Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

9 de marzo de 2014

¿COMUNA?... ¡MUNICIPIO!



Del latín municipium, que identificaba en la antigua Roma las ciudades libres, gobernadas por sus propias leyes, cuyos pobladores gozaban de los privilegios de la ciudadanía romana, proviene el sustantivo “municipio”, voz que hoy en día define, según el DRAE, al “conjunto de habitantes de un mismo término jurisdiccional, regido por un ayuntamiento”, en nuestro caso de una alcaldía.

Se diferencia fundamentalmente de la “comuna” en que esta es una “forma de organización social y económica basada en la propiedad colectiva y en la eliminación de los tradicionales valores familiares” y de la propiedad privada, base de un modelo de sociedad que se instauraría una vez que las masas se liberen del capitalismo, y que nada tienen que ver con el concepto de comunas que, como sinónimo de municipio o ayuntamiento, existen en el mundo libre.

Y ese es el trasfondo del terco empeño de los comunistas en el poder, de eliminar las municipalidades para sustituirlas por comunas – soviets – que, supuestamente, tantos orgasmos de felicidad suprema produjo al pueblo en la Unión Soviética. Ni a Fidel se le ha ocurrido imponer comunas en Cuba, que está parcelada en 168 municipios, así será de anárquica esta imbecilidad socialista.

Sin embargo el comunismo chavista, ya ha adelantado la organización jurídica de estos parapetos a través del Ministerio del Poder Popular para las Comunas, la Ley Orgánica de las Comunas y la Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal, esta última dirigida a fomentar el productivo modelo de empresas de propiedad social, unidades familiares, grupos de intercambio solidario con el trueque como moneda de curso legal.

Está previsto que cada comuna tenga un parlamento, consejo ejecutivo, consejo de planificación, consejo de economía, que en buena medida asumirían las atribuciones que actualmente tienen las gobernaciones y alcaldías. 

Aunque en Venezuela, según la vigente Constitución Nacional – ley suprema de la república – en su artículo 16, el territorio nacional se organiza en Municipios y el artículo 168 sentencie que “los Municipios constituyen la unidad política primaria de la organización nacional, gozan de personalidad jurídica y autonomía dentro de los límites de esta Constitución y de la ley”, es decir que la Constitución no contempla “comunas” ni otros disparates estrafalarios, como el tal “poder popular”, surgidos de la mente efervescente de los infectados con el complejo de Adán, esa legislación  significa que, lo más probable, si Dios, como en casos pretéritos, no dispone otra cosa, tendremos comunas y veremos desaparecer los municipios, tal como Venezuela como destino turístico, los supermercados y las tiendas de electrodomésticos.

Así que, para no pasar como cómplices ante la historia, hay que comenzar a luchar por la integridad de las municipalidades – el proyecto “Comuna o nada” está en marcha -  resaltando su importancia capital  para el desarrollo nacional integral, sobre todo en lo referente a la descentralización, también de carácter constitucional, aunque sabemos que el poder derivado de sus postulados amenaza con la disolución democrática apoyado por una fracción del pueblo, que ha encontrado la mayor suma de felicidad posible entrampado en colas multiétnicas, que exponencian el atractivo turístico del ruyido paisaje rojinolento, cayéndose a trompadas con otro patrioto o patriota por un rollo de papel tualé, extirpada completamente, con una facilidad asombrosa, su memoria histórica.

El sueño dorado de cualquier sátrapa, que debe reprimir y asesinar durante años, para lograr este estado perfecto de sumisión por la subsistencia. Cosas veredes, amigo Sancho

Las comunas socialistas son anarquistas

En realidad la organización comunal es la fase primaria de la “dictadura del proletariado” en su camino hacia el excelso comunismo que nos llevará al Nirvana con un fusil en los riñones.

La pregunta necesaria es ¿por qué de entre todos los gobiernos socialistas del planeta, solamente el gobierno de Venezuela habla de la imposición de la comuna? ¿Será que desde la óptica de la administración estatal moderna, es una propuesta inviable? Carlos Marx se engolosinó con la experiencia de la Comuna de París, a la que consideró un prototipo de cómo debe ser un gobierno revolucionario,  aunque los anarquistas consideran que como la comuna de París, que solo duró dos meses, no se apoderó del estado, era anarquista.
Y considero que entregar el gobierno de una ciudad, como Ciudad Guayana, por ejemplo, al control de un consejo de obreros, electos por el pueblo, y despedidos cada vez que sus acciones intenten ser gobierno, no puede conducir sino a una situación de anarquía total. Quizá ha sido por esto que al presidente fallecido nunca se le entregó el plan de constitución comunal, a pesar de haberlo reclamado airadamente en muchas ocasiones, inclusive a Maduro,  y haber decretado un “ente superior de las comunas”, porque hasta él mismo no tenía la menor idea de qué pretendía con esa afirmación sobre que “el socialismo tiene que anidar en las comunas” o que las comunas “son unidades productivas, pero con poder político y económico”.

Lo cierto es que de darse este desacierto político, serán las comunas las que manejen los recursos de la Nación en detrimento de las municipalidades. Imagínelo por un instante. Sale pa´llá

Rafael Marrón González


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