Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

9 de marzo de 2014

SI NICOLÁS ENTENDIERA…



Qué otra sería la percepción de nuestro futuro si Nicolás entendiera, por un segundo de lucidez, que no es una reproducción espontánea del difunto, y por lo tanto tiene que gobernar, es decir ocuparse a dedicación exclusiva de los asuntos de Estado y de gobierno, del bienestar de todos los venezolanos, y no de la imposición continental de la revolución, pues el carisma del extinto y la devoción que  lo llevó a considerarse un predestinado a salvar el planeta de la erupción de los volcanes, no se hereda con el cargo.

Y ese olor a multitud que emanaba de su presencia y verbo, lo que opacaba su manifiesta inutilidad como gobernante, no la tiene usted Nicolás. A usted le es necesario gobernar. Para el finado era fácil convencer a un pueblo enamorado de que la miseria en que vivía era necesaria inversión para un fin superior: aniquilar al imperio – “que importa que andemos desnudos….” – pero una vez desaparecida la fascinación que gaseaba el entendimiento de los seguidores del flautista de Sabaneta, la cruda realidad se encargó de disipar la niebla y al descubierto queda usted Nicolás, responsable ante el pueblo de este inmenso desastre nacional, con el país quebrado, enmontado y endeudado con el salvaje capitalismo chino.

Y eso me parece injusto, aunque haya tenido usted mucha culpa en esta adjudicación gratuita, al declararse ingenuamente heredero envalentonado del extinto. Y se le incendió el país. Pero parece que se niega usted a entender las causas que motivan lo que está ocurriendo, y no hay peor ciego que el que pierde todos sus sentidos a la vez.

No admite - ¿o no lo dejan admitir? - que es imposible imponer en paz la ideología criminal comunista, en un país con la mitad de su población en contra. Y continúa usted, en lamentable parodia del occiso, con sus arengas enfebrecidas, en arrogante pose de plastilina, ante una cada vez más escuálida concentración de turistas internos, con un sordo rumor de cacerolas provenientes de los techos de cartón dibujándose en el espacio entre sus discursos carentes del gracejo cautivador de la ignorancia de su elector.

Y ante las protestas que toman forma de cacerolazos, marchas, guarimbas, barricadas, oraciones o cadenas virtuales, pero protestas sociales al fin, que azotan al país de par en par, y que han develado ante el mundo las miserias de 15 años – ¡qué largos! – de mal gobierno y las torpezas represoras de sus agentes desorbitados en sus excesos, se niega a entender y por evasión se va por los rincones peleando contra todo quien ose señalar las violaciones a los derechos humanos y llama a sus huestes sanguinarias, que deberían estar en la cárcel,  a combatir a los protestantes, creyendo que su propensión al crimen motorizado es coraza de invencibilidad, empecinado en no dar muestras de su intención de gobernar, que incluye administrar con equidad los asuntos públicos.

Entiendo su lealtad a su filiación ideológica y a los postulados del insepulto de la montaña, aunque estos no resisten el menor análisis inteligente, pues lo que queda encima del polvero es ruina, división y desolación, sin embargo cuanto nos alegraría a los venezolanos – sí, señor, somos venezolanos con idénticos derechos de aquellos que lo adulan acríticamente por ignorancia o codicia - que adversamos las intenciones liberticidas de los cultores de esa monstruosidad que tanto luto ha derramado sobre el mundo, si usted colocara el timón de Venezuela hacia el rumbo adecuado para el progreso colectivo.

Contágiese de la gestión exitosa de Lula da Silva, que sin abjurar de su ideología – cada loco con su tema – sacó a millones de brasileños de la pobreza y jamás se atrevió, abusando de una mayoría circunstancial, pretender la barbaridad de imponer su forma de matar piojos a su nación.

El error fundacional de esta situación caótica a la que su “proceso” ha llevado a Venezuela ha sido creer que en verdad el poder que ostenta proviene de la victoria revolucionaria y no de la humildad de las urnas electorales democráticas y constitucionales, que, aunque le han dado muchas victorias, también le han propinado una derrota, que, unida a la precariedad de su triunfo frente a Capriles, que por poco lo barre, debería ser la que  en realidad iluminara su sendero, si su ser interno fuera en verdad demócrata.

Usted, señor, está muy lejos de la gigantomaquia que reviste la historia de su difunto predecesor, usted es un sencillo ciudadano, que por esos vericuetos del azar concurrente se encuentra, estupefacto todavía, gerenciando una nación de treinta millones de personas, que demuestran cansancio por los disparates recurrentes de un gobierno de espontáneos, sin el menor conocimiento ni probidad para el desempeño de sus cargos. El ascenso de los peores por razones de incondiconalidad suele ser el fin de todas estas revoluciones, que cuando mucho duran lo que la vida de su dirigencia. 

En conclusion

Por vergüenza nacionalista ni siquiera pienso en salidas de facto ni intentos golpistas y mucho menos una guerra “civil” en esta mi nación cuya historia es un racimo de incivilidad. Que el difunto sea el último gorila. La salida, como lo he escrito, ha de ser constitucional. Y usted tiene la palabra: O desarma la protesta social liberando los presos políticos, incluyendo a Leopoldo López, asumiendo políticas económicas de emergencia que revitalicen el aparato productivo, y gobernando, señor, como el más humilde de los presidentes de América Latina, para todo el pueblo. Sin exclusiones ni privilegios.

O, guiando por soberbia ajena, radicaliza la represión, creando las condiciones para una confrontación que, por mucho que se lo asegure Raúl Castro, no le será posible ganar. Entienda el mensaje implícito en el rugido in crescendo de la calle. Y si no tiene agallas para enfrentar y apartar el atraso conceptual que lo rodea, es constitucional renunciar y permitir que en un limpio proceso electoral Venezuela retome su destino. De la decisión que tome ahora, depende la suerte de su historia.

Rafael Marrón González


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“VENEZUELA NO ESTÁ BIEN….”




“Venezuela no está bien”, presidente, le dijo Jorge Roig en su carácter de presidente de Fedecámaras, a Nicolás Maduro, y el inasible – guabinoso - Jorge Rodríguez – que “nunca había ejercido tanto la psiquiatría como cuando practicó la política”, según sus propias palabras – le respondió con una suma de pollos con aguacates que le dio comezón: - “¿Y las tres millones de “canaimitas” que hemos regalado? Y me pregunto, ¿qué tiene que ver el talón con las pestañas? Las “canaimitas” se las compraron a Portugal, haciendo feliz a un empresario portugués, y con ellas no se fabrica papel higiénico ni se mantienen las carreteras que están en el tierrero, ni se construyen viviendas ni se baja la inflación ni se resuelve el grave problema del desabastecimiento, que tiene a Venezuela en terapia intensiva, ni salimos de la inseguridad con su letal carga de crímenes horrendos, ni se crean empleos ni salarios acordes con el alto costo de la canasta básica.

Y es precisamente por esa sordera psiquiátrica que Venezuela  ha sido sacudida por una ola de protestas contra el gobierno que han llevado al régimen soberbio del chavismo a bajar la cerviz – aunque la actitud “si me cortan no echo sangre” de Istúriz – maestro de 4º grado diciendo “degolle” en cadena nacional y alabando las salvajadas de la GN, como el asesinato de Geraldine Moreno -  y la de Diosdado con los belfos inflados de cólera, coincidiendo con “no nos van a pegar contra la pared”,  reflejaran lo contrario a una evidencia de paz y a una disposición seria de diálogo.
Así que fue por fuerza mayor que esta prepotencia engreída, montó ese show llamado, con toda propiedad, porque eso es lo que será en lo que “les vuelva el alma al cuerpo”, “conferencia nacional por la paz” – un saludo a la bandera con la mano muerta y un Maduro con la voz bajita prometiendo no insultar más -  mientras continúa la represión por las calles del país harto de tanta podredumbre psiquiátrica, como acusar de pertenecientes a la ultra derecha a los estudiantes, hijos del pueblo que tomaron las calles, o sostener – según el mismo Rodríguito, héroe por tener un padre asesinado por unos funcionarios tan salvajes como los que asesinaron a 14 venezolanos en las protestas del 12 al 22 de febrero  – que “son los ricos quienes protestan porque los pobres celebran”, hay que ser bien hijo de Goebbles – niega y miente que algo queda - para obviar la contundente realidad que presenta la nación de cabo a rabo.

Por esa ceguera estúpida en Ciudad Guayana, por ejemplo,  el poder no se ha percatado de que  San Félix protestó en Puerto Ordaz, ni escuchan el ruido de las cacerolas en los barrios de la pobreza profunda, que anuncian el fin de la revolución que se empeñan en mantener viva por intermedio de un sepulcro virtual.

Ni piensan admitir la posibilidad de un cambio de rumbo económico, comenzando por botar al cavernícola Giordani que los ha llevado nariceados por la senda del error, pues para esta gente es más importante hacer causa común con el desastre socio económico de los despreciables hermanos Castro – para insuflarles aires de triunfo revolucionario a unos piratas caribeños asentados sobre una montaña de generaciones destruidas - que la felicidad de la patria, en cuyo nombre cometen los más estrafalarios dislates, pero eso sí con rimbombantes nombre sociológicos.

Y mucho menos están dispuestos a dar un paso atrás en su empeño de imponer el comunismo en la patria de Bolívar, a pesar de los alertas de los testimonios del mundo. Así que, como he visto mucho muerto cargando basura, esta fulana conferencia me parece más un exorcismo para alejar los espíritus de la sabana que merodean por Miraflores que una sincera voluntad de diálogo, aunque Maduro tuvo que calarse un crecido Lorenzo Mendoza, exigiendo la creación de una comisión de la verdad económica, dando a entender que a Maduro, como al que te conté, le meten el embuste parejo, y que le enrostró “aquí están mis muertos”, vaya usted a saber de qué lado de la frontera occidental estarán los del otro.

Y la MUD como si estuviera

Por la ausencia de la MUD, el fantasma de un supuesto golpe de estado, “en pleno desarrollo”, flotaba en todos los discursos de los golpistas del ´92, que por arte del “yo no fui”, son los demócratas más fanáticos del universo y no les gana nadie respetando la Constitución – la Fiscal fue enfática en eso, obviando, claro, que a los “sebines” asesinos los hundió el periodismo ciudadano y no su celo justiciero - y de tanto repetírselo ya juran por este puñado de cruces que ellos no han dado un golpe en su vida.

Cosas de este país de surrealismo tropical, en el cual la palabra “bochinche” adquiere dimensiones filosóficas. Por ello el nombre de esta “conferencia” debió ser “bonche por la paz” para justificar los arreglos florales del salón, que, con un nulo sentido del ridículo, reproducían la palabra paz con crisantemos.

Gracias a que, con buen sentido oportunista – yo no pelo ese boche - los empresarios arrimaron las brasas hacia sus sardinas, aportando cierto contenido a aquel aquelarre sazonado por el presidente de Conindustria que aseveró muy circunspecto que jamás la industria estuvo en mejor momento que ahora, vaya usted a saber quien le afloja los datos o para que lado tiene el periscopio, porque sino aquel encuentro entre dos mundos hubiera sido un monumento al aburrimiento, estilo urbanidad de Carreño, porque si de las presidentas del TSJ y CNE se trata, aquello fue para sentarse a llorar, ¡qué simplismo escalofriante!, ¡qué dechado de naderías humedecidas en salsa de combate!, ¡cuánta sosera puede salir de unas bocas de Revlon!  

Y, así, lo de la paz quedó como consigna,  hasta que un representante del Islam la asoció con el universo musulmán que suele destripar a bombazo limpio a todo blasfemo que ose asegurar que Mahoma era un vivaracho que se la pasó requetebién dándole paz a la paloma, con lo que de consigna pasó a contradicción.  

En conclusión

La paz que queremos los venezolanos es producto de la justicia, que cada quien reciba lo que le corresponde, y no de una imposición gobiernera que llama paz a la resignación de las ovejas. Sale pa´llá.


Rafael Marrón González
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ES PROTESTA SOCIAL Y PUNTO



La revolución “socialismo S-XXI” acaba de morir. El doble repique de cacerolas surgido inopinadamente de la zona oeste – ejemplo Casalta II, Catia - que estremeció Caracas, a pesar del miedo impuesto por los paramilitares que amenazan con quemar la vivienda de quien caceroleara, rubricó el acta de defunción. Y estamos convencidos de que ese redoble de cacerolas se va a traducir en exigencia multitudinaria de cambio, como consecuencia de 15 años de fracasos que han llevado al país a la ruina física y moral.

Así que prepárate Maduro que lo que sufriste esta semana es la punta del iceberg, pues son vergonzosos los niveles de escases e hiperinflación que sufre el pueblo venezolano dentro de una bonanza petrolera histórica – un millón de millones de $ - que esta locura revolucionaria – revolución es sinónimo de atraso en estos tiempos -  regaló, se robó y dilapidó en un festín de Baltazar propio de una estupidez sin parangón en la historia de la humanidad.

Situación que hasta estos días había sido consentida por un significativo porcentaje del pueblo en situación de pobreza, ignorancia solapada en el carisma del líder “eterno” que le ofrecía eufemismos heroicos a cambio de su miseria, permitiendo que los recursos de combatir su pobreza se dilapidaran exportando la idiotez cubana, lo que fue aprovechado por no pocos chulos para forrarse en billete petrolero.

Y mientras el “eterno” vivió, ese pueblo siguió consumiéndose en la inseguridad, el hambre y el desempleo, soportando impávido el deterioro de los servicios públicos y la asquerosa corrupción, porque y que “estaba construyendo patria”. Pero el “eterno” murió y como ha sucedido en todos los proyectos para “mil años” al desaparecer el encantador de serpientes el parapeto se derrumba, pues el pueblo recobra la vista y el olfato, lo que en el caso venezolano fue más pronto de lo que pensaba.

Recuerdo en el 2006, cuando perdimos las elecciones llevando de candidato a Manuel Rosales, sostuve que la victoria estaba en la votación obtenida, y que era ingenuo esperar derrotar el formidable aparato fraudulento del gobierno – uso de los recursos del Estado e información privilegiada del comportamiento electoral, en pleno desarrollo,  para activar los operativos de movilización de electores  – sin el concurso de un estallido social, pues esta revolución tenía que cumplir su proceso histórico, y debía ser combatida en el terreno político, no insurreccional, y había que acudir a todas las elecciones que se convocaran para publicitar el crecimiento del descontento popular, hasta que llegamos a las elecciones del 14A que Maduro ganó apenas con 1,5% de los votos.

Una derrota política formidable, que, por el lado del pueblo opositor no fue valorada adecuadamente, obsequiando al oficialismo por abandono, la mayoría de las alcaldías del país, legitimando el triunfo de Maduro – en Caroní perdimos por un 7,8% cuando en Universidad, protagonista de la guarimba de ahora, dejaron de sufragar 23.000 electores – y por la parte oficialista, la oceánica estupidez del chavismo intentó, en un insulto a la inteligencia, revertir en victoria multitudinaria su cuasi derrota, desaprovechando la oportunidad de reconocer el crecimiento determinante del movimiento opositor en los sectores populares, lo que hubiera permitido corregir el rumbo, aceptando el fracaso de la estúpida propuesta socialista, y evitarse el descalabro tridimensional que sufre hoy, pero imperó la soberbia inoculada por un irresponsable a un hombre acostumbrado a obedecer. Y allí lo tenemos, acorralado entre la renuncia y la Corte de la Haya, dependiendo de la lealtad de la violencia, oportunista o sufragada.   

Rumbo democrático

La lectura que la sensatez debe dar a esta semana de  protestas acalladas con balas, gases, tanquetas y paramilitares impunes, empoderados de la calle a punta de motos, pistolas y capuchas, tiene que ser profundamente democrática, evitando ese pernicioso pescar en río revuelto que caracteriza la “viveza” criolla.

Por muy popular  que sea en estos días “tener bolas”, cuyas consecuencias, además de los 8 muertos – Génesis Carmona como emblema – los 265 heridos de bala, los 604 brutalmente golpeados y el allanamiento a María Corina para enjuiciarla – recogieron diez mil firmas en minutos – y la irreflexiva y estúpida actitud de triunfo del gobierno autista pivotado en las bayonetas, es la prisión de Leopoldo López, que pagará su “arrojo”, como lo anunciara Maduro, con su inhabilitación política – chavista no es Caldera, será juzgado y condenado, y luego, tal vez, perdonado,  ojalá con todos los presos políticos, si la sindéresis se impone, aunque lo dudo -  el deber ser de nuestro liderazgo nacional y regional es profundizar el trabajo político en los barrios, porque el arma es el voto, estimulando la protesta social dirigida a objetivos específicos, hasta obligar al gobierno a reconocer que somos la mitad del país y tiene que escuchar a quienes protestan para que la paz y la justicia imperen en esta república que no merece el trato indigno que le infiere este gobierno encadenado en 15 años de maldad y latrocinios. 

Cuidado con el lenguaje

Pensando en los “juristas del horror” y el comienzo del calvario de Leopoldo, es necesario cuidar nuestro lenguaje, evitando inteligentemente el “comecandelismo”, pues estamos enfrentando el poder omnímodo de un santuario revolucionario, dirigido por una esquizofrenia ideológica inescrupulosa que considera blasfemia punible cualquier disidencia, y que tiene miedo pero está armada de jueces y fusiles.

Recordemos que “lucha” no traduce acto cultural, por lo tanto despojada de violencia,  sino pelea, combate, disputa, enfrentamiento, es decir que toda lucha lleva implícita grados de violencia. Y “la  calle”, que es el escenario natural de la lucha – “salte pa´juera coño e´tumae” -  es el equivalente de la selva donde impera la ley del más fuerte, del más violento, donde no hay reglas y se quiebra la norma.

La frase “lucha en la calle” puede ser considerada por el gobierno, en su transición dictatorial, como  “incitación a delinquir”. Es “protesta social”, sin la carga semántica de la violencia, y punto.

Rafael Marrón González


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LA SALIDA ES CONSTITUCIONAL



Aunque es una verdad de Perogrullo, la desesperación es mala consejera, pero lo es peor, las ansias de protagonismo histórico. Nos guste muy poco a los demócratas la presencia de Nicolás Maduro en la presidencia de la República, lo cierto es que ha sido legitimado por el reconocimiento de todos los países del mundo que han acreditado embajadores o encargados de negocios ante su gobierno, y por los alcaldes y gobernadores de oposición que han acudido a su llamado de diálogo, incluyendo a Enrique Capriles que fue a hablar con el papa para que, por mediación suya, el gobierno entablara una relación de entendimiento con todos los sectores de la vida nacional.

Ya la denuncia aquella sobre un posible fraude el 14A se ha desdibujado, junto con la supuesta nacionalidad colombiana de Maduro. Los mismos actores que lo propiciaron se han encargado, con suave patinar incluyente, de desmentirlo. Y cada día que pasa los poderes constituidos se afianzan con más determinación al ejercicio del gobierno y a su conjuro el comunismo, a punta de leyes de impecable empaque democrático, para consumo externo,  marcha seguro hacia su consolidación.

Ya el control de cambio, por ejemplo, no es más que un vulgar peaje ideológico para bloquear a la empresa privada y a los medios impresos que no estén cuadrados, a la manera militar, a la sumisión por la supervivencia al derecho de Estado.  Y si Nicolás Maduro es el presidente de la república, entonces, y para entendernos, es delito conspirar para propiciar un golpe de Estado o hacer llamados a tomar las calles para crear una situación de conflicto que puede derivar en una guerra civil, que está más cerca de lo que muchos creen, dada la impunidad con la que actúan los grupos armados y motorizados del chavismo causantes de las muertes del 12F, y basta que desde este lado se les respondan los disparos para que comience la función.

Porque, estemos claros, Venezuela está dividida en dos mitades, equilibradas numéricamente, pero con la mitad gobiernera,  subsumida por el odio, protegida por las armas de la república y de otras latitudes. Otra cosa sería que, dada la precariedad económica del país y la quiebra de los servicios públicos, la escasez, la inflación y la humillación de las colas, de manera espontánea, sin cabeza directriz visible, el pueblo de cada barrio de cada ciudad, se lance a la calle en una protesta que obligue al gobierno a presentar su renuncia y llamar a elecciones anticipadas, según contempla la constitución.

Y me parece, no solamente grave, sino de una candidez rayana en la estupidez, que líderes de trascendencia nacional, indispensables para la verdadera lucha por el poder político, se expongan, como carne de cañón, a ser imputados por “asociación para delinquir, instigación a delinquir, intimidación pública, incendio a edificio público, daños a la propiedad pública, lesiones graves, homicidio y terrorismo”, por hacer llamados públicos a tomar las calles como método para “la salida”, lo que parece traducir “insurrección”, que por los vientos que soplan no tiene ninguna posibilidad.

La más delgada sindéresis debió advertir a estos líderes fundamentales de la inconveniencia, para nuestra lucha por el imperio de la democracia, de su presencia protagónica  en esas acciones de protesta, convocadas de manera espontánea por el movimiento estudiantil, que tiene sus propios mecanismo de organización  - “la marcha de nuestros muchachos (…) no puede ser de ninguna manera utilizada”, Henry Falcón - para exigir la liberación de sus compañeros detenidos, pues, la presencia de líderes político - partidistas, tergiversan los objetivos lo que se presta para la manipulación del gobierno – que, y que es pacífico pero está armado y tiene miles de mercenarios cubanos - que no perderá, como no la perdió, la oportunidad de cambiar los hechos para aparecer como víctima de la violencia propiciada por sus bien pagados infiltrados, que hasta entrenados fueron para que, en caso de ser capturados por la policía, confesaran que “líderes estudiantiles de derecha les ofrecieron dinero por generar violencia durante la manifestación”.

Como aconteció. Tres jóvenes muertos, de la oposición, y un violento jefe de “colectivos”, del oficialismo, que vaya usted a saber quién aprovecharía la oportunidad para sacárselo de encima.

La necesaria cordura

La estulticia considera la cordura cobardía. Los hechos violentos del 12F opacaron la extraordinaria victoria del movimiento estudiantil, en sus protestas de ese día en toda la república, pues la prensa nacional e internacional se dedicó a destacar los hechos de violencia ocurridos después de que el movimiento organizado, cumplido su objetivo de llegar a la Fiscalía, se retirara pacíficamente, sin un solo acto discordante. Y, a partir de allí, comenzó la fanfarria de Maduro, propiciada por sus colectivos motorizados que se dedicaron, para vaciar sus armas contra ellos, a ubicar a los grupos de opositores que, fuera del control de sus líderes,  se desplazaban por las distintas calles de la ciudad.

Y la protesta pacífica, se convirtió en “golpe de Estado en desarrollo” – “golpe” es sinónimo de “militar” - que justifica la salida de la parrilla de las cableras de NTN24 por “estar en el golpe”, y la represión policial que causo, además de los cuatro asesinatos,  más de 40  heridos y prisión a 90 ciudadanos, lo que constituye criminalización de la protesta cívica, que no necesita “permiso” como asevera Maduro, pues la Constitución es clara al respecto, en su artículo 68:

“Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestar, pacíficamente y sin armas, sin otros requisitos que los que establezca la ley”, y la ley solamente exige la notificación a las autoridades competentes de la fecha, hora y ruta de la manifestación, pero con el objeto de brindar protección a los manifestantes. No para aprobarla.

Y, mientras la ONU exige investigar las acciones represivas, el inefable Jaua tilda de “arremetida fascista” los hechos del 12F, el movimiento estudiantil afirma que no saldrá de las calles hasta obtener justicia, reeditando, en pequeño formato, las concentraciones del 2002 en Caracas, Maduro promete bañarse en pueblo, como respuesta política a la protesta opositora. Amanecerá y veremos.  

Rafael Marrón González


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TAXISTAS: ¿ENEMIGOS PÚBLICOS?



La actitud de los taxistas contra la ciudad, con las minúsculas excepciones de rigor, es de tal agresividad y violación de las normas de convivencia y leyes que regulan el tránsito automotor que, sin lugar a dudas se han convertido en un azote de mayor peligrosidad que los motorizados que ya es mucho decir.

Sujetos de alta peligrosidad a quienes importa poco la vida y bienes de los demás se lanzan por las arterias viales de nuestra ciudad a velocidades suicidas, y pobre de quien se atreva a cruzarse en su camino porque necesita hacer un giro o cambiarse de canal, pues se lo impedirán con el argumento de atravesar el carro para propiciar el choque y como el carro que conducen parece no ser de su propiedad, se salen con la suya.

Zigzaguean en las colas,  irrespetan los semáforos y cruce de peatones, y lanzan los carros contra quienes atraviesan calles y avenidas, personas, muchas veces de avanzada edad, que deben correr despavoridas ante la amenaza de muerte o mutilación que significa la cercanía de un taxi conducido por un tarado que debería estar en una institución de salud mental.

Son vulgares, prepotentes, abusadores – nada reta la naturaleza humana como el abuso -  y apoyados por la ausencia de autoridad o como me respondió uno ante mi reclamo airado: “fiscal que se me atraviese lo compro”. Y para remate, las tarifas que cobran son usurarias porque les da la gana.

Es imperativo que la autoridad – llamarse alcalde para no serlo es el colmo de las miserias - aplique correctivos a estos delincuentes disfrazados de taxistas, que hacen más difícil la ya agobiante convivialidad ciudadana. No es posible que cualquier esquizofrénico, drogadicto o psicópata que necesite plata se meta a taxista con el simple expediente de comprar en una casa de repuestos una calcomanía autoadhesiva que identifique el vehículo como “taxi”.

Debe prohibirse la venta libre de este emblema, pues identifica un servicio público que tiene que estar autorizado exclusivamente por la Alcaldía, previo registro del vehículo y la adjudicación de una patente que genere impuestos, pues se dedican a una lucrativa actividad comercial, y todo taxi debe llevar este distintivo de manera fija y definitiva mientras el vehículo este registrado para esa actividad.

Todo taxi registrado, únicos que podrán circular y cargar pasajeros, so pena de multas y penas severas por la transgresión, debe anunciar en letras bien visibles, como se exige a los comercios establecidos,  el número de patente y el de teléfono de la oficina de quejas y reclamos que se creará para civilizar esta actividad, hoy en manos de una banda de desquiciados morales, que han desplazado a nuestros decentes trabajadores del volante que, organizados en “líneas”, prestaban un excelente servicio a la ciudadanía.

Eran profesionales del volante y del servicio público. Y estaban orgullosos de ello. Era un oficio digno que redituaba satisfacción ciudadana. Pero ahora los taxis son “mata hambres” de ocasión y los taxistas cazadores de pasajeros, al mejor estilo safari, y al capturar la presa, parten como una exhalación a soltarla en su destino,  y en esa búsqueda enloquecida se llevan por delante a quien se les atraviese. Son tan imbéciles que atropellan y espantan a su cartera de clientes. La ciudadanía inerme no tiene más defensa que el grito indignado.

A organización llama la ciudad

La dirección de transporte tiene que asumir su responsabilidad y comenzar un operativo de registro de los vehículos dedicados a esta actividad, en un plazo perentorio, dada la gravedad del asunto.  Al momento del registro, los taxistas tienen que entregar copia de su documentación personal y del vehículo para iniciar el archivo digitalizado que otorgará las patentes y el anuncio que identifica al vehículo como “taxi”.
Estos carros tienen que estar “gobernados” para limitar su velocidad y los conductores deben pasar por la escuela de conductores de servicio público, que se creará con esa finalidad, para recibir instrucciones necesarias para convertirlo en prestadores responsables de un vital servicio de alta incidencia en la calidad de vida de los ciudadanos.
Esta escuela otorgará un certificado que debe portarse en el vehículo, con el resto de la documentación, porque será exigida por la dirección de tránsito, como requisito indispensable para conducir un taxi. La ciudadanía debe cooperar obviando abordar taxis “piratas”, es decir que no porten el distintivo otorgado por la alcaldía.
La situación del tránsito automotor en Puerto Ordaz está caotizado por la irresponsabilidad de los conductores de taxis, aunque no obvio el comportamiento incivil de algún neardertal, por ello es imperativo la intervención inmediata de la autoridad delegada por la ciudadanía y si no es capaz, entonces ponga su cargo a la orden y permita que un verdadero alcalde cumpla con las funciones inherentes a su magisterio – el colmo de la sumisión a la fuerza delictiva: Maduro aconseja a la banda los orejones: “iremos por ustedes si retan al estado”, qué santas bolas - o, en su defecto, apoye la división del municipio para que una autoridad competente asuma el compromiso de aplicar la ley y devolver la paz a la ciudad de Puerto Ordaz que está agobiada por su ineficiencia- la forma artesanal como tapan los huecos en nuestras calles lo dilucida -  aunque observo el mismo caos en San Félix, pero allá están contentos con su gestión y sarna con gusto dicen que no mortifica.
Rafael Marrón González



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CELAC A LA MANERA CERELAC



Para comenzar, esa ficción turística, creada y financiada - ¿cuánto se ganarían los castros con este inútil aquelarre? -con los dólares petroleros venezolanos para “preservar los valores democráticos”, con la gruesa intención de destruir la OEA, llamada pomposamente Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños - obviando que el Caribe es un espacio marítimo latinoamericano - CELAC - más parece CERELAC por la abundancia de buenas intenciones de las que tapizan el infierno, como eso de declarar a la región "zona de paz", con ademán Harry Potter, desapareciendo, de un solo firmazo,  guerrillas, narcotráfico y bandas delictivas de las que asuelan la paz en Venezuela, afirmando además que este es “un compromiso que implica no producir ni usar armas nucleares”, serán de yuca amarga, porque, que yo sepa, los únicos capaces de producir y usar esas armas serían los choros que en la realidad mandan en Venezuela, según pudimos constatar con el caso patético de Ocumare del Tuy.

Esta organización de intereses creados en torno a los petrodólares venezolanos, como todas las entelequias de la izquierda, que es el infantilismo del comunismo, según Lenin, no pasa de ser un bramido de oveja trasquilada que evidencia sus profundas contradicciones con la inteligencia, por lo que no entendemos la presencia de líderes más o menos respetables en esa “cumbre”, salvo que fueran a cobrarles sus deudas a Venezuela, que pierde toda legitimidad al haber estado presidida “pro tempore” por un decrépito tirano zarrapastroso cuyos crímenes contra los derechos humanos aterrorizarían al huno Atila, por lo que cobardemente ese tema estuvo fuera de ser mencionado en los discursos de los alcahuetas de la indignidad latinoamericana, seguidores de la nueva era del ¿cuánto hay pa`eso? internacional, salvando la decencia del Secretario general de la ONU, que fue el único que se atrevió a mencionar la cuerda en la casa del ahorcado.

Sin embargo, entiendo psicológicamente la situación al observar aquella cáfila de muchachos investidos con el poder popular desfilando ante la monstruosidad más sanguinaria y cruel de que haya tenido noticias la historia de la humanidad, para tomarse una gráfica que satisface sus más íntimos deseos infantiles de retratarse con el ratón Miguelito, llegando al colmo de que la diva Cristina, la multimillonaria jefa del gobierno argentino, declarara que lleva fotos “preciosas” tomadas al lado del barbudo criminal.

No se fotografió con las Damas de Blanco ni con nadie de la disidencia cubana, como si lo hizo Piñera, como presidente de Chile, pero en nombre de los demócratas del planeta. Y a medida que leo el larguísimo texto de 83 ítems de la “Declaración de La Habana de la II Cumbre de la Celac” me convenzo más de la absoluta carencia de objetividad – chorro fuera del perol - de estos mamotretos regionales cuya principal función es ladrarle, pero tras bambalinas, al imperio que les da de comer – Estados Unidos adquiere el 50% de la producción de América Latina “y el Caribe” y la paga y no nos llenan el país de gringos como nos lo están llenando de chinos - pues aquello va desde oposición al cambio climático hasta acabar totalmente con la pobreza el 2025, ¡hágase la luz!
El silencio de la prensa internacional sobre el evento, lo que molestó a Maduro, contrasta con el rufianesco cacareo de los medios gubernamentosos venezolanos y de algunos dirigentes antiestadounidense pero pro chinos o pro rusos – antiimperialistas a la manera del genial Cantinflas – que declaran que la CELAC “es un escenario para defendernos del imperio” - Evo Morales propone a la Celac espiar a EE.UU. para que haya "seguridad mundial", ¿con que culo se sienta la cucaracha? -  y la pregunta obligada es: ¿de cuál imperio hablan estos sujetos sin verbo ni predicado? Porque si alguna región sufre los rigores del imperialismo endógeno es América Latina.

Comenzando, como muestra, por el brutal imperio de la ignorancia, sostenida y prohijada de manera perversa por el socialismo del siglo XXI, pues sin ese apoyo las colas estarían frente a Miraflores exigiendo el regreso de los productos de consumo masivo a los anaqueles de los expedíos populares, como existían en la era democrática, sin embargo es el impero de la ignorancia el que permite a esta retrógrada manifestación cavernaria – pre política – acceder a espacios de poder para destruir cualquier posibilidad de desarrollo al que estos tristes remedos de países, con una espesa nube de dioses, héroes y tumbas gravitando sobre sus eternos miedos y supersticiones, pudieran acceder.     

Para muestra un botón

No entiendo como Nicolás Maduro, comunista formado en Cuba, pudo aprobar el siguiente texto incluido en la declaración final, a menos que don Rauleone se lo indicara con un movimiento de meñique:

“Reafirmamos que para la erradicación de la pobreza y el hambre es necesario impulsar políticas económicas que favorezcan la productividad – palabreja odiada por el comunismo - y el desarrollo sostenible de nuestras naciones, trabajar para fortalecer el orden económico mundial - ¡modestos los muchachones! - en beneficio de nuestros países, fomentar la complementariedad, la solidaridad y la cooperación, y exigir el cumplimiento de los compromisos de ayuda al desarrollo, por parte de los países desarrollados - ¿no suena a pedir cacao?

Y este otro que no tiene desperdicio, tomando en cuenta el odio que siente Maduro por la empresa privada, si es venezolana claro, porque a la extranjera, tal como su creador, la enriquece a más no poder: “…reconocemos la valiosa contribución del sector privado, de la sociedad civil, de los movimientos sociales y la sociedad en su conjunto…”. Alguien está loco de bola, Bartolo, o yo me perdí en algún recodo del camino.  Sale pa´llá.

Rafael Marrón González


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¿COMUNA?... ¡MUNICIPIO!



Del latín municipium, que identificaba en la antigua Roma las ciudades libres, gobernadas por sus propias leyes, cuyos pobladores gozaban de los privilegios de la ciudadanía romana, proviene el sustantivo “municipio”, voz que hoy en día define, según el DRAE, al “conjunto de habitantes de un mismo término jurisdiccional, regido por un ayuntamiento”, en nuestro caso de una alcaldía.

Se diferencia fundamentalmente de la “comuna” en que esta es una “forma de organización social y económica basada en la propiedad colectiva y en la eliminación de los tradicionales valores familiares” y de la propiedad privada, base de un modelo de sociedad que se instauraría una vez que las masas se liberen del capitalismo, y que nada tienen que ver con el concepto de comunas que, como sinónimo de municipio o ayuntamiento, existen en el mundo libre.

Y ese es el trasfondo del terco empeño de los comunistas en el poder, de eliminar las municipalidades para sustituirlas por comunas – soviets – que, supuestamente, tantos orgasmos de felicidad suprema produjo al pueblo en la Unión Soviética. Ni a Fidel se le ha ocurrido imponer comunas en Cuba, que está parcelada en 168 municipios, así será de anárquica esta imbecilidad socialista.

Sin embargo el comunismo chavista, ya ha adelantado la organización jurídica de estos parapetos a través del Ministerio del Poder Popular para las Comunas, la Ley Orgánica de las Comunas y la Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal, esta última dirigida a fomentar el productivo modelo de empresas de propiedad social, unidades familiares, grupos de intercambio solidario con el trueque como moneda de curso legal.

Está previsto que cada comuna tenga un parlamento, consejo ejecutivo, consejo de planificación, consejo de economía, que en buena medida asumirían las atribuciones que actualmente tienen las gobernaciones y alcaldías. 

Aunque en Venezuela, según la vigente Constitución Nacional – ley suprema de la república – en su artículo 16, el territorio nacional se organiza en Municipios y el artículo 168 sentencie que “los Municipios constituyen la unidad política primaria de la organización nacional, gozan de personalidad jurídica y autonomía dentro de los límites de esta Constitución y de la ley”, es decir que la Constitución no contempla “comunas” ni otros disparates estrafalarios, como el tal “poder popular”, surgidos de la mente efervescente de los infectados con el complejo de Adán, esa legislación  significa que, lo más probable, si Dios, como en casos pretéritos, no dispone otra cosa, tendremos comunas y veremos desaparecer los municipios, tal como Venezuela como destino turístico, los supermercados y las tiendas de electrodomésticos.

Así que, para no pasar como cómplices ante la historia, hay que comenzar a luchar por la integridad de las municipalidades – el proyecto “Comuna o nada” está en marcha -  resaltando su importancia capital  para el desarrollo nacional integral, sobre todo en lo referente a la descentralización, también de carácter constitucional, aunque sabemos que el poder derivado de sus postulados amenaza con la disolución democrática apoyado por una fracción del pueblo, que ha encontrado la mayor suma de felicidad posible entrampado en colas multiétnicas, que exponencian el atractivo turístico del ruyido paisaje rojinolento, cayéndose a trompadas con otro patrioto o patriota por un rollo de papel tualé, extirpada completamente, con una facilidad asombrosa, su memoria histórica.

El sueño dorado de cualquier sátrapa, que debe reprimir y asesinar durante años, para lograr este estado perfecto de sumisión por la subsistencia. Cosas veredes, amigo Sancho

Las comunas socialistas son anarquistas

En realidad la organización comunal es la fase primaria de la “dictadura del proletariado” en su camino hacia el excelso comunismo que nos llevará al Nirvana con un fusil en los riñones.

La pregunta necesaria es ¿por qué de entre todos los gobiernos socialistas del planeta, solamente el gobierno de Venezuela habla de la imposición de la comuna? ¿Será que desde la óptica de la administración estatal moderna, es una propuesta inviable? Carlos Marx se engolosinó con la experiencia de la Comuna de París, a la que consideró un prototipo de cómo debe ser un gobierno revolucionario,  aunque los anarquistas consideran que como la comuna de París, que solo duró dos meses, no se apoderó del estado, era anarquista.
Y considero que entregar el gobierno de una ciudad, como Ciudad Guayana, por ejemplo, al control de un consejo de obreros, electos por el pueblo, y despedidos cada vez que sus acciones intenten ser gobierno, no puede conducir sino a una situación de anarquía total. Quizá ha sido por esto que al presidente fallecido nunca se le entregó el plan de constitución comunal, a pesar de haberlo reclamado airadamente en muchas ocasiones, inclusive a Maduro,  y haber decretado un “ente superior de las comunas”, porque hasta él mismo no tenía la menor idea de qué pretendía con esa afirmación sobre que “el socialismo tiene que anidar en las comunas” o que las comunas “son unidades productivas, pero con poder político y económico”.

Lo cierto es que de darse este desacierto político, serán las comunas las que manejen los recursos de la Nación en detrimento de las municipalidades. Imagínelo por un instante. Sale pa´llá

Rafael Marrón González


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PUERTO ORDAZ ES… CIUDAD GUAYANA




Puerto Ordaz se llama en puridad histórica el muelle de Ferrominera Orinoco, cuya primera de las tres secciones que lo conforman llegó remolcada desde Orange, Texas, el 21 de Mayo de 1952. Así que Puerto Ordaz, a diferencia de Puerto Cabello o La Guaira, no es puerto propiamente dicho,  por lo tanto ese primer término de su nombre es, cuando menos, artificial. Puerto Ordaz no es puerto.

Son, las mal llamadas hoy, empresas básicas, las que poseen muelles sobre el Orinoco para sus operaciones privadas de carga y descarga. Y en cuanto a su apellido “Ordaz”, y fuera de cualquier consideración subalterna o xenófoba, opino que el personaje honrado, dando su nombre a esta ciudad, no calza los puntos históricos necesarios para derivar en gentilicio, aunque este conquistador español, nacido en Castroverde de Campos, España, en 1480, fue el primero en dar referencias ciertas del Río Orinoco, y de la región de Guayana, con lo que lo incorporó al territorio colonial hispano y le consagró su nombre que tomó de la voz tamanaca Urinoco.

El 4 de Diciembre de 1529 hace una solicitud al consejo de Indias para emprender el descubrimiento, conquista y población de Venezuela, desde el Cabo de la Vela hasta el río Marañón, “tierra que se tiene por muy rica”.  El 20 de Mayo de 1530 le fue concedida la gobernación del Marañón,  que iba desde la desembocadura de éste (Amazonas) hasta Macarapana, en una distancia, estimada, de 200 leguas.
El 23 de Junio de 1531 entró al Orinoco, en época de lluvias y de inundaciones, navegaban contra la corriente, ayudados por remos y por cables, carecían de las provisiones necesarias y no podían buscarlas en tierra por lo anegadizo de la zona, había muchos enfermos en la tripulación, se habla de 300 muertos en esta etapa.

Tras varios días de navegación llegaron al poblado de Uriapari o Huyapari, nombre del cacique que también daban al río, ubicado en la región de Barrancas en el Estado Monagas. Recorrió unos 900 kilómetros por el río y debió retornar en Enero de 1532 después de visitar pueblos ribereños como Caruao, Tuy, Cumacá, Batubaru (o Bratuparu), Caberuco (Cabuto o Cabruta), y Aruacai; tuvo enfrentamiento con los indios en varios lugares con muertos en ambos bandos. Se dice que llegó hasta las cercanías del Meta o que penetró en él pero las corrientes no lo dejaron avanzar.

Todo esto estimulado por otra versión de la leyenda de El Dorado, la del “reino del indio tuerto”, otra fantasía que exacerbó la codicia de Ordaz que dejó las ricas tierras mexicanas para explorar las inhóspitas selvas guayanesas. Su retorno al fuerte de San Miguel de Paria causó profunda decepción, pues, regresaba con la gente diezmada, enferma y agotada y sin la riqueza esperada.

Por conflictos de intereses con la gente de Cubagua fue apresado bajo la acusación de apropiación de bienes, de usar la fuerza para hacerse seguir por su gente y de haber provocado violencia entre indios pacíficos y haber dado muerte a muchos de ellos.  Absuelto de los cargos, decidió contrademandar a su principal acusador Ortiz de Matienzo, para lo cual partió a España con Jerónimo Ortal y Matienzo.
Se dice que éste, temiendo que la influencia de Ordaz en la Corte lo perjudicara, decidió envenenarlo durante la travesía. El cuerpo de Ordaz fue lanzado al mar, un día desconocido de 1532. Tenía 52 años y nada que lo distinguiera realmente sobre la banda de corsarios que, en pos de riquezas, asolaron estos parajes.

Ni puerto ni Ordaz: Ciudad Guayana

Así que como Puerto Ordaz no es puerto ni debe ser Ordaz, lo lúcido es que asuma el nombre que la identifica desde sus primeros días, cuando la prensa regional, sita en Ciudad Bolívar, fechaba las noticias en Ciudad Guayana, en un esfuerzo por imponer el nombre. Pues le llegó la hora: Puerto Ordaz es… Ciudad Guayana, y ahora como realidad geográfica inconfundible.

La ruptura de esta unidad político-administrativa, debe derivar en dos municipios autónomos: San Félix, capital San Félix  y Caroní, capital Ciudad Guayana. La ley habla de “segregación”, para casos como este. Lo importante es reconocer la necesidad de dotar a cada entidad de una administración a dedicación exclusiva – la conurbación Ciudad Guayana solo era posible bajo la égida de la Corporación Venezolana de Guayana con rango ministerial -  ya que las realidades socio económicas son distintas y diferentes los problemas que las agobian.

Ciudad Guayana – otrora Puerto Ordaz – es una realidad mucho más compleja y diversa que San Félix, y necesita resolver problemas que afectan su dinámica natural, como el caso de las redomas, el vertedero de basura de Cambalache, la contaminación de las empresas reductoras de acero y aluminio que están ocasionando graves problemas de salud pública, el rescate de las zonas industriales, la construcción de un aeropuerto internacional, la promoción de su desarrollo económico como ciudad central del eje Orinoco – Apure, además del mantenimiento de sus calles y avenidas y la búsqueda de la excelencia en el suministro de sus servicios públicos.

En conclusión     

Iniciamos este año 2014 con el firme propósito de lograr dotar a Puerto Ordaz de una administración propia, bajo una gerencia autónoma, que responda exclusivamente a sus exigencias socioeconómicas, acorde con las necesidades de una ciudad cosmopolita de sus proporciones monumentales y de un nombre acorde con su modernidad y este debe ser Ciudad Guayana como celebración de aquella feliz metáfora con la cual el maestro Gallegos definió Guayana: “Una vasta inmensidad con un rumor de pueblos latiéndole en el silencio”.


Rafael Marrón González
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LA CULPA ES… DE LA SOCIEDAD



Cuando Luís Miquilena formaba parte del equipo creador de esta cretina monstruosidad destructiva, se produjo una reacción combativa de individuos convocados por una causa común que, para diferenciarse de los partidos políticos, asumieron el sustantivo “sociedad civil”. Y el antiguo comunista le preguntó a un reportero: - ¿Con qué se come eso? Cinismo criticado hasta el exhausto, porque estamos convencidos de que existe una instancia organizacional, con reglamentos y normas de obligatorio cumplimiento, llamada sociedad, que además es solamente civil, es decir un club de membresía selecta, algo poco comprensible si analizamos semánticamente la palabra “sociedad”, que solamente puede existir en plenitud en el campo jurídico, pero que en el social es un artificial imperativo imposible, porque en este mundo de seres disímiles la única expresión posible es el individuo, bueno o malo, generoso o codicioso, valiente o cobarde.

Así que ese achacarle la culpa de la conducta individual a una supuesta sociedad conspirativa que destruye a unos y ensalza a otros es un reduccionismo sociológico sin parangón. Una concentración de individuos disímiles con intereses diversos y apetencias distintas, por el hecho fortuito de convivir en un mismo escenario, no constituye sociedad desde el punto de vista semántico.

Las sociedades jurídicas están constreñidas por unas normas asumidas contractualmente, pero eso no ocurre en las organizaciones humanas, en las cuales hay que penaliza o amenazar con el infierno para lograr cierto nivel de convivialidad pacífica, dado el alto grado de primitivismo que las infecta.

Por ello es una necedad atribuir a una supuesta “sociedad” culpa alguna en las perversiones individuales que desgarran el velo de las normas tácitas que permiten las relaciones armónicas entre extraños aunque sean familia. El colmo de este desacierto sociológico es que un asesino al salir de la cárcel, luego de cumplir la siempre insuficiente condena, por haber asesinado a un ciudadano ejemplar, suele decir que “pagó su deuda con la sociedad”, como si con esos años de prisión se pueda resarcir el inmenso daño ocasionado a una familia, de las que, según, las sectas “familistas”, constituyen el núcleo de la sociedad, para no admitir que es el individuo el habitante de ambos extremos,  y no falta el consagrado que señala con seño docto que estos delincuentes son “producto de la sociedad”, obviando la individualísima naturaleza humana y su propensión al facilismo y a la barbarie.

Así como el libre albedrío de tan contradictoria publicidad en el mundo religioso. Quien coge el barranco – en el mundo de la vida no existe camino malo, hay camino y barranco – para el discurrir de su existencia, ha tomado una decisión personal, y sus consecuencias también deben ser asumidas con la misma posición, sin estar chillando como cochino en camión cuando la justicia los alcanza, ni justificándose con necedades sociológicas, que del mismo palo sale la talla artística y la leña.          

Es el individuo, vale
El socialismo real es una idiotez, pero criminal – el comunismo (socialismo real) es una secta de asesinos, ladrones y corruptores de menores -  sencillamente porque reduce al individuo a nivel de masa – multitud humana indiferenciada, caracterizada por un grado extremadamente bajo de cohesión y organización - despojado de criterio y conciencia personales, obediente y no deliberante y, sobre todo, sumiso por la subsistencia basal, y para lograr esa situación antinatural este sistema – que tiene la soberbia de llamarse “progresista” en franca contradicción con su realidad histórica -  tiene que ser represivo, sustentarse en los fusiles de ejércitos corruptos,  y si eso no es estúpido, pues que viva la pepa.

“Para los liberales el individuo es el fin, para los socialistas es un medio” de crear no sé qué idiotez colectivista que producirá un estadio de éxtasis perpetuo en el cual nadie se acuesta sin comer, porque comer es el ideal sustantivo de esta y de cualquier otra imbecilidad totalitaria.

Parece muy difícil de aceptar que el hombre es uno, indivisible e irrepetible, y se diferencia de los animales porque tiene historia y es capaz de generarla, por ello no es manada ni piara ni rebaño, es individuo y se organiza en grupos de individualidades con objetivos comunes aunque con intereses distintos, por ello hay divisiones en los partidos políticos, democráticos se entiende, porque los estalinistas como el PSUV, en realidad son grupos de ambiciosos cohesionados por la codicia que les conforma un sólido pensamiento único, que se deslava cuando el poder que los sustenta desaparece.      
En conclusión

Es una insensatez considerar que los delincuentes son excretas de una sociedad maluca que los marginó en su infancia modelando con ello su barbarie,  en lugar de asumir de una vez por todas, para determinar soluciones, que estos son especímenes en pleno uso de su libre albedrío que tomaron una decisión personal y tienen que pagar por las consecuencias de sus actos – el crimen atroz contra Mónica Spears y su esposo fue cometido por degenerados que renunciaron voluntariamente a su condición humana – humaniformes impíos, la piedad es la definición del ser humano – cualquier otra consideración social es irreal.

La fulana sociedad es una entelequia metafórica sin posibilidad alguna de controlar las decisiones de las individualidades que teóricamente la conforman. Malandro quiere ser malandro, le gusta ser malandro y punto, y por lo tanto que asuma su barranco, por cierto los “buenandros” solo existen en la esquizofrenia chavista. Abrir el postigo de la “sociedad” para justificar sus acciones sociopáticas es una canallada contra la virtud traducida en trabajo, estudio y responsabilidad, aun en el mismo escenario de quien escogió el mal como sistema de muerte en vida. Lo que se debería hacer es aplicar la capitis diminutio máxima, y despojar de la nacionalidad a estos traidores a la patria. Sale pa´llá.          

Rafael Marrón González


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