Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

23 de mayo de 2011

LA GUITARRA DE SHAKIRA

A Shakira le cayó el mundo encima por la noticia de haberle regalado a Chávez, una guitarra autografiada. Al conocer la noticia manifesté mi repudio en Facebook. Luego los representantes de la artista declararon que tal regalo lo habían hecho, a través del Izarra jr, unos jalabolas que presentaron un espectáculo de la artista en Caracas. Pero el daño estaba hecho. El público de la cantante reaccionó molesto ante la afrenta, pues es inadmisible que una empresaria que nutre sus arcas con el dinero del capitalismo – su público paga en dinero por sus conciertos y sus discos - pueda caer en la infame contradicción de adular a un comunista, enemigo de la propiedad privada – incluyendo la propiedad intelectual – contradicción muy común en estos tiempos de nulidades ascendidas por la sumisión.

La “guitarra de Shakira” pasa a ser el símbolo conspicuo de todos aquellos inservibles que, conociendo a la perfección las perversiones del comunismo, apoyan al gobierno en su campaña de destrucción de la propiedad privada - por la vía de las confiscaciones prohibidas en la Constitución – toda expropiación sin el debido proceso es una confiscación - que ellos disfrutan a sus anchas a la sombra del poder. Y esto es así, porque la misión de la guitarra de Shakira es producir dinero y propiedad privada, pero es usada para satisfacer el ego de un autócrata que odia a todo quien trabaje para producir riqueza y, por lo tanto, propiedad privada.

La guitarra de Shakira en manos de Chávez simboliza el amor de la parte sin el todo, como definía San Agustín al pecado. A Chávez le gusta la melodía del instrumento – amaneció tratando de tocarla - pero le arrecha que produzca bienestar económico y ascenso social por el mérito. Por eso la indignación de la cantante cuando se enteró del destino de la guitarra que le había autografiado a su contratante, y que este usó, seguramente, para granjearse complicidad en algún asunto oscuro. Y es que el discurso comunista adolece precisamente de esta doble moral: Odia al capitalismo pero no puede existir sin él. Y el capitalismo sigue cometiendo la bolsería de acudir en auxilio de estos regímenes criminales cada vez que la hambruna y la peste asuelan sus pueblos.

Tal como los empresarios liberales y capitalistas, que mantienen en sus nóminas a empleados comunistas que los incendiarán, haciendo más difícil el trabajo de los liberales que los defendemos, porque creen en la idiotez de que alacrán se domestica, porque no pueden entender que esa miseria antinatural es una deformación del alma. Y es que en esta amalgama de codicia, estupidez y maldad, que es el comunismo – una secta de asesinos - en todas sus aristas, encontramos imposibles, como burgueses, herederos de la fortuna paterna, que disfrutan a pierna suelta el bienestar que sus reales le prodigan, pero son comunistas, es decir enemigos de la herencia de sus padres. O son locos de bola o son unos redomados hipócritas que buscan reconocimiento político, como la guitarra de Shakira.

También “empresarios comunistas” una contradicción de términos por la imposibilidad de coexistir el lucro propio de la gestión empresarial, con el ordenamiento político comunista, en el cual no existe lo jurídico, que es lo que norma la relación de los Estados democráticos con el movimiento empresarial, para proteger la recompensa de ambos. Estos negociantes inescrupulosos, cuyas fortunas mantienen a buen resguardo en países libres, les sirven de fachada al régimen para justificar su arremetida contra la empresa privada que no se arrodilla ante sus fines hegemónicos. Son, como la guitarra de Shakira, espejos que impiden mirar la realidad. O abogados comunistas, una inmensa contradicción con el Alma de la Toga, que es liberal por razones de pulcritud profesional, porque en los estados totalitarios no existe el Estado de derechos que sustenta el ejercicio de la abogacía – que aboga ante la ley por la inocencia o el castigo de un acusado – pues, es el criterio del déspota el que impone la justicia – derecho de Estado - y si el déspota se equivoca en la aplicación de la ley, se asume que la ley ha sido cambiada, por lo tanto su ejercicio es una burla aterradora al concepto de justicia. Inconcebible infamia.

Allí está “Los jueces del horror” para recordar a la humanidad la verdad de estos seres, que como la guitarra de Shakira, se prestan para decorar a la maldad, con visos de civilidad. Vemos con estupor el caso de la Presidente del Tribunal Supremo de Justicia de un país constitucionalmente democrático, que va a Cuba, un país comunista, es decir totalitario, “a aprender sobre la aplicación de la justicia” – que no es otra que la voluntad de la tiranía. La guitarra de Shakira como orden al demérito democrático. Y así tenemos periodistas comunistas, vulgares exegetas de las supuestas bondades de los totalitarismos – como los periodistas del Gramma, por no mencionar a los del Canal 8 - con el espíritu crítico castrado por la incondicionalidad lacaya, que usan su profesión para mutar en verdades y actos de justicia las mentiras y crímenes del régimen y escondiendo la realidad en la que vive el pueblo, para que confunda esperanza con ilusiones. Como la guitarra de Shakira en manos de Chávez.

Pero también tenemos, para deshonra de su magisterio, maestros comunistas, el no va más de las infamias, con cuyo concurso los tiranos domestican el rebelde espíritu libre de los educandos, para inculcarles la sumisión por la subsistencia. Estos canallas - canalla es todo quien conociendo la mentira se preste para convertirla en verdad - saben a ciencia cierta que su misión es enseñar para la libertad, para lo grande, para lo hermoso, para lo universal y sin embargo, por esa extraña mezcla de odio, resentimiento y convicción de nulidad, que anida en el ser interno de todo comunista – “como soy un inepto robo, en lugar de trabajar, estudiar y ser responsable”, porque el discurso comunista – o socialista que es la misma vaina – sustituye el mérito por el crimen - usan su pedagogía para idologizar (implantar ídolos), introyectar el miedo e incentivar el resentimiento. La guitarra de Shakira es el emblema que debieran cargar en la solapa.

El antichavismo y la guitarra de Shakira

El economista Hugo Farías declaró que “el discurso de la oposición, en materia económica, es muy parecido al de Chávez. Es decir, nuestros líderes de la oposición defienden las libertades políticas, las libertades civiles pero no defienden las libertades económicas”. y esto es porque, desgraciadamente, creen todavía, que como ya el pueblo está lo suficientemente penetrado por el discurso comunista – eres pobre porque otro es rico – entonces sigamos con ello, pero advirtiendo que el malo es Chávez o Fidel, porque, según esta necedad, la canción es buena pero el cantante es malo, porque si el “socialismo lo impongo yo, ya verán lo machete que será”, obviando el fracaso recurrente de esta estupidez intelectual en todos lados donde ha sido, para desgracia de sus pueblos. Y así, como la guitarra de Shakira, la ilusión de la justicia social – como el Maná de Moisés - sigue campeando en predios de oposición bajo el discurso esperanzado, pero iluso por imposible, de la “repartición proporcional de la riqueza”, negándose a correr el riesgo de decirle al pueblo que en verdad justicia social – que es una adjetivación artificiosa, porque la justicia es una sola: dar a cada quien lo que le corresponda - es que se le reconozca y respete su esfuerzo de superación a cada quien en la creación proporcional de la riqueza. Cada cual según sus capacidades. Pero es más fácil darle al pueblo la guitarra de Shakira.

En conclusión

Si nos llevamos por la observación de la realidad, creo que es el momento de activar las fibras productivas de dignidad, adormecidas por la promesa parasitaria con la que el comunismo ha infectado las venas abiertas de América Latina, parafraseando al arrepentido Galeano. Si el pueblo quiere una guitarra como la de Shakira que haga como Shakira, que se faje como los buenos a trabajar y a estudiar bajo un régimen voluntario de responsabilidad consigo, con los suyos, con la sociedad y tendrá la guitarra que le de la gana. Y no será la de Shakira, será la suya propia.
La oposición debe sincerar su propuesta política: O es una alternativa viable, auténticamente democrática, donde se respeten y garanticen todas las libertades – incluyendo la económica – y se desmonte el degradante parasitismo social para construir un pueblo laborioso dignificado por el trabajo, o si se trata de la continuación del chavismo, pero sin Chávez, o sea el deslumbrar con la guitarra de Sahakira. Latinoamérica será liberal o no será.
Rafael Marrón González

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