Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

26 de junio de 2010

Lo que Chávez encarna…

En puridad sociológica, no me calo la leyenda de “pueblo noble y generoso” que difunde la literatura sobre el pueblo venezolano. Los ciento cincuenta mil homicidios en 10 años, casi 16.000 durante 2009 son un mentís demasiado contundente como para seguir con la farsa, y sobre todo para negarnos a decir la verdad con todas sus letras: En el pueblo venezolano ya hay demasiada maldad entronizada como para seguir con la indiferencia y la justificación por la pobreza, que pobres hemos sido todos en estos tierreros latinoamericanos.

La inmensa carga de violencia que lesiona las relaciones cotidianas de la ciudadanía es preocupante y es indicativa de conductas esquizofrénicas. Porque no afecta solamente a los delincuentes. Por cualquier nimiedad un loco saca una pistola y la usa. Los conductores les lanzan los vehículos a los desprevenidos transeúntes en calles y avenidas del país. Cualquier reclamo intrascendente puede generar una riña con muertos y heridos. El maltrato a la mujer y a los niños califica como actos de alta criminalidad.

El miedo es el sentimiento colectivo que une a los venezolanos. La aparición de Chávez en la escena pública ha agravado esta situación, pues lo hizo a través de un charco de sangre inocente, y su primer discurso político, luego de la traición a la Constitución que significó su liberación sin haber sido condenado por su felonía, fue un manifiesto bárbaro que removió la sentina del resentimiento social bajo la bandera del odio, lo que generó – ante el asombro de los ingenuos que creen que todo viejito es inofensivo y toda viejita una santa – el despojo del disfraz de “gente buena” de un impresionante sector de la sociedad, que en un santiamén estaba dispuesta – y lo sigue estando – a matar, despellejar y freírle la cabeza en aceite a cualquier cristiano que no se le parezca, en nombre de la “justicia social” y el protagonismo popular.

Esto significa que esa conducta violenta y criminal estaba agazapada en la psiquis de la buena señora que nos servía el desayuno o del amable vendedor de verduras del mercado o del chofer que les hacía transporte a nuestros hijos o el diligente joven que cortaba la grama en nuestro jardín. Porque esos franelascolorás violentos, excluyentes y despóticos no vinieron de Marte con Chávez. Ambos estaban aquí. Disimulados en el paisaje. Bastó una gota de odio de un estigmático – condena política para todo carismático - para que el terror asolara la pradera.

Y es importante destacar esto, pues los monstruos que en el mundo han sido, a quienes se adjudica la culpa de crímenes horrendos, no hubieran sido peligro para nadie sin los miles o millones de desalmados dispuestos a cumplir sus órdenes por crueles que éstas fueran, sin el menor gesto crítico ni el más ligero asomo de humanidad – allí está “Los Jueces del horror” para probarlo - estos desalmados son los verdaderos culpables, delatores y verdugos que pasan desapercibidos en la historia mezclados con sus víctimas mientras su venerado líder se pega un balazo como Hitler o su pudre en una cárcel de máxima seguridad como Milosevic o se desvanece en diarrea como Fidel o simplemente se muere delirando de miedo como Stalin.

Destino fatal de todos estos psicópatas elevados al poder por la ignorancia, el fanatismo y el miedo, con la complicidad de los intereses económicos nacionales e internacionales, que siempre creen que pueden controlar la bestia sedienta de poder que ayudan a encumbrar.

El pueblo alemán en su totalidad – incluyendo eminentes intelectuales - apoyó con entusiasmo los crímenes de Hitler contra el pueblo judío, para quedarse con sus propiedades, que fue la autentica razón. El ladronismo. Fueron muy pocas las excepciones y se dieron sobre todo en las élites. Y, lo más asombroso, como descubrió un psiquiatra en Nuremberg, los asesinos eran profundamente religiosos y amorosos padres de familia, degenerados de doble moral que encajan perfectamente en mi definición de humaniformes.

La juventud fanatizada por el discurso revanchista – más que justicialista – suele ser el más poderoso instrumento criminal de estas satrapías, aunque al llegar a la vejes bajo palio de la miseria, se da golpes de pecho como en Cuba, por su insensatez.

Venezuela, pueblo violento

El venezolano tiene entre sus ancestros la oscura criminalidad del bajo español que fue reclutado a la fuerza o por el hambre para correr la aventura aterradora del Nuevo Mundo, que lo enfrentaba a sus más recónditos terrores ancestrales; la violencia congénita, por imperativo de la supervivencia de los aptos, del africano arrancado de su tierra y vendido como esclavos por los reyes de sus tribus, regularmente por delincuentes, y los indios caribes, el primer imperio invasor de estas tierras a quienes las tribus pacíficas asentadas con anterioridad, les tenían pavor por su ferocidad criminal.

Un ejemplo de este aserto es la psicopatía del delincuente venezolano que asombra al mundo. En todas partes hay ladrones pero los de aquí asesinan sin la menor piedad. Someter a la víctima a la humillación de un atraco no les es suficiente, deben arrancarle la vida. Y eso no es nuevo.

Los héroes de las Queseras del Medio fueron asesinos sanguinarios, que cuando estaban al servicio de Boves degollaban mujeres en los altares de las iglesias de la patria y pasada la guerra, muchos – como Aramendi – tuvieron que ser cazados como animales por las fuerzas del gobierno para detener sus fechorías.

Y aquí debo señalar la responsabilidad del discurso político de Chávez en el recrudecimiento del crimen en Venezuela, pues estas personalidades psicopáticas, que, ya de por sí, suelen despojar al otro de sus atributos como persona, para valorarlo como cosa, “becerro”, “muñeco”, para no sentir remordimiento alguno, se han visto reforzadas por la estupidez de un líder ignorante, sobreestimado por la adulancia servil y por la idiotez de los que confunden astucia con inteligencia, que identifica como “escuálidos” es decir, no-personas, a quienes no comulgamos con la rueda de molino comunista – que es una secta de asesinos – lo que confiere autorización tácita para desarrollar con total desparpajo la elevada patología criminal nacional.

Por eso debo insistir en que es necesario responder con contundencia - cualquiera sea su jerarquía – a quien nos señale como “escuálidos”, pues nos está despojando de nuestra condición humana para convertirnos en blanco impune de sus enfermos mentales.

La ruptura del pacto social

La mano de hierro de las dictaduras del Siglo XX logró esconder en un pacto social tácito, esta patología del pueblo venezolano, que se manifestaba ocasionalmente en bárbaros crímenes, tanto pasionales como familiares – incluidos parricidios, fratricidios y filicidios – hasta por una botella de ron o un juego de truco. Durante los 40 años de democracia, aunque el irresponsable clientelismo partidista, relajó la norma y propició el aumento poblacional del lumpen hasta niveles alarmantes, la criminalidad se mantenía dentro de parámetros manejables.

Pero ese pacto social se rompió con el discurso violento de Chávez, la impunidad y el crecimiento de la hostilidad del medio de subsistencia, y ahora vemos como el crimen forma parte de nuestra azarosa realidad con una cotidianidad que le ha conferido visos de “normalidad”, lo que define la decadencia moral de la sociedad.

El hecho de encontrar criminales de doce o menos años actuando como sicarios, evidencia la crueldad que los afecta como síntoma del padecimiento esquizofrénico, situación que puede detectarse a temprana edad si incluyéramos exámenes psiquiátricos en los requisitos para ingresar a la escuela básica. Si se hiciera, esos niños pudieran llevar una vida adulta normal bajo medicación estricta.

En conclusión

La patria es la gente y si queremos mejor patria es imperativo la formación de mejor gente – Chávez marcha en sentido contrario armando débiles morales - seguramente muchos de ellos afectados con patologías mentales - a quienes se señala al opositor como cómplice de supuestos invasores extranjeros para activar el odio hacia todo quien se atreva a cuestionar su trastorno delirante de salvador del mundo.

La situación amerita seriedad. Ya basta de hablar con eufemismo ridículos y de esconder, como los gatos, la podredumbre social tras el lenguaje gourmet de la gente con virtudes públicas y vicios privados, como la película de Miklós Jancsó.

Es hora de reconocer que un elevado porcentaje del pueblo venezolano sufre de serios desórdenes antisociales que lo convierten en uno de los pueblos de mayor criminalidad del mundo. Y eso hay que encararlo científicamente sin falsos pudores. Por la calle del medio.
Rafael Marrón González
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25 de junio de 2010

Defensa de la democracia y de la libertad

El Planeta está contaminado con no pocas voces autoritarias, muchas, contradictoriamente, del mundo del periodismo, de la cultura y del intelecto, que no pueden existir sino en libertad, algunas disfrazadas de pontificadoras sobre las deficiencias de la democracia, sin el menor intento por separar, como se ha hecho en este espacio, el perfectible sistema de libertades, que pauta el equilibrio entre la libertad y la autoridad, y los desastres económicos de los gobiernos elegidos por el pueblo ignorante en ese sistema, causante real de la miseria y de la corrupción de estas empobrecidas latitudes.

He tratado de dilucidar la diferencia sustantiva entre democracia y “gobiernos en democracia”, que son los culpables de la injusticia que corroe a la sociedad, por su corrupción, ineficiencia y sectarismo, perversiones que se exponencian en los gobiernos totalitarios, conducta agravada por su natural criminalidad contra los derechos humanos. Porque todo dictador es un asesino. Pinochet o Fidel son dos entre tantos ejemplos.

No es posible que sigamos confundidos, y confundiendo a los menos capacitados, permitiendo que voraces apetencias de poder se justifiquen con la supuesta incapacidad de “la democracia” para solucionar los graves problemas de supervivencia de la humanidad.

Los pueblos latinoamericanos, y en especial el venezolano, deben comenzar a asumir que es a través de desarrollo individual de sus potencialidades, bajo la tríada trabajo – estudio – responsabilidad, como se alcanza el progreso y que solo en democracia es factible ese desarrollo.

Cuando la política se concentra exclusivamente en la apetencia de poder, cuyo único interés es el voto del ciudadano, descuida a propósito la formación intelectual del pueblo, para dominarlo o seducirlo por su ignorancia. Es imperativo que la dirigencia política asuma el compromiso de inculcar la responsabilidad con la familia como fin último del trabajo para impedir, como ha sucedido en Venezuela, sobre todo en los grandes centros industriales, que el trabajo produzca miseria familiar. Y los gobiernos deben también asumir que su función en democracia es generar el bienestar colectivo, no con dádivas populistas que producen pan para hoy y hambre para mañana, sino con oportunidades ciertas y permanentes de crecimiento individual, en democracia y en libertad.

Los regímenes dictatoriales de izquierda y derecha solo han servido para magnificar la democracia. Los pueblos con sus voluntades sometidas por el terror pierden su capacidad de discernimiento y no pueden distinguir lo posible.

En democracia el hombre es su propia responsabilidad, por ello los pusilánimes y cobardes le temen, porque en ella cada quien debe vivir, según su voluntad, del cultivo de sus potencialidades. El estruendoso fracaso del socialismo en el mundo, aunque pervivan dictaduras horrorosas de ese corte, como la china, que es comunista para reprimir al individuo pero capitalista para lo económico, y el costo que para la humanidad ha tenido esta infame experiencia política, nos impele a difundir el sistema de libertades que privilegia los derechos humanos, políticos y sociales, y a exigir a la escuela que lo introyecte en la juventud estudiosa, que la enseñe a pensar, a discernir, no como en Cuba que se adoctrinan borregos incondicionales para que deliren por el sátrapa barbudo, porque es inaudito que Venezuela siga generando individuos, formados en democracia, que deseen la imposición de un sistema totalitario.

Todo se puede lograr con la libertad, nada sin ella. Los que propugnan la igualad por encima de la libertad son fariseos que no están dispuestos a permutar la suya.

Democracia vs socialismo

"La democracia extiende la esfera de la libertad individual, el socialismo la restringe. La democracia le da todo el valor posible a cada hombre; el socialismo hace de cada hombre un simple agente, un número. La democracia y el socialismo no tienen nada en común sino una palabra: igualdad. Pero observen la diferencia: mientras la democracia busca la igualdad en la libertad, el socialismo busca la igualdad en la restricción y la servidumbre". Tocqueville, 1848.

Hay que insistir

“Si hemos fallado en nuestro intento por crear un mundo de hombres libres, tenemos que tratar otra vez. Pero lo que no debemos olvidar nunca es que una política de libertad para el individuo es la única verdaderamente progresista, y que esto sigue siendo tan cierto hoy como lo fue en el siglo XIX”. Friedrich A. Hayek

La patria es la suma de libertad, virtud y ciudadanía

“La patria no puede subsistir sin la libertad, ni la libertad sin la virtud, ni esta sin los ciudadanos; todo lo tendréis si formáis ciudadanos, sin ellos no tendréis más que esclavos desgraciados comenzando por los mismos jefes de estado”. J.J., Rousseau, Economía Política.

El llanto de los ilusos

“El universo comunista se deshizo por si solo (…), deja al descubierto una tabula rasa sin relación con lo que habían dejado el fin de la Revolución francesa o la caída del imperio napoleónico…Lenin, por el contrario, no deja ninguna herencia…En el momento en que se disgrega, el Imperio Soviético no deja nada en pie: ni principios ni códigos, ni instituciones: ni siquiera una historia. Como sucedió antes con los alemanes, los rusos son ese segundo gran pueblo europeo, incapaz de dar un sentido a su siglo XX y, por lo mismo, inseguro sobre todo su pasado” (Francois Furet “El pasado de una ilusión”).

Libertad económica igual a prosperidad

El Cato Institute, conjuntamente con el Fraser Institute de Canadá y más de 50 institutos de investigación en todo el mundo, publica el Informe Anual sobre Libertad Económica en el Mundo, 2003. Basado en información reciente, este informe presenta un ranking de 123 naciones, de acuerdo a su grado de libertad económica.

Este año, Hong Kong retiene el primer lugar en libertad económica, seguido de cerca por Singapur en segundo lugar y los Estados Unidos en tercer lugar. Nueva Zelanda, Reino Unido, Canadá, Australia, Irlanda, Suiza y Holanda completan las 10 primeras economías del ranking. Haciendo uso de 38 diferentes variables para cada país, los autores del informe sostienen que los aspectos primordiales de la libertad económica son la elección personal, el intercambio voluntario, la libertad para competir, y la protección de las personas y de la propiedad privada.

De cada quien según sus capacidades

“Que lejos estamos en Venezuela de esta aspiración tan importante y clave para el bienestar de la sociedad y para la superación de la pobreza! Justamente la pobreza — individual y colectivamente— consiste en tener la mayor parte de las capacidades humanas enterradas sin poderlas utilizar. El desarrollo económico se produce cuando más y más gente utiliza más y mejor su talento productivo y su capacidad de generar valor agregado en la producción de bienes y de servicios. (…) Si la capacidad humana impreparada y ociosa se pudiera cuantificar, seguramente tendríamos el trágico panorama de que en Venezuela supera el 80%.

Si cada uno prepara sus capacidades —y la sociedad le ayuda a ello—, las pone a producir y recibe en pago conforme a su aporte, la riqueza se incrementa de manera impresionante y tiende a nacer mejor distribuida. Igualmente se fortalecen el bien común y el Estado con el aporte de todos. Entonces la tarea de ajustar los desequilibrios (que siempre los habrá) es menor. (…) Marx pensó que él había dado con la clave científica para hacer realidad esta utopía.

De acuerdo a las "leyes" descubiertas por él, en la sociedad comunista cada quien aportará conforme a sus capacidades y recibirá conforme a sus necesidades. Lo primero ocurrirá porque el trabajo dejará de ser alienado y será la mayor realización del hombre; se trabajará por puro placer, por deporte. Lo segundo, por el desarrollo de la tecnología y de las fuerzas productivas sin apropiación privada de los medios de producción. Esa será una sociedad de abundancia donde cada uno recibirá conforme a sus necesidades y nadie sentirá el deseo de acaparar propio de la escasez.

Los gobiernos de "dictadura del proletariado" pronto descubrieron que ese horizonte no estaba al alcance de la mano e implantaron el principio capitalista (o de sentido común) de "a cada quien según su aporte", pues veían que era la única manera de que la gente trabajara para crear riqueza…”. Luis de Ugalde

Los demagogos y la justicia social

Esa fauna perversa que logra el poder sobando al pueblo, exaltando como virtudes sus vicios y falencias individuales, y achacándole la culpa de las consecuencias de sus limitaciones personales al imperialismo, la religión, el pasado o a cualquier cosa que les ocurra, han deformado el concepto de “justicia social”, al grado de que la mayoría cree, y jura, que justicia social se refiere a “dar o “conceder privilegios por la simple existencia”: Nací, por lo tanto me tienen que dar lo mismo que el otro ha adquirido con su esfuerzo. Eso sí, sin trabajar. Porque la flojera es el requisito. Y así se exime de esta manera el individuo de toda responsabilidad con su destino personal.

La verdad es que la “justicia social” no es otra cosa que filantropía o caridad estatal. Conducta ejemplar en el área privada, individual, pero nefasta en lo público y perversa en lo político. Sobre el particular Michael Novak escribe: “La "justicia social" presupone: (1) que la gente está guiada por directivas externas específicas en vez de por reglas de conducta interiorizadas sobre lo que es justo. Y (2), que ningún individuo debe ser considerado responsable por su posición en la sociedad. Afirmar que es responsable sería "echarle la culpa a la víctima".

En realidad, la función del concepto de justicia social es echarle la culpa a otro, echarle la culpa “al sistema”, echarle la culpa a los que míticamente “lo controlan”. Como ha escrito Leskek Kolakowski en su magistral historia del comunismo, el paradigma fundamental de la ideología comunista: usted sufre, su sufrimiento es causado por personas poderosas; hay que destruir a esos opresores, lo que tiene garantizado un inmenso atractivo”. Y continúa: “Friederich Hayek reconoció que a fines del siglo XIX, cuando el término "justicia social" ganó prominencia, se usó al principio como un llamamiento a las clases dirigentes para que atendieran las necesidades de las nuevas masas de desarraigados campesinos que se habían convertido en obreros urbanos. Pero los pensadores descuidados olvidan que la justicia, por definición, es social.

Semejante descuido se vuelve positivamente destructivo cuando el término de "social" ya no describe el producto de las virtuosas acciones de muchos individuos sino más bien el objetivo utópico hacia el que todas las instituciones y todos los individuos "deberían ser llevadas a convergir en el mayor grado posible'' mediante la coerción. En ese caso, el "social" de la "justicia social" se refiere a algo que no emerge orgánica y espontáneamente del comportamiento respetuoso de la ley de individuos libres sino más bien de un ideal abstracto impuesto desde arriba”.

John Stuart Mill en su famoso libro Utilitarismo, definió la justicia social: “La sociedad debería de tratar igualmente bien a los que se lo merecen, es decir, a los que se merecen absolutamente ser tratados igualmente. Este es el más elevado estándar abstracto de justicia social y distributiva; hacia el que todas las instituciones, y los esfuerzos de todos los ciudadanos virtuosos, deberían ser llevadas a convergir en el mayor grado posible".
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19 de junio de 2010

¡Por Dios, Shut up!...

Sta zitto. Tais-toi. Sei still. Urusai. Zhu kou. ¡Cállate! Este es un tipo que ni trabaja ni deja trabajar. Sufre de una charlatanería inagotable e incontenible, por el delirio egocéntrico de escucharse a sí mismo. A esta patología se le llama “logorrea”, un neologismo formado a imitación de “diarrea”, que sería incontinencia ventral, la suya es incontinencia verbal pero acompañada de estridencia. Pues, la violencia es su naturaleza. Figura sin genio hasta la sepultura.

Está asumido por la percepción de que su voz – a la par de la de Dios – crea. Construye. Soluciona. Resuelve. Mitiga el sufrimiento del pueblo por su mala praxis. Disuelve los problemas por acción espontánea. Endereza los cañones del equipo bélico con el que lo timó la mafia rusa.

Durante hasta seis horas diarias toma cámaras y micrófonos del país, frente a un auditorio intimidado de áulicos, desclasados y subalternos ociosos, y con el verbo conjugado en futuro lanza al hastío de la nación un inmenso sartal de disparates, coplas mal rimadas, chistes de mal gusto, citas deshilvanadas, anécdotas rufianescas, amenazas dictatoriales, canciones desafinadas, consejos médicos, instrucciones para sembrar yuca y criar cochinos, mensajes sin destino, recetas para el mal de ojo, ascensos y despidos, declaraciones de guerra a vecinos, claves de violencia para sus montoneros desquiciados por el odio, invocaciones a la corte de los milagros, saludos a la familia, insultos y provocaciones, faraónicos proyectos imaginarios, progresismo virtual, confesiones íntimas, inventario de su guardarropa, bendiciones a Fidel, declaraciones de fidelidad a Ahmadineyad, maldiciones contra Israel, mimos a Evo, carantoñas a Ortega, condenas al imperio, serenatas a Hilary. Jaladas a Raúl.

Ofertas de felicidad perpetua, promesas de ayuda a Obama, órdenes subliminales a los poderes públicos, lisonjas a los incondicionales, sentencias penales, indulgencias, indultos que les son rechazados, inducción a la polarización, endosos de incompetencia, cambios de nombre a empresas del Estado, decretos de expropiaciones, arrepentimientos tardíos, ensalmes a militares, cognomentos a empresarios, vilipendio a personalidades extranjeras y a todo quien piense distinto, en un abusivo ejercicio de locuacidad abominable que perturba la psiquis del país y enerva la conducta ciudadana que actúa en la calle – en sus protestas - con idéntica virulencia y conflictividad, demandando calidad de vida, cumplimiento de obligaciones, tranquilidad y productividad, por lo que la estrategia para no escuchar el ruido in crescendo de la realidad es subir el tono de su voz.

Como los niños malcriados que ante el regaño por su mala conducta, se tapan los oídos y comienzan a tararear en altavoz: La-la-la-la-laaaa.

Es que el ruido afuera es fuerte

Como botón de muestra, comienzo por el sonido del tsunami político que se le vino encima con la contundente victoria de Santos en Colombia, y las de Piñera en Chile, García en Perú, Laura Chinchilla en Costa Rica, Martinelli en Panamá - cuyo canciller le canta las cuatro en los foros internacionales - la posibilidad cierta de Sarney en Brasil y el avance del liberalismo en Argentina que despojó de la mayoría parlamentaria al matrimonio gobernante, lo que augura un triunfo presidencial para la derecha.

La derrota fulminante que le propinó Micheleti en Honduras y el éxito de Porfirio Lobo en sus relaciones internacionales para volver al seno de la OEA, la sacada de flanco de Lugo, Flores y Rafael Correa, el menequetén de Raúl con la Iglesia y los gringos, su fracaso en la Cumbre de UNASUR, el veto de Paraguay para su ingreso a MERCOSUR, el declive del ALBA – que se convirtió en un club de clientes maula de PDVSA – el resurgimiento de CORICOM, el llamado del Congreso estadounidense para incluir a Venezuela en la Lista Negra del terrorismo.

Las, cada día más fuertes, sospechas de la complicidad de altos personajes de la jerarquía oficial en el uso del sistema cambiario nacional para la legitimación de capitales por la captura en USA de una banda de venezolanos dedicada a lavar dólares y de un ex alto funcionario policial en Andorra, y del uso del territorio para el tránsito de drogas, por la sucesiva capturas de barcos y aeronaves narcos en África, América Central y Europa, provenientes de Venezuela.

Las admisiones de la Corte Penal Internacional – facultada para juzgar Jefes de Estado - de demandas por violaciones a los derechos humanos, activadas por las diligencias de Diego Arria; la preocupación de distintos gobiernos por actos en contra de la Carta Democrática Interamericana de la OEA y la supuesta protección a agrupaciones terroristas colombianas, árabes y españolas. Las computadoras de Raúl Reyes en poder de Uribe.

La olla pútrida develada en Argentina con el cobro de comisiones a empresarios para colocar sus productos en Venezuela; la demanda contra Bariven en Miami por soborno. La asociación internacional del caso Zuluaga - Mezerhane con atentados contra la libertad de expresión. Su complicidad antinatural con Irán en su conflicto con Israel, colocando a Venezuela en el medio de una guerra religiosa. Las insensatas expropiaciones extrajudiciales de empresas de capital internacional, la pérdida del respeto como líder emergente del Continente, que llega a la burla por sus discursos atrabiliarios; los vacíos afectivos de sus antiguos compinches, los Kirchner, a quienes no gustó el excesivo militarismo de la celebración del Bicentenario, la sacudida del congreso polaco que decretó al comunismo como ideología criminal, dando el primer valiente paso para que así sea reconocido por el mundo libre.

Y Franklin Brito, que logra, con su valor suicida, que el tufo antidemocrático de su gobierno comience a alejar a los buenos oficiantes derivados de su munificencia: Situaciones que no son como para dormir sin el concurso de anestesia ni estar despierto sin la voz a todo volumen: La-la-lalala-laaaa.

Y adentro ni se diga

Estabilización a la baja de los precios del petróleo y el descenso del PIB – única nación del continente cuya economía decreció – y reconocimiento de su deuda como la más riesgosa del mundo; caída de las exportaciones y aumento de las importaciones, con el colapso del abastecimiento alimentario, porque dólares para cubrir la demanda, no hay - lo que recalienta el caso de los contenedores repletos de comida podrida – porque la venta de petróleo, acero y aluminio a futuro lo dejaron sin ingresos para los años que le quedan.

Resistencia del dólar permuta a burlar todos sus controles, lo que mató al nacer su sistema cambiario - impuesto por un comunista que ignora el sucio destino de la Unión Soviética - y que sólo sirvió para llevar de facto el dólar oficial de 4,30 a 5,29, llevando al bolívar fuerte a dimensión fantasmal, generando el mercado negro por insuficiencia de divisas y aumentando la inflación - fenómeno propio de economías enfermas de planificación estatal que afecta únicamente a los más pobres y a los asalariados - que lleva rumbo al 40% mientras en los demás países de la región, incluyendo a sus compinches de Bolivia y Nicaragua - que usan los reales del arruinado pueblo venezolano para sanear sus economías - se mantiene en rangos de un solo dígito.

Expropiaciones que agravan la incertidumbre y la explotación laboral por el patrono Estado que se arroga la facultad inconstitucional de imponer contratos colectivos. Fuga de divisas vinculada a altos personeros del gobierno. La delicada situación del euro. Quiebra de las empresas de Guayana. Guri sigue produciendo a ritmo de crisis. Se le hunde la plataforma Aban Pearl y se descubre tremendo sobreprecio. Pelea a navaja pico´eloro entre sórdidas mafias internas.

Pérdida de apoyo en los estratos D y E, que están claros ahora que Chávez sí sabe y es suya la culpa de su abandono, lo que produjo la baja de su popularidad a un tembleque 22%. Giro antichávez de los colombianos cedulados en Venezuela. Subida del desempleo/subempleo al 53%. La cuenta @chavezcandanga que se le convirtió en una evidencia de su pésima gestión. Indignación nacional de los trabajadores de Polar y de los clientes del Federal. La certeza de estar perdiendo las elecciones del 26S. Y, para remate, el pueblo venezolano – chavista y no chavista - decidió que su pachanga llega hasta el 2012. ¿No cree usted que, entre otras, son razones suficientes para la-la-lalala-laaaa?

En conclusión

Imagínense si toda esa energía que se le fuga por la boca, estuviera al servicio de un clima de entendimiento productivo y de unidad entre los venezolanos, usando su capital político y los ingentes ingresos para el desarrollo armónico de la nación… Pero él cree que con la-la-lalala-laaaa saldrá de esto. Sí, oh.
Rafael Marrón González
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18 de junio de 2010

Diccionario chavista

IV

Patria

Por el origen militarista de Chávez, “patria” es la palabra más común de su escaso léxico y en difusa definición la confunde hasta con su propia persona. En pasional actitud enarbola la palabra patria como un garrote contra sus propios conciudadanos o como un estandarte de guerra a muerte contra cualquier gobierno u organismo internacional que ose cuestionar su particular estilo de gobernar.

Habla de soberanía y de gobierno soberano mientras depende hasta del aire extranjero para sobrevivir, otorga concesiones a dedo a transnacionales, flexibiliza la negociaciones petroleras, fortalece economías extranjeras como la española, brasilera y cubana, por mencionar solo algunas, sin olvidar la silenciosa invasión de cubanos mercenarios disfrazados de hermanitas de la caridad que toman posiciones bélicas a favor de su contratante dentro de las fronteras patrias, es decir se disponen a matar venezolanos indefensos, tal como hicieran en su oportunidad contra los negros angoleños en Angola para imponer el comunismo en aquel miserable país.

La “patria” así concebida es “el último reducto de los canallas”. Alrededor de ella se aglutinan desde malhechores hasta corruptos, pasando por depredadores, oportunistas, ignorantes y lacayos de toda índole que han sido inoculados con la falsa premisa de que, sin deber alguno, por el solo hecho haber nacido azarientamente en Venezuela esta patria es suya, solamente suya, y por lo tanto tienen “derecho” a destruirla, pisotearla, ensangrentarla y mancillarla entregándosela a un gobierno extranjero en nombre de la soberanía.

El Ministro de educación, por ejemplo, vocifera que su propuesta educativa revolucionaria es para eliminar a los “apatridas” – que en realidad define a quienes no tienen patria, pero así es la ignorancia - lo que debemos traducir como una severa contradicción si tomamos en cuenta que tanto él como su líder inmarcesible y los hijos de ambos, son producto de ese modelo educativo, que ha producido más venezolanos integrales que el modelo cubano, cubanos.

Indudablemente que para nosotros el concepto de patria es también territorial, pero se fortalece con los valores históricos y culturales que debe emitir su gentilicio, porque la patria es la gente y si queremos mejor patria debemos tener mejor gente.

Patriotismo

Para Chávez y los chavistas, patriotismo es cercar a cal y canto la patria con un muro impenetrable, imponiendo tradiciones inventadas por folcloristas y nacionalistas de medio pelo. Ser patriota para ellos es preferir el ascenso de la mediocridad por despreciar todo lo que no sea de aquí. Así se agigantó el ego argentino en las dictaduras de Perón y subsiguientes.

Sin posibilidad de ver lo que ocurría en el exterior llegaron a creer que el sol salía porque ellos se levantaban. Ese es el patriotismo de las tiranías, el que inventa invasiones truculentas para soliviantar el odio contra otras naciones y así aglutinar el patriotero sentimiento nacional a su alrededor. Es el patriotismo de la canalla astrosa y vil.

Para nosotros, los demócratas civilizados, patriotismo es hacer progresar la patria por el desarrollo de su gente, porque la patria es la gente y si queremos mejor patria tenemos y debemos tener mejor gente. Y eso se logra insertando al país en los adelantos científicos y tecnológicos del mundo, abriendo puertas y ventanas, como decía Ghandi, para que penetre toda la brisa del universo, pero sin dejar que nos arrastre.. Para nuestra visión mundialista del patriotismo, que profesionales venezolanos anden por todas las naciones demostrando su talento es motivo de orgullo nacional.

Como lo ha sido Galárraga, en su campo, o el doctor Fernández Morán, por ejemplo. Para nosotros patriotismo es democratizar el conocimiento, combatir la ignorancia para que no haga metástasis en estupidez y formar ciudadanos libres de mente plural y generosa, que busquen el progreso por su propio desarrollo a través del estudio, el trabajo y la responsabilidad.

Pobreza

Para Chvaez y su chavismo delirante, la pobreza significa la justificación de todos sus desmanes. Por colocar a la pobreza en el primer plano de su discurso político y permitir que “los pobres” desmantelen el activo cultural de la república, ha logrado Chávez el apoyo incondicional de toda la izquierda trucutusta del planeta.

Sin embargo, luego de 72 meses haciendo gárgaras con la pobreza, ésta ha crecido en casi un 11 por ciento, el costo de la cesta básica está por el millón y medio de bolívares y la inflación roe los raquíticos aumentos de sueldo que compulsivamente le otorga. Pero la pobreza es el sustento de su inmenso poder y mientras ella exista exponenciada por la ignorancia, sabe que “está seguro” en su satrapía.

La pobreza, en su declive miserable, no en su definición de forma modesta de vivir, es una realidad social que me conmueve. La mayoría de los estudios están enfocados hacia la parte económica de la pobreza y su solución, por lo consiguiente, a través de proyectos económicos, que siempre derivan en dádivas populistas que gangrenan el problema, porque obvian la inmensa responsabilidad del factor cultural del individuo.

Solo la Universidad Católica Andrés Bello realizó un estudio multidisciplinario, al que nadie con poder decisorio le ha hecho caso, que yo sepa, que incorpora científicamente el problema cultural al económico en el problema de la pobreza. Y prescinde del lenguaje “pobrecitista” de la pobreza que considero el primer paso para entendernos cabalmente.

Una generación que ha tenido la oportunidad de superar la escolaridad de sus mayores, debe ser una generación productiva. Sin embargo, cualquier encuesta nos revela que los abuelos, analfabetos en su mayor proporción, de los pobres de hoy, en su mayoría con hasta bachillerato completo, fueron menos pobres y mucho más productivos y proactivos.

Para emprender una eficiente labor en contra de la pobreza, debemos comenzar por analizarla en su contexto individual. ¿Cuánto inciden en la miseria de una comunidad, los vicios, la irresponsabilidad, la flojera, el machismo, la insolidaridad, el egoísmo, la frivolidad, la envidia, el manirrotismo, la reproducción desordenada, la carencia educativa y de instrucción y la falta de objetivos, de los individuos que la conforman? La mitad de la culpa, siendo generoso, la tiene el individuo. La otra mitad, la herencia, el clima, los políticos, el estado, la economía, el gobierno, Dios, el desempleo, los bajos salarios, la codicia, las “revoluciones”, y agregue usted lo que falte.

Para empezar Es imperativo analizar la pobreza en su propio contexto, en este caso Venezuela, un país de abundantes ingresos petroleros en el que el populismo de ayer exponenciado hoy, ha exacerbado el problema. No es la misma la pobreza de Haití que la de Venezuela. ¿Dónde están los pobres de aquí?, preguntaba un curtido sociólogo extranjero que ha pateado leguas de pobreza en todo el mundo.

¿Con el que no tiene? ¿O con el que no puede? ¿Se ha preguntado usted si el que no tiene es porque no quiere o porque dilapida lo que obtiene? Es imperativo formar una sociedad involucrada, es decir, inmersa en la solución de sus problemas sociales, políticos, jurídicos, económicos y culturales, con la perspicacia suficiente para poder discernir entre solidaridad y dádiva irresponsable. Debemos ser solidarios con los que no tienen por que no pueden.

A los pobre entre los pobres, como decía la Madre Teresa de Calcuta. A esos hay que darles el pescado porque sí. Pero todo el que pueda debe aprender a pescar para que produzca y enseñe. La dignidad es un asunto de conciencia. Llegó la hora de las definiciones en Venezuela.

Venezolanidad

Para los chavistas con Chávez a la cabeza, “venezolanidad” y patriotismo es la misma cosa. Basta nacer en Venezuela y ya. No importa la conducta que se observe si tiene cédula bolivariana tiene derechos y punto. Para nosotros “Venezolanidad” es RESPONSABILIAD CON EL GENTILICIO.

Libre determinación de los pueblos o soberanía

Bajo esta impecable premisa democrática, que confiere a los nacionales de un país la plena libertad para decidir su destino, se han impuesto en el planeta despiadados regímenes de fuerza que han asesinado a cientos de millones de seres humanos, conculcando libertades y oprimiendo salvajemente la disidencia. Como es el caso de Cuba donde un obseso maniático decrépito insiste en mantener a su pueblo en la ignominia. Y todo ello bajo la mirada indiferente de las naciones civilizadas, que se niegan a intervenir porque se violaría el principio de soberanía basado en la “libre determinación de los pueblos”. Como si en realidad estos pueblos tuvieran alguna opción ante la ferocidad de estos engendros del infierno.

Invocando ese precepto, este gobierno, que bordea ya la traición a la patria, según los artículos 128 (“Cualquiera que, de acuerdo con una Nación extranjera o con enemigos exteriores, conspire contra la integridad del territorio de la patria, o contra sus instituciones republicanas, o la hostilice por cualquier medio para alguno de estos fines, será castigado con la pena de presidio de veinte a treinta años”) y 138 (“El individuo que, encargado por el Gobierno de la República para tratar de negocios de Venezuela con un Gobierno extranjero, traicione su mandato perjudicando los intereses públicos, será castigado con presidio de seis a doce años”) del Código Penal venezolano vigente, pretende establecer la fidelización de Venezuela, supuestamente aceptada por la libre decisión de los venezolanos, cuando la está imponiendo por la fuerza y la más obscena compra de conciencias militares obligadas por la ley a defender la integridad de las instituciones republicanas que es exactamente lo mismo que decir democráticas.

Para nosotros la soberanía basada en la libre determinación de los pueblos está subordinada al respeto a los derechos humanos. Las naciones libres del mundo tienen la responsabilidad moral de intervenir contra cualquier gobierno forajido que pretenda violar los derechos naturales y políticos de su pueblo.

Meritocracia

Los chavistas odian a muerte esta palabra. Nada les exacerba más el resentimiento que esta voz derivada del ascenso natural de los mejores. Y así un humilde maestro de cuarto grado, que jamás se preocupo por perfeccionar su profesión, es Ministro de Educación. Y luego se extrañan del resultado desastroso de su gestión, en la que creció la deserción escolar.

Para Chávez, por encima de lo académico está “el compromiso social”, es decir, la capacidad de organizar movimientos aclamacionistas para presentarlos en Aló Presidente. El Ministro de Educación elabora un proyecto anti natural que castra la meritocracia en aras de la solidaridad, porque en su universal ignorancia las cree antagónicas.

Para nosotros, que creemos que la solidaridad debe ser orgánica y no mecánica, solo es posible la solidaridad eficiente a través de la eficacia. Solamente quienes conocen mejor pueden producir con más rentabilidad. El ascenso de los peores es camino seguro hacia el fracaso. Como le ha sucedido al chavismo. Con una que otra excepción que solo confirma la regla. Así que meritocracia es palabra civilizada, para el progreso por desarrollo de los pueblos. Por lo tanto no puede ser chavista, que es una contradicción con el término. FIN

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15 de junio de 2010

Ladronismo revolucionario

En cierta oportunidad un humilde campesino, ex soldado de la Federación, acudió donde su otrora general a pedirle un mejor precio por unos sacos de maíz, Pero el general se negó aduciendo el alto costo del producto, y el que fue su subalterno en la guerra le recriminó recordándole que ese maíz no le había costado nada, pues se lo había robado en la hacienda de un adversario. Y molesto el general le respondió: ¿Cómo que no me costó nada, y mi honor?.

Es que el libertinaje derivado de la ley del más fuerte suele empapar el honor revolucionario de crímenes horrendos – ¿Danilo Anderson? - y asquerosas vagabunderías, pero para cubrir el hedor dicen que bastan el dinero y la cercanía al poder, tal cual estamos presenciando en estos aciagos días de radicalización comunista, en los cuales la podredumbre moral que sale de miles de contenedores repletos de comida descompuesta a punta de comisiones, está siendo disimulada con la ofendida iracundia del propio Don Vito Corleone, cuyo honor ha quedado atrapado en el oleaje que no cesa de descubrir el botín de piratas en que su revolución vomita ha convertido Venezuela.

El seno de la revolución es ahora la perfecta e inimaginable cueva de la banda de los cuarenta de Hussein, que hicieron las delicias de Alí Babá, con el cuento de que quien roba a ladrón tiene cien años de perdón.

Ser revolucionario es una especie de patente de corso que permite cometer cualquier ilícito, arbitrariedad o desviación de poder con total impunidad - como es el caso de la expropiación de empresas privadas para hacer pasar al gobierno como exitoso, obviando el debido proceso constitucional - y la labia manipuladora del encantador de serpientes, con total desprecio por el pueblo en cuyo nombre dice mandar, se encarga de transmutar la materia fétida que escurre de sus manos en las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia, mientras un enjambre de cómplices necesarios, en ridículas declaraciones y risibles excusas, cada cual más estulto, desde el ambiguo Rafael Ramírez – que felicita a los culpables de la podredumbre - hasta la inédita despistada Virginia Mares – que culpa al capitalismo del ladronismo que carcome su socialismo corrupto por definición - escurren el bulto entre el mosquero y los cuatro pillos de segunda fila que pagarán el pato por haber estado por allí cuando jumeaba.

Y viva la revolución entre loas al jefe que todo lo apaña. Legión de gatos de paltó y corbata - y pasaporte diplomático para el disfrute de Europa en primavera - regando sus excrecencias por la superficie de la patria socialista o muerte a punta de idiotez franelistacolorá uh, ah Chávez no se va. Y el asco a flor de piel.

Tanto en Cuba como en Venezuela

“Cuba y Venezuela somos la misma cosa”, confesó Raúl Castro y jamás se ha dicho tanta verdad con tan pocas palabras: Tímidamente se han podido descubrir algunos graves casos de la añeja corrupción en la Cuba corrupta de los corruptos hermanos Castro, como el de la megacorporación CIMEX o la línea de aviación internacional o el mercado libre de impuestos (duty free) del aeropuerto de La Habana o el que involucra a un empresario chileno, precisamente de la rama de alimentos, que apareció convenientemente muerto en su apartamento de La Habana, “de una insuficiencia respiratoria”, pero el gobierno defiende, como lo hace Chávez, a sus altos funcionarios corruptos, pues la masificada ex sociedad cubana sobrevive por la corrupción, es decir - y necesito el neologismo “delitificar” para graficar “solucionar a través del delito” - Fidel “delitificó” la supervivencia de ese pueblo, para el cual la palabra robar no tiene otra implicación que “resolverse la vida”.

Todos roban de todo a todos para intercambiarlo entre todos. Los y las jineteras se dejan robar por los policías para que “no las vean” entrar a los hoteles de lujo, de acceso prohibido para el pueblo cubano, y éstas expolian dólares a los turistas por servicios que suelen repartir en trueque entre sus conmiserables. Los trabajadores roban insumos en sus lugares de trabajo para permutarlos por otros artículos robados en otras empresas por otros trabajadores o venderlos en el mercado negro para procurarse algunos dólares con el que comprar algunos kilos de pollo del donado por los Estados Unidos, que los ladrones del gobierno revenden.

El propio gobierno roba a los trabajadores cubanos de las transnacionales, al cambiar por pesos de plastilina los dólares de la nomina que los empresarios pagan a las agencias del gobierno. Con estos pesos devaluados, si no existiera el robo institucionalizado, el pobre trabajador moriría de hambre. De allí que al gobierno cubano no le interesa develar esta podredumbre porque se derrumbaría el mito revolucionario que siguen ensalzando los idotas del planeta.

Y hacia allá va Venezuela: Dividida entre atracados que atracarán y atracadores que serán atracados no queda espacio para la honestidad, que es proscrita para la gloria eterna de la revolución socialista. Y la moral pública por el albañal.

La Caja Negra de PDVSA

PDVSA, es decir, Rafael Ramírez, es el poder detrás del trono: No hay caso, por grave que sea, que no merezca el inmediato y acrítico apoyo de Chávez: “Le doy mi apoyo político y moral a ese gran compañero que es el ministro Rafael Ramírez Carreño, el ministro de Energía y Petróleo”. Y punto.

Venezuela es demandada en un tribunal arbitral por incumplimiento de contrato, Chávez mira para otro lado. Se cae la producción petrolera. Merman los ingresos al BCV. Entrega la Faja del Orinoco como se criticó a los gobiernos de la democracia. Ramírez es afincado. Atornillado. Hay denuncias de corrupción familiar. Se destapan ollas podridas con los fletes. “Se sabe de negocios y ventas hechas desde Venezuela al exterior de crudos y sus derivados, por precios y condiciones por debajo de las pautas y el mercado internacional, en franco perjuicio de las finanzas públicas, y que habría reportado altas comisiones que van desde 1 centavo a 10 centavos de dólar por cada barril vendido en dichos cargamentos". Chávez se chupa el pulgar y le da otro espaldarazo a Rafael.

Se deterioran las refinerías por falta de mantenimiento. Hay que importar gasolina pagándola de contado porque el país ha perdido el crédito por la mala gestión de Ramírez. Se multiplican los accidentes por malas operaciones, con muertos y heridos, como jamás había sucedido. Pues, Chávez alaba a Ramírez como el ejemplo que todo ministro debe seguir.

Y el pueblo, que no es tan tonto de capirote, se pregunta: ¿Qué será lo que tiene Ramírez? ¿O qué será lo que sabe? Y con este caso de las miles de toneladas de alimentos dejados pudrir a propósito, para encubrir un acto de corrupción, mientras el pueblo sufría carencias, la incógnita se exponencia, pues PDVAL es un apéndice de PDVSA, o sea que está bajo la directa responsabilidad de Rafael Ramírez, y el artículo 139 de la Constitución establece: “El ejercicio del Poder Público acarrea responsabilidad individual por abuso o desviación de poder o por violación de esta Constitución o de la ley”. Y la ley contra la corrupción, en su artículo 53 establece pena de seis meses a tres años de prisión al funcionario que, “por razón de su cargo, tenga custodia de bienes del patrimonio público y diere ocasión por imprudencia, negligencia, impericia o inobservancia de leyes, reglamentos, órdenes o instrucciones, a que se extravíen, pierdan, deterioren o dañen esos bienes”.

En conclusión

Al caso de los contenedores putrefactos se suma ahora un barco con 55 contenedores con 30 toneladas de alimentos podridos cada uno, que acaba de llegar a Puerto Cabello proveniente de República Dominicana, era alimento para el pueblo haitiano sobreviviente del terremoto, y el descubrimiento de toneladas de medicinas vencidas compradas a Cuba.

Es decir, que estamos frente a unos de los más sórdidos actos contra el patrimonio de los venezolanos de que se tenga noticias en ningún otro gobierno. Las pérdidas son incuantificables. Pero, salvo algunas promesas de “llegar al fondo” emitidas por el Ministerio público, que sabemos es un saludo a la bandera, nada nos indica que los verdaderos responsables serán castigados.

La pérdida de la moral pública es un baldón para la patria. Venezuela es ahora - de Chávez para acá – país proscrito para el turismo internacional, como nación de las más peligrosas del mundo, autopista del narcotráfico y reino de estafadores, corruptos, secuestradores, asaltantes, criminales, matraqueros y pillastres. ¿Orgullo de ser venezolano? Pasa por Maiquetía y me avisas.
Rafael Marrón González
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7 de junio de 2010

DICCIONARIO CHAVISTA

III

Democracia

Durante la época de la Guerra Fría los periodistas pro izquierda acuñaron el término “democracia popular” para referirse a las feroces dictaduras comunistas, totalmente antagónicas al concepto de democracia. Y así el criminal Fidel Castro es demócrata.

Por ello Chávez, y los chavistas, aunque restringen la libertad de expresión mediante leyes de desacato insertas en la Ley de Contenidos y la Reforma del Código Penal, continúan insistiendo en que su gobierno es democrático “porque ha ganado más elecciones que ningún otro”, como las gana Fidel en Cuba.

Aunque es cierto que las elecciones son uno de los tres pilares de la democracia, no es menos cierto que no puede existir la democracia sin la debida separación y autonomía de los poderes públicos y la alternabilidad constitucional en el ejercicio de la autoridad que el propio Chávez se ha encargado de negar.

Aunque los chavistas intentan desesperadamente por mantener una fachada de formalidad democrática, ya en el planeta se sabe que el Jefe de todos los poderes es Chávez y punto.

Que espléndidos especímenes de la incondicionalidad lacaya de vocación Guiness han propuesto la reforma constitucional para que Chávez se reelija las veces que su augusta y nunca bien ponderada real gana le venga a capricho. Y que la “idología” chavista se ha ido apoderando de todas las instancias de la sociedad, por vías de hecho o de derecho ad hoc, con la finalidad de controlar la institucionalidad civil venezolana e imponer el pensamiento único que los chavistas llaman igualdad.

Chávez suele apelar a la Constitución para invocar el supuesto carácter “participativo” de su “democracia”. Para él “participar” es aplaudir aborregadamente sus designios infalibles, inapelables e indiscutibles. Así que cuando ellos hablan de democracia se refieren a cerrar filas tras un régimen personalista, unívoco y totalitario que guiará a la nación hacia el mar de la felicidad cubano.

Para nosotros, la oposición, la democracia carece de adjetivos, es democracia y punto y su definición es: Sistema político, cuyos gobiernos están sujetos a las normas constitucionales establecidas por la ciudadanía en el libre ejercicio de su soberanía, que profesa y garantiza el respeto a los derechos fundamentales y libertades públicas de la persona humana con énfasis en la libertad política, civil y personal, regido por los principios capitales de la división y equilibrio de los poderes y consagrado a producir la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política.

Oligarquía

Chávez ataca sin piedad a la oligarquía, viejo fantasma de sus días infantiles cuando lo reclutaron los comunistas para penetrar las Fuerzas Armadas, según ha confesado, entre otros, Pablo Medina, atribuyéndole la culpa de todos los males que sigue sufriendo Venezuela luego de sus once desastrosos años de gobierno ineficiente y corrupto.

Y los chavistas, que repiten lorificadamente cuanto disparate se le ocurre en su hemorragia verbal a Chávez, siguen diciendo que “oligarca” es quien controla con su poder económico al Estado, y que esa actual imposibilidad sigue existiendo en Venezuela porque Chávez controla todos los poderes y sus más ocultos resquicios institucionales, negando la esencia de su propia realidad.

Es bueno, aunque no se lo merezcan, sacarlos del error, por lo menos para que no sigan causando risa por el mundo. Señores chavistas, si se atreven, díganle a Chávez, aunque sé que ustedes no tienen carácter para eso, que la definición de oligarquía cambió hace años.

Que hoy en día oligarquía es “sistema político en el cual la soberanía es detentada por un pequeño número de individuos que gobiernan en su propio interés y tiende a perpetuar el status privilegiado de sus miembros”. O sea, que oligarquía es el grupito poderoso que conforman Chávez y su cerrado entorno militar-cívico-Fidel, y ustedes son la masa ingenua que los sustenta a cambio de migajas masticadas. De nada.

Misión

Muchos jóvenes políticos democráticos sienten el impulso de admirar algunas de las “misiones” del gobierno de Chávez, como la Misión barrio Adentro, por ejemplo. La verdad es que pareciera una sincera muestra de su preocupación por lo pobres, sino fuera por tres elementos significativos: su trasfondo ideológizante, su implementación con médicos/milicianos comunistas cubanos, esclavos por convicción o por chantaje, que constituyen un frente de guerra interno para lanzarlo sobre los venezolanos si la oposición se recrudece, y a la vez para resolverle un problema económico a Fidel, y, tercero, porque constituyen un operativo desarticulado del sistema de salud formal tendente a destruir si institucionalidad.

Los médicos cubanos deben remitir a los enfermos que superan su precaria competencia a los hospitales, en los cuales, salvo el humano, no hay recursos de ningún tipo.

Y así las misiones educativas, que son la perversa respuesta a nuestra oposición al decreto 1.011. Chávez se inflama de fervor al anunciar que hay tres millones de participantes, pagados, en las misiones educativas, pero no dice que en el sistema formal hay ¡siete millones!, que no cobran por estudiar.

Y que mientras en este último invierte 80 $ por alumno, en las misiones dilapida, entre pitos y flautas, 1.200 $. Así que, mientras para el chavismo la voz “misión” define operativos ideologizantes desarticulados con demagogos fines electorales, y de rapiña, por la corrupción que deriva de la discrecionalidad, para nosotros “misión” ha sido y será la organización institucional de la República.

Populismo

Una vez le comentaba a una amiga periodista, adversaria del populismo, que en puridad de razón existía un “populismo bueno”, como la educación gratuita en todos los niveles del sistema, una red hospitalaria pública bien dotada y de primera calidad, un trasporte público decente debidamente subsidiado, la dotación a las comunidades de viviendas dignas a costos accesibles para el asalariado, y la atención integral a los más débiles de la sociedad, aquellos a quienes se refería la Madre Teresa cuando decía que había que darles el pascado porque no podían pescar ni aprender a hacerlo.

El populismo malo, el que con toda razón adversa mi amiga, es el que castra el desarrollo del individuo impidiéndole alcanzar el progreso por sus propios medios, convirtiéndolo en un parásito del Estado.

¿Cuál de los dos es el populismo de Chávez? Después de once años en el poder la respuesta está a la vista. Todos los indicadores, incluso los suyos, señalan que el populismo bueno está en el suelo, desmantelado y ausente.

Las escuelas públicas y los hospitales dan vergüenza, el trasporte es un asco, y si hablamos de viviendas, cualquier gobierno de cinco años de la democracia, incluyendo a Betancourt y a Leoni, le dan una paliza a Chávez en ese rubro.

En ¡once años de gobierno, con los más cuantiosos recursos de la historia, este gobierno inepto apenas puede contabilizar 98.000 casitas, muchas de las cuales se han desplomado por mala praxis! Así que el populismo de Chávez es el perverso, el que usan los que quieren el poder como fin. El que le ofrece a un pueblo confundido y esperanzado, a cambio de su incondicionalidad y de su dignidad, el progreso sin desarrollo.

En este populismo chavista, o fidelista o comunista, no hay competencia ni mérito, pura solidaridad. A menor esfuerzo igual utilidad y viva la Pepa.... mientras duren los reales. Siempre es amargo el despertar del pueblo con este populismo que Chávez ha llevado hasta el delirio.

Sensibilidad social

Esta frase emocional ha derivado en “sensiblería social”, cursilería que se ha impuesto en el léxico de la política latinoamericana. Los chavistas, con Chávez a la cabeza, se han erigido en los paladines de la “sensiblería social”.

Todo pobre lo es porque un oligarca le quitó su oportunidad. Bajo la visión “sensible” o emocional el combate a la pobreza excluye al pobre de la solución de sus problemas, de los cuales él tiene, dándole descuento, un 50 % de responsabilidad. Todo queda en manos del Estado paternalista que lo resuelve todo.

No han entendido que el fracaso de la democracia fue precisamente por eso. Cuando los reales dejaron de alcanzar para todos fue posible Chávez, que no ha tenido otra explicación para su popularidad que los altos precios del petróleo, que si se hubieran mantenido como los tuvo Caldera II ya estaría defenestrado. Ningún país puede mantener a una población improductiva, llámese Unión Soviética o Venezuela. Este es un país en el que el estudio y el trabajo han generado miseria por la irresponsabilidad de sus usuarios - una muestra de este aserto lo tenemos en la inmensa cantidad de hogares sin padre que sufre Venezuela - que no han entendido, ni nadie les ha dicho con la contundencia necesaria, que el fin último del trabajo es la familia y que sin responsabilidad consigo, con los suyos y con la sociedad, no habrá jamás progreso, porque éste deriva del desarrollo individual que lleva a cada cual a recibir según sus capacidades.

Así que mientras el chavismo fundamenta su óptica sobre la pobreza en la “sensibilidad social”, para nosotros es, y debe ser fundamentada en la “racionalidad social”, en la cual la responsabilidad del individuo es un factor determinante para que el estudio y el trabajo produzcan bienestar.

Inclusión

En una población donde cada vez hay más excluidos, como lo demuestra el hecho de que cada año hay más pobres según las estadísticas del propio gobierno, la palabra “inclusión” suena como un sarcasmo en la voz de los jerarcas que llevan más de once años en la conducción de la totalidad del Estado oficial y paralelo. Para los chavistas “inclusión” es inscribir en las filas del PSUV a los depauperados aclamacionistas que no firmaron a favor del revocatorio.

Estos últimos quedan excluidos para siempre de las bondades del gobierno, lo que deja fuera de la generosidad irresponsable chavista, a más del 50 % de la ciudadanía. Y también significa “inclusión, para el chavismo, porque Chávez es chavista, acceder al progreso sin desarrollo, es decir, el ascenso de la mediocridad.

Y así vemos como se disuelve la institucionalidad formal del Estado en un marasmo de ineficiencia, corrupción e ineptitud. Para nosotros, los demócratas, inclusión es posibilidad de participar todos, en igualdad de condiciones, en las oportunidades que brinda la civilización, respetando los méritos individuales.

Educación

Si partimos del ejemplo de Cuba, factor “idológico” del chavismo, país que tiene como blasón su educación pero que ésta no ha servido para la movilidad social ni para el ascenso individual ni para el progreso de la nación, sino para formar borregos castrados cuyo único fin es la adoración perpetua a Fidel que se llena de orgullo diciendo que sus prostitutas son las más cultas del continente, tenemos suficientes razones para establecer una diferencia sustancial entre lo que el chavismo entiende por educación y lo que nosotros, los demócratas, propugnamos.

Para ellos educar es “idologizar” para crear sustentos del poder como fin. Para nosotros educar es, y, en todo caso, debe ser, la vía para desarrollar las potencialidades naturales del individuo que le permitan a la sociedad, integrada por especificidades, ascender hacia el progreso. Continuará…
Rafael Marrón González
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5 de junio de 2010

¿Oligarca todo quien reclame sus derechos?

Como “fichas de la burguesía que le dan lástima” calificó Chávez a los trabajadores que le presentan batalla en la defensa de sus derechos de la mano de sus sindicatos. Es que para las entidades totalitarias como Chávez, toda disidencia es un acto de guerra y sólo de los obedientes perrunos será el reino de su diestra.

La respuesta de los sindicalistas - los verdaderos – fue contundente: “Trabajadores defienden su empleo y no a la oligarquía”, aunque incurren en el mismo anacronismo que Chávez, porque hablar de oligarquía y burguesía – como de “izquierda y derecha” - es patético por la confesión del grado de atraso intelectual que sufre esta gente al citar definiciones superadas por la historia con perversos fines violentos.

Pero, y a pesar de lo trágico que puede llegar a ser, lo más risible de estos cognomentos de Chávez, es que son producto de la ignorancia, pues, por ejemplo, la palabra “oligarquía” – que Chávez usa como sinónimo de “capitalista” - refiere al sistema político en el cual la soberanía es detentada por un pequeño grupo de individuos que gobiernan en su propio interés y tiende a perpetuar el estatus privilegiado de sus miembros: O sea el chavismo mismo. Y esto es tan cierto, que en la reforma que pretendió Chávez imponerle al país figuraba endosar la soberanía popular al Poder Popular que, adivinen, dependería del poder Nacional, es decir de Chávez. Con ese sencillo acto de prestidigitación, el poder constituido adquiría preeminencia de poder constituyente.

Así que cuando tilda de oligarca a todo quien ose reclamar sus derechos, Chávez actúa como lo que es, todo un oligarca uña en el rabo defendiendo con toda la fuerza de su poder carismático sus privilegios y los de sus incondicionales. Exactamente igual ocurre con sus desplantes contra el empresariado, al que llama burguesía – si es de oposición, por supuesto – siguiendo la teoría marxista, absurda en nuestros días, de la lucha de clases – pobres contra ricos - entre los propietarios de los medios de producción y el proletariado asalariado, obviando que el marxismo que la proclama fue derrotado por tres instituciones democráticas: La Constitución liberal, la Ley del Trabajo y los Contratos Colectivos.

Ignora u obvia Chávez que la sociología encontró una denominación menos política y menos polémica para definir la clase socioeconómica que se formó entre los capitalistas y los asalariados: Clase media. Que se formó con los hijos de los asalariados gracias a la gratuidad de la educación superior y a la libre empresa. Pero lo que importa es el discurso dominante del odio capitalizado hacia los planes totalitarios del gobierno, y así el empresario provenga del proletariado, como suele suceder y mucho por el trabajo, el estudio y la responsabilidad, para la mentalidad retrógrada es un burgués y, por lo tanto, despreciable explotador.

Todo funcionario es burgués

Sin embargo, para aclarar un poco el panorama y colocar a Chávez en su justo lugar, aunque en la actualidad, el término “burgués” o “burguesía” engloba todos los grupos e individuos cuyos intereses están más o menos directamente ligados con los de los propietarios de los medios de producción; en el sentido más amplio, se llama “burgueses” a todos aquellos cuya profesión no es principalmente manual: Industriales, hacendados, ganaderos, banqueros, comerciantes y militares, pero también los relacionados con las profesiones liberales como los funcionarios públicos (como Chávez), abogados, médicos, ingenieros, periodistas y, hasta, artesanos acomodados.

Manipulación satánica

Lo grave de este discurso es que está dirigido al sector menos informado de la población generando furia hacia el objeto al que se le atribuyen maldades extremas, como la explotación de los obreros, la especulación con los precios, el tráfico de divisas y el acaparamiento de bienes esenciales, en un proceso de satanización que se le puede ir de las manos a Chávez.

En estos días se realizó una marcha amenazante de oficialistas bustransportados portando consignas que derivan de la proyección de Chávez, culpando a los empresarios de los problemas que las equivocadas políticas económicas del gobierno, como la escasez y la inflación, han ocasionado, y nada menos que el vicepresidente de la república declara “respaldar plenamente las acciones de los trabajadores – era el Frente de Trabajadores Socialistas - contra la oligarquía”.

Tanto esta marcha, de muy escasa participación obrera para el inmenso poder que dice representar, como el apoyo político del partido burocrático, tuvieron como fin simular apoyo popular a la “guerra económica contra la burguesía” que al día siguiente Chávez decretó contra el empresariado privado, lo que persigue en primer término levantar su alicaída popularidad, pero cuyo trasfondo, siguiendo instrucciones de Fidel Castro, es controlar toda la cadena de producción, distribución y comercialización de alimentos con el fin de someter a la sociedad a la sumisión por la subsistencia, despojándola de la capacidad de lucha política que ha frenado sus ansias desmedidas del poder omnímodo que solamente la esclavitud comunista puede segregar.

Si tomamos como guía que “solo en un año, mayo 2009 –mayo 2010, se han perdido, dañado o podrido 79 mil toneladas documentadas de alimentos importados” - y otras 24.000 (aprox.) recién descubiertos en Cojedes y Carabobo - sin incluir 50 mil de leche en polvo china, contaminada con melamina sabremos lo que nos espera con este delicado asunto en manos de Chávez

Influencia irresponsable

Chávez ejerce su poderosa influencia sobre una masa seducida por el poder carismático y de manera irresponsable la induce a fijar como temores propios los miedos que lo atosigan, como el de señalar a Lorenzo Mendoza como desestabilizador del gobierno porque supuestamente pretende este empresario disputarle el poder, cuando éste es un actor económico exitoso que ha contribuido a que el impacto negativo de las medidas de Chávez, no haya afectado de forma más implacable a los más necesitados.

Pero, como su contraste agiganta su ineptitud evidenciando la superioridad del capitalismo sobre el socialismo, Chávez necesita que se marche del país como lo hicieron los grandes empresarios cubanos, pero allá sucedió porque Fidel ganó una guerra y no hubo alternativa, pero aquí existe la opción de resistir.

La satanización del empresario por parte del universo socialista es una de las inmensas contradicciones de este “error intelectual”, como lo califica Hernando de Soto, pues se sustenta es “la repartición proporcional de la riqueza”.

Pero para repartir algo, sean dólares o toletes de ñame, hay que producirlos con el trabajo, la constancia y el riesgo. Y allí sí es verdad que no está dispuesto a llegar el socialismo. Primero muerto que trabajando. Más fácil es institucionalizar el robo: Robarse por decreto lo que otros han producido y luego, cuando se acabe, pasar al siguiente estadio de todos los socialismos que en el mundo han sido: El hambre hereje. Como en Rusia. Como en Cuba. Como en Corea del Norte. Como el Viet Nam de antes. Como en China la vieja. Pero eso sí con mucho espíritu revolucionario. Y el que se queje es oligarca.

Empresariado vigoroso país robusto

Que conste que cuando hablo de “empresariado” no me refiero al contratistariado que brota abonado por la corrupción en las economías estatistas mono productoras, que crean riqueza inorgánica focalizada, que no genera empleo ni crecimiento ni contribuye al progreso del país, sino a hombres de empresa, que asumen riesgos, investigan y obtienen la información que equipara su producción con la dinámica del mercado, invierten en nuevas tecnologías y crecen para hacer crecer al país y precisamente son estos los que están siendo barridos por la ignorancia ideologizada que en verdad cree que el trabajo es una maldición y que ser rico es malo y que la utopía comunista puede hacerse realidad sin el crimen.

En conclusión

Definitivamente este régimen ha llegado a su punto de quiebre con la cordura. Ahora arremete contra los trabajadores que defienden sus puestos de trabajo, como debe ser en un país en el cual la empresa privada genera 8 de cada 10 empleos y que ha visto como las expropiaciones de Chávez han destruido empresas productivas.

Sería muy interesante para el futuro del movimiento obrero que los trabajadores asuman que el trabajo es un factor dependiente de una economía de libre mercado, competitiva y diversificada y que Chávez arrastra al país hacia el naufragio y la esclavitud, mientras, paradójicamente, “tiene muy contentos a los capitalistas - oligarcas - de Brasil”.

Rafael Marrón González
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4 de junio de 2010

DICCIONARIO CHAVISTA

II

Neoliberalismo

El neoliberalismo no existe. Se trata de una etiqueta negativa muy hábil, aunque falazmente construida. Es, citando a Carlos Alberto Montaner, “en la acepción que hoy tiene la palabreja en América Latina, un término de batalla creado por los populistas para descalificar sumariamente a sus enemigos políticos.

¿Quiénes son los populistas? Son la izquierda y la derecha estatistas, lo que traduce “intervensionistas”, y adversarias del mercado. El neoliberalismo, pues, es una demagógica invención de los enemigos de la libertad económica - y a veces de la política, como es el caso de Chávez-, representantes del trasnochado pensamiento estatista, con frecuencia llamado “revolucionario”, acuñada para poder desacreditar cómodamente a sus adversarios atribuyéndoles comportamientos canallescos, actitudes avariciosas y una total indiferencia ante la pobreza y el dolor ajenos.

Tan ofensiva ha llegado a ser la palabra, y tan rentable en el terreno de las querellas políticas, que cuando Chávez acusa a sus contrincantes de “neoliberales”, estos, en lugar de llamarle “fascista” o “gorila”, epítetos que se ganara a pulso con su sangrienta intentona cuartelera de 1992 (y con los crímenes del 11 de Abril y subsiguientes), responden diciéndole que el neoliberal es él”.

La pregunta que debemos hacernos los habitantes de estos países carcomidos por la miseria, es ¿por qué las naciones que practican el liberalismo económico, Japón, Francia, España, China, Alemania, Chile, Costa Rica, Colombia, etc., aunque en algunos casos específicos como Chile, hablen de “liberalismo socialista”, mantienen elevados niveles de vida para sus ciudadanos o están en vías de lograrlo, y en cambio los estatistas, intervensionistas, como Cuba, los países árabes o Venezuela, cada día empeoran la situación de sus pobladores.

Rusia, con 70 años de intervensionismo asfixiante, colapsó porque al final ya no podía dar de comer a su pueblo, y su enemigo jurado, los Estados Unidos, tuvo que enviar barcos de trigo para que no muriera de hambre ese supuesto poderoso país.

Lo que la gente como Chávez, que como astuto es muy diestro pero como inteligente es de lo más torpe que hemos tenido por estos lares, confunde con “neoliberalismo” es la especulación, que tiene aliados en el acaparamiento y en el control de la producción para mantener en alza la demanda, y no en el libre mercado que apunta a lo contrario. Y además el “neoliberalismo” más salvaje es la inflación, que es un impuesto perverso que solo pagan los pobres, y que en este gobierno ha sido una constante junto con la devaluación de la moneda que miserabiliza el salario de los trabajadores.

La reciente devaluación de la moneda, injustificable desde todo punto de vista por la elevada suma de ingresos que el Estado recibe por el alza del precio del petróleo y el cobro compulsivo de impuestos, y las reservas internacionales que sobrepasan el costo de las importaciones de todo un año, no es otra cosa que un acto especulativo que generará inflación. Un acto lesivo a los más pobres que enriquece aún más a los más ricos. Lo que devela el carácter farsante del discurso chavista que mantiene una ilusión de “igualdad” mientras practica su populismo discriminatorio, llevado al paroxismo con la lista fascista de esa macabra figura gris llamada Luis Tascón.

Socialismo

Para empezar, cuando Chávez decreta que su gobierno es “socialista”, está violando la Constitución Nacional que en su artículo 6, establece: “El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables”.

Sin embargo a Chávez hay que creerle porque ha materializado todo lo que ha dicho, y si ahora se le ocurrió que Venezuela será “socialista” lo será. Ya José Vicente Rangel declaró a un diario de Lima que Venezuela será socialista en el corto plazo, porque el capitalismo no ha logrado resolver el problema de la pobreza.

¿No lo ha resuelto en Alemania, Japón, Tokio, Estados Unidos, Italia o España? ¿No es capitalista China con su doble discurso político, miseria interna – opulencia externa? ¿No sobrevive Cuba gracias a los dólares del capitalismo?, porque los antiimperialistas odian a los Estados Unidos pero cómo aman sus dólares. Luego de once años en el poder y manejando los más ingentes recursos que recuerde la historia financiera del país, no es posible entender que alguien que ha gobernado con plenos poderes dictatoriales, hable como si estuviera recién llegado.

Chávez es comunista y comunistas son todos los que lo rodean, y los que no lo son, y están por estúpida codicia, pronto serán defenestrados. Si Chávez fuera Felipe González, Tony Blair, Miterrand, Lagos o Lula, socialistas de origen que mantienen esta adjetivación como un timbre electoral, pero que han impulsado el desarrollo de sus pueblos profundizando la propiedad privada y el libre mercado, no tendríamos porque preocuparnos, porque ellos han entendido que el liberalismo es la salida aun cuando lo adjetiven como socialista.

Pero Chávez es un embelesado cultor del mito Fidel Castro. Así que cuando Chávez dice “socialismo” lo que quiere decir, y tenemos que entender, es COMUNISMO FIDELISTA, es decir, absolutamente todo lo opuesto al liberalismo: liquidación de la propiedad privada, estatización de los medios de producción, es incierto que pasen a manos colectivas, y restricción de las libertades individuales, que en el caso del chavismo será, aunque ya es, a través del TSJ al servicio de la revolución, como en Cuba.

El programa económico de Chávez se reduce a la destrucción del aparato productivo empresarial interno para sustituirlo por transnacionales “que no se meten en política”, convirtiendo a la nación en mano de obra barata, como la de Cuba, la más barata del continente, todos empleados, niños incluidos, de las empresas extranjeras, como en Filipinas o Indonesia a cambio de salarios mínimos que no molesten la rentabilidad de las maquiladoras foráneas; y, como elemento propagandístico de “respeto y ampliación de la propiedad privada”, como dice Rangel, masificar la economía de subsistencia, conucos, gallineros verticales, bodegas, buhonerización colectiva.

Todo cobijado por un Estado paternalista, muy diferente al Estado Benefactor liberal de los ´80, que decide sobre la vida y obra de todos los ciudadanos. Aunque los “reproductores del CD de Chávez” andan como locos tratando de convencer al mundo de que el “socialismo a lo Chávez” no es “comunismo a lo Fidel” sino una “nueva versión a la venezolana ajustada al siglo XXI”, eso sí, bien alpargatizada y decorada a lo iraní, a quien hay que creerle es a Chávez que es comunista a lo Fidel y punto. Y COMUNISMO es esclavitud social. Sometimiento de la sociedad a la prepotencia del Estado. Y esa retrógrada aberración solo puede existir con un régimen militarista, represivo, imputador y criminal. Como el de Fidel.

Desarrollo endógeno

El llamado “desarrollo endógeno” enunciado por Chávez y repetido por sus coral polifónica de voces aluvionales, no es otra cosa que el fracasado programa de sustitución de importaciones que sucumbe por la limitación del mercado interno que impide el crecimiento competitivo y debe trasladar los cada vez más altos costos de producción al consumidor venezolano, mientras los productos de importación, aunque son más baratos, deben ser protegidos arancelariamente para impedir el colapso de la empresa nacional parasitaria y con productos de mala calidad.

Estamos condenados a comprar, por ejemplo, los vehículos más caros que en las islas del Caribe porque hay que blindar las ensambladoras criollas. Los bluyines que usa el pueblo tendrían un precio inferior si los importáramos de Asia. Pero el nacionalismo nos obliga a comprárselos bien caros a los industriales venezolanos, que como obtienen jugosas ganancias con poca producción no se preocupan por modernizar sus plantas ni ampliar sus mercados hacia el exterior.

Para Chávez “desarrollo endógeno” es el trueque de pobres cambiándoles a pobres casabe por pantaletas. Es decir, que mientras para nosotros, la oposición civil venezolana, “desarrolló endógeno” es crecimiento económico mediante el fortalecimiento del aparato productivo nacional y la transformación interna competitiva de nuestras materias primas en productos terminados destinados al mercado nacional e internacional, que creará fuentes de empleo y bienestar colectivo por el trabajo de la gente, para Chávez y los chavistas es minimalismo económico: gallineros verticales, conucos y cultivos organopónicos en calles y avenidas para la producción de limosneros atados al botalón demagógico del gobierno.

Utilidad pública

La Constitución Nacional, que la ignorancia chavistas llama “bolivariana” cuando es de TODOS LOS VENEZOLANOS, establece en su artículo 115 referente a la garantía sobre el derecho a la propiedad privada, que solamente por causa de “utilidad pública” o de interés social, “mediante sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización, podrá ser declarada la expropiación de cualquier clase de bienes”.

Pero ¿qué significa para el chavismo “utilidad pública”? Cuando los nuevos sucesos de Vargas se procedió a expropiar edificios privados en zonas específicas de Caracas, habitadas por la clase media, para alojar a los damnificados, sin atender las características tanto de los inmuebles como de los usuarios, lo que denota que para el chavismo “utilidad pública” se define como “lo que le conviene al gobierno”.

Para ellos “público” quiere decir “propiedad del gobierno” y no de toda la sociedad. Para nosotros “lo público” es todo aquello de acceso colectivo, gratuito o no, del estado o privado, y “utilidad pública” es todo uso que tenga como fin el beneficio de la sociedad en su conjunto sin daños a terceros.

De utilidad pública es, por citar algunos casos, un hospital general, una carretera o una universidad. Expropiar dictatorialmente para beneficiar a un sector, por muy necesitado que esté, causando daños patrimoniales a terceros, es propio de situaciones extremas como guerras o devastaciones generales como las sucedidas recientemente en Asia. De no ser así es un insufrible abuso de autoridad.

Solidaridad

Desde la visión moral, la solidaridad es conciencia filantrópica, caridad, pero referida a un cuerpo social, es interdependencia de los individuos de una misma clase económica que toman conciencia de sus obligaciones recíprocas.

La solidaridad, desde el punto de vista sociológico, es “cohesión social”, consistencia interna de un grupo social. Chávez, y los chavistas, se ufanan de ser “solidarios”, y me pregunto ¿qué significa solidaridad para ellos? Escuchando detenidamente sus discursos “pobrecitistas”, de exaltación de la pobreza como un valor, deduzco que para ellos la solidaridad es mecánica y no orgánica, es decir, incondicionalmente impuesta como conciencia colectiva de la nación uniformada, bluyinizada, no igualada, sometida al servilismo por la subsistencia, bajo un derecho represivo; por ello el Ministro de Educación, fiel exponente del pensamiento comunista de “la igualdad por encima de la libertad”, establece que “la educación no debe ser para la competencia, y por ende para la meritocracia, sino para la “solidaridad”.

Más claro ni un gallo. Para nosotros la solidaridad es orgánica, según la definición de Durkheim, “creada por la división del trabajo, que reposa en las diferencias de las funciones y su interdependencia, en la que el derecho es cooperativo y hace más libre e independiente al individuo”. Continuará.
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1 de junio de 2010

DICCIONARIO CHAVISTA

I

Como nos estamos enfrentado a un modelo inédito de totalitarismo eleccionario, que usa términos populares o de intención popular, con el propósito de generar el afecto acrítico del pueblo, sometido a una aduldolescencia provocada por el asistencialismo estatal a través de operativos organizados que sustituyen la formalidad institucional de la república, llamados con el término cuartelario de “misiones”, es imprescindible conocer a profundidad el significado chavista de las voces sociopolíticas que usan en su discurso demagógico y compararlo con su definición real, para no incurrir en la confusión de suponernos identificados de alguna manera con este régimen antidemocrático, excluyente, fascista, oligarca y antinacional.

Pueblo

Cuando Chávez, o el chavismo, dice “pueblo” ¿a qué se refiere? ¿Al pueblo venezolano como unidad sociocultural sujeto de idénticos derechos y deberes? ¿Al segmento general más empobrecido de la población con prescindencia del resto? ¿Exclusivamente a la masa aclamacionista integrada por sus seguidores? ¿Al pueblo cubano y cubanófilo? Desde su primer discurso político Hugo Chávez ha estimulado el odio de una parte de la población contra la otra generando una división que alcanzado niveles irreconciliables, colocando a la nación en el borde de una guerra civil.

En su desconocimiento de la urdimbre social del pueblo venezolano, creyó que esta división sería horizontal, a la mejor usanza de pobres contra ricos, pero la realidad lo ha colocado en un proceso revisionista que preocupa al radicalismo de su proyecto hegemónico. La división fue vertical. En cada lado hay pobres, clase media y ricos. Analfabetas, semi cultos y profesionales. Mujeres y hombres de todas las edades. Rurales y urbanos. Capitalinos y provincianos.

Solamente entre los intelectuales existe una unidad opositora que no ha podido quebrantar el chavismo, salvo por microscópicas disidencias resentidas que aprovechan la confusión para pescar en río revuelto y hacerse de ambicionadas atalayas de venganza personal, lo que en realidad las aleja de la definición intelectual.

La irrefutable prueba de este aserto la tenemos con el caso de los damnificados del último atentado de la naturaleza, devastador por la ineficiencia del gobierno, cuando se “pasaba” por la lista fascista de Luis Tascón, las cédulas de los desgraciados antes de darle la limosna, que había enviado el pueblo venezolano, si la cédula aparecía entre los firmantes se le negaba el auxilio. Despreciable práctica propia de degenerados. Esta división excluye, entonces, a las dos primeras interrogantes.

Para Chávez “pueblo” no es la nación ni todo el segmento depauperado. Por lo tanto solo se refiere a sus aclamacionistas cubanófilos desclasados, que le permiten envolver en masa popular su entreguismo al régimen de Fidel Castro. Debemos estar claros, por lo tanto, que para nosotros, los opositores del régimen, “pueblo” significa nación venezolana única e indivisible. Incluyendo chavistas. Todos los chavistas.

Magnicidio

Según el Drae “magnicidio” es “muerte violenta dada a una persona muy importante por su cargo o poder”. Cuando los chavistas, y Chávez, hablan de “magnicidio”, y dada la circunstancia de que en toda la historia republicana de Venezuela que data de 1830 a la fecha, solamente ha ocurrido un magnicidio, de una torpeza inédita, hace 50 años, y un solo atentado contra un jefe de Estado, hace 40, ¿a qué se refieren? ¿A que Chávez es una persona muy importante dotada de poder? ¿A una infalible fórmula emocional para exacerbar los ánimos de sus seguidores y mantenerlos estimulados en la lid callejera “patria o muerte”? ¿Para distraer a la oposición y a la opinión pública nacional e internacional de los graves problemas que la ineptitud y corrupción del régimen han agravado en seis años de gobierno? ¿Para incitar a sus extremistas a asesinar opositores sospechosos de magnicidas, o sea, a todos? La respuesta a estas interrogantes la chismeó Rodríguez Araque ante la OEA.

Luego de denunciar al Presidente de la primera potencia del mundo de intenciones magnicidas, sin presentar una sola prueba, y ante la estupefacción general, salió tranquilamente, no a romper relaciones con los Estados Unidos como hubiera hecho cualquier gobierno que se respete, sino a reunirse con los políticos de esa nación para convencerlos de que Venezuela es un suplidor petrolero confiable y sumiso y eximio pagador de la deuda externa.


¡Cosas veredes amigo Sancho! La oposición debe cesar de una vez por todas de cerrar filas frente a las provocaciones de Chávez. Cuando el horroroso homicidio de Danilo Anderson fui la única voz opositora que se opuso públicamente a la teoría del acto terrorista y dije que era un ajuste de cuentas.

Chávez necesita, como el oxígeno, como todo autócrata ineficiente, el escándalo, el conflicto, le denuncia temeraria, su pelea contra cualquier Goliat, así éste esté ocupado con su propio David. Nosotros, como cultura, no somos magnicidas. Y Chávez lo sabe a ciencia cierta. Así que para él “magnicidió” es el eficaz sustituto del grito “al ladrón, al ladrón”, que le permite al ladrón desviar la atención para poder escapar. Ni una embestida más a ese deslucido trapo rojo ¿o ya es rosado?

Bolivarianismo

Cuando Chávez o el tenebroso Mono Jojoy dicen “bolivarianismo” ¿a qué se refieren? ¿Al pensamiento liberal de Bolívar basado en la libertad, igualdad ante la ley y propiedad privada? Fidel Castro develó el misterio de manera contundente al expresar sin ambages: “Lo que ustedes llaman “bolivarianismo” nosotros lo llamamos socialismo”.

Y ya sabemos lo que socialismo significa en voz de Fidel, cuya última hazaña “socialista” ha sido prohibir, so pena de prisión, al pueblo cubano que hable con turistas. Para hacerlo debe pedir un permiso con 72 horas de antelación al CDR respectivo que presenciará la conversación. ¿Será la manera de impedir que sus mujeres practiquen la prostitución sin darle la parte del chulo? Bolívar, como icono popular de unidad nacional que solo puede querer el bien para su nación, ha sido usado por cualquier cantidad de inescrupulosos para cometer desafueros en su nombre.

Por ello el “bolivarianismo” es histórico, no político. La memoria de Bolívar debe ser asumida por la oposición democrática venezolana para rescatarla del contrasentido totalitario a la que la ha sometido el chavismo. La ideología de Bolívar solo puede relacionarse con la libertad. Ningún régimen dictatorial comunista o de derecha puede identificarse con su nombre. Bolívar es el símbolo de unidad de la nación venezolana, y no puede serlo, por lo tanto, de quienes nos han dividido.

Justicia Social

Insisto en que no estoy de acuerdo con la moda de adjetivar la justicia, por el peligro que entraña para las libertades públicas poner en manos de un tirano la posibilidad de justificar su represión con populismo.

La justicia, la libertad y la democracia carecen de adjetivos y de divisiones. Son entidades políticas transmutadas en Derechos Humanos inalienables. Todo ciudadano, por el hecho de nacer debe estar cobijado por esa trilogía indivisible.

Sin embargo, para el propósito que nos ocupa, hay que preguntar ¿qué es para el chavismo “justicia social”? Durante seis largos años hemos presenciado el populismo más degradante, inclusive delictual, bajo la consigna de la “justicia social”, reducida por el chavismo a la repartición irresponsable y dispendiosa de la riqueza rentista, sin crearla, lo que genera una masa de limosneros violentos que revertirá contra el chavismo en su momento, cuando deje de alcanzar la pitanza.

El espectáculo de largas colas de personas que amanecen en algunos bancos para cobrar mensualidades atrasadas de esta piñata petrolera, flanqueados por agresivos agentes del orden público, peinilla desenvainada en mano, es preludio de difíciles momentos para ellos.

En su oportunidad los adecos practicaron la misma forma de “justicia social” pero llenando a reventar de burócratas a la administración pública, sobre todo en el Ministerio de Educación porque la gente pedía “empléeme de lo que sea, así sea de maestro”.

La justicia, así sin adjetivos, para nosotros significa el progreso social nacional por el desarrollo integral de los individuos alcanzado por el goce efectivo de los derechos constitucionales, la igualdad de oportunidades para todos, pero cada cual según sus capacidades, con servicios públicos eficientes y dignos, educación de primera calidad, seguridad social y civil, paz y empleo equitativamente remunerado, en una palabra compromiso del Estado con el individuo y la sociedad.

Unidad

Muchos partidos de oposición se quejan de la imposibilidad de crear una unidad artificial para enfrentar la monolítica unidad chavista. Lo que no perciben estos amigos es que la disidencia ideológica y operativa es la síntesis de la democracia.

Para el chavismo “unidad” significa “pensamiento único” traducido en el chambonismo “aquí mando yo y al que no le guste que se vaya”. Pero ellos también tienen profundas disidencias, y no precisamente de orden ideológico. La silenciosa guerra de exterminio que diezma las entrañas del chavismo es más fuerte que las divergencias públicas de los líderes opositores, acostumbrados a dirimir sus conflictos en los medios de comunicación y a dividir sus partidos si así lo requiere el momento histórico.

La diferencia con nosotros es que ellos existen, son, están, figuran, comen y respiran porque Fidel piensa a través de Chávez. La paraplegia del aparato burocrático nacional, en manos chavistas en un 90 %, se debe a que nadie se atreve a actuar sin el asentimiento previo de Chávez, que ha llegado al colmo de exigir que todos los proyectos de todos los municipios del país le deben ser remitidos para revisarlos “uno por uno”.

Así que, mientras para el chavismo, repito, unidad es pensamiento único, o asqueante amalgama de codicias y ambiciones subalternas entrelazadas; para nosotros unidad es convergencia intelectual principista necesaria para lograr objetivos comunes en función del bienestar colectivo, respetando la disidencia y la individualidad.

¿Difícil verdad? Solamente quienes tengan tan definidos sus objetivos como para lograr convencer a la sociedad podrán liderar este proceso de unidad, que llegará. ¿De manos de los partidos? ¿De la sociedad civil organizada? Amanecerá y veremos.

Elecciones

Cuando defino al chavismo como un movimiento pre político, me refiero a sus características militaristas, golpistas y antidemocráticas, por lo tanto la voz “elecciones” no significan lo mismo para ellos que para nosotros.

Para el chavismo real, el que se beneficia ampliamente de esta coyuntura, no para el macilento chavista emocional que sufre los rigores de la ineptitud del régimen, las “elecciones” son un prescindible y fastidioso medio de conservar el poder sin perder la apariencia de legitimidad internacional. Pero no son sustantivas, y si no fuera por el empeño de Chávez de parecer demócrata, ya las hubieran eliminado.

Por ello han diseñado una estructura funcional que les permite ganar elecciones sin peligro, bajo sospecha de fraude, pero legales, y hasta con “observadores internacionales”.

Para nosotros, en cambio, las elecciones son uno de los tres elementos nucleares de la democracia, los otros dos son la alternabilidad constitucional y la separación y autonomía de los poderes. Por ello un demócrata siente la necesidad de ejercer su derecho a ejercer el sufragio para elegir a sus gobernantes, aun sabiendo que su voto puede ser viciado. Lo hace porque toda estructura humana es susceptible de fisuras que permean sus perversiones.

El voto no es necesario para los chavistas, de eso se encargan sus equipos electrónicos, para nosotros es una necesidad esencial de nuestra musculatura democrática. Además, el voto es un derecho constitucional y derecho que no se defiende o se ejerce se pierde. La abstención no es más que la renuncia a un derecho. Continuará...
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