Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

18 de noviembre de 2012

¿POR QUÉ LIBERALISMO SIGLO XXI?


Lo primero que hay que remarcar es que el liberalismo - que la ignorancia moderna confunde con ser “conservador” - cuya base es la libertad, es una de las creaciones políticas más portentosas de la humanidad, que permitió a cualquier persona, sin distinción de raza, credo o posición social ir al dentista, comprar un carro o inscribirse en la universidad, y que colocó la igualdad – engañosa promesa comunista - en el plano del acceso al conocimiento y ante la ley.

El capitalismo, por su parte, es su derivado económico, solo posible por el ejercicio de la libertad – libre mercado, libre concurrencia - cuya práctica codiciosa, que deriva en excesos especulativos genera exclusión,  pero es el único modelo capaz – demostrado hasta la saciedad - de derrotar la pobreza y además es perfectible.

Sin embargo en este desolado país seguimos con gobiernos que compran caro – usando los recursos de la educación, la salud y los servicios públicos - para vender barato, destruyendo las posibilidades productivas de la nación. No dudo que la repartición alegre y bonchona del producto mágico de las riquezas del subsuelo, generen muchos votos irresponsables al demagogo, pero el espectro de la miseria será siempre una espada colgada de un hilo sobre esa masa deformada por el populismo.
Pensar que pueda existir un país sin pobreza es utópico, porque siempre existirán individuos ganados para la inacción, la improductividad y los vicios, cuyo génesis es la ignorancia, sin embargo, lo deseable, es que esa porción sea reducida. Si a algo podemos aspirar, es a pertenecer por derecho participativo, a una nación con  gobiernos alternativos, decentes, inteligentes, que castiguen la corrupción, inviertan en servicios públicos esenciales y en seguridad interna y externa, y cuyos habitantes, ascendidos en la escala del progreso por la cultura del trabajo – no por el denigrante servilismo político - practiquen el cumplimiento de la ley, el respeto al derecho ajeno y sean responsables de sus actos, porque esa sería una nación próspera, bien alejada de caer en la tentación de escuchar los cantos de sirena de la esquizofrenia ideológica socialista, cuya práctica ha dejado la evidencia de su carácter destructivo de toda posibilidad de progreso y así se lo hizo saber Fidel a Chávez, cuando este le anunció su disposición de embarrar a Venezuela de socialismo:
¿Tú sabes que eso significa miseria para todo el mundo? Solo un descerebrado puede creer que un sistema que niega la productividad y la recompensa y persigue como delito la propiedad privada - una herramienta sustantiva de la libertad  y, sobre todo, elimina la condición de individuo al ser humano para empotrarlo en la masa de conciencia colectiva – dentro de la cual descollar es evidencia burguesa “porque todos “semos” iguales”  puede servir para erradicar la pobreza, a menos que sea uno de esos perversos especímenes inservibles, que se sienten felices con la desgracia ajena, así signifique su propia condena.

Frente a ese error intelectual solo existe el camino del capitalismo sin ambages, que hoy en día, y a escala mundial, por interés propio, pues necesita consumidores – esa es la razón de la integración racial en USA -  ha entendido la necesidad de integrarse en la lucha contra la pobreza, con resultados sorprendentes.

Test para políticos Usted como político con ambiciones de poder, ¿cree en la sociedad, producto liberal como conjunto de individualidades con especificidades particulares responsable de su subsistencia, o en la masa uniformada, de conciencia grupal mantenida en el potrero del gobierno? ¿Considera la propiedad, así como la vida y la libertad, derecho humano fundamental? Responda y ubíquese, porque las medias tintas demagógicas han llenado el espectro político latinoamericano de una imposible variedad de oportunistas  que no reconocen que si en verdad quieren tener éxito en el combate a la pobreza deben asumir prácticas capitalistas por el medio de la calle, como incentivar la inversión privada, nacional y extranjera, para aumentar la oferta de empleos y acceder a nuevas tecnologías, crear alianzas comerciales estratégicas despojadas de tinte político, aumentar los procesos productivos nacionales para aumentar las exportaciones, entre otras variables.
Eso fue lo que hicieron Lula y Bachelet, que emprendieron, sin ambages, programas capitalistas que permitieron a millones salir de la pobreza hacia la clase media, como en China. Entendieron estos gobernante que la izquierda es un sentimiento muerto: Muy buena para tirar pinta y levantar carajitas, pero nefasta para gobernar un país.

En conclusión    

El Estado no tiene porque ser el restaurante de la gran barriga nacional, sino un ente normativo y vigilante  para que el pez grande no se coma al chico. Ninguno de estos socialistas se para ante la espantosa realidad a la que han llevado a los pueblos latinoamericanos estas idioteces repartidoras de dádivas públicas - forma socialista de “repartir la riqueza” rentista – que también se traduce en miríada de empleados públicos inoficiosos e ineficientes - que ha ocasionado la eclosión del parasitismo social, que también se ha creado en Europa, por las prácticas socialistas – cuando las depresiones económicas del siglo pasado sacudieron a España, millones de españoles buscaron trabajo en el resto del planeta, y con sus aportes rescataron la economía de su país, ahora se tiran de espaldas en la Gran Vía a exigirle a papá gobierno que los mantenga.

Chávez arranca su nuevo período convencido – sin analizar violaciones, sobornos ni seducciones - de haber recibido el sagrado mandato de continuar imponiendo su modelo comunista, y lo más sensato es enfrentar esa estúpida magalla embustera, criminal y pervertidora de menores con su antípoda, el liberalismo, pues, si al socialismo de Chávez, malo porque es chavista, le anteponemos el socialismo de la oposición, buenecito porque no es chavista, si es verdad que se acabó el pan de piquito. Por no decir una barbaridad. Sale pa´llá.

Rafael Marrón González
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5 de noviembre de 2012

OCLOCRACIA COMUNISTA



Son innumerables las evidencias de la absoluta carencia de talante democrático de Chávez que, en contradicción con el ejercicio de la política, para solapar su vergonzante golpismo, se declaró “revolucionario” al llegar al poder - mientras que la revolución es pre política, la política es pos revolucionaria, es decir, que en puridad conceptual no puede existir “política revolucionaria” – violando los preceptos democráticos de la Constitución por la cual fue electo por primera vez, como los de la propia que ya es un articulado desechable – se crean instancias no contempladas en ella, como un “poder popular” o las milicias bolivarianas o la división político territorial en comunas.

Pero eso no les dice nada a las instancias internacionales supuestamente democráticas, que parecen manada de prostitutas bailando al son que les toca la chequera munífica de Chávez, porque han sido siempre monos sabios ante los desmanes del jamás vencido en las urnas, pues si pierde, como ha perdido en el revocatorio, la reforma y en las parlamentarias, arrebata y se sale con la suya; Aunque cuando gana el tufo sórdido silencia las celebraciones - ante el aplauso de las focas que les servirán de alimento a la jauría hambrienta, Rafael Isea vaya delante, como en su momento el arrinconado compadre Rincón. 

Dentro de esa práctica, y como ejemplo, de inmoralidad política designó al general activo Rangel Silva candidato a la gobernación de Trujillo por el PSUV, es decir por el partido del gobierno – confesión tácita de su militancia partidista inconstitucional - aunque el lapso para realizar modificaciones en el proceso de postulaciones había expirado, abuso de poder similar al de las migraciones extemporáneas – “excepcionales” según la concesión graciosa del CNE con los caprichos del dedo reelecto.

Sin embargo, no recibimos ninguna sorpresa con esta descarada actitud del CNE – ¡fuera máscaras al fin! - que, simplemente, certifica la inescrupulosidad que le es inherente a la psiquis del líder del proceso revolucionario, cuya ambición desmedida por el poder lo lleva por el sendero del “vale todo” – el uso sinvergüenza de recursos y funcionarios públicos para hacer campaña electoral es un pequeño ejemplo - amparado por la fuerza ciega de la turbamulta a la que llama “pueblo” – única que celebró su triunfo el 7O - que solo le exige impunidad, por lo que muchos analistas internacionales observan con preocupación la posibilidad cierta de una guerra civil en Venezuela, dado el extremo de abusos a los que ha llegado Chávez en su afán de imponer un gobierno comunista, sustentado en comunas oprimidas por fanáticos desclasados. 

Pero mientras esa realidad nos alcance, las acciones inmorales del gobierno lo califican para la ubicación internacional entre los gobiernos forajidos, si no tuviera acceso irrestricto a los dólares producidos por la factura petrolera para comprar conciencias en venta por todo el planeta – Mercosur, como ejemplo - ante la sonreída mirada complaciente de los poderes públicos llamados a su control y el voto puntal del pueblo seducido por una promesa despobrezadora imposible de cumplir, pues derribaría la entelequia que sostiene al régimen: La mentira expectante.

Oclocracia comunista

El comunismo original – una secta de asesinos - es militar, se sostiene en las armas de ejércitos corruptos que conforman un aparato represivo marcial, como el de Cuba, cuya misión es castrar por el terror la natural capacidad crítica del individuo, pero el de Chávez es inédito, por su entronización electoral financiada por el petróleo y por estar pivotado en la muchedumbre aclamacionista, estimulada por el resentimiento social, ante las cuales son inútiles leyes y preceptos constitucionales. 

Por ello a Chávez no le es necesario reprimir directamente, pues logra “disuadir” a sus adversarios, obligándolos a autocensurarse – las emisoras de radio, por miedo, han ido eliminando los programas verticalmente críticos - ante la amenaza terrorífica implícita en las hordas salvajes motorizadas - ignorantes fanáticos “idologizados”, cuyo dogma es matar para convencer de las bondades de no ser, que mantienen amenazados al propio pueblo, conculcándole su derecho a la protesta y al disenso.

En conclusión

Hasta este momento soy de los muy pocos – en realidad fui el primero que lo hizo - que han definido este “proceso” como una oclocracia: Es que cuesta asimilar que en realidad este gobierno de incondicionalidades pillofílicas y mediocridades opulentas, haya sido capaz de planificar acciones que impusieran a los venezolanos una inédita forma de dictadura, que ya había sido, y desde muy antiguo, definida por los padres de la civilización occidental.

Estoy convencido de que, más que el efecto de una planificación inteligente, la perversa utilización de los débiles mentales portátiles para apoyar la “revolución” aplaudiendo al líder a cambio de unos mendrugos, resultó, sorpresivamente, una forma de conservar el poder con los recursos de la democracia, eliminando elementos sustantivos de ella como la alternabilidad. Y, de esta manera, mediante la ficción del “poder popular” – todo el poder para las comunas… que le endosan, por supuesto, todo el poder a Chávez – y con la organización de las milicias urbanas – “colectivos” violentos - Chávez impone el comunismo oclocrático que amenaza con la disolución total de la democracia liberal que insertó a Venezuela en la civilización; de la república, considerada despectivamente Estado burgués; de la sociedad, que será sustituida por la masa de conciencia colectiva, dado su desprecio por la individualidad, que crea desarrollo y, por ende, sociedad  de especificidades en beneficio colectivo, y de la familia, que será absorbida por la potestad del Estado. Y allá, afuera, la turba ebria de impunidad cobra peaje, secuestra y atraca en el santo nombre de la revolución. Sale pa´llá.    

Rafael Marrón González

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