Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

9 de marzo de 2014

“VENEZUELA NO ESTÁ BIEN….”




“Venezuela no está bien”, presidente, le dijo Jorge Roig en su carácter de presidente de Fedecámaras, a Nicolás Maduro, y el inasible – guabinoso - Jorge Rodríguez – que “nunca había ejercido tanto la psiquiatría como cuando practicó la política”, según sus propias palabras – le respondió con una suma de pollos con aguacates que le dio comezón: - “¿Y las tres millones de “canaimitas” que hemos regalado? Y me pregunto, ¿qué tiene que ver el talón con las pestañas? Las “canaimitas” se las compraron a Portugal, haciendo feliz a un empresario portugués, y con ellas no se fabrica papel higiénico ni se mantienen las carreteras que están en el tierrero, ni se construyen viviendas ni se baja la inflación ni se resuelve el grave problema del desabastecimiento, que tiene a Venezuela en terapia intensiva, ni salimos de la inseguridad con su letal carga de crímenes horrendos, ni se crean empleos ni salarios acordes con el alto costo de la canasta básica.

Y es precisamente por esa sordera psiquiátrica que Venezuela  ha sido sacudida por una ola de protestas contra el gobierno que han llevado al régimen soberbio del chavismo a bajar la cerviz – aunque la actitud “si me cortan no echo sangre” de Istúriz – maestro de 4º grado diciendo “degolle” en cadena nacional y alabando las salvajadas de la GN, como el asesinato de Geraldine Moreno -  y la de Diosdado con los belfos inflados de cólera, coincidiendo con “no nos van a pegar contra la pared”,  reflejaran lo contrario a una evidencia de paz y a una disposición seria de diálogo.
Así que fue por fuerza mayor que esta prepotencia engreída, montó ese show llamado, con toda propiedad, porque eso es lo que será en lo que “les vuelva el alma al cuerpo”, “conferencia nacional por la paz” – un saludo a la bandera con la mano muerta y un Maduro con la voz bajita prometiendo no insultar más -  mientras continúa la represión por las calles del país harto de tanta podredumbre psiquiátrica, como acusar de pertenecientes a la ultra derecha a los estudiantes, hijos del pueblo que tomaron las calles, o sostener – según el mismo Rodríguito, héroe por tener un padre asesinado por unos funcionarios tan salvajes como los que asesinaron a 14 venezolanos en las protestas del 12 al 22 de febrero  – que “son los ricos quienes protestan porque los pobres celebran”, hay que ser bien hijo de Goebbles – niega y miente que algo queda - para obviar la contundente realidad que presenta la nación de cabo a rabo.

Por esa ceguera estúpida en Ciudad Guayana, por ejemplo,  el poder no se ha percatado de que  San Félix protestó en Puerto Ordaz, ni escuchan el ruido de las cacerolas en los barrios de la pobreza profunda, que anuncian el fin de la revolución que se empeñan en mantener viva por intermedio de un sepulcro virtual.

Ni piensan admitir la posibilidad de un cambio de rumbo económico, comenzando por botar al cavernícola Giordani que los ha llevado nariceados por la senda del error, pues para esta gente es más importante hacer causa común con el desastre socio económico de los despreciables hermanos Castro – para insuflarles aires de triunfo revolucionario a unos piratas caribeños asentados sobre una montaña de generaciones destruidas - que la felicidad de la patria, en cuyo nombre cometen los más estrafalarios dislates, pero eso sí con rimbombantes nombre sociológicos.

Y mucho menos están dispuestos a dar un paso atrás en su empeño de imponer el comunismo en la patria de Bolívar, a pesar de los alertas de los testimonios del mundo. Así que, como he visto mucho muerto cargando basura, esta fulana conferencia me parece más un exorcismo para alejar los espíritus de la sabana que merodean por Miraflores que una sincera voluntad de diálogo, aunque Maduro tuvo que calarse un crecido Lorenzo Mendoza, exigiendo la creación de una comisión de la verdad económica, dando a entender que a Maduro, como al que te conté, le meten el embuste parejo, y que le enrostró “aquí están mis muertos”, vaya usted a saber de qué lado de la frontera occidental estarán los del otro.

Y la MUD como si estuviera

Por la ausencia de la MUD, el fantasma de un supuesto golpe de estado, “en pleno desarrollo”, flotaba en todos los discursos de los golpistas del ´92, que por arte del “yo no fui”, son los demócratas más fanáticos del universo y no les gana nadie respetando la Constitución – la Fiscal fue enfática en eso, obviando, claro, que a los “sebines” asesinos los hundió el periodismo ciudadano y no su celo justiciero - y de tanto repetírselo ya juran por este puñado de cruces que ellos no han dado un golpe en su vida.

Cosas de este país de surrealismo tropical, en el cual la palabra “bochinche” adquiere dimensiones filosóficas. Por ello el nombre de esta “conferencia” debió ser “bonche por la paz” para justificar los arreglos florales del salón, que, con un nulo sentido del ridículo, reproducían la palabra paz con crisantemos.

Gracias a que, con buen sentido oportunista – yo no pelo ese boche - los empresarios arrimaron las brasas hacia sus sardinas, aportando cierto contenido a aquel aquelarre sazonado por el presidente de Conindustria que aseveró muy circunspecto que jamás la industria estuvo en mejor momento que ahora, vaya usted a saber quien le afloja los datos o para que lado tiene el periscopio, porque sino aquel encuentro entre dos mundos hubiera sido un monumento al aburrimiento, estilo urbanidad de Carreño, porque si de las presidentas del TSJ y CNE se trata, aquello fue para sentarse a llorar, ¡qué simplismo escalofriante!, ¡qué dechado de naderías humedecidas en salsa de combate!, ¡cuánta sosera puede salir de unas bocas de Revlon!  

Y, así, lo de la paz quedó como consigna,  hasta que un representante del Islam la asoció con el universo musulmán que suele destripar a bombazo limpio a todo blasfemo que ose asegurar que Mahoma era un vivaracho que se la pasó requetebién dándole paz a la paloma, con lo que de consigna pasó a contradicción.  

En conclusión

La paz que queremos los venezolanos es producto de la justicia, que cada quien reciba lo que le corresponde, y no de una imposición gobiernera que llama paz a la resignación de las ovejas. Sale pa´llá.


Rafael Marrón González

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