Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

27 de junio de 2020

Bolívar periodista





Bolívar periodista

Después de los sucesos del 19 de abril de 1810, Simón Bolívar viaja en misión diplomática a Londres donde publica una curiosa carta  en el Morning Chronicle del 5 de septiembre, en la cual el futuro Libertador se hace pasar "por un español de Cádiz dirigiéndose a un amigo suyo en Londres", en ella fija posición con respecto al bloqueo que ordenó la Regencia española, el 1 de agosto de 1810, declarando rebeldes a sus vasallos y bloqueada comercialmente la provincia de Venezuela, y entre otras disquisiciones expresa: “...La regencia supone que los caraqueños se han declarado independientes de la Madre Patria. Esta es una calumnia que solo sirve para exponer la falsedad de aquellos de quien procede. Es notorio a todo el resto del mundo que la provincia de Venezuela se ha declarado independiente, no de la Madre Patria, no del soberano, sino de la Regencia cuya legalidad se discute aun en España...”.  Esa fue su primera relación con el periodismo. De regreso, en la corbeta Saphiro se trae una imprenta, que es utilizada para publicar  el órgano de difusión de la Sociedad Patriótica, el periódico "El Patriota de Venezuela". Desde ese momento la relación de Bolívar con el periodismo es estrecha y se intensifica con los años. Es histórico que devoraba con fruición todo periódico que caía en sus manos y prácticamente los diseccionaba. El capitán de fragata Alfonso Moyer, comisionado secreto de Luis XVIII, en un amplio informe sobre Bolívar que envía a su monarca, escribe: “... Es un hombre que sigue con gran cuidado los sucesos de Europa por medio de la prensa europea. El 9 de diciembre tenía en Lima los periódicos de Londres hasta el 24 de agosto...”.      

Bolívar columnista
De sus artículos periodísticos que se conservan cabe destacar los publicados en la “Gazeta de Caracas” el Lunes 7 de Febrero y el Jueves 9 de Junio de 1814 referentes a la política de Inglaterra y a sus “Reflexiones sobre el estado actual de la Europa con relación a la América”; así como el referente a la instrucción pública que publica a finales de 1825 en el diario El Peruano fundado por él, el 25 de Octubre de 1825, que todavía existe como órgano oficialista, y cuyo primer director fue Tomás de Heres, a quien le notifica desde el Alto Perú: “No mando los papeles públicos impresos, porque desde aquí pensamos hacer la guerra con ellos”, evidencia de la  conciencia de Bolívar sobre la importancia del periodismo como elemento difusor de las ideas, como lo usa durante su estadía en Jamaica en el año 1815 donde publicó varios artículos en “The Royal Gazette” y “The Jamaica Courant”. Muy poco se habla de esta pasión sustantiva de Bolívar, nublada por el esplendor de su formidable gloria de Libertador,  fundador de naciones y líder universal por la idea y convocatoria para la creación de la primera Comunidad de Naciones del orbe lo que lo inscribe como uno de los fundadores del mundo moderno como quedó establecido en Ginebra en 1918. Pero esta pasión también la ejerció con prolijidad, a tal grado, que de no haber tenido que ocuparse de libertar cinco naciones del yugo imperial español, no existe duda alguna de que hubiera sido uno de los más brillantes periodistas de América. Sus críticos coinciden en afirmar que el estilo literario usado en sus cartas demuestra el dominio de la prosa que caracteriza a todo buen periodista, porque sabida es la estrecha relación entre estos dos géneros de la expresión humana, la literatura y el periodismo. Inclusive el mordaz Salvador de Madariaga afirma que “si el estilo es el hombre, en Bolívar había una riqueza humana maravillosa. Basta que se deje ir para que lo que escriba sea maravilla. (...) Sus cartas son siempre de una espontaneidad genial. (...) Pensaba con agudeza y escribía con decisiva y feliz espontaneidad. (...) Era hombre de inteligencia aguda y de estilo conciso e incisivo”. Y esa es precisamente la definición estilística que lo acerca al campo del periodismo, el ser conciso e incisivo.       
 
La libertad en las bayonetas pero también en la imprenta
Cuando fracasa la Expedición de Los Cayos de San Luis, en 1816,  los españoles incautaron a los insurgentes una pequeña imprenta de campaña, y la Gazeta de Caracas, de nuevo en poder realista, se burla de este hecho diciendo que “los aventureros no tenían ni una playa donde desembarcar, pero venían provistos de una máquina para imprimir y de tipos de imprenta”. Una vez en posesión del territorio de Guayana, lo primero que hizo Bolívar, fue ordenar a José Miguel Istúriz, el 1º de septiembre de 1817,  la adquisición de una imprenta en Trinidad para imprimir en Angostura un periódico que conformara la voz de la patria en armas y enfrentara la desinformación realista de la Gazeta de Caracas. La imprenta se negoció por 2.200 pesos, pero como solo contaban para la operación con 1.525 pesos, se entregaron 25 mulas guayanesas para completar el precio. Y el sábado 27 de Junio de 1818, bajo la dirección de Francisco Antonio Zea,  circulo el primer número del Correo del Orinoco, cuyo editorial informaba: “Somos libres, escribimos en un país libre, y no nos proponemos engañar al público. El Correo del Orinoco culminó sus operaciones el 23 de Marzo de 1822, después de 128 números ordinarios y cinco extraordinarios, al trasladarse la sede del Gobierno de la Gran Colombia a Cúcuta. Presumo que cualquier periódico de hoy se sentiría orgulloso de haber sido el autor de la noticia del triunfo de los patriotas en Boyacá, o la ocupación de Caracas por el general Bermúdez, o el triunfo de los patriotas en la inmortal gesta del campo de Carabobo, o la entrada apoteósica de Bolívar a Caracas, después de triunfar en Carabobo, como las reseñó en su oportunidad el Correo del Orinoco.

El seudónimo de Bolívar
Bolívar fue redactor del Correo del Orinoco y  bajo el seudónimo J. Trimiño publicó una amplia respuesta cargada de humor irónico a José Domigo Díaz, realista redactor de la Gazeta de Caracas, en la edición Nº 20 de fecha 27 de febrero de 1819: “... No escriba V. más caballero Díaz. Ya que no sabe escribir podría V. guardar silencio que es lo que V. haría admirablemente, quando ignora quanto se requiere saber para ser buen escritor. ¿Sabe V. pensar? No. ¿Sabe V. lo que es verdad? No. ¿Sabe V. decirla? No. ¿Pues que sabe V?  Mentir, adular, al que teme, calumniar, al que aborrece, siempre contradecirse y fastidiar a todo el mundo. (...)  ¿Ya es V. liberal o todavía servil? ¡Pero no¡ V. no es nada ni será nunca más que nada”. El Correo del Orinoco tiene para nuestra historia la importancia capital de haber sido el vocero de la República desde 1818 hasta el 23 de Marzo de 1822, ya florecida la libertad en el suelo de la patria. El Correo del Orinoco, además, sirvió para dar a conocer en otros países sur o centroamericanos, Antillas, Estados Unidos o Europa los ideales, propósitos y proyectos de los dirigentes revolucionarios independentistas.  El impresor contratado por Bolívar para editar el "Correo del Orinoco", fue Andrés Roderick, también editor de "El Correo Nacional", perió­dico publicado en Maracaibo desde el 14 de mayo de 1821 hasta el 10 de noviembre del mismo año. Roderick Murió en Bogotá en 1864.

Bolívar Jefe de Redacción
Pablo Morillo fundó en Bogotá “La Gazeta de Santafe de Bogotá” que Bolívar asumió luego del triunfo de Bogotá y convirtió en “La Gazeta de Colombia” en cuya diagramación se inmiscuía, y así le escribía a Santander: “Dígale usted al redactor que anuncie al público que no dará más cabida a los artículos remitidos en forma de cartas, sino que los encabezará con un título de su contenido. A todas las cosas se les debe dar la forma que corresponden a su propia estructura, y estas formas deben ser las más agradables para que capten la admiración y encanto. Mucho importa que ese diario, que tiene tan buenos redactores, trate las materias de un modo regular y periodístico”, y aquí Bolívar demuestra su avanzada visión al relacionar en aquella época el término “periodístico”, no con lo relativo al periódico y los periodistas como era usual, sino  con lo referente a la noticia y su relevancia. E insiste sobre el tema desde el Rosario  de Cúcuta, el 26 de Junio de 1820: “...La Gazeta es muy chiquita; no contiene nada; sobran materiales y sobra buena imprenta. Hágale usted quitar el jeroglífico; póngale Usted por título Gazeta de Bogotá y que se llenen las columnas con los caracteres más pequeños que haya; pues si es preciso que se compre la imprenta o se emplee la de Lora por contrato. Este es un lujo de los gobiernos y es una indecencia lo contrario. Nuestra Gazeta no se puede presentar en ninguna parte por su tipografía. Mando a usted la proclama de Morillo para que se ponga en la Gazeta, con las notas entre paréntesis y en letras bastardillas. Estas notas pueden mejorarse con más sal y con algunos cauterios; usted haga de ella lo que guste suprimiéndolas y aumentándolas; pero que siempre vayan intercaladas en el texto, porque así hacen mejor efecto y no con llamadas...”. Y en otra correspondencia, del 14 de Agosto de 1825, esta vez dirigida nuevamente a Tomás de Heres y refiriéndose a El Observador, le comenta: “...El Observador en un pequeño cuaderno no está bien, mejor aparecería en un pliego entero. El Nº 2 no tiene variedad ni noticias, que son las que interesan. Los negocios legislativos deben ser comunicados, y las columnas deben ir divididas en este orden: Noticias extranjeras, Noticias del país, Asuntos políticos o legislativos, Variedades, etc., y lo que sea literario o negocio de algún interés mayor que no pertenezcan a dichos artículos, destacarlos aparte. Después se pueden poner estos otros artículos: Curioso, Estupendo, Notable, Gracioso, Escandaloso, y otros títulos como estos que llamen la atención del público y correspondan estos títulos. Yo quiero que se proteja un periódico, pero no aparezca usted como principal, más bien que sea el gobierno o Larrea, o un amigo; pero que se organice con elegancia, gusto y propiedad”.  Posteriormente a partir del 10 de abril de 1821, aparecen sucesivamente bajo la égida de Bolívar, en Huaura, Barranca y Lima: “El Pacificador del Perú”, “La Gazeta del Gobierno de Lima Independiente” y la “Gazeta del Gobierno”, instrumentos oficiales de las nacientes repúblicas de Perú y Colombia.

Riega de periódicos la América insumisa
Durante la campaña militar que culminaría en Ayacucho en 1824, se hace acompañar de una imprenta para imprimir “El Centinela en Campaña”, donde difunde  las diferentes situaciones de la guerra, pero descontento con la forma de este periódico le escribe a su secretario José Gabriel Pérez, desde Huamachuco, el 6 de mayo de 1824: “Remito a usted el Centinela, que está indignamente redactado, para que usted mismo lo corrija, y lo mande de nuevo a reimprimir, a fin de que corra de un modo decente y correcto. Despedace usted esta infame gazeta para que quede mejor. La divisa está indignamente colocada. La contestación, etc., en letras mayúsculas. La puntuación corregida, las impropiedades destruidas, todo rehecho”. En Arequipa anima la fundación de “La Estrella de Ayacucho”, y en Lima funda “El Observador”, para responder los ataques que a su persona y a la campaña libertadora realizaban periódicos de Buenos Aires y Chile; este periódico fue eliminado por Tomás de Heres, acogiéndose a las críticas de Bolívar que lo consideraba indigesto y sin método, y sustituido por “El Peruano”.

Bolívar fue siempre respetuoso de la libertad de expresión, aún cuando recibió duros e inmerecidos ataques políticos, sobre todo en sus últimos años; y así lo demuestra en carta enviada desde Chuquisaca al general Santander: “...Hemos quitado la mordaza de la boca para que nos digan injurias, y se está realizando la fábula de la serpiente con el hombre, que al primer calor que sienten, emplean su saña contra sus benefactores”. Y a José Félix Blanco le acota: “A mi me fuera muy fácil escribir otras tantas gazetas en mi elogio, y en desprecio de otros; pero esta no es mi ocupación”.
  
Tomando en cuenta que el periodismo, como lo conocemos hoy, es una de las mayores realizaciones del siglo XX, y basados en los hechos históricos mencionados, podemos afirmar que El Libertador fue un adelantado del periodismo moderno que hasta un código de ética periodística enunció, cuando expresara que “Para la sátira más cruel se necesita nobleza y propiedad, como para el elogio más sublime”. Por ello pedimos al Colegio Nacional de Periodistas solicite el título de periodista para el ciudadano Simón Bolívar.

La expresión “La imprenta es la artillería del pensamiento” no pertenece a Bolívar, su autor es el poeta francés, del siglo XVIII, Antoine Rivarol. Algunos historiadores y la tradición han colocado este pensamiento como expresado por Bolívar citando como fuente la carta que, con fecha 1º de Septiembre de 1817, le envía desde Angostura a Fernando Peñalver, Intendente General de ejército Libertador, que se encontraba en Trinidad negociando insumos para la guerra, en la que en realidad le dice: “Sobre todo mándeme usted de un modo u otro la imprenta que es tan útil como los pertrechos”.

 Dedico este texto al periodismo comprometido, que permanece al lado de la sociedad, de la libertad y de la verdad, sufriendo las consecuencias de asumir la dignidad de constituirse en contrapoder, lo que debe ser todo  periodista consustanciado con su esencialidad profesional y todo medio de comunicación que tenga como Norte la perfección del sistema de libertades que propugnamos bajo la égida de Democracia y punto.

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