Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

3 de agosto de 2017

A separar el grano de la paja

A SEPARAR EL GRANO DE LA PAJA
Rafael Marrón González

Llegó la hora de dotar de impecable credibilidad el discurso opositor, porque las omisiones, contradicciones y especulaciones están generando confusión, si se equivocaron en la estrategia, confiésenlo, porque dejarlo a la deducción arbitraria de la masa, seducida por la libre interpretación al recurrente trapo rojo de la provocación de los psicólogos del gobierno, que dice una cosa y escribe otra, es  contraproducente para la lucha. Lo mismo ocurre con ese llamado iluso a las Fuerzas armadas para que derroquen al gobierno y se lo entreguen mansamente al convocante. Es necesario crear una “sala situacional” de expertos para la toma de decisiones, que no se pueden seguir asumiendo por mayoría o consenso de los partidos políticos, sino por su grado de efectividad y conveniencia política, como, por ejemplo, que la MUD tiene que seguir siendo la tarjeta única de los procesos electorales, hasta salir de este régimen, porque unidad, aunque no signifique univocidad, si debe ser efectividad y la tarjeta única la ha demostrado. Y lo que funciona es inteligente repetirlo. Hay que apelar en este momento a la capacidad de liderazgo de los fundadores de la democracia, que fijaban el rumbo a seguir por el pueblo y no al contrario como está sucediendo ahora, que tenemos un pueblo en la calle sin conducción política y mucho menos militar, lo que ha generado anarquía y martirio, al sustituir la constitucional y racional exigencia impresa en el manifiesto de la Asamblea Nacional, por un imposible e inconstitucional “Maduro vete ya”, olvidando que el “Chávez vete ya” fue superior en multitud y tampoco resultó, por el respaldo militar, factor determinante de la ecuación que el radicalismo obvia suicidamente. El 30 de julio marcó el fin democrático del gobierno y atrajo la repulsa de Occidente, pero, a su vez, la hora de la unidad de criterio de la oposición  para  asumir el costo de lo correcto frente a la aprobación popular de lo incorrecto. Existe mucha presión del protagonismo histérico, que está creando becerros de oro, en esta crisis política de dieciocho años de edad, que atraviesa Venezuela, que se exacerba por señuelos seductores que son interpretados, desde el principio de este tiempo,  como el fin del régimen, con consecuencias lamentables, obviando que este, constitucionalmente, tiene todavía, además de musculatura represiva legal y militar, mucha capacidad de maniobra nacional e internacional, como lo ha  demostrado el reconocimiento de los Estados Unidos a la legitimidad de Maduro, a pesar de sancionarlo personalmente y calificarlo de dictador, como respuesta a una delirante propuesta de un descabellado gobierno de transición, con poderes incursos en usurpación de funciones. Solo la fuerza legitima las leyes en países con situaciones como la que padecemos en la actualidad. Y la única fuerza demoledora que poseemos los venezolanos es el voto.  
Pensamiento vs opinión

Un líder, que en política lo es por su inteligencia y no por sus testículos, necesarios en Las Queseras del medio y no en política, tiene el deber de actuar según su propia consciencia política, si actúa obedeciendo caprichos irracionales del pueblo, es un demagogo, no un líder, estupidez que le ha costado muy caro al sistema democrático venezolano. Basta de actuar según los lineamientos de  la sed de sangre de la opinión pública, que, según Platón “comprende la creencia en el valor de los sentidos y en las ilusiones de la imaginación, es una forma de conocimiento práctico y empírico de carácter inferior, que se opone al conocimiento inteligible del pensamiento discursivo y del pensamiento dialéctico”. Y para Kant, la opinión pública “se forma esencialmente por imitación e interacción social”. Sin apelación posible, la opinión pública surge siempre contaminada por influencias de carácter familiar, social, grupal o partidistas, y, últimamente, por el resultado de las encuestas, que pusieron los venados delante de los perros, en franca contraposición con el pensamiento, que es un producto de la mente basado en el conocimiento de la materia en cuestión, la razón, la lógica y la experiencia. Por eso es que no existe pensar diferente, sino creer distinto. Se supone, entonces, que es el pensamiento lo que debe guiar las acciones de un líder, que lo es por su capacidad de convencimiento y no de obediencia a las masas, como está sucediendo, y que llega al extremo de suponer que si se actúa de acuerdo a la racionalidad, que, por supuesto, marcha en sentido contrario a la opinión pública, en este caso de los pranes de la palabra, se está traicionando a las mayorías, que no sé basado en cual argumento, parece que están resumidas en las redes sociales, y no en el inmenso descontento de los habitantes de los barrios que nos dieron sus votos el 15D para la Asamblea Nacional. En esta hora para la lucidez, y ante la imposibilidad cierta de formar un ejército para vencer por las armas, en el supuesto negado de que el enemigo carezca del propio y de la misma resolución, es imperativo tomar una decisión que nos mantenga en el escenario democrático,  aprovechando cada resquicio constitucional posible, y nos dote de recursos imprescindibles para avanzar en el logro establecido, que es el rescate del sistema democrático, apropiándonos electoralmente de importantes espacios políticos, y con testigos, observadores internacionales y auditorías, características de las que careció el reciente y fraudulento proceso electoral (según opinión del planeta político y de nada menos que Smartmatic), es posible participar en las elecciones regionales. Y las dictaduras sí salen con votos. Y esta llegó con votos y se irá por ellos.    
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TODO ESTÁ CONSUMADO
Rafael Marrón González

Con una abstención histórica del 87,6% y dieciocho asesinatos en un día, el tres de agosto debe estar debidamente instalada la sustituyente de Maduro & Cia - ¿cuchillo pa´su pescuezo?, porque a este tipo no lo quiere ni Cilia – en el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo, y, por supuesto, su primera decisión será desactivar la expresión soberana del pueblo venezolano en elecciones constitucionales, con cerca de ocho millones de votos, único poder público independiente del influjo comunista y estorbo para las aspiraciones dictatoriales del gobierno consorciado. Como la Constitución a sustituir, establece que la misión primordial de la Constituyente es transformar el estado, la pregunta que surge entre la polvareda de los alzamanos “constituyentistas”, que han concitado la hilaridad del planeta, es si, en realidad, lo que el chavismo eligió el domingo 30 de julio, fue un nuevo gobierno intemporal, hasta que las cosas vuelvan a su cauce y puedan llamar a elecciones que estén seguros de ganar, como bien lo pronosticó un chavista de la godarria hace unos meses. ¿Tendremos a partir de ahora una nueva estructura de poder al calco cubano: La Asamblea Nacional del poder popular, órgano supremo del poder del Estado, con facultades constituyentes y legislativas, que elige, de entre sus diputados, el Consejo de Estado cuyo Presidente es jefe de Estado y jefe de Gobierno?  ¿Punto final a la ficción democrática? ¿Maduro se va? – “es un débil imbécil”. ¿Viva Diosdado & Cia? Si esto es así, como infiero, y el alto mando militar aprueba este golpe de estado, ¿significa que está preparado para masacrar al pueblo que ha tomado las calles de Venezuela sin visos de aplacamiento, en una inédita expresión de rebeldía que lleva contabilizados ciento treinta asesinatos, muchos selectivos, en  123 días de manifestaciones democráticas, miles de heridos, algunos con secuelas de por vida, y cientos de prisioneros de guerra acusados de traidores a la patria y guarimberos, es decir, terroristas? Espero que no, aunque creo que sí. Porque, hasta donde llega mi información, este es el único país en el cual, hasta el 30 de julio, el comunismo se instaló en el centro del poder con votos de un pueblo propenso a sucumbir mediante engaño, soborno y coacción, las tres herramientas que trajeron a la otrora orgullosa Venezuela a esta irrisión harapienta y emigrante, en todas las páginas históricas lo hizo por las armas, enfrentando a un ejército, como en China, Rusia y Cuba. Y desde ahora así será. Es iluso creer que este ejército, llevado a la palestra política por Chávez, y que se ufana, por ignorancia, de ser deliberante, va a apoyar fórmulas democráticas que lo devolverá a sus cuarteles. Así como Rómulo Betancourt, guardando las distancias y sin la menor intención de comparar, ordenó la toma de los sindicatos, porque allí estaban los votos, dejando las universidades a la izquierda, ocasionando un grave daño a la estructura profesional del país, Chávez, con la facultad que le otorgó el legislador de 1999 de ascender oficiales superiores, convirtió el ejército en su partido político, el PSUV es un partido de opereta, aluvional, necesario para mantener la imagen democrática por la función electoral, tejiendo un poderoso entramado militar de izquierda, colocando sus fichas, elegidas entre los peores inescrupulosos y resentidos sociales, en los principales puestos clave de la administración pública, desplazando el mérito de los civiles, que ha sido desde entonces la base de sustentación de su sistema de gobierno, como en todos los países comunistas, el comunismo no es civil, porque solo el salvaje terrorismo militar puede doblegar al hombre libre. Pero, además, las prebendas económicas otorgadas por vía de gracia y la impunidad en el manejo de los recursos del estado, complementan la fidelidad al régimen. La presión internacional ante esta realidad abrumadora es una ingenua pretensión inoficiosa. Si Trump lleva a cabo su amenaza de impedir la compra de petróleo a Venezuela, que de hecho lo que hasta ahora ha comprado no ha servido sino para enriquecer boliburgueses, se destruirá lo poco que queda de economía de subsistencia, sin ocasionar ni un leve rasguño a la poderosa estructura del nuevo gobierno asambleario, aunque es indudable el susto que lleva consigo, y que espero por el bien de todos que se quede en susto, aunque es innegable que la torpeza del gobierno de Maduro & Cia. ha colocado a Venezuela, desplazando a Cuba, como una pieza apetecible en el tablero de la geopolítica mundial, muy conveniente a los intereses de China y Rusia. Y en cuanto a los funcionarios sancionados, ¿cuántos van sin que las sanciones hagan mella en su desempeño como tiranos? Y menos ahora que se les condecora con la “espada de Bolívar”. La obsesión por el poder suele llevar consigo la ruina histórica, por la ceguera que concita. Maduro & Cia está tan cegado por el ruido de la adulancia, que ignora con desprecio suicida la alarma ensordecedora de las cifras electorales que marcan su descenso vertiginoso: en 2013 obtuvo una votación (admitámoslo para el análisis) de 7.587.579 votos. Para la Asamblea nacional 5.622.844 votos y para su "sustituyente", 2.483.073 (la cifra de la Sala situacional de Miraflores es de 3.128.000, la del CNE es el último chiste global, la evidencia es abrumadora). Por su parte la MUD obtuvo: 2013: 7.363.980. 2015: 7.726.066, un revocatorio virtual, y el 16 de Julio: 7.535.250, al que hay que sumar el voto oculto. Es decir el electorado opositor se ha establecido como un voto duro, mientras el suyo se deslava. Solamente un ciego por terquedad puede ignorar esta realidad que determina su inmenso fracaso, que ilegitima su permanencia democrática en el poder.
En resumen
Maduro & Cia logró su objetivo a sangre y fuego, en una jornada sangrienta y monstruosa, pero ¿por cuánto tiempo? La comunidad internacional, efectiva, no la estupidez de paisitos inviables que sobreviven de la teta petrolera venezolana, ha decidido desconocer esta asambleílla surgida de un acto írrito, lo que significa que Venezuela adquirirá características insulares. Ni China ni Rusia están dispuestas a mantener un gobierno maula, que ha adquirido con ellos deudas impagables. Colombia, Argentina, Uruguay, Paraguay, Costa Rica, Brasil, México, Perú y Panamá; Estados Unidos, Canadá, Suiza, Noruega, España. Francia, Reino Unido y el Parlamento Europeo, ya han anunciado que no reconocen este fraude y, por lo tanto, no seguirán suministrando insumos para la demagogia, por lo que el hambre y la crisis del sistema de salud arreciarán las protestas y la represión se hará insostenible. Nadie puede gobernar, por mucha tropa incondicional que lo apoye, con el 80 % del pueblo en contra y decidido a dar la vida si es preciso para sacarlo del poder. Maduro & Cia será un comentario jocoso en los libros de historia, como ejemplo de estupidez política, su sustituyente, que le puso el país en contra, ha sido la culminación de una larga cadena de errores inexcusables, salvo que se invoque alguna patología mental congénita. NoAlFraude.


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¿REVOLUCIÓN O SECTARISMO SALVAJE?
Rafael Marrón González

Las revoluciones fueron necesarias para cambiar un sistema de dominación social clasista y esclavista, pivotado en la ignorancia, como las teocracias, algunas de las cuales todavía existen en el mundo musulmán, y su misión era reconstituir la sociedad sobre nuevos principios políticos, económicos, morales, religiosas, opuestos a los del régimen derrocado, como sucedió con la Revolución de Oliver Cromwell, en Inglaterra, que impuso la república y la libertad, retornado el país posteriormente a la monarquía, y cuya Declaración de derechos (1689) precede el preámbulo de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776), la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) y la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948); la Revolución de los Estados Unidos, única exitosa, que derivó en un proyecto evolucionario incluyente y libertario – en su concepción posible dada la desaparición del anarquismo – y cuya más importante contribución fue ofrecer al mundo un espacio para el ejercicio impune de la libertad del pensamiento, lo que ha generado en su historia una especie de “gentilicio universal” que impuso su idioma como lenguaje  alternativo del planeta. La Revolución francesa, en realidad una dictadura terrorista, una orgía criminal vengativa que devoró a sus padres en un descabellado desenfreno pasional de resentidos sociales y del innoble populacho ignorante mutado en “pueblo” por la demagogia, que llevó a la guillotina, por chismes y acusaciones aleatorias, a más de quince mil personas, que guarda mucha similitud con el sistema comunista de la delación y el ascenso de los peores por incondicionalidad, una farsa sustentada por la publicidad de las suaves maneras de la “Ciudad luz”, que derivó en otra corte imperial. La Revolución independentista de Bolívar, que, sin entrar en juicio de valor,  destruyó 300 años de instituciones políticas eficientes, para hundir a sus países liberados en la miseria,  sumidos en la más atroz ignorancia que los somete al imperio de “tiranuelos de todos los colores”. Y la Revolución rusa (1917), devenida en bolchevique por el asesinato sistemático de los mencheviques y disidentes, que todos sabemos cuál fue su resultado después de setenta años y cuarenta millones de muertos por la medida chiquita. Luego de estas cinco revoluciones que cambiaron en verdad el sistema político, insisto en el tema, porque las cosas hay que decirlas tantas veces como necesarias para cerciorarse de haber sido comprendido, en la actualidad se denominan como tales, por vergüenza, a la toma del poder político por la fuerza o, como sucede inéditamente en Venezuela, para justificar la pretensión de subvertir el orden constitucional republicanos desde el gobierno electo por equivocación popular, que al perder la fuerza de la mayoría electoral, apela a la más eficiente de las armas corrompidas, el soborno y la coacción. Vulgares golpes de estado considerados, por toda la humanidad, como degradadas expresiones políticas pervertidas por las ansias de poder.
En realidad sectarismo salvaje
Los gobiernos comunistas se caracterizan por imponer un sectarismo propio de los ejércitos de ocupación, con desprecio y odio al enemigo vencido al que se niega hasta el agua. Un sectarismo salvaje, sin cortapisas, que convence a los beneficiarios de su condición de privilegiados de la magnanimidad del gobierno, sin percibir que su sumisión exacerba la capacidad de dominio y las exigencias que debe cumplir, si quiere seguir comiendo, serán cada vez mayores, hasta convertir al pueblo en esclavo de su hambre. Qué tristeza produce verlo. Por eso la historia nos grafica la vergonzosa situación de hijos denunciando a sus padres por comentarios adversos al régimen, que son premiados con alguna bagatela convertida en ansiado deseo, como una palmada en las espaldas. Maduro & Cia está practicando ese aplastamiento de la dignidad con el pueblo venezolano más humilde, al que desde su seno le han brotado operarios intuitivos impiadosos, estimulados por la falsa sensación de pertenencia al poder, que con saña inaudita aplican a sus pares de pobreza el sectarismo salvaje que exige rituales y ofrendas y silencio, para otorgarles la mísera prebenda –una bombona de gas, medicinas, una bolsa Clap - cuya ausencia suele producir alguna tímida protesta que evidencia la pérdida de la dignidad - con las que la egregia omnipotencia los distingue.  
Acción sin reacción        
El sectarismo salvaje, aplicado al principio con agentes armados de fusiles en las colas, dispuestos a matar cualquier reacción, lentamente se ha ido introyectando como una necesidad de sumisión por la supervivencia, al extremo de que ya los agentes casi no hacen falta, el pueblo disfruta el insulto y lo hace suyo para vivir en paz, palabra ya vacía que solamente representa la falta de reacción del pueblo ante la bota que lo oprime. Y el discurso oficial no cesa de señalar que la reacción a sus perversas políticas excluyentes son propias de la clase media y de los ricos que protestan, porque el pueblo está contento y lo apoya y acudirá a votar en masa delirante en la sustituyente, que dará carácter constitucional al sectarismo salvaje que le permitirá a esta banda de forajidos seguir tan campantes en el usufructo del poder. Ignora esta masa sumisa por el hambre que el sectarismo salvaje no es solo una práctica excluyente sino un sistema que conculcará cada asomo de libertad en nombre del hambre, no solo de comida, sino también de tener una olla arrocera, como el pueblo cubano, hasta sumir a la nación posible en el más abyecto silencio, como fue en la Unión Soviética y Polonia y Checoslovaquia y es en Corea del Norte, China y Cuba. Solo con la reacción furiosa de ese pueblo, que debe comenzar a verse en su totalidad, ya que tiene representantes voluntarios entre los más de cien muertos selectivos que lleva la represión, será posible eliminar esa forma de terrorismo de estado sustentada por la miseria moral, la del hombre sin visión de su propia historia.          
En resumen
El comunismo, no me cansaré de repetirlo, asido de la historia, es una secta de asesinos, ladrones, pervertidores de menores y practicantes del sectarismo salvaje. Venezuela, desgraciadamente, se ha convertido en el último laboratorio de este experimento social, mil veces fallido, que no entiende que no sirve ni servirá jamás, sin importar cuanto ensaye el producto siempre será el mismo, por eso la persistencia de sus cultores es evidencia de su genética disposición al crimen. De allí su necesidad de asesinar, encarcelar, exiliar a sus adversarios, a los que considera enemigos y traidores a la patria, porque, además, tiene su propia definición, la patria se reduce a la casa del partido comunista, en Venezuela se llama PSUV, máxima instancia del poder militar, y todo quien no esté dentro, de rodillas, es traidor a la patria. Ya vendrá el himno glorioso del partido a sustituir al Himno nacional en las escuelas, como ya fue sustituido el culto a Bolívar por el culto a Chávez, el incorruptible porque su cadáver no se pudre. Y tendremos que cantarlo en las colas si queremos que nos alcance la munificencia de Maduro & Cia, que ejerce, como forma de campaña electoral para su sustituyente, la más vil de las coacciones contra los trabajadores de la nómina del estado - “…aquí o estás a favor del Gobierno o no estás. Si consideras que tu opción es otra, entonces redacta tu carta de renuncia” - que saben el grosero poder que, por encima de la ley y de las convenciones colectivas, tiene este gobierno capaz de dejar sin sus empleos, sin importar calificación, experiencia o años de servicio, a humildes padres y madres de familia, con la pérdida de sus prestaciones sociales y sin derecho a reclamo alguno, porque no existe justicia en Venezuela sino linchamiento político, como fue el caso de los trabajadores de PDVSA botados por Chávez, si se oponen a sus designios dictatoriales. Veinte mil trabajadores calificados dejó Chávez en la calle, robándoles sus prestaciones, que fueron desalojados de sus hogares a punta de fusil en la madrugada, algunos de los cuales cometieron suicidio por la desesperación. Fueron sustituidos por otros tantos incondicionales, como sucederá en esta oportunidad, que no dejarán pasar, para cubrir vacantes forzadas con serviles fanatizados. Esta gente es perversa y no tiene piedad, que es la definición ontológica del ser humano, y, además aplica la ley con sádica crueldad. ¿Cómo puedo yo, en particular, pedir a individualidades coaccionadas por la codicia, que dependen de un salario del estado para subsistir, que no obedezcan el mandato del poder que conculca sus derechos, si carezco de medios para garantizárselos? Sería miserable de mi parte exigir a quienes van a sufrir consecuencias que hagan lo que no tiene consecuencias para mí. Además, y no es un deseo, para lo que va a durar esa ridícula degradación moral no vale la pena el sacrificio.   


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8 de enero de 2017

ASAMBLEASAMBLEA CONSTITUYENTE O RESIGNACIÓN



ASAMBLEA CONSTITUYENTE O RESIGNACIÓN
Rafael Marrón González
06-01-2016

Desconozco las razones de la Asamblea Nacional para haberse embaucado con la enmienda constitucional, conociendo que esta alternativa era inaplicable, pues es conocido de todo jurista que se aplica si favorece al afectado, en caso contrario, como es el caso de Maduro, lo perjudica y, por lo tanto, se ejerce su irretroactividad. Con Chávez sucedió lo contrario, lo favorecía y se aplicó. Esa decisión o contradicción consumió un tiempo valioso para la exigencia del referendo revocatorio, lo que fue aprovechado por este régimen y sus tres moliendas democráticas incondicionales – judicial, electoral y moral – para consumir hasta el último segundo de los lapsos y así impedir su efectividad. Pero basta de autoflagelación. La lucha por la recuperación de Venezuela debe continuar, hasta agotar el más pequeño resquicio constitucional. Le llegó la hora a la convocatoria de una Asamblea Constituyente. La Constitución establece con claridad inusual sus alcances: Artículo 347. El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución. Artículo 348. La iniciativa de convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente podrán tomarla el Presidente de la República en Consejo de Ministros; la Asamblea Nacional, mediante acuerdo de la dos terceras partes de sus integrantes; los Concejos Municipales en cabildo, mediante el voto de las dos terceras partes de los mismos; o el quince por ciento de los electores inscritos en el registro civil y electoral. Artículo 349. El Presidente de la República no podrá objetar la nueva Constitución. Los poderes constituidos no podrán en forma alguna impedir las decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente. Una vez promulgada la nueva Constitución, ésta se publicará en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela o en la Gaceta de la Asamblea Nacional Constituyente.
Consideraciones a favor
La Constitución le quita al poder ejecutivo la potestad de sancionar la nueva Constitución y bloquea la posibilidad de intervención del Tribunal Supremo de Justicia en contra de las decisiones de la Asamblea, por lo que no podrá declararla en “desacato”, cuando decida la suspensión de sus magistrados, y concede a la Asamblea Constituyente la facultad de legitimar la Constitución con su publicación en su propia Gaceta. Para su convocatoria se exigen las dos terceras partes de los diputados de la Asamblea Nacional, que por argucias leguleyas del TSJ, una medida cautelar ilegítima, ha perdido la oposición, pues con sus 112 diputados obtenidos el 6D se cumplía con este requisito, pero podemos hacerlo con el 15% de los electores, porcentaje menor al exigido para el revocatorio, y en este caso, aunque el CNE instrumente sus tácticas normativas de birlibirloque, existe suficiente descontento en el país como para cumplir con creces con esta disposición. Por ello no debe perderse más el tiempo en “juicios políticos” inútiles ni en marchas que frustran por sus pobres resultados y hacen perder credibilidad en los partidos políticos y los liderazgos democráticos, con la preocupante consecuencia del resurgimiento de la antipolítica que trajo estos lodos. No olvidemos la historia. Chávez fue el producto bastardo de los Notables y su rechazo a la “partidocracia”.  
La nueva Constitución
La Constitución que surja de la Asamblea Constituyente debe prescindir de aquellos artículos que consolidan el presidencialismo autocrático, adjetivación que parece redundante, y para ello debe regresar la Cámara de senadores que representa la federación, pues los diputados obedecen al interés nacional. Esta Cámara será la que decida el ascenso de los oficiales de alto rango, quitando esa potestad al presidente de la república. Es imperativo el carácter institucional de las Fuerzas Armadas, subordinadas al poder civil, con responsabilidad en la defensa del orden republicano y democrático de la nación y su dedicación exclusiva a los asuntos militares, por lo nefasto de la experiencia actual. Debe crearse un Tribunal Supremo Constitucional integrado por magistrados eméritos de comprobada honestidad intelectual cuyas magistraturas serán vitalicias, a cuyo cargo debe estar el sometimiento a juicio de los altos funcionarios de la república. Debe buscarse un mecanismo que garantice la separación de poderes, cuyos presupuestos independientes serán aprobados por el Congreso Nacional. El período constitucional debe ser de seis años sin reelección. El presidente de la república no puede tener posibilidad de disolver el Congreso, porque este constituye la representación efectiva de la soberanía popular y es el verdadero suprapoder, pues su responsabilidad es controlar a todos los demás poderes, es una aberración que sus decisiones estén supeditadas a un poder de segundo grado como es el TSJ. Se debe impedir que las futuras reformas o enmiendas a la Constitución se apliquen en el período en curso, así como  que no pueden ser sujetos de reformas ni enmiendas los artículos constitucionales que se refieren a la forma de gobierno, al territorio nacional y al período presidencial. El juicio político al presidente de la república por inobservancia de sus responsabilidades tiene que ser incluido, así como a gobernadores y alcaldes, para ser juzgados por el Tribunal Supremo Constitucional. Con esta potestad se elimina el populista referendo revocatorio. Un pueblo manipulable no puede poseer potestad sobre tratados internacionales ni sobre la aprobación ni abrogación de leyes. Sobre los casos de corrupción, los funcionarios señalados por la justicia deben responder con la incautación de todos sus bienes por el daño material y moral ocasionado a la nación. La corrupción debe ser considerada acto genocida. Se debe garantizar la autonomía del Banco Central con prohibición expresa de imprimir dinero inorgánico. Así como también incluir lo concerniente a la información pública de la administración del petróleo y de la minería. En materia de derechos humanos, esta nueva Constitución debe asumir la defensa de la libertad de expresión, obligando al poder ejecutivo a distribuir el presupuesto del ministerio de comunicación e información, proporcionalmente al número de habitantes, entre todos los medios de comunicación impresos, radiales y televisivos de todo el territorio nacional, así como declarar de uso libre, con los requisitos normales del caso, el espectro radioeléctrico nacional. También se debe incorporar el respeto a la libre empresa, al libre mercado y a la libre concurrencia. El artículo 350, incorporado para justificar el alzamiento militar del 4F y concederle características revolucionarias, debe ser eliminado y en su lugar reforzar el 333. El nombre la República de Venezuela no puede ser adjetivado con afinidades ideológicas de ningún signo. La derogación de la actual Constitución es un imperativo del nuevo ordenamiento jurídico de la nación, imprescindible para la restauración del estado democrático que demanda la contemporaneidad. 


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