Las palabras precisas que develan el drama
político de la república, signada hoy por la más peligrosa incertidumbre de su
historia contemporánea, las pronunció el propio Hugo Chávez, la noche del
sábado 8 de diciembre, al confesar que su cáncer “había regresado” - como
si se tratara de un agente viajero y no de una grave enfermedad establecida en
su organismo, de la cual tenía pleno conocimiento y estaba consciente de sus
devastadores efectos, pero aun así cometió la insensatez de lanzarse como candidato
a la reelección con las consecuencias, previsibles, que sufre hoy la nación: -
“… Si algo ocurriera que me inhabilitara de alguna manera (…) mi opinión – o
¿mi orden? - firme, plena como la luna llena – la luna llena mengua
inmediatamente - irrevocable, absoluta, total – vaya manera de “opinar” - es
que elijan a Nicolás Maduro - ¿cómo sería el revolcón de Jaua, Cabello,
Ramírez…? - como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela – jamás se
había visto un elefante volar. Yo se los pido desde mi corazón”. Una vaina así
como “métanle 30 años a la juez Afiuni”. O “Aristóbulo vas de candidato para
Anzoátegui porque ya Tarek no me gusta”. Pero se equivoca Chávez si cree que
este país permitirá que este mayoral monte el caballo de Juan Charrasqueao.
Para empezar la Constitución es muy clara:
“… Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta
electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal,
directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras
se elige y toma posesión el nuevo Presidente o la nueva Presidenta, se
encargará de la Presidencia de la República el Presidente o Presidenta de la
Asamblea Nacional”. Y punto. Si Chávez quiere que sea Maduro su sucesor como
jefe del chavismo, es un asunto íntimo de los chavistas, nosotros no tenemos
vela en ese entierro.
Seguro estoy que al faltar el amo del
circo comenzarán a crecer los enanos. Así que la oposición tiene un nuevo
reto y de lo más singular, prepararse para un proceso electoral inminente, o
por imposibilidad de asumir el mando en enero o por imposibilidad de continuar
gobernando a partir de enero. Y aquí no cabe “transición”, la situación de la
república es sumamente difícil, esta pandilla de inescrupulosos sepultó las
aspiraciones de progreso del país por el desarrollo de su gente, cometiendo el
crimen nefando de tentar al pueblo ingenuo con la promesa de vivir sin
trabajar, es decir como parásitos.
Para estos dos escenarios, tanto el
probable como el inapelable, la oposición tiene el deber moral, por el interés
superior de la nación, de permanecer unida, amurallada alrededor del mejor de
los líderes posibles – los intereses bastardos tradicionales deben ser
constreñidos - y convocar al pueblo al rescate de la democracia y sus instituciones,
vulneradas por las ansias de poder de los herederos del ilusionista de la
necedad.
Venezuela no admite pactos suicidas con
sus depredadores. Ya pasó aquella hora loca en la cual la autodesignada
representación de la “sociedad civil” le dio una patada a la mesa, entregándole
al chavismo la Asamblea nacional, lo que permitió se legislara a contrapelo de
los intereses de la democracia.
La estafa del 7O
El 7 de octubre el CNE cometió un acto
doloso contra el orden republicano al permitir la participación de un hombre
gravemente enfermo, por las posibilidades de ganar, en esa contienda electoral,
con pleno conocimiento del riesgo político que corría el país al no poder
asumir la presidencia por imposibilidad física, como a todas luces está
ocurriendo en este momento.
Se gastaron millones y se burló la
credibilidad del pueblo al hacerle creer que Chávez estaba curado, gracias a la
portentosa ciencia cubana – obediente a las instrucciones de Fidel, a la que
solo un insensato confiaría su vida, como lo pronosticó Lula: - “Por terco se
va a morir”. Y esta estafa a la nación viene acompañada de una peligrosa crisis
económica, que puede desembocar en una inflación desquiciada, sin posibilidades
de contención, porque no hay dólares para enfrentar las cuantiosas
importaciones de los insumos de primera necesidad a las que las pésimas
políticas públicas del socialismo cubano empujaron al país, al minimizar su
aparato productivo, y los entrañables camaradas chinos, que están hasta en la
sopa con sus negocios de recolección el ahorro nacional para ingresarlo en sus
arcas capitalistas, no están dispuestos a seguir soltando plata y exigen el
pago de su factura con petróleo contante y sonante y a mitad del precio
internacional, lo que ha sido un acto de traición a la patria, porque el
petróleo es una lealtad común del pueblo venezolano.
Así que la herencia que deja el chavismo a
su paso por el gobierno solo es comparable a la devastación de un tsunami
asiático: Moral pública por el suelo. Corrupción cinco estrellas, Pobreza
escalofriante. Infraestructura devastada. Moneda devaluada. Educación atrasada,
Sistema de salud desmontado. Delincuencia al mando con moto propia y pistola
permisada. Caos urbano. Campos desolados. Pacto social interrumpido.
Igualitarismo salvaje. Hordas criminales amenazantes – “si Chávez muere,
matamos”. Nómina estatal impagable. Costo de la vida suicida. Ineficiencia.
Ineficacia. Desidia. Abandono. Improductividad. Saqueo.
Y un pueblo chavista seducido por el
embuste de la inmortalidad de un Chávez mirándose el ombligo, estupefacto por
la posibilidad de tener que trabajar, después de asegurarle que revolución
es... papa gratis.
14 años de disparates
Jamás en el devenir de nuestra historia
encontramos tal cúmulo de disparates antinacionales como los cometidos por el
chavismo en su estúpido afán de imponer el comunismo – socialismo siglo XXI lo
llaman en su delirio – cuya secuela histórica es un catálogo de perversiones,
crímenes horrendos y atraso tecnológico, con Cuba como ejemplo palpable: Aquí
no hay hueso sano, por donde se mire hay huecos, oscuridad, sed y fealdad o una
invasión destartalada o un conglomerado humano clamando justicia o un montón de
obreros chavistas confundiendo socialismo con capitalismo pa´los obreros,
exigiendo cumplimientos contractuales, después de haber reelegido al patrono
incumplidor.
Miseria franelita colorá y ladridos a la
luna. Ah, pero eso si tenemos un nuevo panteón nacional, terminado con la prisa
cerrada que ya quisiera para sí la “gran” misión vivienda, que albergará
exclusivamente los restos de Bolívar y los de su reencarnación, que mando a
cambiar el retrato histórico por un bembón pelo chicha que se parece tanto a
ti.
Un ejemplo para el futuro
La generación que se levantó al ritmo del
uh, ah, debe asumir una posición de vanguardia en la lucha por introyectar el
trabajo, el estudio y la responsabilidad como únicas herramientas posibles para
el desarrollo individual que hará posible el progreso colectivo, para que nunca
más un flautista siniestro vuelva a guiar al pueblo ingenuo hacia el abismo,
para entronizarse en el poder, abusando de la ignorancia, la superstición y el
miedo, que son los verdaderos jinetes de ese apocalipsis llamado, impropiamente
pobreza – que es una forma modesta de vivir - pues en realidad es miseria
mental que impide al hombre elevarse por encima de sus circunstancias y lo
mantiene a merced de los vicios incapacitantes. Sale pa´llá.
Rafael Marrón González
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