Cuanto me hubiera gustado ver la cara de Vanessa Davies cuando Fidel le espetó – sin anestesia - que socialismo es… comunismo... “tal como lo dijo Marx”. ¡Comunismo! A Chávez la parapara del ojo izquierdo le dio un vuelco y saltó a socialdemócrata y el Cardenal Urosa gritó ¡yessss!, haciendo la señal de costumbre, como bien lo caracterizó Weill, mientras los aduladólares del PSUV corrían hacia el cuarto a hacer las maletas, como les recomendó, ya moribundo, Muller Rojas, según Patricia Poleo.
Qué oportuno fue Fidel, pues por mucho que se lo dijimos al pueblo esperanzado, chavista y no chavista – aunque en un 80 % largo rechaza al mal de la felicidad que mientan “comunismo” - no había manera de que entendiera que “socialismo” es el ropaje diplomático del hórrido sistema criminal comunista y que Chávez nos lleva hacia allá, como lo advirtiera Raúl Castro – para que despertáramos – cuando les dijo a los periodistas “Cuba y Venezuela son la misma cosa”.
Espero que ahora, luego de esta contundente e inapelable declaración del máximo amo de Venezuela, el pueblo esperanzado deje el enamoramiento tóxico y se sacuda esa modorra idiotizada que lo lleva al matadero. Pero la actitud de ese pueblo es comprensible, por su ingenuidad patológica, lo que indigna es la cómplice laxitud moral de los llamados "intelectuales de izquierda", que han guardado un silencio ominoso con los espantosos crímenes de la secta más criminal de la historia de la humanidad.
Esta verdad debe ser difundida en todo el planeta y debe ser materia obligatoria en todas las escuelas para impedir que el discurso romántico de la "justicia social" que propugna el socialismo – el vestíbulo del infierno - que esconde las zarpas de este sistema liberticida, atrape mentes ingenuas de jóvenes soñadores.
Iniciando esta cruzada contra el crimen organizado del comunismo, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa aprobó una resolución en favor de "una condena internacional de los crímenes de los regímenes comunistas". La Asamblea pone de manifiesto en la resolución que los regímenes comunistas que hubo en Europa "estuvieron marcados, sin excepción, por violaciones masivas de los derechos humanos que incluyeron asesinatos y ejecuciones".
También señala que esos crímenes "se justificaron en nombre de la teoría de la lucha de clases y del principio de la dictadura del proletariado", lo que "hacía legítima la 'eliminación' de las categorías de personas consideradas perjudiciales para la construcción de una nueva sociedad, y por tanto enemigas de los regímenes comunistas". Y reclama que “la caída de los regímenes comunistas de Europa central y oriental no ha sido seguida por una investigación internacional exhaustiva y profunda, ni por un debate sobre los crímenes cometidos por estos regímenes. Además, los crímenes en cuestión no han sido condenados por la comunidad internacional, en consecuencia, el gran público es muy poco consciente de los crímenes cometidos por los regímenes comunistas.
Los partidos comunistas son legales y todavía activos en ciertos países y parecería que una suerte de nostalgia del comunismo esté todavía presente en ciertos países – en Polonia fue proscrito como ideología criminal - con el peligro de que los comunistas vuelvan el poder.
La Asamblea está convencida de que la toma conciencia de la historia es una de las condiciones que hay que cumplir para evitar que crímenes similares se reproduzcan de ahora en adelante. Además, el juicio moral y la condena de los crímenes cometidos desempeñan un papel importante en la educación consagrada a las jóvenes generaciones. Una posición clara de la comunidad internacional sobre este pasado podría servir para ellos de referencia para su acción futura”.
Esos crímenes deben ser condenados
“Quedan regímenes comunistas en ciertos países del mundo, y continúan cometiéndose crímenes. Los intereses nacionales no deben impedir a los países condenar vivamente todas estas violaciones de los derechos del hombre. La comunidad internacional debe tomar claramente posición sobre los crímenes cometidos por los regímenes comunistas.
Todos los antiguos países comunistas de Europa, a excepción de Bielorrusia, son hoy miembros del Consejo, y la protección de los derechos del hombre y el Estado de derecho son los valores fundamentales que defiende este organismo. En consecuencia, la Asamblea parlamentaria condena con vigor las violaciones masivas de los derechos de hombre cometidas por los regímenes comunistas y rinde homenaje a las víctimas de estos crímenes”.
Cómo reconocer un régimen comunista
“Los regímenes comunistas se definen por un cierto número de características, particularmente la dominación de un partido único de masas vinculado a la ideología comunista (el PSUV es el verdadero partido comunista en Venezuela, el PCV es un prescindible apéndice intrascendente). El poder se concentra en manos de un pequeño número de dirigentes del partido, que no considera necesario rendir cuentas ni respetar la primacía del derecho (ya la rendición de cuentas se considera un acto publicitario no vinculante).
El partido ejerce sobre el Estado un control tal que la separación entre estas dos nociones desaparece, y este control se extiende, además, a todos los aspectos de la vida diaria de la población, a un nivel sin precedentes. El derecho de asociación no existe, el pluralismo político es abolido y toda oposición y tentativa de organización independiente, son severamente reprimidas.
Por otro lado, la movilización de masas por parte del partido o de sus organizaciones satélites es impuesta. Para asegurar su imposición sobre la esfera pública y prevenir toda acción que escapa de su control, estos regímenes desarrollan las fuerzas policiales (y militares) a un punto jamás alcanzado, establecen redes de informadores y animan la delación. Los medios de comunicación de masas son monopolizados y supervisados por el Estado (ya en Venezuela quedan muy pocos medios independientes y el acoso no se detiene). Se aplica censura previa. En consecuencia, el derecho a la información es violado y no existe prensa libre.
La nacionalización de la economía, característica permanente del comunismo directamente atado vinculado a su ideología, impone restricciones a la propiedad privada y la actividad económica individual. Debido a ello, los ciudadanos son más vulnerables frente al Estado que tiene el monopolio del empleo y representa la sola fuente posible de rentas (por eso la destrucción de la productividad empresarial privada y la quiebra forzada de las empresas de Guayana).
El sistema comunista duró más de setenta años en la Unión Soviética y de cerca de 45 años en otros países europeos. Fuera de Europa los partidos comunistas están en el poder desde más de cincuenta años en China, en Corea del Norte, en Vietnam (donde se dan cambios democráticos) y en Cuba y cuarenta años en Laos. Varios Estados de África y de Asia, bajo influencia soviética, tuvieron durante cierto tiempo gobiernos comunistas. Más de veinte países, en cuatro continentes, pueden decir haber sido comunistas o haber estado bajo régimen comunista durante un cierto periodo.
Además de la Unión Soviética y sus seis satélites europeos, la lista comprende Afganistán, Albania, Angola, Benin, Camboya (Kampuchea), China, el Congo, Cuba, Etiopía, Corea del Norte, Laos, Mongolia, Mozambique, Vietnam, Yemen del sur y Yugoslavia. Antes de 1989 el número de personas que vivía bajo régimen comunista ascendía a más de mil millones”. Y la secuela de crímenes, torturas, esclavitud laboral, división de la familia, no ha sido debidamente denunciada por los Estados liberales para alertar al mundo en desarrollo del peligro de esta secta de asesinos.
En conclusión
“Se confirma que la dimensión criminal de los regímenes comunistas no fue el fruto de las circunstancias, sino más bien la consecuencia de políticas deliberadas concebidas por los fundadores de estos regímenes hasta antes de alcanzar el poder.
Los dirigentes comunistas históricos jamás escondieron sus objetivos, que eran la dictadura del proletariado y la eliminación de los opositores políticos y de las categorías de población incompatibles con el nuevo modelo de sociedad.
La ideología comunista, por todas partes y en cada época cuando ha sido puesta en ejecución siempre acabó en un terrorismo masivo, crímenes y violaciones de los derechos humanos a gran escala”.
La historia solamente tiene sentido si la asumimos como faro para no encallar en los mismo errores del pasado. Es la ignorancia lo que hace al hombre tropezar dos veces con la mima piedra. Hay que impedir que Venezuela caiga en el poder de esa secta de asesinos.
Rafael Marrón González
Qué oportuno fue Fidel, pues por mucho que se lo dijimos al pueblo esperanzado, chavista y no chavista – aunque en un 80 % largo rechaza al mal de la felicidad que mientan “comunismo” - no había manera de que entendiera que “socialismo” es el ropaje diplomático del hórrido sistema criminal comunista y que Chávez nos lleva hacia allá, como lo advirtiera Raúl Castro – para que despertáramos – cuando les dijo a los periodistas “Cuba y Venezuela son la misma cosa”.
Espero que ahora, luego de esta contundente e inapelable declaración del máximo amo de Venezuela, el pueblo esperanzado deje el enamoramiento tóxico y se sacuda esa modorra idiotizada que lo lleva al matadero. Pero la actitud de ese pueblo es comprensible, por su ingenuidad patológica, lo que indigna es la cómplice laxitud moral de los llamados "intelectuales de izquierda", que han guardado un silencio ominoso con los espantosos crímenes de la secta más criminal de la historia de la humanidad.
Esta verdad debe ser difundida en todo el planeta y debe ser materia obligatoria en todas las escuelas para impedir que el discurso romántico de la "justicia social" que propugna el socialismo – el vestíbulo del infierno - que esconde las zarpas de este sistema liberticida, atrape mentes ingenuas de jóvenes soñadores.
Iniciando esta cruzada contra el crimen organizado del comunismo, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa aprobó una resolución en favor de "una condena internacional de los crímenes de los regímenes comunistas". La Asamblea pone de manifiesto en la resolución que los regímenes comunistas que hubo en Europa "estuvieron marcados, sin excepción, por violaciones masivas de los derechos humanos que incluyeron asesinatos y ejecuciones".
También señala que esos crímenes "se justificaron en nombre de la teoría de la lucha de clases y del principio de la dictadura del proletariado", lo que "hacía legítima la 'eliminación' de las categorías de personas consideradas perjudiciales para la construcción de una nueva sociedad, y por tanto enemigas de los regímenes comunistas". Y reclama que “la caída de los regímenes comunistas de Europa central y oriental no ha sido seguida por una investigación internacional exhaustiva y profunda, ni por un debate sobre los crímenes cometidos por estos regímenes. Además, los crímenes en cuestión no han sido condenados por la comunidad internacional, en consecuencia, el gran público es muy poco consciente de los crímenes cometidos por los regímenes comunistas.
Los partidos comunistas son legales y todavía activos en ciertos países y parecería que una suerte de nostalgia del comunismo esté todavía presente en ciertos países – en Polonia fue proscrito como ideología criminal - con el peligro de que los comunistas vuelvan el poder.
La Asamblea está convencida de que la toma conciencia de la historia es una de las condiciones que hay que cumplir para evitar que crímenes similares se reproduzcan de ahora en adelante. Además, el juicio moral y la condena de los crímenes cometidos desempeñan un papel importante en la educación consagrada a las jóvenes generaciones. Una posición clara de la comunidad internacional sobre este pasado podría servir para ellos de referencia para su acción futura”.
Esos crímenes deben ser condenados
“Quedan regímenes comunistas en ciertos países del mundo, y continúan cometiéndose crímenes. Los intereses nacionales no deben impedir a los países condenar vivamente todas estas violaciones de los derechos del hombre. La comunidad internacional debe tomar claramente posición sobre los crímenes cometidos por los regímenes comunistas.
Todos los antiguos países comunistas de Europa, a excepción de Bielorrusia, son hoy miembros del Consejo, y la protección de los derechos del hombre y el Estado de derecho son los valores fundamentales que defiende este organismo. En consecuencia, la Asamblea parlamentaria condena con vigor las violaciones masivas de los derechos de hombre cometidas por los regímenes comunistas y rinde homenaje a las víctimas de estos crímenes”.
Cómo reconocer un régimen comunista
“Los regímenes comunistas se definen por un cierto número de características, particularmente la dominación de un partido único de masas vinculado a la ideología comunista (el PSUV es el verdadero partido comunista en Venezuela, el PCV es un prescindible apéndice intrascendente). El poder se concentra en manos de un pequeño número de dirigentes del partido, que no considera necesario rendir cuentas ni respetar la primacía del derecho (ya la rendición de cuentas se considera un acto publicitario no vinculante).
El partido ejerce sobre el Estado un control tal que la separación entre estas dos nociones desaparece, y este control se extiende, además, a todos los aspectos de la vida diaria de la población, a un nivel sin precedentes. El derecho de asociación no existe, el pluralismo político es abolido y toda oposición y tentativa de organización independiente, son severamente reprimidas.
Por otro lado, la movilización de masas por parte del partido o de sus organizaciones satélites es impuesta. Para asegurar su imposición sobre la esfera pública y prevenir toda acción que escapa de su control, estos regímenes desarrollan las fuerzas policiales (y militares) a un punto jamás alcanzado, establecen redes de informadores y animan la delación. Los medios de comunicación de masas son monopolizados y supervisados por el Estado (ya en Venezuela quedan muy pocos medios independientes y el acoso no se detiene). Se aplica censura previa. En consecuencia, el derecho a la información es violado y no existe prensa libre.
La nacionalización de la economía, característica permanente del comunismo directamente atado vinculado a su ideología, impone restricciones a la propiedad privada y la actividad económica individual. Debido a ello, los ciudadanos son más vulnerables frente al Estado que tiene el monopolio del empleo y representa la sola fuente posible de rentas (por eso la destrucción de la productividad empresarial privada y la quiebra forzada de las empresas de Guayana).
El sistema comunista duró más de setenta años en la Unión Soviética y de cerca de 45 años en otros países europeos. Fuera de Europa los partidos comunistas están en el poder desde más de cincuenta años en China, en Corea del Norte, en Vietnam (donde se dan cambios democráticos) y en Cuba y cuarenta años en Laos. Varios Estados de África y de Asia, bajo influencia soviética, tuvieron durante cierto tiempo gobiernos comunistas. Más de veinte países, en cuatro continentes, pueden decir haber sido comunistas o haber estado bajo régimen comunista durante un cierto periodo.
Además de la Unión Soviética y sus seis satélites europeos, la lista comprende Afganistán, Albania, Angola, Benin, Camboya (Kampuchea), China, el Congo, Cuba, Etiopía, Corea del Norte, Laos, Mongolia, Mozambique, Vietnam, Yemen del sur y Yugoslavia. Antes de 1989 el número de personas que vivía bajo régimen comunista ascendía a más de mil millones”. Y la secuela de crímenes, torturas, esclavitud laboral, división de la familia, no ha sido debidamente denunciada por los Estados liberales para alertar al mundo en desarrollo del peligro de esta secta de asesinos.
En conclusión
“Se confirma que la dimensión criminal de los regímenes comunistas no fue el fruto de las circunstancias, sino más bien la consecuencia de políticas deliberadas concebidas por los fundadores de estos regímenes hasta antes de alcanzar el poder.
Los dirigentes comunistas históricos jamás escondieron sus objetivos, que eran la dictadura del proletariado y la eliminación de los opositores políticos y de las categorías de población incompatibles con el nuevo modelo de sociedad.
La ideología comunista, por todas partes y en cada época cuando ha sido puesta en ejecución siempre acabó en un terrorismo masivo, crímenes y violaciones de los derechos humanos a gran escala”.
La historia solamente tiene sentido si la asumimos como faro para no encallar en los mismo errores del pasado. Es la ignorancia lo que hace al hombre tropezar dos veces con la mima piedra. Hay que impedir que Venezuela caiga en el poder de esa secta de asesinos.
Rafael Marrón González
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