Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

16 de diciembre de 2012

¿SOCIALISMO O JUSTICIA?



La filosofía según mi percepción de las cosas, es visión razonada del objetivo real, por lo tanto la pregunta pertinente es ¿cuál es el objetivo real en la lucha contra la pobreza? ¿Lograr que el individuo, según sus capacidades, mediante el trabajo, el estudio y la responsabilidad, sea un instrumento de su propia redención o decretar desde el Estado omnipotente la eliminación de la pobreza por el expedito procedimiento de abolir la propiedad privada, la división del trabajo y la acumulación de capital, para crear una masa amorfa de parásitos sociales sumisos por la subsistencia, tal cual es la propuesta socialista?

Indudablemente que para cualquier persona con simple sentido evolutivo, la respuesta a esta antigua inquietud está en el primer planteamiento, que es un producto de la justicia, que otorga a cada quien lo que le corresponda.

Soy capaz, sin datos a la mano, de asegurar que en aquellos tiempos en los cuales estudiar era una odisea y acudir a la universidad un acto heroico, tenía el país, porcentualmente, más intelectuales, escritores y profesionales de primera línea - a la vez que muchísima menos delincuencia - que hoy cuando, a la disposición de cada ciudadano, existe una escuela, liceo o universidad al alcance de su mano, a media cuadra de su casa.

La diferencia es precisamente que en aquella hora estudiar era un esforzado compromiso del individuo consigo, con los suyos con la sociedad, porque era un asunto personal la alternativa real entre el progreso y el estancamiento, que es la causa auténtica del resentimiento social – la cacareada “lucha de clases” socialista es hoy la envidia de los que se quedaron contra los que fueron capaces de elevarse por encima de las circunstancias que anclaron a sus contemporáneos, por eso sostengo contra la visión de Ortega y Gasset, que el hombre es él y sus decisiones.

Y el socialismo lo que hace es extremar la sandez que justifica la inacción del individuo con el lugar de nacimiento, el factor económico o el color de la piel. Frente a la constelación de posibilidades de los pobres de hoy, todos los habitantes de Venezuela eran pobres de solemnidad en el siglo XIX y principios del XX - hoy América Latina y el Caribe cuenta con 600MH de los cuales el 8,4% está en situación de riesgo - diez millones son cubanos - hace un siglo toda su población era mísera, sobrevivió gracias a los despreciables empresarios bananeros, guanoneros y petroleros gringos.

En la actualidad cualquier barrio de cualquier ciudad tiene invertidos millones de dólares en servicios públicos esenciales que colocan la pobreza en la fealdad producida por el individuo afectado de desidia: Pobres con calles asfaltadas y aceras y brocales, pobres con luz eléctrica, cloacas - baños con poceta de cerámica y regadera - agua potable, teléfono y trasporte público. Pobres con casa de bloques de cemento, bien techadas, pero todo destartalado por la incultura - por las excepciones confirmamos la regla.

Porque el socialismo les ha inculcado que ser pobre es no tener real en el banco y no una forma modesta de vivir, con decoro y aspiraciones. Vayan a África a ver pobreza. Y el socialismo exacerba el resentimiento propio del reconocimiento de la minusvalía personal, producida por la ignorancia, que es el más formidable de los jinetes del Apocalípsis - los otros son el fanatismo, la superstición y el miedo - al propugnar la igualdad, que es una ficción jurídica, por encima de la libertad, que es un derecho natural del hombre verdadero, que causa vértigo al inservible que sufre la adultez como una condena bíblica que lo desteta.       

Los liberales proponemos la justicia

Frente a ese disparate intelectual, que fracasa porque es imposible mantener poblaciones de parásitos sociales improductivos, por mucho petróleo que tenga una nación, los liberales del siglo XXI, proponemos la justicia, pues es justo que cada hombre tenga su modo de tener algo, y pueda tener todo lo que se proponga, sin daños a terceros, pero también proponemos que la filantropía estatal se ocupe de quienes no son aptos para aprender a pescar y hay que darles el pescado, para eso sirven también los impuestos de la productividad administrados por el Estado, pues pensar que pueda existir una sociedad sin pobres volitivos es una necedad.
Así que frente a socialismo, justicia, que es el compromiso de la sociedad con el individuo. Y si existe algún acto de justicia esencial, es el de combatir la ignorancia, que mantiene al individuo en el atraso, incapaz de controlar ni vicios ni tentaciones ni de tomar decisiones ascensionales, evadido de sus responsabilidades – la hombría está en la bragueta - y de las consecuencias de sus actos y, por lógica natural, a merced de los profetas de la repartición proporcional de la riqueza, que si no mana nadie produce, lo que explica la miseria estructural de Cuba después de 53 años de comunismo del que Chávez quiere imponer a Venezuela con su legión de agradecidos ascendidos por la incondicionalidad.

Y esa es otra diferencia con la justicia, pues con el socialismo solo suben los peores, porque solamente un incapaz – o un ladrón - puede ser incondicional. Y por la justicia solo asciende el mérito. 

En conclusión

Entre socialismo y justicia me quedo con la justicia, pues como dijera Bolívar en el Congreso de Angostura, a contrapelo de lo que practica Chávez, y la cuerda de seres innobles que han maculado la faz de la historia con sus crímenes comunistas – crimen y comunismo son sinónimos-: "La verdadera igualdad no existe sino en la formación (el estudio) y delante de la ley (la justicia) que liga y comprende a todos indistintamente; premia y recompensa al virtuoso, al justo, al sabio, al valiente, al honrado, al prudente, al industrioso, al activo y al benéfico; y castiga y reprime al vicioso, al injusto, al inmoral, al cobarde, al temerario, al holgazán y al perezoso". Llamarse “bolivariano” para estar en contra de esta verdad es el colmo de las miserias intelectuales. Sale pa´llá.

Rafael Marrón González

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