Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

15 de noviembre de 2011

EN GUERRA AVISADA…

En una intervención telefónica en el canal 8, Chávez amenazó que de ganar la oposición tendríamos guerra, enfatizando lo expresado, en ese mismo sentido, en el año 2009: "Si a Hugo Chávez le toca entregar el gobierno en 2013, no lo hará a un contrarrevolucionario, porque si no vendría la guerra”.

Es decir, que la idea de la guerra civil ha sido una constante en Chávez, salió a matar venezolano en 1992, fue derrotado, encarcelado y liberado sin juicio por una debilidad de la democracia, y al verse libre se fue a Colombia a participar en el movimiento subversivo de aquel país, como se lo informara el presidente Pastrana a Rafael Caldera - ¿dónde estaría Chávez cuando la masacre de Cararabo? - su participación en el sistema electoral democrático no es suficiente mérito para obviar su condición natural, pues probado está que ha usado los privilegios democráticos para desactivar la democracia, por ello considero de suma gravedad esa amenaza pública de guerra a muerte del hombre más poderoso del país, que en su megalomanía se asume la encarnación del pueblo y de la patria, que tiene en sus manos los instrumentos y equipos y radicales resentidos armados, llenos del odio necesario, apoyados por cien mil milicianos cubanos, para provocar una guerra civil de devastadoras consecuencias.

Y es preocupante porque se trata de un individuo con antecedentes violentos, cuya aparición en el escenario político nacional fue mediante un levantamiento militar que ocasionó decenas de muertos y a quien no le tembló el pulso para invocar el “Plan Ávila” el 11A, conociendo los alcances de una orden semejante que, de haberse cumplido, hubiera ocasionado miles de muertos civiles e inocentes, aunque nadie duda de la verdad de quienes ocasionaron las muertes en aquella jornada pacífica a la que la cobardía tiñó de sangre y luto desde las azoteas de los edificio aledaños a Miraflores: ¡Bájame otro racimo de topochos!, se cuenta era la orden a los francotiradores para asesinar inocentes.

Así que tomo muy en serio esta amenaza de Chávez, es una declaración peligrosa, antidemocrática y criminal, porque los débiles mentales que conforman sus brigadas de reacción inmediata comandada por Freddy Bernal, solamente entienden de la jerarquía de una orden y la cumplirán a rajatabla.

Como ocurre con ese lema patria socialista o muerte – que la cercanía de la muerte se encargó de disolver – pero que en boca de un soldadito analfabeta, reclutado en los montes de Barinas, es una declaración de guerra a muerte y no una inofensiva consigna política como los ingenuotes de algún sector opositor se imaginan.

Preocupa a los venezolanos de la oposición voluntaria, entre los que me cuento, que esta amenaza incivil de propiciar una guerra si pierde las elecciones, no haya tenido la menor repercusión en el liderazgo opositor oficial, lo que presumo obedece a una estrategia electoral diseñada para captar el voto del chavista frustrado, sin percibir que, en primer lugar, chavista vota por Chávez y no hay posibilidad alguna de revertir ese voto fanatizado, y en segundo lugar, y en paralelo, los que fueron chavistas y que comprendieron a tiempo que Chávez los llevaba al desastre económico y moral, quieren, precisamente que el liderazgo opositor les suministre las evidencias, les señale claramente las pústulas pútridas, para sentir que su apreciación fue correcta, y sienten que no están representados por este liderazgo, que ha tomado el incierto camino de ofrecer mejorado lo mismo que Chávez ha impuesto en su campaña funesta de ranchificación nacional, que está mutando a los venezolanos en parásitos sociales y ladrones de espacios y edificaciones privadas.

En verdad preocupa, que las ofensas y amenazas brutales de Chávez – enfermo del alma, de la psiqus y del cuerpo – no tengan una respuesta contundente a escala nacional e internacional, que ponga en su justo lugar a este delirante enemigo de la libertad, de la vida y de la propiedad, que son las columnas del desarrollo individual que hace posible el progreso colectivo.

Yo le creo a Chávez

He sido un adversario de Chávez y de lo que representa su liderazgo negativo desde el mismo 4F y no he errado en mis apreciaciones porque le creo sus amenazas. Chávez miente solamente en aquellos casos en los cuales necesita engañar al pueblo humilde que lo idolatra, pero en sus acciones autocráticas, jamás ha mentido. Siempre ha cumplido sus amenazas y no veo razón para que no cumpla con esta.

Los seres humanos nos acostumbramos a ver lo que deseamos y no nos gusta la verdad, porque es fea, y nos entusiasma el engaño - que es una mentira que quiere ser creída - por ello todavía, a pesar de la evidencia en contra, encontramos personas de excelsa ingenuidad, que sostienen que Chávez “no es así”, aunque el propio Chávez les demuestre con hechos lo contrario, pero ellos se niegan a aceptar la realidad, la que yo vi claramente aquel lejano 4F de tan luctuosa significación para Venezuela:

Chávez es un hombre de poder sin el menor escrúpulo para eternizarse en su ejercicio y si para ello debe propiciar una guerra fratricida, créanme que no vacilará en generarla. Sería muy saludable para la república y su orden democrático que nuestro liderazgo opositor ignorara por un momento las estrategias electorales – no estamos en un escenario democrático convencional -y plantara cara a esta alarmante advertencia de Chávez: O yo o la guerra a muerte.

Rafael Marrón González

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