Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

1 de octubre de 2011

¿NACIONALISMO ENTREGUISTA?

Para mí, la fulana “solidaridad internacional socialista” no es más que traición a la patria: Bajo aquella premisa – y por inspiración de Fidel Castro – Chávez prácticamente cedió el territorio Esequibo a Guyana, que ahora, alzada por la complicidad interna, pretende ampliar su plataforma continental a 350 millas náuticas, “incluyendo la porción costera del territorio en reclamación por parte de Venezuela”, es decir reduciendo nuestra plataforma continental.

Recuerdo que en los primeros años del gobierno de Chávez, dado su carácter militar y supuestamente nacionalista – “un hombre que no economiza sus palabras y que bien pudiera no tener miedo de aplicar soluciones evitadas por sus predecesores" - se generó en Guyana una temerosa expectativa con el asunto de la reclamación del territorio Esequibo.

Pero esos temores pronto se evaporaron en los efluvios solidarios con el gobierno socialista de Guyana, que estimuló la exigencia guyanesa, en nombre de la coincidencia socialista de ambos gobiernos, que Venezuela diera por cancelada la reclamación y otorgara pleno derecho a los guyaneses sobre el territorio venezolano, lo que sería de grave incidencia sobre la posesión y soberanía de los mayores yacimientos gasíferos venezolanos, ubicados precisamente en la zona del Delta.

Y nos parece que esta pretensión ha sido respondida afirmativamente – en 2004 Chávez declaró que “no se oponía a que Guyana otorgara concesiones a compañías multinacionales en la región”: ¿Ignorancia de la doctrina Estoppel o entreguismo? - pues durante los siguientes once años de su gobierno, Chávez no ha realizado reclamos por la concesión a diversas empresas transnacionales para la explotación de sus riquezas – aun en aquellas concesiones petroleras que nos cierran la vía marítima que nos corresponde como salida al océano Atlántico - silencio que significa aquiescencia en el derecho público. Y, para reforzar la sospecha entreguista, en los últimos años está apareciendo el mapa oficial de Venezuela mutilado, sin su Zona de Reclamación o como si esta perteneciera a Guyana.

De dos millones a menos de uno

Venezuela ha sido, de todo el continente americano, el país que en su historia ha sufrido la mayor agresión geopolítica, a pesar de que en la delimitación de sus fronteras ha esgrimido a su favor documentos como las cédulas reales que acreditan sus derechos históricos desde tiempos coloniales.

Demarcado su territorio con la creación de la Capitanía General de Venezuela el 8 de septiembre de 1777, quedó fijado en una extensión de 2.100.026 km2. Y perdimos Trinidad en 1797 por la invasión armada de Inglaterra. Y cuando se concreta la separación de Colombia en 1831, nuestro territorio quedó reducido a 1.552.741 km2 de los cuales solamente podemos contabilizar hoy, y gracias a un trabajo de triangulación hecho en el sur por Cartografía Nacional que nos permitió crecer algunos metros, 916.445 km2. Hemos cedido en laudos y concesiones 1.183.581 km2.

Y todavía Colombia, no conforme con el usufructo de una cuantiosa porción territorial desde la Guajira hasta los límites con el estado Bolívar, que por arte de magia hizo binacional al Orinoco, también quiere la mitad de nuestro golfo de Venezuela; y Brasil, inconforme con haberse apoderado en 1965 del Pico La Neblina, de 3.014 metros de altura y 2,2 millones de hectáreas, que conforman hoy el mayor conjunto ecológico del mundo, pretende continuar su expansión con su política de fronteras móviles, es decir creando pueblos fronterizos que se encargan por dinámica natural de invadir espacios ajenos, como está sucediendo en Santa Elena de Uairén, donde ya ha corrompido el idioma creando el “portuñol” y asimilando a los naturales a su música y tradiciones culturales.

Pero además de Guyana desconocer el Pacto de Ginebra que la obliga a negociar con Venezuela los 159.500 kilómetros cuadrados de tierra venezolana usurpada que generan 175.300 kilómetros cuadrados en el Atlántico, los países del Caribe aspiran apoderarse de la isla de Aves, la porción más septentrional del territorio venezolano, ubicada en 15º 44’33” latitud N y 63º 36’27” longitud O, situada a unos 563 km al norte del litoral venezolano y a 500 kilómetros de Margarita, que brinda a Venezuela espacio aéreo hasta limitar con Puerto Rico, plataforma continental, y, según la Academia de Ciencias Físicas y Matemáticas, 150.000 kilómetros cuadrados de mar territorial al finiquitar las delimitaciones con las naciones caribeñas vecinas. Y es precisamente -extraña paradoja- con un gobierno militarista y ultranacionalista con el que vamos a perder estos privilegios territoriales.

En conclusión

Dada la sospechosa inactividad, con tufo a complicidad, del gobierno de Chávez con las abusadoras autoridades guyanesas – amparada en la tesis de Chávez sobre la reclamación territorial como “invento imperialista” - es imprescindible la toma de conciencia del pueblo venezolano sobre esta sostenida agresión geopolítica que pretende usurpar un derecho titular inobjetable de esta porción de territorio patrio.

Por lo tanto corresponde a la institucionalidad civil: Académica, social y política de la República tomar las acciones pertinentes para impedir el inicuo despojo que se pretende cometer contra la nación. Considero inútil invocar al estamento militar porque las declaraciones de sus altos mandos refieren su compromiso con “la revolución socialista”, es decir con la que entrega del Esequibo a Guyana, el control político interno a Cuba, la producción petrolera a China y las fronteras occidentales a las FARC. Para la conciencia venezolana, forjada por el ejemplo de nuestros libertadores, el territorio Esequibo es venezolano y punto.

Rafael Marrón González

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