Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

28 de julio de 2012

USTED, SEÑOR, ES UN ABUSADOR



Una de las cosas más detestables en la historia política de estos tierreros inciviles, con las excepciones que confirman la regla por contraste, es que, después de haber sufrido infames dictaduras criminales, tengamos todavía que soportar el abuso de funcionarios incultos y engreídos que creen que con el cargo viene la patente para el uso excesivo e indebido de sus prerrogativas. Y vergüenza da que en la digna Venezuela el abuso de los privilegios del cargo y la insolencia con la ley hayan llegado al paroxismo en este siglo XXI: 

Por ejemplo, usted, señor, ha decidido que su gobierno es “revolucionario”, con las perversiones que ello implica, cuando la Constitución establece en su artículo 6 que el gobierno de Venezuela “es y será siempre democrático – aparece 26 veces en el texto constitucional - participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables”, y esos adjetivos bien lejos están de la práctica totalitaria  inherentes a los gobiernos comunistas – socialismo es comunismo, Fidel dixit. 

En este punto abusó usted de su mayoría circunstancial para reformar la Constitución y favorecerse con sucesivas postulaciones, eliminando la condición alternativa de los gobiernos en democracia. De igual manera abusa usted de su  poder omnímodo al imponer un modelo militarista, por imperativos de su ideología marxista, cuando la Constitución en su artículo 3 expresa: “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia – propuesta liberal, por cierto - que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”, en ninguna parte aparece la posibilidad socialista sectaria, estatista y manipuladora que usted abusivamente exporta de Cuba, junto con decenas de miles de cubanos que insolentemente ocupan cargos propios de los venezolanos. 

Abusa usted cuando asfixia a las regiones con su centralismo retrógrado, violando el artículo 4 que define la República como un Estado Federal descentralizado - término este que aparece 15 veces en el texto constitucional pero que usted abusivamente desprecia. Usted ha sido un abusador sistemático, que con el concurso ominoso de quienes tienen el deber constitucional de mantenerlo en los cauces de la legalidad, ha cometido excesos como crear un poder popular inconstitucional, ordenar expropiaciones que sin el debido proceso se convierten en confiscaciones, prohibidas en la Constitución, convertir a PDVSA en un operador político, con las nefastas consecuencias previsibles, y asumir como jerarquía militar activa el cargo de comandante supremo de la Fuerza Armada, que es un rango inherente a la presidencia de la república que debe ser ejercida por un civil, lo que, según análisis constitucional del jurista Jesús Petit Da Costa, amparado en el artículo 330,  lo inhabilita para ser candidato presidencial, lo que,  por supuesto, a su psiquis abusadora tiene sin cuidado y aparece en los cuarteles, uniformado como militar  – y lo es, pues por decreto, usted, abusivamente, reincorporó a la FAN a los golpistas del 4F - aseverando ante el mundo que la Fuerza Armada “es chavista”, lo que contraviene el artículo 328 de la Constitución que es harto elocuente en su mandato, que es inexorable porque la Constitución es la ley suprema de la república. 

Candidatura abusadora

Usted, señor, comete en su campaña electoral desafueros inconcebibles en un Estado de derechos, que van desde un grosero ventajismo intimidatorio, que incluye la descomedida profusión de insultos soeces contra su legítimo adversario que cuenta con mayoritario apoyo venezolano y que es tan inusitadamente decente que no solo se niega a descender al nivel de su diatriba, sino que firma con usted un pacto en el cual usted no renuncia a ninguna de sus prácticas violatorias de las reglas del juego democrático impuestas por el CNE, situación denunciada por el rector Vicente Díaz y que por la complicidad con el abuso no reciben las sanciones contempladas en la ley.

Usted, revestido de un fuero revolucionario arbitrario, que no aparece en la Constitución ni se ganó en ninguna guerra civil, ha abierto las esclusas de la indecencia y seguimos presenciando, aunque ya el asco ha sustituido al asombro, como se violan los artículo 13, 54 y 68 de su Ley contra la Corrupción que establecen que los funcionarios y empleados públicos están al servicio del Estado y no de parcialidad política alguna y contemplan penas de prisión para el funcionario que, abusando de sus funciones, utilice su cargo para favorecer o perjudicar electoralmente a un candidato, cosa que les importa muy poco pues cuentan con la impunidad que les concede el abuso mientras se arrastren en la abyección de la incondicionalidad. 

El mayor abuso

Pero el abuso más ofensivo cometido por usted, es haber dicho públicamente que quien no es chavista no es venezolano, lo que está tipificado como delito de lesa humanidad en el Estatuto de Roma, de la Corte Penal Internacional, de la cual Venezuela es signataria. En él se define el genocidio como la persecución de un grupo humano por razones políticas. Y eso es lo que usted, desde su elevada magistratura, señor, ha hecho: Estimular a una jauría pervertida por sus discursos de odio y violencia para que, eliminada de su conciencia la condición  humana  del adversario, señalado según el modelo fascista que lo envenena, como “apátrida” – ahora entendemos  que, según su abusivo léxico,  apátrida significa antichavista – arremeta su violencia innata contra el digno pueblo venezolano que combate, en desventaja ante su inmensa capacidad de abuso, su intención de imponer en Venezuela un modelo castro comunista, salvaje por liberticida y miserable. Sale pa´llá.

Rafael Marrón González

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