Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

28 de junio de 2012

ESCUELA VS GENDARME NECESARIO




Tristeza produce el convencimiento de la poderosa fuerza de la ignorancia sobre las decisiones políticas que afectan el ejercicio de  nuestra ciudadanía: Un pueblo aplastado por el peso histórico del paternalismo, que siente profundo terror ante la posibilidad de perder su cordón umbilical que lo conecta a la supervivencia basal, es fácil presa de la codicia de quienes buscan el poder como fin y cuyo discurso incentiva las falencias que lo mantienen en la precariedad, bien alejado de la cultura liberadora, con el fin de generar de manera espontánea la sumisión a la mítica figura del “gendarme necesario”, burda copia del déspota ilustrado, cuyas credenciales más importantes son la codicia desmedida y la absoluta falta de escrúpulos para satisfacerla.

“Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción… - se canso Bolívar de gritar mientras araba en el mar - …la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad; la traición por el patriotismo; la venganza por la justicia”, tal cual, vívida premonición de la actualidad, con mas ignorancia porque hay más población que en su deprimente entonces que dio al traste con sus anhelos de una patria grande y lo hizo exclamar: “Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos colores y razas. (…) Si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo … “. (A Juan José Flores, Barranquilla 9 de Noviembre de 1830).

Y es que en este tierrero sin conceptos en el cual ha convertido la codicia a Venezuela, produce vergüenza que a estas alturas de la evolución social un  gran porcentaje de nuestro pueblo continúe aferrado a la idolatría política que lo mantiene en la dependencia propia de la minoría de edad – “muchacho” aplicado a hombre significa inferioridad y subordinación – lo que pensamos habíamos enterrado junto al cadáver de Boves, el primer demagogo de estas tierras, hasta que Chávez nos demostró que no estaba muerto, estaba de parranda, a pesar de los ingentes recursos invertidos en la educación, que a la vista presenta su estruendoso fracaso, pues no ha logrado formar ni la conciencia inteligente ni el espíritu crítico imperativos para generar una ciudadanía emprendedora, capaz de crear y transformar desde las potencialidades naturales, en el ejercicio pleno de su libertad, como espacio impune para el pensamiento ascensional.

La escuela, como totalidad, da tristeza, con las honorables excepciones que logran la proeza de evadir su mediocridad: Ni el simple destello de una promesa se vislumbra. En sus baños se devela la verdad en toda su magnitud: El hombre de Neanthertal de toga y birrete con una banderita “uh, ah” en una mano y una garrafa de “trago bueno” en la otra, invocando desesperadamente a su gendarme necesario que le prohíba caer en la tentación de ser: La libertad le produce vértigo.

Cultura es conciencia de libertad

Por eso creo que hay que dar paso a la cultura - limitada en estos predios a “bailecito nicaragüense”, como ácidamente escribiera Cabrujas - talento sin inteligencia es artesanía - como el compendio de herramientas intelectuales  fundamentales para el desarrollo de las potencialidades del individuo para lograr el progreso colectivo.

Si no hay cultura, es decir la conciencia necesaria para determinar el objetivo real y apelar a la fuerza interior, llámese voluntad o interés propio,  parta hacer lo conducente para el logro, inútil será tratar de educar para la productividad: Se puede enseñar carpintería pero solamente la cultura creará el ser eficiente carpintero.

Cuando el ser humano toma conciencia de sí, rompiendo el yeso que lo sujeta a la sumisión por la supervivencia,  comienza a edificar el ser interno que lo posicionará por encima del banal “estar” de los conformistas y desidiosos  que nutren las estadísticas de la marginalidad, que en su síntesis es exclusivamente mental, pues también la habitan altos niveles salariales,  y por ello la parálisis que los encierra en el mito de la pobreza – “son pobres – y viven como pobres - porque son ignorantes”, no al revés. La idiotez romántica de la igualdad, que se estrella una y otra vez contra la realidad de la naturaleza humana, insiste en convocar a una transformación imposible - cual vendedores de parcelas en el cielo - obviando que a los hombres para hacerlos honrados y felices hay que practicarles un severo cerebriqiur. Porque, señores, no solo lo que “natura  no da no lo gradúa Salamanca”, sino que nadie es lo que no ha sido.

Y lo lamentable es que esta modorra enchinchorrada afecta a portadores de talentos en bruto que se marchitan tirados en una acera por falta de voluntad o de la fuerza poderosa de una escuela capaz de interpretar la dinámica de los tiempos y formar para insertar en ellos oleadas generacionales con los sentidos debidamente adiestrados.

La escuela japonesa ha dado el primer paso para edificar al hombre del futuro, eliminó los viejos paradigmas y asumió el reto de educar a sus pobladores, ya tecnologizados, en idiomas y diversidad cultural, para convertirlos en ciudadanos del mundo. Y aquí seguimos tapuzando los cerebros infantiles con necedades como que la tierra es redonda, una vaina que se ve en vivo por televisión.      

En conclusión

Porque la patria es la gente, este pueblo solamente tendrá salida cuando la escuela deje de ser una cabina de información, que puede obtenerse hoy por Internet, y se transforme en una incansable localizadora de potencialidades individuales para dotarlas de la energía necesaria para transmutarlas en fuentes de desarrollo, estimulando la cultura del trabajo, del estudio y de la responsabilidad. De lo contrario, pásame la banderita y la garrafa y dile al gendarme que voy pa´llá.      

Rafael Marrón González

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18 de junio de 2012

PRAGMATISMO SOCIAL VS IDEALISMO SOCIAL





Como rezago de la ignorancia político-social tercer mundista del siglo XX, arrastramos la confusión entre utopía social - o idealismo social – que es una aspiración de equidad y un sentimiento de pena ante la pobreza, sin mayor análisis crítico de ella ni aportes sustantivos para su superación, y socialismo, que en la realidad es un régimen político, que pesca incautos con el anzuelo de “lo social, que debe, esencialmente, ser ferozmente dictatorial, que suprime la individualidad - “no importa el individuo sino la masa” - la responsabilidad y la recompensa, que considera su propuesta ideológica como “la alternativa” – la única - por lo cual al tomar el poder, por vía de fuerza o, como en el caso venezolano, por equivocación popular, es para siempre, pues la alternabilidad propia del sistema democrático, se considera una debilidad burguesa, y cuya oferta  económica es el esclavista capitalismo de Estado, que suprime la propiedad privada y la libre empresa.

Y, por desgracia para los pueblos ingenuos, engañados por su prédica de igualdad por encima de la libertad y la promesa de recibir derechos sin la contraprestación del deber ser – sin consecuencias por las acciones – muchas personas de escasa formación política o ideologizadas por su ignorancia, sobre todo en la juventud – aunque también hay mucho canalla, que, sabiendo la verdad, se presta para difundir la mentira por el beneficio subyacente - confunden su legítimo romanticismo social – salpullido que se torna virueloso en los aduldolescentes - con ser socialistas, cuando su forma de ser y sus aspiraciones personales desmienten esa filiación hormonal que pivota en el control social, inexorablemente  militarizado, para permanecer, pues ningún hombre de verdad resigna su libertad – que es la verdadera palanca de la igualdad - sino es por la poderosa fuerza del terror de masas, perfeccionado por Lenin, ese lunático asesino.

De allí la enorme contradicción que observamos en las distintas encuestas que señalan el rechazo, en inmensa proporción, al modelo cubano, pero que a la vez apoya a Chávez, sin profundizar en el interés que subyace en sus limosnas sociales: Sencillamente porque esa masa tiene un anhelo de equidad y cree que la vía es la promesa del “proceso” chavista que ofrece desinstitucionalizar al Estado, convirtiéndolo en el padre imprescindible de una inmensa familia de parásitos sociales, organizados en comunas – “las misiones estarán en la Constitución” - sin percibir que esa oferta es necesariamente engañosa  por imposible y que de imponerse este sistema liberticida, el costo será sufrir el despojo de su capacidad de ascenso por el mérito personal, porque, como lo aseverara el filósofo del paredón, Fidel Castro Ruz, “socialismo es comunismo” y al paraíso comunista, que ha sido infierno en donde ha sido, se ingresa muerto políticamente, es decir sumiso por la supervivencia, que es la peor forma de morir.

Del idealismo social

La principal falencia del romanticismo social es sencillamente que no es realista, atribuye a la “injusticia” lo que no es más que producto de la naturaleza humana – “lo que natura no da no lo gradúa Salamanca” – y jura y perjura que si el gobierno reparte proporcionalmente todos sus ingresos – combatir la pobreza desde afuera mantiene intactas sus estructuras – y elimina la posibilidad del enriquecimiento individual – que, en alianza estrecha con la cultura, sí combate la pobreza - la “injusticia” desaparecería como por arte de magia y cada quien ostentaría la “igualdad” que le había sido arrebatada.

Sin embargo la historia nos presenta la realidad de esos románticos idealistas – de delicado estómago democrático, se entiende - cuando han logrado el poder y se percatan de la imposibilidad de generar progreso por la vía estatista del socialismo, y han asumido – Ollanta Humala, por ejemplo reciente – el modelo pragmático que les permite salir airosos de su prueba de fuego y, como Lula o la Bachelet, salen con olor a multitud, vistiendo sus galas socialistas, pero bien ruborizado el éxito de sus políticas públicas, que dieron un duro golpe a la pobreza, por la práctica del libre mercado y de la libre competencia, incentivando la inversión privada y respetando disidencia, propiedad privada, libertad de expresión y alternabilidad en el ejercicio del poder.

En contraposición tenemos el caso de Venezuela cuya economía ha sido sistemáticamente destrozada por socialistas invertebrados – más papistas que el Papa - que siguen aferrados al más costoso error intelectual de la historia de la humanidad, la “propiedad social” – lo que es de todos es de nadie - siguiendo al flautista cubano que guía, a ellos al degredo de la historia y a la nación venezolana al abismo de la miseria estructural, tal cual Cuba, si no les damos un parado el 7 de Octubre, y es importante que se reconozca la diferencia, pues tras el idealismo social de la inmadurez política se mimetiza el devastador socialismo real  que ha sembrado de muerte y destrucción la historia de los pueblos que han tenido la desgracia de sufrirlos.   

En conclusión

Así que para frenar el avance del socialismo, camuflado en la angustia social, debe imponerse el pragmatismo social: Hay que eliminar la pobreza, hasta por egoísmo, como expresión de miseria, ignorancia, fanatismo, superstición y miedo, pues se presta para el cultivo del resentimiento que amenaza el progreso por el desarrollo del individuo, cuyo cauce es el trabajo, el estudio y la responsabilidad, tomando en cuenta que las generaciones de ambos sectores se van a desenvolver en el mismo espacio y tiempo y el pragmatismo señala que contribuir al bienestar general deriva felicidad individual, pues el progreso que la genera, si con miedo, no es progreso.     

Rafael Marrón González

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12 de junio de 2012

¡AY QUE DOLOR QUE PENA..!




Las compungidas caras del chavismo exigiendo justicia, rasgándose las vestiduras y echándose ceniza en la cabeza en vivo y en directo vía satélite, por una supuesta agresión de un muchacho a unos chavistas que andaban y que en labores periodísticas en una concentración de Capriles, desnuda la inmensa hipocresía de estos comunistas salvajes que, en franca contradicción con su condición inmanente, quieren parecer gente decente, obviando, por imbecilidad, aquel pasaje bíblico que sentencia a quien mide a ser medido con la misma vara, sobre todo si estás en Venezuela, donde campea la caimanera del mismo pozo y la división que logró el odio que enfermó a Chávez fue vertical, por lo que hay gente capaz de todo en ambos bandos.

Hay que ver las miles de amenazas, secuestros por turbas ebrias, pedradas, cabillazos, salivazos, bañadas en excremento y en “gas del bueno”, golpizas y patadas y planazos y plomo cerrado, despidos y censura y exclusión - ¿dónde está la posición gremalista del periodismo oficialista ante la exclusión de los periodistas de Correo del Caroní de la rueda de prensa del jefe del CICPC? -  y desprecio, destrucción y decomiso de equipos – decomisar es robar - que ha sufrido el periodismo comprometido con la verdad, la libertad y la sociedad y sus clamores, por parte de la fanaticada y de la nomenclatura chavista – ¿recuerdan el brutal empujón que nada menos que la inconmensurable majestad todoterreno de la propia vicepresidencia de la República propinó a Jhony Figarella, periodista de  Globovisión? - sin que ni una sola voz de esas que hoy derraman lágrimas de cocodrilo por la “libertad de expresión”, la de ellos, se entiende - porque a alguien, supuestamente, se le ocurrió darles una pequeña dosis de su propia medicina - se haya pronunciado en defensa del noble ejercicio liberal del periodismo, y se me ocurre pensar que la alharaca clueca no es más que miedo a lo que pueden llegar a sufrir si, al perder las elecciones, a los humillados y ofendidos les da por pasar factura. Porque hay que ver que han sido canallas.

La hora de la verdad

Ya basta de estar escondiendo tras eufemismos la verdad: Los y que “periodistas” del régimen son voceros políticos, adscritos a la línea ideológica del fidelismo internacional, cuya única misión es dotar con visos de verdad las mentiras oficiales, para engatusar al pueblo y evitar que pueda comparar el discurso oficial con su realidad:

Son quienes han revertido las acciones violentas de los fanatizados seguidores de Chávez para presentarlas como respuestas a supuestas provocaciones de los opositores. Son quienes han callado, desde sus privilegiadas posiciones institucionales, los crímenes cometidos contra la cosa pública y la dignidad de la nación. Han sido cómplices gozosos de las perversiones del gobierno más corrupto e ineficiente de  la historia patria.

Sus columnas y programas de radio y televisión – sin excepciones, porque son culpables por acción u omisión - son cloacas inmundas desde las cuales se practica el sicariato moral más abyecto - ¿cómo se recoge la infamia derramada? - y jamás he escuchado a ninguna de estas vestales hoy súbitamente gremializadas – como esa aberración llamada “palangristas por la verdad” -  o en su defecto enculilladas, protestar por tan grotesca manera de ejercer el periodismo para ponerlo al servicio de la opresión y la maldad.

Por primera vez han sentido en carne propia el atroz sentimiento de indefensión y miedo que por trece años han sufrido los periodistas que están al lado de la democracia sin adjetivos ni comandantes.   

En conclusión

Debo recalcar que periodista es quien ejerce su profesión al servicio de la verdad, la libertad y la sociedad, y aquellos que fungen como divulgadores de la ortodoxia  oficial, bien desde la administración pública o desde el partido de gobierno o de sus medios de comunicación, no son periodistas, son mercenarios políticos que alquilan su CNP para jerarquizar la información mendaz que exalta los supuestos logros gubernamentales o la superioridad moral de la ideología que los infecta, y, la prueba es que  jamás ha visto ni verá usted surgir de su pluma nada que devele perversiones del gobernante de sus afectos salariales, pues para ellos todo esta maravillosamente bien, sobre todo en seguridad ciudadana.

Y un periodista – periodista es… individuo comprometido con su ser social – solo se parcializa cuando se coloca al lado del poder, pues el periodismo es un contrapoder y su lugar está exclusivamente al lado de la sociedad, y, desde siempre, los burócratas han querido convertir el periodismo en una herramienta de manipulación pública para obligar a considerar noticia lo que es su obligación presupuestaria y cuyo cumplimiento se debe, simplemente, informar – no es noticia que un gobernador construya un puente, eso es información, noticia es el sobre precio que se embolsilló el bandido.

De esa manera se impuso la estupidez del periodismo “objetivo” que significa complacer al poder, porque si al poder no le gusta, entonces la información no es “objetiva”, pero si es complaciente el poder otorga plaquitas y pleitesías con pasapalos y música llanera hecha en Colombia.  

Por ello insisto en considerar que el periodismo comprometido no debe aceptar ninguna clase de reconocimiento que provenga del poder, pues si algún premio se merece se lo debe otorgar la sociedad y sus instituciones.

Y así como es despreciable un pederasta que se mete a cura lo es un enemigo de la libertad – comunista, por ejemplo - que se meta a periodista, porque el periodismo solamente puede ejercerse en libertad de la cual es su paladín cotidiano y, por lo tanto, no puede existir en un dictatorial régimen militarista, en cuya ejecutoria su primera baja es la verdad, como en Cuba y en el chavismo: Así que ¡sale pa´llá!  

Rafael Marrón González

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