justo y oportuno del bien, se ejecutará la expropiación.

Por lo tanto, como el gobierno no puede expropiar sin cumplir previamente con los requisitos señalados, la propiedad privada debe ser considerada absoluta - para impedir que los abusos de gobiernos forajidos se cubran con un velo de legitimidad - tomando en cuenta que la Constitución establece que la expropiación procede solamente por “utilidad pública – no significa “del gobierno” - o interés general” es decir, para aquello que beneficie a toda el conjunto poblacional.

Un caso similar ocurre con el derecho a la vida, que es inviolable, es decir es un derecho absoluto, sin embargo por una “ficción jurídica” el estado reconoce “la defensa propia”, el “pánico insuperable” y la “defensa de la familia o de la propiedad” como excepciones a la aplicación de la pena, pero eso no altera la inviolabilidad constitucional de la vida.

Así que procede la calificación de “absoluta” aplicada a la propiedad, si en la Constitución se establece que solo puede ser vulnerada en casos especialísimos o estrictamente excepcionales. Y esta propuesta tiene, y por estricto sentido común, que ser una bandera política de amplio espectro para luchar con un discurso aglutinante, contra el perverso colectivismo comunista, que Chávez encarna en Venezuela. Ya basta de poses veleidosas, ser o no ser es la consigna, no hay espacio para la diplomacia, los enemigos de la propiedad privada deben ser desenmascarados, así pasen eventualmente como aliados, pues lo que está en juego es demasiado importante para la república democrática que aspiramos restituir.

Rafael Marrón González

       

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