Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

30 de noviembre de 2015

¡VOTE-LOS!

Este inmediato 6D tenemos los venezolanos la oportunidad de elegir a los integrantes del más importante de los poderes públicos,  es decir al que pone freno a los desmanes del poder ejecutivo, ya que entre sus atribuciones la Constitución contempla: “Ejercer funciones de control sobre el Gobierno y la Administración Pública Nacional. (…) Los elementos comprobatorios obtenidos en el ejercicio de esta función, tendrán valor probatorio, en las condiciones que la ley establezca.

Y que es la auténtica representación de la soberanía popular, y que define nuestra democracia como representativa, a pesar de la estupidez chavista de querer definirla como “participativa” o sea directa, loquera que el mismo insepulto de la montaña se encargó de desvirtuar al reconocer que la democracia solo podía funcionar mediante la representación popular, es decir por intermedio del Congreso que los copiones del fidelismo rebautizaron “asamblea” como en Cuba, pues.

Por eso es tan importante este evento electoral que pondrá fin a 16 años de hegemonía comunista, de violaciones constitucionales y abusos de poder que han llegado hasta cometer actos de prevaricación, amparados por la impunidad que les concede una asamblea compinchera, sin valores morales ni ética.

El Hemiciclo es una especie de cueva donde la secta comete sus rituales de legitimación de acciones inconstitucionales, como declarar al gobierno como “revolucionario” cuando la Constitución  señala expresamente, en su artículo 6 que: “el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables”, orden inequívoca en la cual destaca el carácter democrático y descentralizado del gobierno, en ninguna parte aparece la palabra “revolucionario” que es una potestad asumida gracias a la mayoría circunstancial que les permitió copar todas las instancias de los poderes públicos. Así como tampoco existe el “poder popular” que endosa al presidente de la república la soberanía popular.

Ni el estado socialista, cuyo enunciado es una grave violación constitucional amparada en la fuerza militar, pues el artículo 2 establece, que  “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”.

Sin embargo, porque les da la gana imponen a la nación un sistema de gobierno históricamente fracasado, que ha llevado el país a la ruina, al desabastecimiento e inflación, al aumento de la pobreza y a la desesperanza. Constitucionalmente, este gobierno está fuera de su marco jurídico, al declararse centralizado, revolucionario, socialista y realengo y crear de facto un poder popular, otra copia cubana, al que se adscriben los ministerios, está incumpliendo con la Constitución, que en su artículo 7 declara que “es la norma suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico”.

La última oportunidad   

Este 6D del año 2015, tenemos los venezolanos la responsabilidad histórica de restablecer el hilo constitucional y someter al gobierno a sus dictámenes y al cumplimiento de los mandatos allí expuestos, como la soberanía alimentaria, y frenar el disparatado avance de un gobierno que actúa con la misma discrecionalidad de una dictadura, porque el órgano constitucional llamado a someterlo al cumplimiento de la ley, ha renunciado a ejercer su ministerio y, por afinidad ideológica, permite aquello que debe impedir.

Ya no es posible creer que la abstención sea una opinión política, esta es el voto, que es el más férreo reducto de la democracia, y si es masivo será imposible su frustración - para árbitro parcializado, victoria contundente. No olvidemos que la voz “ciudadano” define al individuo en posesión de derechos políticos y sometido a obligaciones puntuales hacia la nación, la sociedad y hacia el Estado como el conjunto de las instituciones que protegen, garantizan y estimulan la vida en comunidad bajo la prevalencia del derecho, como era el caso constitucional de Venezuela, hasta la llegada del chavismo. Y todo ciudadano que disfrute y reclame sus derechos tiene deberes políticos ineludibles. Y el participar en la política es uno de ellos, como lo consagra la Constitución Nacional, y nadie puede negarnos o conculcarnos ese derecho.

Hay que recordarles a los chavistas criminales, llamados eufemísticamente “colectivos”, que actúan amparados por la impunidad que les otorga la delincuencia política,  que el artículo 167 del Código penal venezolano vigente, establece: “Cualquiera que, por medio de violencia, amenazas o tumulto, impida o paralice total o parcialmente, el ejercicio de cualquiera de los derechos políticos, siempre que el hecho no esté previsto por una disposición especial de la ley, será castigado con arresto en Fortaleza o Cárcel Pública por tiempo de quince días a quince meses. Si el culpable es un funcionario público y ha cometido el delito con abuso de sus funciones, el arresto será de seis a treinta meses”, y por lo tanto, si está en la ley es probable que al criminal lo alcance su largo brazo cuando se restablezca el orden jurídico en la patria de Bolívar.

Aproveche y VOTE-LOS

Pero más allá de cualquier otra consideración de orden jurídico, regálese la satisfacción de sacar de la Asamblea Nacional a un montón de vagos “simicomandante” que no han tenido reparos para permitir la entrega de los recursos indispensables para la subsistencia y futuro del pueblo a naciones extranjeras, lo que constituye un acto vil de traición, porque la patria es la gente y si en algo creo es en los procesos históricos y sus plazos, ni nada es para siempre ni por mucho madrugar amanece más temprano.

No hay otra salida que la vía democrática, en este momento los ojos del mundo están pendientes de estas elecciones precisamente porque la oposición ha logrado posicionar su credibilidad por la persistencia democrática, frente a las incoherencias de Maduro – Macri exigirá a Mercosur la aplicación de la Carta Democrática a Venezuela por violaciones a los DD.HH -  entre ellas, rechazar la observación electoral propuesta por la OEA y la Unión Europea, así que Maduro se juega el 6D su reconocimiento internacional, o demócrata o barco pirata, si el gobierno desconoce los resultados o apela al fraude, se convierte en forajido y abrirá las esclusas que forzarán su salida del poder.

Pero que esa sea su decisión, la nuestra es la electoral. De todos modos, en rápida lectura, el chavismo murió con su promotor – “Chávez vive” es un cuento de aparecidos - y el madurismo no existe, fíjense que ahora se pone un antifaz con los ojos del muerto, ¡vaina pavosa!  y, por lo tanto carece  de fuerza para cumplir sus amenazas. Si pierde y se le ocurre salir a la calle, lo atracan. Por lo pronto necesitamos  meter más de cien diputados en la Asamblea Nacional y para ello hay que votar.    

Rafael Marrón González





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