Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

28 de mayo de 2011

EL DELIRIO POR SER CHAVISTA

Ya es un caliche opinar que los gringos le picharon una bombita a Chávez para que bateara un jonrón político en su plena campaña electoral adelantada y abusiva, con esa sanción extemporánea - ¿por qué no la ejecutaron el 2009? - que en nada afecta los intereses de la empresa petrolera nacional, aunque alguno opine que fue un golpe de rejo contra el muslo yanqui para avisar al gallito del patio que si sigue con sus amapuches con Irán le darán lo suyo.

Pero la alharaca patriotera del chavismo – que ni siquiera sabe que Venezuela jamás le ha vendido un barril de petróleo al gobierno de los Estados Unidos, porque su negocio es con la empresa privada yanqui y por lo tanto en nada afecta la sanción que solo le impedirá acceder a contratos con el Gobierno de Estados Unidos y a financiamiento para importar y exportar, lo que PDVSA no hace - no se hizo esperar y por todo el país las marchas de los desgañotados franelitascolorás pusieron un alto a las protestas por el desastre de las empresas de Guayana y de la misma PDVSA, la falta de luz, de empleos dignos, de viviendas, a la inseguridad, al costo de la vida, a la crisis de los hospitales, en un largo etc.

Chávez desempolvó el grito de guerra del cabito Cipriano Castro – el que le redactó el historiador Eloy González – “la planta insolente del extranjero…”, para implicar al ingenuo pueblo venezolano en sus pillerías contra las transnacionales, a las cuales se negaba a pagar las deudas contraídas por la nación, es decir por él – para obtener oxígeno político ante su franco descenso en las encuestas de las embajadas en Caracas, que les dicen la verdad a sus gobiernos. En ambos casos, el personalismo se confunde con el Estado. Yo el Supremo.

Los venezolanos no tenemos porqué asumir como propia las relaciones personales de Chávez con un peligroso teócrata enloquecido, que habla con el Imán Oculto – un personaje muerto hace milenios - que trata de destruir a Israel – obviando que primero desaparecerá Irán – y de imponer el Islam al mundo occidental mediante la disuasiva táctica de la “destrucción atómica”. La espada flamígera del Islam tiene protones. La posibilidad de construir una – una solita – bombita atómica, llena de prepotencia a estos inservibles especimenes del retorno del hombre de Neandertal. Cualquier persona con más de un dedo de frente debe suponer que Ahmadineyad no se saldrá con la suya, y en cuanto los gringos sepan que tiene listo el uranio enriquecido para construir la bomba, le caerán a palos galácticos como a Saddam con colgada y todo.


Estos son unos idiotas que piensan que al imperio militar más poderoso de la tierra se le puede derrotar con oraciones al Alá de los fanáticos. Al Gadaffi que creía lo mismo le duró media hora el “ejército más moderno” del ámbito árabe. Y a Saddam “la madre de todas las batallas” lo redujo a andrajoso con dolor de muelas escondido en una cueva. Y es que, frente a su absoluta inutilidad como estadistas – elevados a esos altos niveles por la infinita estupidez humana - todos estos autócratas ofrecen a sus pueblos miserablizados por su ineptitud, la gloria inmarcesible de ofrendar su bienestar, su futuro y sus vidas para destruir al “imperio”.

Hitler quiso lo mismo. Y su mariconería terminó quemada en un bunker. Allí está Fidel cagalitroso, después de 50 años de discursos de odio. Los rusos mataron de hambre al pueblo – los que sobrevivieron eran caníbales – para demostrar que su estupidez comunista era superior al “imperio”. Después de 70 años de dolor y muerte terminaron hartándose de trigo gringo en una nube de polvo y estiércol. Chávez ha llegado hasta lo estrafalario, al querer eliminar el dólar como moneda de intercambio comercial internacional y sustituirlo por el “Sucre” – perdón Mariscal por este agravio - un artilugio ideologizado, de cartón, con la que lo roban – al pueblo venezolano – los vivarachos de Correa y Evo.

Chávez sigue siendo el batutero de la oposición

Pero para nada me preocupa la histeria patriotera chavista - la misma que entrega su adorada soberanía a los cubanos y a China – sino la cobarde posición de la “oposición” oficial, que sigue como marioneta los compases de la batuta de Chávez. No hubo quien se parara frente a esta idiotez para cantarle las cuatro verdades necesarias a Chávez y al chavismo entreguista, que pone en riesgo la integridad de la república por sus contubernios con un gobierno declarado peligroso para la paz mundial por la ONU, por lo que es falso que la sanción del gobierno de los Estados Unidos sea una acción de injerencia, porque Chávez conoce los alcances de las resoluciones del Consejo de Seguridad. Y además, es una posición estúpida pretender hacer negocios beneficiosos para Venezuela con los yanquis y a la vez bailar pegado con sus enemigos. O eres marisco o eres molusco.

Esta fue una oportunidad única para marcar distancia con la política internacional de Chávez y el uso de PDVSA como herramienta de intromisión política en otras naciones. Pero la oposición prefirió meterse a chavista y ponerse – por unas horas - la franelitacolorá y salir a marchar contra el imperio. Se le salía la baba por ser chavista. La verdadera posición patriótica es develar la verdad al pueblo y desnudar a Chávez como un aliado de los gobiernos más nefastos del planeta. Como el de Irán.

Diciéndole con claridad que son los empresarios de los Estados Unidos los principales financistas del gobierno y del pueblo venezolano, pues compran y pagan de contado el petróleo que Chávez devotamente les envía todos los días. Que es mentira que Chávez tenga otros compradores para sustituir a los gringos, pues venderle al gobierno comunista chino que paga cinco dólares por barril – cuando cuesta 90 o 100 – es un mal negocio, además por la distancia y el costo de los fletes que los paga Venezuela, y los países de Petrocaribe no le pagan. Por lo tanto si no les vende a los gringos el hambre hereje campeará en estos peladeros en los que ha convertido Chávez a Venezuela. Esa es la posición de un patriota frente a esa algararabía de pendigenuos rabiosos, convencidos de que sin el imperio se vive mejor. Allí está Cuba como espejo. La prostitución es el principal producto de exportación de Fidel: Las jineteras y jineteros salen a las islas paradisíacas del Caribe, todos los fines de semana, a buscarle dólares a su proxeneta.

La oposición trabaja para Chávez

Cuando observo estas inmensas contradicciones de la oposición oficial – loquita por coincidir con Chávez para ganarse el fervor popular – me pregunto si en verdad existe en Venezuela una posición política de signo contrario a la oferta comunista de Chávez. Me parece que lo que está planteando la oposición oficial es un chavismo sin Chávez. Y eso, por supuesto, favorece a Chávez, porque el pueblo responde a que es mejor malo conocido que cien volando.

Haber apoyado ese estúpido comunicado de la Cancillería y de la Asamblea Nacional – un dechado de cursilería que invoca ser hijo de Bolívar como un arma letal de destrucción masiva – fue toda una confesión de baja estima. O está convencida esta oposición oficial que el pueblo quiere seguir con Chávez y entonces hay que parecerse a Chávez para ganar o carece de una conducción intelectual que le permita actuar según los parámetros de la lógica.

Lo primero que debió dilucidar fueron los términos de la sanción y su alcance y adelantarse de esa manera al chavismo que tardó mucho en reaccionar, hasta que Fidel llamó a Chávez para darle instrucciones. Una cosa es defender la soberanía de la patria y oponerse a cualquier intervención extranjera - como el caso de la intervención cubana – y otra desconocer que el gobierno – no la nación – incurrió en una violación a una sanción internacional dictada por la ONU contra un gobierno de índole criminal, como el de Irán, por desobedecer medidas cautelares sobre la producción de Uranio.

Esa solidaridad automática llenó de regocijo a Chávez. Y a Fidel – “no te dije que son unos pendejos”. Por ello es necesario que la oposición oficial responda algunas consideraciones que nos revelen si estamos ante una posibilidad de cambio o en un continuismo socialista – con el antiimperialismo como logo - quizá más peligroso que el de Chávez: ¿Está de acuerdo la oposición oficial con la forma como Chávez lleva las relaciones internacionales? ¿Defiende la oposición oficial la propiedad privada y la libre empresa? ¿Devolverá a sus legítimos dueños las propiedades confiscadas por Chávez? ¿Está dispuesta la oposición oficial a derogar las leyes ilegítimas sobre el derecho de propiedad que ha emitido Chávez? ¿Eliminará la reelección indefinida, comenzando por el compromiso de no postularse para otro período quien resulte ganador? ¿Expulsará del país como indeseables a los invasores cubanos e iraníes que usurpan posiciones reservadas a los nacionales y las cuales jamás destinarían a los venezolanos en sus respectivos países? O responden afirmativamente o la abstención será de órdago, puesto que no votaremos ni por Chávez ni por otro Chávez.
Rafael Marrón González

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