Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

9 de marzo de 2023

EL MILENIO DE LILITH

EL MILENIO DE LILITH En el capítulo primero del Génesis encontramos en el versículo 27 que ¨Creó, pues, Dios al hombre, a imagen suya: a imagen de Dios le creó, creólo varón y varona. Y echóles Dios su bendición, y dijo: Creced y multiplicaos y henchid la tierra, y enseñoreaos de ella, y dominad a los peces del mar y a las aves del cielo y a todos los animales que se mueven sobre la tierra”. Es decir, que la mujer fue creada de la misma materia y con los mismos derechos del hombre y en su esencialidad tenía la misma dignidad, imagen de Dios por su alma inmortal, dotada de entendimiento, voluntad y libre albedrío. Pero sorpresivamente, en el capítulo segundo del mismo libro, encontramos a Adán solo, vagando cabizbajo por el Paraíso, y Dios, reflexionando sobre el asunto, se dijo: “No es bueno que el hombre esté solo: hagámosle ayuda y compañía semejante a él”. Luego Dios anestesió a Adán y le sacó una costilla. “Y de la costilla formó Dios una mujer, la cual puso delante de Adán”. ¿Qué pasó con la primera mujer? ¿Por qué Adán se quedó solo? ¿Por qué Dios no la volvió a hacer de barro? Y Adán al ver a su nueva mujer exclamó: “Esto es hueso de mis huesos, y carne de mi carne: llamarse a, pues, Hembra, porque de hombre ha sido sacada”. No sabemos quién le puso a esta segunda mujer el nombre de Eva, seguramente fue Adán. A esta pobre mujer es a la que se carga la cuenta por la pérdida del Paraíso terrenal, al seguirle el consejo a una serpiente lúbrica que le enseñó el uso de ciertas partes, y por designo inapelable estuvo destinada “a servir al hombre”, y en esa condición le fue conculcado, por siglos, su derecho a la participación en la evolución intelectual de la humanidad. Su papel fue confinado al de madre y esclava, atada a un pote de Axión, y todavía en algunas “culturas” orientales hasta se les lapida, se les extirpa el clítoris para impedirle el placer sexual y se les hereda a los hombres de la familia del esposo si éste fallece, como en la “cultura” pemón. Peo con sus luchas, nuestra Eva occidental ha logrado, en cierto grado, obtener derechos que la equiparan al hombre, aunque todavía nos encontramos con desigualdades odiosas en el campo político y laboral. Y lo más triste, es que esta Eva continúa siendo considerada por el machismo aberrante, “objeto” del varón y sometida a humillaciones degradantes y a coñizas bestiales que en muchos casos le producen la muerte. Pero, ¿qué pasó con Lilith? De aquella mujer que fue creada con el mismo barro que a Adán nunca más se supo, no hay nada escrito, pero en los mitos judíos se habla de esa mujer primigenia se llamaba Lilith. Adán y Lilith nunca encontraron la paz juntos, pues cuando él quería acostarse con ella, Lilith consideraba ofensiva la postura recostada que él exigía. “¿Por qué he de acostarme debajo de ti? -preguntaba-. Yo también fui hecha con barro, y por consiguiente soy tu igual”. Parece que Lilithh trató de lograr una audiencia con Dios para plantearle el dilema, pero no la consiguió. Como Adán trató de obligarla a obedecer por la fuerza, Lilith, enfurecida, pronunció una fórmula cabalística, se dice que el nombre verdadero de Dios, y le salieron unas alas y salió volando. Adán se sintió muy triste. Dios encargó entonces a sus tres ángeles que la trajeran de vuelta al Edén, pero Lilith se negó, ante ello, el señor la amenazo diciéndole que los hijos que pariera en el futuro al momento mismo de nacer, nacerían muertos. Desesperada Lilith pensó en quitarse la vida, pero los ángeles se compadecieron de ella y le ofrecieron una solución; conservaría a sus hijos al menos hasta el octavo día de su nacimiento. El destino de Lilith Revisando en Internet, buscando datos sobre Lilith, encuentro el siguiente texto firmado por Antonio Tausiet: “Esta narración considera a Lilith la reina de los súcubos (demonios femeninos), por alinearse en el bando enemigo de Dios al marcharse del Paraíso. Y de ahí se ha pasado a suponerla una perversa ninfómana, que seduce a los hombres con maestría para estrangularlos después. Esa condición diabólica de Lilith le ha llevado a ser también la Reina de los Vampiros. No sólo mantiene relaciones sexuales con hombres a los que después asesina, sino que también se alimenta de su sangre. Es en esa encarnación donde Lilith se asimila a diferentes divinidades y monstruos femeninos presentes en la mitología clásica: Lamia, Empusa y las lamias, hijas de Hécate, diosa de la brujería; las harpías y las estriges, también macabras visitantes nocturnas; las harpías, ayudantes de las erinias o furias; las moiras o parcas, las grayas y las gorgonas, siniestras ancianas habitantes de los infiernos. En todas estas figuras se repiten las alusiones a muerte de hombres y niños. Otras referencias mitológicas afines a Lilith se pueden encontrar en la Brunilda de los Nibelungos, o en la diablesa babilonia Lilu. La misma Reina de Saba de Salomón es un trasunto de Lilith. Etimológicamente la voz “Lilith” viene del hebreo layil, (noche), y aparece representada como un demonio nocturno peludo o como una mujer de cabellos muy largos. Lilith ha sido traducido por lechuza o ardilla, evitando toda referencia a la figura precedente de Eva. En nota al pie se hace constar: "Los hebreos creyeron que significaba un ser diabólico, en forma femenina, noctívago, espantajo de la fantasía popular". Las variaciones del mito llevan a Lilith a convertirse en seductora de lo de los propios hijos de Adán y Eva (abordando a Caín con palabras de consuelo y reposo tras la muerte de Abel), o a asimilarla con la propia serpiente del Paraíso (como en los frescos de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina). Un relato de Primo Levi nos recuerda que Lilith es la amante del mismo Dios creador, y que vive en el Mar Rojo comandando una corte de demonios. Y otra tradición afirma que Samael, luego Satán, el ángel caído, se convierte en pareja de Lilith, e incluso que juntos seducen a Eva para que engendre a Caín”. La luna negra “En astrología, Lilith es un punto que se averigua mediante las posiciones de la luna y la Tierra. Su representación es una Luna Negra, y hace referencia a “deseos ocultos, lados reprimidos de nuestra personalidad, experiencias dolorosas y rincones oscuros de nuestra psique”. En astronomía, Lilith es simplemente el asteroide 1.181, descubierto el 11 de febrero de 1927. Sea como fuere es evidente que Lilith es el perfecto símbolo para representar a la mujer emancipada, la que no se somete al hombre y busca la igualdad. Dejando a un lado las referencias al infanticidio o a los sueños eróticos masculinos, Lilith es un ejemplo de cómo la mitología también nos puede ayudar a encontrar las raíces del feminismo”. Las hijas de Lilith En España, las periodistas Carmen Posadas y Sophie Courgeon, escribieron un libro que titularon “Las hijas de Lilith”. Tras dejar sentado que la afirmación del feminismo clásico según la cual hombres y mujeres son iguales es un error en el que Simone de Beauvoir tuvo mucho que ver, las autoras se lanzan a un repaso de la condición femenina desde la Edad de Piedra hasta la actualidad. Luego de narrar la historia de las dos creaciones, Llith, la rebelde, la independiente y autosuficiente, y Eva, la sumisa, la obediente, la femenina, la dependiente, en la segunda parte recogen biografías de mujeres capaces de todo con tal de satisfacer sus deseos o mitigar sus miedos. Hembras que hacen de su cuerpo y su inteligencia una herramienta de dominio sobre el hombre poderoso que parasitan y someten. Livia, esposa de Cesar Augusto. Teodora, la meretriz que casada con Justiniano maneja la Constantinopla cristiana. Santa Catalina de Siena. Malinche, la india que se cruza con Hernán Cortés. Roxelana guiando a Soliman el Magnífico. Catalina de Médicis. La princesa de los Ursinos, clave en el afianzamiento de los Borbones en España. Isabel de Farnesio. Madame Roland. Tzu-Hsi, la última emperatriz china. Eva Perón y Jiang Ping, casada con Mao Tse Tung. En Venezuela son escasas estas mujeres tipo Eva Perón, pero podríamos citar a Manuela Sáenz y a Bolívar. A Barbarita Nieves y a Páez. A Cecilia Matos y a Carlos Andrés Pérez y a Blanca Ibáñez y a Jaime Lusinchi. Mujeres que configuran el verdadero poder detrás del trono. El milenio de Lilith Sin embargo no es mi propósito presentar a la mujer manipuladora, que aprende a usar el devastador coctél que surge de la combinación de belleza con inteligencia, como ejemplo de lo que pueden hacer las hijas de Lilith, sino asumir a Lilith como la primera mujer emancipada y compararla, por ejemplo con Lya Imber, la primera mujer en graduarse de médico en Venezuela o con aquellas que criadas como “evas” les insurge la Lilith de su naturaleza y mandan al cipote un matrimonio imbécil y se echan a las espaldas su hogar y sacan adelante a sus hijos con su esfuerzo, sin concurso de varón. Desde los años veinte del siglo pasado la mujer ha venido reclamando y obteniendo derechos políticos y sociales que le han permitido ocupar posiciones impensadas en años y siglos anteriores. Lilith insurge con fuerza arrolladora pisando fuerte por su inteligencia, compromiso consigo, con los suyos y con la sociedad y con el progreso a través de su desarrollo personal. Se calcula que en Venezuela existe cerca de un millón de hogares gerenciados por mujeres solas, personalmente conozco muchas, y aunque la mayor proporción está en los estratos menos favorecidos económicamente, donde aquello de que “la familia es la célula de la sociedad” es un mito, también abundan los casos en la clase media. Y hay que ver como se fajan estas mujeres, con las diferencias lógicas de ingresos por causa de falencias educativas, para sacar adelante a sus hijos. Son las modernas Lilith que dan el ejemplo a muchas mujeres que se sienten desvalidas sin el apoyo masculino, al que no niego su importancia, pero si es apoyo de verdad y no carga o sufrimiento. Un ejemplo Dos hijos varones le quedaron a Gertrudis (nombre ficticio) de dos uniones fallidas. La diferencia de edad entre ambos es considerable lo que denota que lo pensó mucho antes de decidirse por la segunda vez. Pero Gertudis es una Lilith, pero no lo supo hasta que se lo conté. Había aceptado esa segunda unión porque lo que ganaba le era insuficiente para mantener su casa y el sujeto parecía responsable. Pero tuvo que correr también a éste porque, como el otro, le salió flojo, parrandero y maltratador, hasta que le dio una patada al perrito mascota de Gertudis. Y ardió Troya, agarró una bolsa para basura, le metió las cuatro mudas del tipo y las aventó para el medio de la calle junto con el tipo. En ese momento decidió dejarse de auto limitaciones y buscó trabajo en una contratista de limpieza de una empresa básica. Lavando baños compró su casa, educó a sus dos hijos, y ella es una hermosa negra liberada dueña absoluta de su vida. La conocí en un barrio de San Félix. La pulcritud de su casa indicaba que podría haber pobreza material, pero de espíritu jamás. En ese tiempo vivía alquilando. Pero ya estaba reuniendo para comprar una casa propia, lo que logró al poco tiempo. En varias ocasiones estaba de visita cuando salía a ella a trabajar, porque su hijo pertenecía al grupo de jóvenes a los que yo impartía clases de cátedra libre los sábados, en la Biblioteca de El Roble. Todavía recuerdo sus sabrosas sopas. Tenía que dejar a su hijo pequeño al cuidado del mayor, que era un adolescente, pero con el sentido de responsabilidad exacerbado por el ejemplo de aquella madre formidable. Todos los días salía a la calle a esperar su transporte, maquillada, bien vestida y perfumada. Con la frente en alto. A comerse el mundo. En el bolso llevaba su braga de faena. Nada en ella, ni actitud ni vestimenta, denotaba el humilde oficio que ejercía. Hoy tiene nietos. Sigue produciendo en su casa propia, vendiendo comidas y tortas, llevando las riendas de su hogar. Fue Eva alguna vez, ya no lo recuerda. La necesidad le fortaleció el carácter y a Lilith que la habitaba hizo el resto. En ella rindo homenaje a las Lilith de mi tierra que se secaron las lágrimas de un manotazo, agarraron sus muchachos y derrotaron su pasado haciendo posible lo probable. Brindo por ellas.
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