Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

5 de febrero de 2012

LA ESTUPIDEZ VA DE FRENTE Y DA LA CARA


La estupidez se caracteriza por creer en asuntos tan peregrinos como que el pasado puede modificarse o que la historia la escriben los vencedores o que con aguacates salen batidos de fresa. Y partiendo de esa “fe de carboneros”, Chávez insiste en pretender obtener eficiencia con adulantes, modificar el pasado y reescribir la historia para que se adapte a sus delirios, para convencer a las masas seducidas por la lluvia de limosnas indignantes, que antes de su egregia presencia política “todo era nada en la gran noche de los tiempos”.

Y en ese fangal estrafalario declara que el frustrado golpe de estado del 4 de febrero, no fue tal sino “una quijotada, un acto de amor” – obviando que pretendía apresar a dirigentes políticos, religiosos y sociales y encerrarlos en el estadio universitario y fusilarlos, para emular al asesino Guevara, como declara un participante que exige anonimato: “Mi tarea, al momento de ejecutarse el golpe, era la eliminación física, el exterminio de toda la clase política” – y Carlos Andrés Pérez se salvó de ser asesinado por este “acto de amor” porque se engatilló el capitán Joaquín Suárez Montes, quien dijo haberlo tenido a tiro, a escasos dos metros.

El primer ataque de esta “acción romántica” fue contra la residencia presidencial en la cual se encontraba doña Blanca con una hermana anciana, una hija y dos nietos infantes: El “valiente oficial” que comandó el cobarde ataque – como si se encontrara ante los muros de Jericó - no cesaba de intimar por el altavoz la rendición de doña Blanca, que nunca se rindió y soportó la andanada de metralla de esta burda cobardía, hasta que los suyos la rescataron.

Un acto “de amor” que dejó como estela, según cifras oficiales, 14 muertos y 53 heridos - versiones extraoficiales daban un estimado de 50 muertos y más de 100 heridos - 1.089 militares detenidos y cuantiosas pérdidas materiales. “Una quijotada” que obligó al gobierno a enfrentar y derrotar la insurrección con “unidades de policía, del batallón de infantería Simón Bolívar, de la 31 Brigada de Infantería, algunas unidades blindadas del batallón Ayala, del destacamento 51 de la Guardia Nacional, y de aviones Bronco, Tucán y F16”, lo que indica el vasto operativo de la insurrección contra el orden republicano.

Nómina incompleta del “acto de amor” de Chávez

Tenía 9 añitos Noelia Lorenzo Parada cuando recibió una bala de FAL en la cabeza disparada por los “amorosos” insurgentes en la toma de Miraflores. Y en el asalto a la Carlota recibieron amor que mata Echarta Gaiska, 20 años, estudiante de Ingeniería y Migdalia Antonia Delgado de Marquina, 30 años, dirigente estudiantil, el hijo de esta última, de 3 años, recibió una herida rasante en la cabeza disparada por un amoroso insurgente. Hugo Orlando Villarte Mejías, 40 años, muerto a balazos por románticos francotiradores en el “23 de Enero”. José Enrique Ordaz, 44 años, escenógrafo de Arte TV, recibió un balazo en la espalda cuando quijotescos felones dispararon repetidas veces contra quien fuera, desde el Museo Histórico Militar.

Defendiendo la Casona - habitada por la primera dama - rindieron sus vidas los agentes de la Disip: Gerson Gregorio Castañeda, Edicto Rafael Cermeño Joves y Jesús Rafael Oramas. Jesús Aponte Reina, 21 años, agente de la Policía del Municipio Sucre, falleció al recibir un impacto neto de Mortero cuando los traidores a la democracia disparaban amor a discreción contra las residencias aledañas a la Casona pata intimar la rendición de doña Blanca. José Aldana, cabo II de la Policía Metropolitana, muerto a balazos por los Tupamaros en La Cañada.

También murieron en este piadoso acto de amor de Chávez: Franklin Alexis Vega y Wilmer Díaz, agentes de la Policía de Valencia. Deivis Peña Juárez, cabo segundo de la Guardia Nacional. El cabo segundo Elio José Gamboa y los soldados Miguel Escalona Arriechi, Jesús Alberto González y Julio Peña Labrador, de la Guardia de Honor. Jesús Santiago, capitán (Ej), Fernando Cabrera, subteniente (Ej), el sargento técnico Pablo Linares y el AT Celso González, de la Aviación. Los distinguidos del ejército José Salas Ramírez, Jesús G. Rodríguez y Luis García. Los soldados del ejército: Guerras Montes de Oca, José Ramón Noguera, José Nieves, César Castillo, Wilmer Molina, y dos soldados desconocidos y el soldado de la aviación Hernández Herrera.

Esta lista, fue realizada por un funcionario de la DISIP que prefiere reservar su nombre, y la revela en honor de los caídos en defensa de la democracia atacada por el “acto de amor” a plomo limpio del cinismo de Chávez.

Lo cierto es…

Chávez fue un contumaz conspirador – reclutado por el comunismo - contra el orden republicano, y su insurgencia el 4 de febrero – Carlos Andrés Pérez, estúpidamente, ignoró las advertencias de su organismo de Inteligencia - fue un golpe de Estado – no un intento ni un acto de rebeldía - que fue neutralizado por los esforzados paladines de la democracia, que lo derrotaron, apresaron y sepultaron en Yare, de donde resucitó por obra y gracia de un sobreseimiento presidencial – no un indulto – que vejó la memoria de las víctimas y humilló el esfuerzo de los defensores de la República, desmoralizando las fuerzas democráticas, porque el gobierno de Rafael Caldera “necesitaba popularidad” o porque el golpe había sido contra los adecos, signatarios del odio perenne del anciano oportunista, beneficiario directo de aquella bellaquería contra la constitución y las leyes.

Y ahora, como supuestamente la historia la escriben los vencedores, el 4F es declarado “Día de la Dignidad” – hasta el 7 de Octubre - lo que manifiesta que creen tener el poder de cambiar el significado de las palabras para ajustarlas a su precariedad moral. Si el 4F tiene alguna relevancia es la de la ignominia. Sale pa´llá.

Rafael Marrón González

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