Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

1 de octubre de 2011

”COMO CASABE EN CALDO CALIENTE”

Ruge la montaña y se estremecen sus cimientos de piedra, se abren con estruendo sobrecogedor sus laderas y de sus convulsas entrañas, en medio de una nube de polvo… sale un diminuto ratón buscando desesperadamente un rincón oscuro donde esconderse. Es el parto de los montes.

En este punto preciso de la historia se encuentra hoy, después de 19 años de incesante demostración antidemocrática, el golpismo chavista y su demoníaco gobierno liberticida, electo por la más costosa equivocación popular que reseñe el acontecer democrático planetario. Aquel estruendo freidor de cabezas y demoledor literario de todo lo construido para edificar cimientos políticos, sociales y económicos “de paquete”, que indignó mi rebeldía libertaria antimilitarista y decididamente anticomunista – el comunismo es una secta de asesinos, ladrones y pervertidora de menores - termina hoy en los espasmos somnolientos de un bostezante parto de ratón.

El líder supremo de tan magna empresa redentora, cuyo verbo incendiario violó fronteras para convertirse en supuesta bengala de justicia continental, es hoy – ante la indiferencia de la ONU y el fastidio de la OEA - un arrugado asunto de babalaos especuladores, misas ecuménicas, exóticas danzas del afroindigenismo pop y los últimos adelantos en fármacos nanotecnológicos producidos por el odiado imperio, cuyos dólares financiaron profusamente su particular delirio sobre el Chimborazo. Y de aquella pavesa lumínica que retó al sistema imperante, proponiendo absurdos e hilarantes sucedáneos en los escenarios formales del multilateralismo surgido por generación espontánea del fin de la guerra fría, solo queda una lánguida huella de cenizas en el montecito sabanetero donde la terminó de apagar un chusbasquito llanero... Y el pueblo desnudo. Y el pueblo con hambre. Y el pueblo a la intemperie. Y el pueblo a merced del hampa despiadada...

… Y la ambición

En este estado de cosas, la disputa entre iguales no puede ser más sórdida. Sin el menor respeto por la moribundez del egregio líder negativo, que todavía conserva arrestos confiscatorios, a pesar de la facie de cushing y la giba de búfalo, por exceso de glucocorticoides, se libra una sorda guerra intestinal por las estimulantes sobras del poder.

Por lo menos tres toletes poderosos, con divisas de sobra, enterradas en el patio o allende los mares, combaten a muerte en la arena miraflorina: Los súbditos de los Castro tienen la primera opción, y en la Habana, oro mediante en las bóvedas cubanas, se cocina el menjurje. Que once mil millones de dólares en áureos doblones no es cosa despreciable para el hambre vieja de Fidel. Pero el plutócrata petrolero no se amilana y mueve el billete gordo con el donaire de siquitrillar galanes.

Mientras los soles – muchos marchitos por las implicaciones extra muros y las sospechas de tráfico y no precisamente vehicular – hacen sonar sus tacones para recordar, a quien lo haya olvidado, que en esta tierra de gracia encaramarse ha sido una obsesión militar. Y más si es para escurrirle el bulto a la picota. Aunque por allí jumea que hay competencia comacate en los cuatro componentes, que no es cualquier cosa cuando el gallo menudea y la pavita se esponja.

Así que está grumosa la fulana revolución en sus últimos estertores, entre quien tiene los fusiles y quien tiene el billullo contra quienes se han erigido en herederos naturales, bien por lazos de sangre o de saliva. Están tan seguros de que el asunto lo resolverá la Parca, que no se acuerdan de la sentencia popular que les puso fecha de expiración: 7 de Octubre de 2012. Con o sin velorio.

El saldo del desastre

Pero, como herencia del diablo, esta pesadilla pavosa nos deja un país lleno de huecos y escombros, chatarra terrestre, aérea, marítima, escolar, laboral, urbana, agropecuaria, sanitaria y administrativa; inflación acumulada de 747%, escasez, especulación y desinversión y desempleo; decenas de miles de protestas por la decadencia de los servicios públicos, empresas básicas quebradas, PDVSA – el pivote rentista del socialismo SXXI – pidiendo prestado para comprar gasolina para el suministro interno.

Un país mala paga, pedigüeño, gringodependiente, invadido, internacionalmente endeudado, demandado, asediado, estafado, burlado, chuleado, despojado, infamado, humillado. Dividido verticalmente por el odio inculcado por el odio y con su moral pública arrasada, amenazado por miles de delincuentes ultra armados e impunes, que decretaron el miedo “aquí manda el hampa”, y gaseado por la fetidez de una zamurada danzante - raspando la olla porque esto se acabó – que devora las entrañas de la otrora pujante República de Venezuela – con todos sus defectos y sus “roba gallinas”.

En conclusión

Este atrabiliario gobierno malo y maula - que no quiso ser gobierno sino revolución, para terminar como ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario – se disuelve a toda velocidad, como dijera Bolívar del “congresillo de Cariaco”, “como casabe en caldo caliente”. Y nada puede hacer prócer alguno ni de aquí ni de allá y menos del Más Allá, para impedir su sentencia ineluctable.

Amarga experiencia para un país que, para su desgracia, obtuvo los más altos ingresos de su historia precisamente en este interregno de idiotez supina. Suficientes para haber eliminado la pobreza y enrumbado su proa hacia su justa dimensión universal. Pero la ignorancia lo perdió, seducido por la inescrupulosidad munífica del flautista de Barinas. Pero lo que aquí se hace aquí se cancela al contado, IVA incluido. Que Dios – que se caracteriza por su condescendencia con cualquiera - se apiade de su alma. Si es que Fidel no se la birló también en un descuido.

Rafael Marrón González

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