Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

30 de octubre de 2011

RITO A LA BARBARIE …

Solamente mentes enfermas pueden aceptar barbaries como la del gobierno libio de Gadafi o de la muerte de este dictador en manos de sus captores, que lo ejecutaron fríamente luego de sodomizarlo y torturarlo, a un hombre rendido, herido e indefenso que clamaba misericordia: ¿Qué os hice? No hubo vestigio de nobleza en los jefes de esa turba que robó al cadáver su anillo de oro y las botas de cuero en la ambulancia. Los crímenes de Gadafi han sido superados por la crueldad de sus asesinos. Tal para cual.

El honor del pueblo libio fue mancillado por este acto vil y cobarde que evidencia el grado de demencia al que puede llegar el ser humano cuando se desatan sus bajas pasiones por el desenfreno que deriva de la conciencia disuelta en la masa estúpida, bajo liderazgos irresponsables que le dicen lo que puede hacer amparado por la impunidad, en lugar de guiarlo hacia lo que debe hacer dentro de los cánones universales del respeto por el derecho ajeno, aun para los vencidos.

Los psiquiatras que entrevistaron a los criminales nazis en Nuremberg no encontraron ninguna patología esencial que los diferenciara de cualquier ciudadano normal que saca a pasear su perro en el atardecer. Pero fueron capaces de los crímenes más horrendos.

En las reacciones encontradas frente al crimen contra Gadafi, se manifiesta esa profunda deformación del alma: Sostener que es “un mártir” (que padece en defensa de sus convicciones) un ladrón y asesino como Muammar Gadafi, con 42 años de poder omnímodo sobre vidas y propiedades de una nación a la que saqueó, que redactó su propio código penal al mejor estilo teocrático y lo aplicó contra miles de personas que osaron disentir de su gobierno corrupto, o justificar la barbarie de su tortura y asesinato porque “quien la hace la paga”, revela tanto la torcida psiquis de un aspirante, como la precariedad del sistema de valores que sustentan la civilización en general, pues esta acción bárbara unifica a Occidente con Oriente por su lado más oscuro.

Chavismo de barbarie viene

En Venezuela, bajo la egida de Chávez, la barbarie, idéntica a la expresión libia, también ha cometido infamias criminales que maculan la dignidad del gentilicio. Enardecidos especimenes del odio, negando cualquier similitud con lo humano, protegidos por la impunidad más canalla, han asesinado mujeres indefensas, han pateado periodistas y aterrorizado opositores pacíficos, mientras su líder aplaude regocijado y define como “caballeros” a los asesinos y como “patriotas” a los violadores de los derechos humanos – evidencia de que no es el gobierno el que los viola sino el poder.

Sostengo que es la piedad el valor identificador del ser humano – quien no es capaz de sentir piedad no es humano, es animal, extraterrestre o cosa – y entristece saber que hemos avanzado muy poco en ese tránsito hacia la consolidación del humanismo. Tanto gobernantes impíos como pueblos salvajes revelan lo débil de nuestra estructura moral y ética.

Sujetos que llegan al poder bajo las normas constitucionales de la alternabilidad, juran sobre la constitución y luego se declaran gendarmes necesarios, libertadores – casos Gadafi o Mugabe - o providenciales herederos eternos sin cuya presencia el diluvio arrasará con todo vestigio de posibilidad, siempre y en todos los casos, apoyados por la codicia – corruptos, traficantes, mediocres ascendidos por la incondicionalidad - y por la ignorancia mendicante que se ha asumido “pueblo” por antonomasia, ambos estadios capaces de cualquier barbarie con tal de mantener sus privilegios, si puede llamarse así la lata de nepe que le toca al “pueblo” en la repartición de la riqueza que se escapa por los verdes caminos del ladronismo revolucionario, que, a fin de cuentas, históricamente ha sido una forma expedita de cogerse lo ajeno.

¡Ay del que en pueblo fíe!

Lo cierto es que la atroz muerte de Gadafi debe llamar a la reflexión en estos tiempos de patologías ideológicas que se solapan con las desmedidas ambiciones de especimenes de psiquis totalitaria, que se asumen “revolucionarios”, que en la modernidad significa patente de corso, para justificar su eternización en el poder invocando la voluntad de Dios o en su defecto la del pueblo, que según y que es su voz, que adecuadamente sobornado sirve de pedestal, pero a la vez de guadaña como lo están demostrando los movimientos subversivos de los pueblos árabes.

¡Ay del que en pueblo fíe!, reza un antigua axioma: Gadafi murió sin comprender por qué el pueblo libio que lo adoraba se había levantado en su contra, aunque algo debió entrever por la ausencia de agua y luz en su ciudad natal, donde buscó refugio. Es que así son de patéticos estos minúsculos seres endiosados por la ignorancia y la codicia y sustentados por su absoluta falta de escrúpulos, cuando el destino inexorable los alcanza.

Pero debemos asumir con la convicción de la evolución, que a todo Gadafi no debe llegarle su turba sino su juicio, en impecable ejercicio del debido proceso que niegan a sus víctimas. De lo contrario, en esta brutal práctica del ojo por ojo, llegaremos a ser, como lo anunciara algún lúcido humanista en similar momento histórico, un mundo de ciegos.
Rafael Marrón Gonález
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Trabajo, sudor y dignidad…

Si yo fuera candidato…


Prometería la eliminación de raíz de toda clase de “misiones” asistencialistas – parasitarias - y estimuladoras de la mediocridad, impuestas perversamente por el gobierno para reducir las aspiraciones de bienestar de la ciudadanía, ajustándolas por debajo, contando con el conformismo patológico de los endémicos pueblos latinoamericanos, que afecta en demasía al venezolano de la pobreza profesional: El taburetito portátil para la cola de Mercal o la creatividad derrochada en la cachucha-sombrilla para vender tostones en la autopista con el título de bachiller, de la Misión Ribas, bajo el brazo, lo grafica todo.

Esas misiones, como la Casa de la Mujer o la Organización protectora del niño de la calle, expresan el quiebre de la institucionalidad formal de la república como de la familia y de la moral pública: La Misión Barrio Adentro es una magalla inservible – encuesta del Cetro Gumilla refleja su rechazo en el pueblo al que dice servir - que se traga el presupuesto del sistema de salud, que sigue recibiendo la legión de necesitados de asistencia médica, sencillamente porque aquella es una operación política, demagógica, publicitaria, imposible de sostener en el tiempo.

Porque la responsabilidad del Estado con lo social debe enfatizarse en la generación de servicios públicos básicos eficientes, oportunos y de calidad, y en cuanto a la asistencia, debe concentrar su esfuerzo en apoyar a los pobres porque no pueden: Ancianos, minusválidos (que no puedan producir) y niños en situación de riesgo.

Todo individuo en capacidad productiva debe y tiene que trabajar, sudar a gota gorda el pan de la dignidad: El Estado tendrá como uno de sus fines primordiales fomentar el empleo. El trabajo no lo hizo Dios como castigo, ese es un invento de un flojo creativo.

Si yo fuera candidato….

Ofrecería respeto absoluto por la vida, la libertad y la propiedad, esta última solo podrá ser afectada bajo especialísimos casos de beneficio colectivo, porque la propiedad privada – y su disfrute, disponibilidad y disposición – es el fundamento de la libertad. Y mi propuesta de progreso colectivo – el progreso no puede ser ni sectorial ni individual – estaría sujeta al desarrollo cabal del individuo – exaltando la individualidad – por el trabajo – no empleo necesariamente, sino trabajo - y el estudio - en ese orden - para sentar las bases de una ciudadanía productiva, consciente de sus derechos y responsable de sus deberes para consigo, la familia y la sociedad, bajo el imperio de un impecable estado constitucional de derecho que garantice la única igualdad posible: Ante la ley – el hombre de verdad no pide igualdad, se la procura.

Porque si algo hay que combatir en esta nación, si en realidad se desea reducir la pobreza, es el parasitismo social – derivado de las prácticas asistencialistas del socialismo - que ha generado la perversión de la pobreza como oficio rentable para millones de eunucos voluntarios y felices, que, con tal de vivir sin trabajar – umbilicados al botalón munífico del Estado paternalista, que hasta de sus vicios se ocupa - obstaculizan las posibilidades ascensionales de la pobreza en tránsito – como aupando gobiernos retrógrados como el actual, a cambio de una ración gratuita de nepe - y precarizan aún más la pobreza de quienes no pueden, por succionar ingentes recursos en satisfacer la insaciable voracidad de bienes y servicios gratuitos de esta masa poblacional inconsciente, desidiosa e improductiva.

La evolución – la palabra revolución está degradada por el crimen implícito en su definición - más prodigiosa que pueda darse en esta tierra de desgracias acumuladas, es que cada individuo sea totalmente responsable de las consecuencias de sus actos.

Si yo fuera candidato…

Ofrecería un gobierno pobre para un pueblo rico: Ese 30% del ingreso petrolero, que se apropia el gobierno en nombre del pueblo, ordenaría sea repartido directamente a cada ciudadano mayor de 18 años. El gobierno tiene suficientes ingresos por el impuesto sobre la renta - que incluye el petrolero - el IVA - superior al ingreso petrolero -y los impuestos aduanales para realizar todas las obras que el país requiera, probado está que ese dinero se dilapida en regalos a países plañideros, en lujos estrafalarios para los burócratas de la godarria – oficinas, vehículos blindados, aviones, guardaespaldas, viajes al exterior, corrupción, etc. – y de esta manera se utilizaría para mejorar ostensiblemente el nivel de vida de los ciudadanos.

Si yo fuera candidato…

Mi discurso sería frontal contra el comunismo – que es una secta de asesino, ladrones y corruptores de menores – agotando las instancias necesarias para convencer al pueblo de la necesidad de crear una nación de ciudadanos que coadyuven al progreso nacional por su esfuerzo individual.

Es el trabajo y la creatividad de su gente lo que hace a los pueblos grandes, las riquezas naturales, como en el caso venezolano, suelen ser un ancla al cuello del desarrollo, pues en lugar de un empresariado independiente genera un contratistariado parasitario, con las excepciones de rigor mortis.

Ese Estado hipertrofiado a cuyo aliento todo debe moverse, pero no lo hace porque la inercia basal de sus engranajes lo lentifica, debe desaparecer si queremos un país fuerte y soberano. Si yo fuera candidato… no mentiría para obtener votos, convencería para tener aliados.

Rafael Marrón González
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16 de octubre de 2011

LA POBREZA COMO OFICIO

Los demagogos venezolanos – llámense socialistas/chavistas/comunistas o social demócrata-cristianos – descubrieron una manera de conservar el poder sin mayores esfuerzos intelectuales: Fomentar la pobreza hasta convertirla en un oficio productivo para la masa inmersa en la ignorancia programada, con escuelas destartaladas y maestros de medio sueldo, que la incapacita para la más elemental de las metodologías vitales, como por ejemplo, dignificar su entorno, para mantenerla atada y sin salida al botalón munífico del Estado, con las manos con forma de cuencos para recibir alborozadas la ración de nepe de la supervivencia por la sumisión, a cambio del voto encumbrador de nulidades ávidas de gobernar para enriquecerse o para parasitar.

La precariedad como herramienta portentosa para conseguir el poder, la lámina de zinc transmutada en misiones “meta la mano”, antípodas de la excelencia, exclusivas para pobres. Esta es la única explicación para entender que un país con tantas riquezas tenga tan elevado porcentaje poblacional en niveles de pobreza, inclusive extrema. Una evidencia de esto es la reproducción irresponsable estimulada desde el Estado – por su falta, ex profeso, de políticas adecuadas para el control de la natalidad – que llevó a Venezuela de siete millones de habitantes para 1962 a treinta millones para el año 2011. Veintitrés millones de nacimientos en cuarenta y nueve años 468 mil nacimientos por año – cuando de 1800 a 1962 el crecimiento poblacional fue de 49 mil nacimientos por año. Viva la pepa. Votos para los demagogos a montón. Y ta´barato déme dos. Pues, el chorrito de agua no sube cerro y la luz se apaga y los hospitales hieden y hay más huecos que asfalto en nuestras carreteras.

La consecuencia es que la pobreza como oficio es invencible, porque en ella todo es fácil, gratuito y libre de impuestos. Basta con identificarse con el gobierno, encasquetarse la franela o la gorra correspondiente y dale que va en bajada. Y quién va ser el bolsa que va a dejar esa manguangua para someterse al trabajo, estudio responsabilidad necesarias para mantener una familia alejándole la pobreza a escobazos, con un salario escaso, del que debe descontar pago de electricidad, agua, aseo urbano, colegio, clínica, impuesto sobre la renta, responsabilidades que en nada preocupan al pobre de oficio que no paga servicios públicos y los reclama.Así que ser pobre de oficio es una de las más remunerativas actividades que se puedan disfrutar.

Por eso no admito que en este país sea cierto que hay lucha contra la pobreza, porque ni les interesa a los políticos socialistas o medios socialistas – en realidad demagogos – y menos a los pobres de oficio, que nacen con un cordón umbilical conectado al presupuesto del Estado. Y es que la pobreza siempre ha sido un receptáculo inagotable tanto de promesas incumplidas – embustes a más no poder – como de definiciones estrafalarias como aquella sentencia que condena el progreso: “Primero entra un camello por el ojo de una aguja que un rico por las puertas del cielo” - porque ese cielo de Jehová o de Alá, es para los desarrapados, así sean blasfemos, impíos y viciosos - usada por no pocos exegetas desaprensivos del sufrimiento, para pasar a la historia como santos benefactores, cuando lo que han sido es castradores del germen del progreso colectivo por el desarrollo del individuo.

Dígame usted si con ese montón de privilegios gratuitos y fortuitos que gozan los pobres de oficio alguien quiera dejar de ser pobre, es decir de vivir recostado a la munificencia de la demagogia y del populismo.

Profesión: Pobre

Me imagino que en esa planilla del censo 2011, en el espacio correspondiente a la profesión u oficio, la respuesta de este sector debe ser sincera: Pobre. Porque si pobre es todo quien no tiene, es necesario insistir que no se tiene, bien porque no puede o porque no quiere, y son precisamente pobres porque no quieren salir de la pobreza, porque es un oficio por demás lucrativo, los que nutren el arca de votos de la demagogia y del populismo.

Salvando las distancias con los pobres en tránsito, integrada por gente con afán de superación que ven sus expectativas frustradas por la avalancha demagógica que satisface hasta el hartazgo, con migajas, a los profesionales de la pobreza, cuando ellos lo que necesitan no son las dádivas generosas de los compradores de conciencias, sino productividad, políticas pública eficaces, posibilidades de ahorro, seguridad y paz, y eso solamente puede ofrecérselo un gobierno que respete la vida, la libertad y la propiedad.

En conclusión

Son los profesionales de la pobreza y su reproducción irresponsable – los pobres en tránsito siguen la pauta de la clase media - y adosada al destino – a Dios o al gobierno – la base de sustentación de los gobiernos populistas – “Chávez – no el trabajo con salario ético ni la creatividad individual - es la esperanza de los pobres” - aunque el hampa les mate o les reclute los hijos, perezcan en hospitales deshilachados o sobrevivan basalmente a la orilla de alguna quebrada olvidadiza. Y, desgraciadamente para el futuro de esta patria doliente, el 40% de su población ha encontrado en el oficio de ser pobre su más productiva forma de vivir – hasta privatizaron las aceras.

De allí la popularidad de Chávez hoy o del primer CAP ayer – “quien robe a Pedro para dar a Juan, tendrá los votos de Juan”. Frente a eso quien ofrezca progreso por el desarrollo del individuo a través del trabajo, el estudio y la responsabilidad, derrotado será inexorablemente. O defenestrado como el segundo CAP. Y punto.

Rafael Marrón González

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12 de octubre de 2011

SAULO DE SABANETA

La anécdota bíblica del verdugo de San Esteban, el judío romanizado Saulo de Tarso, que fue derribado de su caballo por un rayo, en pleno solazo, fenómeno que lo sobrecogió de terror místico y lo pasó de perseguidor de cristianos a uno de los pilares del cristianismo, puede aplicarse, con sus bemoles, al perseguidor de demócratas Hugo Chávez, a quien un cáncer derribó de la soberbia mutándolo en tierno lobezno de colmillos de leche, frente a sus huestes bárbaras, estupefactas y sumidas en religiosidad profunda, mismas prestas hasta hace unos días a degollar en el sanguinolento altar del comunismo a todo cristiano que se negara a comulgar con la gauaratara chavista, o a negar las dotes taumatúrgicas del otrora vendedor de pastelitos de la abuela Rosinés, allá en Barinas la vieja.

Gracias a ese fenómeno imponderable e inesperado – como todo acontecimiento negativo que afecta a la ignorancia con poder – ha estallado la realidad y toda la crudeza de su pésimo gobierno despilfarrador y corrupto se ha volcado sobre su obesidad alucinada, y cual peregrino que recoge sus doce años de indolencia popular, con los más extraordinarios ingresos petroleros, que son los más conspicuos, pero a los que hay que sumar el IVA – que es un impuesto igualitario que supera los ingresos petroleros – y la inmensa masa de dinero proveniente del ISLR – lo que calculado como si petróleo fuera, nos daría un precio de $300 por barril - se da cuenta – entre muchísimos - de un par de detallitos que halan la proa de su revolución hacia los abismos insondables de una derrota aplastante en cuanto comicio electoral se presente de aquí a su eternidad, Dios mediante.

Detallito uno…

“Ahora tengo más conciencia. Esta enfermedad me ha hecho topar con la alta necesidad de contar lo más pronto posible y que todo nuestro pueblo cuente con un gran sistema nacional de salud, y por eso no ahorraremos esfuerzos y recursos”.

Hay una frase deliberadamente enfática que los venezolanos usamos mucho en casos como este, que dejo a imaginación del lector: Doce años la ciudadanía sufriendo las calamidades de un pésimo servicio de salud pública, y el responsable de ese sufrimiento sale ahora a decir que porque le dio tos va a repartir expectorantes. Desmanteló el sistema formal de salud – apenas le asigna el 2% del presupuesto - con sus perfectibles ambulatorios y su red de hospitales del IVSS – al que acude todavía el 80% de los pacientes - para crear una magalla publicitaria ideológica, en la realidad traga dólares para mantener a Fidel Castro – que hace su agosto vendiendo medicinas toderas hechas para cubanos - que llamó Barrio adentro y que no pasa de la orilla cuando pasa porque PDVSA no puede seguir financiándola, por lo que hay miles de módulos cerrados y los médicos cubanos espantados por el malandrero, cerraron las consultas, y cuyos escombros han sido recogidos por el desconcertante Ministerio de Salud cuya incompetencia todavía no asume que el 68% de los venezolanos no está adscrito a ningún sistema de seguridad ni pública ni privada y que por eso están abarrotados de pacientes los hospitales, sin insumos ni médicos ni equipos y a merced del hampa. Pero como Chávez se enfermó, ahora sí es que vamos a ver salud a chorros.

Detallito dos…

“Nos hemos descuidado con el tema de la electricidad”. ¡Carajo!, diría mi abuela india ante tamaño “por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa”, y no me dirán ustedes que en esto no se siente un estremecimiento sobrenatural: Que tamaña grandiosidad - acostumbrada a acusar al imperio o a los gobiernos anteriores o a la oposición apátrida, de todos sus dislates, ineficiencias e irresponsabilidades - reconozca, por lo menos, que el inmenso desastre del sistema eléctrico nacional ha sido por descuido - ¡por descuido! - ya es bastante, y me imagino el respiro de alivio de las iguanas, la sequía o los aguaceros y el fenómeno del Niño que habían cargado con el sambenito hasta la fecha, de la falta de inversión, mantenimiento, adecuación y sustitución de obsoletas unidades de generación.

Y de haberle dado a los cubanos – que de oscuridad sabrán mucho, no lo niego, pero de luz nada que ver – el manejo de las plantas termoeléctricas de Planta Centro. Y de haber centrado su preocupación allende la patria, como por ejemplo en La Habana – que ahora está como una pepa, toda de luz radiante iluminada – o Nicaragua – donde se alumbra con las plantas termoeléctricas adquiridas para el estado Bolívar - o Gambia, cuyo presidente es un manojo de flores para la munificencia lumínica del gran derrochador eléctrico, que no paga multa por exceso de consumo, que no me explico de donde se deriva si todo está apagado por fuerza mayor, pues Venezuela entera vive las penurias de “los alambrones” tipo cubano con los que la excelsa revolución de la felonía socialista pretende regresarnos a los juegos de “quiminduñe” con paraparas y a los cuentos de aparecidos y a la apurruñadera en el traspatio oscurito, mientras estallan los últimos transformadores y Guri – pronto a convertirse en colonia penitenciaria - se disuelve como una vieja fotografía de un momento Kodak.

Otro sí…

La vuelta a la patria de Carlos Andrés Pérez desestabilizó de tal manera al primer enfermo del país, que en aterrorizada cadena nacional destruyó todo vestigio de hidalguía que le quedara a su minusvalía moral. Se creció CAP en su retorno frente a la iracundia de esa patética figura que recibió repulsa continental: Bienvenido a su patria señor Presidente. Y perdone la infamia. Que a todo cochino gordo le llega su 2012.

Rafael Marrón González
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1 de octubre de 2011

”COMO CASABE EN CALDO CALIENTE”

Ruge la montaña y se estremecen sus cimientos de piedra, se abren con estruendo sobrecogedor sus laderas y de sus convulsas entrañas, en medio de una nube de polvo… sale un diminuto ratón buscando desesperadamente un rincón oscuro donde esconderse. Es el parto de los montes.

En este punto preciso de la historia se encuentra hoy, después de 19 años de incesante demostración antidemocrática, el golpismo chavista y su demoníaco gobierno liberticida, electo por la más costosa equivocación popular que reseñe el acontecer democrático planetario. Aquel estruendo freidor de cabezas y demoledor literario de todo lo construido para edificar cimientos políticos, sociales y económicos “de paquete”, que indignó mi rebeldía libertaria antimilitarista y decididamente anticomunista – el comunismo es una secta de asesinos, ladrones y pervertidora de menores - termina hoy en los espasmos somnolientos de un bostezante parto de ratón.

El líder supremo de tan magna empresa redentora, cuyo verbo incendiario violó fronteras para convertirse en supuesta bengala de justicia continental, es hoy – ante la indiferencia de la ONU y el fastidio de la OEA - un arrugado asunto de babalaos especuladores, misas ecuménicas, exóticas danzas del afroindigenismo pop y los últimos adelantos en fármacos nanotecnológicos producidos por el odiado imperio, cuyos dólares financiaron profusamente su particular delirio sobre el Chimborazo. Y de aquella pavesa lumínica que retó al sistema imperante, proponiendo absurdos e hilarantes sucedáneos en los escenarios formales del multilateralismo surgido por generación espontánea del fin de la guerra fría, solo queda una lánguida huella de cenizas en el montecito sabanetero donde la terminó de apagar un chusbasquito llanero... Y el pueblo desnudo. Y el pueblo con hambre. Y el pueblo a la intemperie. Y el pueblo a merced del hampa despiadada...

… Y la ambición

En este estado de cosas, la disputa entre iguales no puede ser más sórdida. Sin el menor respeto por la moribundez del egregio líder negativo, que todavía conserva arrestos confiscatorios, a pesar de la facie de cushing y la giba de búfalo, por exceso de glucocorticoides, se libra una sorda guerra intestinal por las estimulantes sobras del poder.

Por lo menos tres toletes poderosos, con divisas de sobra, enterradas en el patio o allende los mares, combaten a muerte en la arena miraflorina: Los súbditos de los Castro tienen la primera opción, y en la Habana, oro mediante en las bóvedas cubanas, se cocina el menjurje. Que once mil millones de dólares en áureos doblones no es cosa despreciable para el hambre vieja de Fidel. Pero el plutócrata petrolero no se amilana y mueve el billete gordo con el donaire de siquitrillar galanes.

Mientras los soles – muchos marchitos por las implicaciones extra muros y las sospechas de tráfico y no precisamente vehicular – hacen sonar sus tacones para recordar, a quien lo haya olvidado, que en esta tierra de gracia encaramarse ha sido una obsesión militar. Y más si es para escurrirle el bulto a la picota. Aunque por allí jumea que hay competencia comacate en los cuatro componentes, que no es cualquier cosa cuando el gallo menudea y la pavita se esponja.

Así que está grumosa la fulana revolución en sus últimos estertores, entre quien tiene los fusiles y quien tiene el billullo contra quienes se han erigido en herederos naturales, bien por lazos de sangre o de saliva. Están tan seguros de que el asunto lo resolverá la Parca, que no se acuerdan de la sentencia popular que les puso fecha de expiración: 7 de Octubre de 2012. Con o sin velorio.

El saldo del desastre

Pero, como herencia del diablo, esta pesadilla pavosa nos deja un país lleno de huecos y escombros, chatarra terrestre, aérea, marítima, escolar, laboral, urbana, agropecuaria, sanitaria y administrativa; inflación acumulada de 747%, escasez, especulación y desinversión y desempleo; decenas de miles de protestas por la decadencia de los servicios públicos, empresas básicas quebradas, PDVSA – el pivote rentista del socialismo SXXI – pidiendo prestado para comprar gasolina para el suministro interno.

Un país mala paga, pedigüeño, gringodependiente, invadido, internacionalmente endeudado, demandado, asediado, estafado, burlado, chuleado, despojado, infamado, humillado. Dividido verticalmente por el odio inculcado por el odio y con su moral pública arrasada, amenazado por miles de delincuentes ultra armados e impunes, que decretaron el miedo “aquí manda el hampa”, y gaseado por la fetidez de una zamurada danzante - raspando la olla porque esto se acabó – que devora las entrañas de la otrora pujante República de Venezuela – con todos sus defectos y sus “roba gallinas”.

En conclusión

Este atrabiliario gobierno malo y maula - que no quiso ser gobierno sino revolución, para terminar como ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario – se disuelve a toda velocidad, como dijera Bolívar del “congresillo de Cariaco”, “como casabe en caldo caliente”. Y nada puede hacer prócer alguno ni de aquí ni de allá y menos del Más Allá, para impedir su sentencia ineluctable.

Amarga experiencia para un país que, para su desgracia, obtuvo los más altos ingresos de su historia precisamente en este interregno de idiotez supina. Suficientes para haber eliminado la pobreza y enrumbado su proa hacia su justa dimensión universal. Pero la ignorancia lo perdió, seducido por la inescrupulosidad munífica del flautista de Barinas. Pero lo que aquí se hace aquí se cancela al contado, IVA incluido. Que Dios – que se caracteriza por su condescendencia con cualquiera - se apiade de su alma. Si es que Fidel no se la birló también en un descuido.

Rafael Marrón González

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¿NACIONALISMO ENTREGUISTA?

Para mí, la fulana “solidaridad internacional socialista” no es más que traición a la patria: Bajo aquella premisa – y por inspiración de Fidel Castro – Chávez prácticamente cedió el territorio Esequibo a Guyana, que ahora, alzada por la complicidad interna, pretende ampliar su plataforma continental a 350 millas náuticas, “incluyendo la porción costera del territorio en reclamación por parte de Venezuela”, es decir reduciendo nuestra plataforma continental.

Recuerdo que en los primeros años del gobierno de Chávez, dado su carácter militar y supuestamente nacionalista – “un hombre que no economiza sus palabras y que bien pudiera no tener miedo de aplicar soluciones evitadas por sus predecesores" - se generó en Guyana una temerosa expectativa con el asunto de la reclamación del territorio Esequibo.

Pero esos temores pronto se evaporaron en los efluvios solidarios con el gobierno socialista de Guyana, que estimuló la exigencia guyanesa, en nombre de la coincidencia socialista de ambos gobiernos, que Venezuela diera por cancelada la reclamación y otorgara pleno derecho a los guyaneses sobre el territorio venezolano, lo que sería de grave incidencia sobre la posesión y soberanía de los mayores yacimientos gasíferos venezolanos, ubicados precisamente en la zona del Delta.

Y nos parece que esta pretensión ha sido respondida afirmativamente – en 2004 Chávez declaró que “no se oponía a que Guyana otorgara concesiones a compañías multinacionales en la región”: ¿Ignorancia de la doctrina Estoppel o entreguismo? - pues durante los siguientes once años de su gobierno, Chávez no ha realizado reclamos por la concesión a diversas empresas transnacionales para la explotación de sus riquezas – aun en aquellas concesiones petroleras que nos cierran la vía marítima que nos corresponde como salida al océano Atlántico - silencio que significa aquiescencia en el derecho público. Y, para reforzar la sospecha entreguista, en los últimos años está apareciendo el mapa oficial de Venezuela mutilado, sin su Zona de Reclamación o como si esta perteneciera a Guyana.

De dos millones a menos de uno

Venezuela ha sido, de todo el continente americano, el país que en su historia ha sufrido la mayor agresión geopolítica, a pesar de que en la delimitación de sus fronteras ha esgrimido a su favor documentos como las cédulas reales que acreditan sus derechos históricos desde tiempos coloniales.

Demarcado su territorio con la creación de la Capitanía General de Venezuela el 8 de septiembre de 1777, quedó fijado en una extensión de 2.100.026 km2. Y perdimos Trinidad en 1797 por la invasión armada de Inglaterra. Y cuando se concreta la separación de Colombia en 1831, nuestro territorio quedó reducido a 1.552.741 km2 de los cuales solamente podemos contabilizar hoy, y gracias a un trabajo de triangulación hecho en el sur por Cartografía Nacional que nos permitió crecer algunos metros, 916.445 km2. Hemos cedido en laudos y concesiones 1.183.581 km2.

Y todavía Colombia, no conforme con el usufructo de una cuantiosa porción territorial desde la Guajira hasta los límites con el estado Bolívar, que por arte de magia hizo binacional al Orinoco, también quiere la mitad de nuestro golfo de Venezuela; y Brasil, inconforme con haberse apoderado en 1965 del Pico La Neblina, de 3.014 metros de altura y 2,2 millones de hectáreas, que conforman hoy el mayor conjunto ecológico del mundo, pretende continuar su expansión con su política de fronteras móviles, es decir creando pueblos fronterizos que se encargan por dinámica natural de invadir espacios ajenos, como está sucediendo en Santa Elena de Uairén, donde ya ha corrompido el idioma creando el “portuñol” y asimilando a los naturales a su música y tradiciones culturales.

Pero además de Guyana desconocer el Pacto de Ginebra que la obliga a negociar con Venezuela los 159.500 kilómetros cuadrados de tierra venezolana usurpada que generan 175.300 kilómetros cuadrados en el Atlántico, los países del Caribe aspiran apoderarse de la isla de Aves, la porción más septentrional del territorio venezolano, ubicada en 15º 44’33” latitud N y 63º 36’27” longitud O, situada a unos 563 km al norte del litoral venezolano y a 500 kilómetros de Margarita, que brinda a Venezuela espacio aéreo hasta limitar con Puerto Rico, plataforma continental, y, según la Academia de Ciencias Físicas y Matemáticas, 150.000 kilómetros cuadrados de mar territorial al finiquitar las delimitaciones con las naciones caribeñas vecinas. Y es precisamente -extraña paradoja- con un gobierno militarista y ultranacionalista con el que vamos a perder estos privilegios territoriales.

En conclusión

Dada la sospechosa inactividad, con tufo a complicidad, del gobierno de Chávez con las abusadoras autoridades guyanesas – amparada en la tesis de Chávez sobre la reclamación territorial como “invento imperialista” - es imprescindible la toma de conciencia del pueblo venezolano sobre esta sostenida agresión geopolítica que pretende usurpar un derecho titular inobjetable de esta porción de territorio patrio.

Por lo tanto corresponde a la institucionalidad civil: Académica, social y política de la República tomar las acciones pertinentes para impedir el inicuo despojo que se pretende cometer contra la nación. Considero inútil invocar al estamento militar porque las declaraciones de sus altos mandos refieren su compromiso con “la revolución socialista”, es decir con la que entrega del Esequibo a Guyana, el control político interno a Cuba, la producción petrolera a China y las fronteras occidentales a las FARC. Para la conciencia venezolana, forjada por el ejemplo de nuestros libertadores, el territorio Esequibo es venezolano y punto.

Rafael Marrón González
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