Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

1 de julio de 2009

Honduras como amuleto

He comentado en mi programa radial que el siglo XIX fue el siglo de las luces al popularizar el conocimiento, situación que generó poderosas revoluciones en Europa y América; el siglo XX fue el siglo de los portentos tecnológicos y científicos que llevaron al hombre al espacio sideral, y que este siglo XXI – en mísero contraste - había comenzado como el siglo de la idiotez, y no esperaba que mi afirmación – derivada de la simple contemplación del absurdo acontecer político global – fuera confirmada con tanta vehemencia como ha sucedido por la reacción ilógica y apresurada sobre la situación de Honduras, reacción visceral que tiene como voceros democráticos fundamentalistas nada menos que al dictador Raúl Castro – títere de Fidel que lleva 50 años oprimiendo brutalmente al pueblo cubano y que llega al colmo del cinismo al pedir para Honduras el bloqueo que repudia para su país – y al golpista reincidente Hugo Chávez que continúa arteramente cometiendo vejámenes a la constitución y al estado de derecho con el silencio de la estúpida hipocresía de la OEA - que “condena” a Honduras cuando la condena debe ser contra sí por inepta - y que ha logrado incorporar a su coro – por una insólita carencia de lucidez que devela desesperación por la coincidencia que segregue piedad al verdugo - a la oposición venezolana que ha salido desbocada - al compás del redoblante de Chávez - a calificar de “golpe de estado militar” a la deposición constitucional de Manuel Zelaya a pesar de la evidente ausencia de presencia militar en el nuevo gobierno que no lo preside una “junta cívico-militar” sino que fue designado para terminar el período el presidente del Congreso como lo estipula la Carta Magna, que el presidente designado ha confirmado llamar a elecciones para noviembre – las que ya Chávez ha declarado ilegítimas – aclarando que no se presentará como candidato y que todas las instituciones como la Corte Suprema, Tribunal Supremo Electoral, Congreso en pleno – salvo cuatro diputados -, Procuraduría, Fiscalía General – a cuyo pedimento se exilió a Zelaya y que está pidiendo ahora 20 años de prisión por sus delitos - partidos políticos, Iglesia, defensores de los derechos humanos, gremios económicos y el pueblo en su inmensa mayoría como lo ha demostrado con multitudinarias manifestaciones – que agradecen a Micheletti “haberlos salvado del yugo de Chávez” - contrastantes con el grupo infiltrado por mercenarios extranjeros que alteran el orden y a quienes se respeta su derecho a la protesta siempre que no apelen a la violencia que los define. Y además, obvian los líderes opositores de manera preocupante – por la inercia que produce el virulento desparpajo de Chávez cuyos ingentes recursos petroleros lo han convertido en el capataz de una manada de borregos cada cual más inmoral – que la Corte Suprema de Honduras declaró a las naciones del mundo que los tribunales competentes habían oficiado al alto mando militar para capturar al sedicioso que había insurgido contra la Constitución – y se usó al ejército porque Zelaya mantenía un cuerpo militar a cargo de su custodia y estaba apoyado por mercenarios - venezolanos y nicaragüenses - así que esa tarea tenía que cumplirla una fuerza superior no podía encomendarse al cuerpo de bomberos – y, además, el ejército cumplió su función de defender el estado de derecho como se lo exige el artículo 272 de su Constitución que fija dentro de sus responsabilidades “mantener (…) el imperio de la Constitución, los principios de libre sufragio y la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República”, responsabilidad que estaba señalada también en la Constitución venezolana de 1961 – cumpliendo con ese mandato supremo derrotaron la invasión castrocomunista y la felonía de Chávez el 4F y el 27N - lo que fue eliminado por la idiotez constituyente de aquella hora que fue incapaz de preservar el legado histórico de aquellos líderes que rescataron en 30 años de lucha, de las garras del oscurantismo militarista, la libertad y la democracia para las generaciones futuras.
Una lección para esta América amenazada
Todavía no ha percibido el mundo democrático – con contadas y aisladas excepciones - la inmensa importancia para el fortalecimiento de la democracia y de sus instituciones que tiene la decisión institucional de la pequeña, humilde y pobre república de Honduras – condición que exacerba la cuestionada valentía de Chávez que había comprado ya su soberanía a Zelaya por $624 millones – pues, funcionó en Honduras el rigor de la Constitución y la separación de poderes – lo que produce temblores en el verdadero hugorilismo continental - para impedir que un individuo electo por la legislación vigente, - prevalido de la mayoría circunstancial que lo llevó al poder y el soborno y seducción del pueblo menos informado y más dependiente del gobierno – realizara una moderna forma asamblearia llamada referendo - ilegal e inconstitucional en esa nación como en Venezuela para 1999 - y garantizado por la inescrupulosidad en el uso del dinero público – para reformar la Constitución y eternizarse en el poder mediante el desarrollo subsiguiente de toda una superestructura para el fraude electoral – incluyendo un partido comicial adscrito a la nómina del estado encargado del terrorismo y la exclusión - la persecución a los medios de comunicación y la criminalización de la disidencia, igual que Chávez, Correa y Evo. Pero a Zelaya se lo impidió el imperio de la Constitución que impide la reelección y penaliza con la inhabilitación por diez años a quien la proponga. Así que, señores de la oposición venezolana, en Honduras no hubo tal “golpe de estado” sino que se ha llevado a cabo de forma incruenta la primera actuación institucional preeminente de los poderes públicos – dentro del marco democrático y con la ley en la mano - contra un presidente alzado contra la Constitución y los poderes constituidos en la historia de América Latina, fue – repito - una restitución del Estado de Derecho vulnerado por un insurgente enloquecido – que no atendió a razones, jurídicas ni legislativas ni políticas ni éticas - por la codicia de mantenerse indefinidamente en el poder como le había garantizado Chávez si hacía lo que a él le había salido tan machete.
La fragilidad institucional se lo permitió a Chávez
Lo que ocurrió en Honduras no puede seguir analizándose desde la óptica del gorilismo tradicional: Hay que analizarlo desde “la perspectiva Chávez” que sin disparar un tiro derribó la institucionalidad democrática venezolana con la anuencia vil de la Corte Suprema de Justicia y del Congreso Nacional – electo con más votos que los de Chávez - cuya cobardía – fortalecida por la auto disolución de los partidos políticos paralizados por el miedo y la culpa – avaló la ahistórica “refundación de la república” – concediendo a Chávez un período de gracia - y propugnó la convocatoria inconstitucional a un referendo para imponer una Asamblea Constituyente que tumultuariamente creó este caos que lleva casi once años en el poder demoliendo todo a su paso de dromedario – cuerpo grande, cerebro diminuto – usando los recursos de la democracia para destruirla con una constitucional – por ahora - pero ilegítima reelección indefinida. Por eso los demócratas cabales - que entendemos que las Fuerzas Armadas deben tener dentro de sus atribuciones ser el brazo ejecutor - en casos extremos - de las órdenes impartidas por la institucionalidad civil en defensa de la legalidad y el orden democrático –felicitamos a Honduras por esa soberbia actitud que devuelve la fe en la permanencia del sistema de libertades a nuestros pueblos amenazados por la barbarie comunista financiada por los petrodólares de Chávez – que encontró una alegre vía electoralista en la que se vota pero no se elige – diseñada por juristas izquierdistas españoles - para subvertir de facto – aunque con apariencia constitucional – el sistema político y económico de la nación, invocando la libre determinación que se niegan a reconocer al bravo pueblo de Honduras cuyo gentilicio asumo virtualmente como homenaje.
Nota
Mi solidaridad con Correo del Caroní ante la nueva arremetida del liberticida Francisco Rangel Gómez, tenaz enemigo de la democracia representada por la libertad de expresión y el sindicalismo independiente.
Rafael Marrón González

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