Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

20 de febrero de 2012

LE METIMOS UN SUSTO AL MIEDO

Y hubo primarías. Chávez sostenía, con la seguridad que da la costumbre de ser obedecido sin chistar, que no las habría. Pero las hubo y la godarria chavista quedó balbuceante, declarando sandeces – “la oposición marcó más votos de los que eran” – ¿cómo sabrá este que la Guaira es lejos? – exponiendo su pequeñez moral, confundida por la avalancha de participación que sumó tres millones y pico de votos, sin contar el millón que se quedó sin votar por vencimiento del plazo - ¿oligarcas, burgueses, pitiyanquis, imperialistas? – en la cual mucho funcionario votó a pesar de las histéricas amenazas de la nomenklatura y hubo votos en los barrios para jugar parejo, y de nada valieron motos y pistolas de los vándalos contratistas del amedrentamiento, ni las cámaras fotográficas de la Guardia Nacional: Al miedo le metimos un susto.

Porque poco a poco la ciudadanía ha comprendido que quien resigne sus derechos por miedo, pierde sus derechos y se queda con el miedo. Y fue de tal magnitud el susto que el TSJ, atendiendo más rápido que el rayo de Sinaloa el reclamo de un farsante, que identificó, para el operativo político, como candidato de la MUD, cuando no lo era, intentó inútilmente prohibir que la Mesa de la Unidad cumpliera con su promesa de destruir los cuadernos de votación para evitar otra infamia fascista como la lista Tascón – en verdad “Lista Chávez” - que tanto sufrimiento causó al pueblo democrático venezolano, exponiendo al mundo la verdad de este régimen sectario.

De ese tamaño fue el susto que le metimos en el cuerpo ante la presencia en la palestra política de un líder presidencial que lo ha dejado en shock, pues lleva varias cadenas dedicadas a exaltar por contraste la personalidad de Capriles, que definitivamente lo tiene loco al grado de parecer su jefe de campaña - “…te vas a conseguir conmigo, todo los días de este mundo majunche, no me vas a poder evitar (…) tienes rabo de cochino, oreja de cochino, roncas como un cochino, eres cochino majunche…” - descalificación que afecta a los nueve o diez millones de venezolanos que lo aventaremos del poder de una sola votada.

Y, además, líderes regionales y municipales consustanciados con los problemas del diario acontecer del ciudadano para los cuales el fariseísmo chavista fue incompetente, cuando no indiferente y todos elegidos por el pueblo en comicios libres, sin coacción ni soborno.
Frente a ese soberbio ejercicio democrático el mundo libre contempla la autoproclamación del caudillo eterno por la gracia de los esteroides, cuyo dedo designa sin apelación a quienes “echará” – cuje - a los líderes electos por el pueblo. La inminente pérdida del poder, que lo dejará más solo que la una, porque corrupto no carga bojote, incluyendo a los lambucios internacionales que veremos haciendo antesala con el enchufe en ristre para conectarse a la toma del nuevo gobierno - cual el Fidel de CAP en Hugo – lo mantiene en carne viva presa de terribles pesadillas.

El discurso del desespero

Luego de blandir aquello de “la revolución no puede perderse” – que no sabemos qué significa – y sufrir el peor domingo de su vida – recibiendo las imágenes aéreas de las inmensas colas en todo el territorio nacional – vía La Habana a recibir terapia anímica, hizo escala en Ciudad Bolívar a celebrar los 193 años del Discurso de Angostura - precisamente el escenario en el cual Bolívar, iluminado por la visión del 2012, abdicara todos sus poderes y expresara:

"… la continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos…” – y en la pompa heroica del ramplón militarismo oficiante, sin reparar en la degradación que infligía a la fecha patria, se despepitó en una retahíla de insultos – “la burguesía ya tiene su candidato, no solo la burguesía, los golpistas de abril, el tirano Carmona, los yanquis, Acción Democrática y Copei, porque el candidato burgués es eso y mucho más: Es el candidato de la antipatria, del capitalismo” - cual querrequerre reventará si ocho meses en ese tono - que desmintieron la recién estrenada auto definición “yo soy un estadista” (alguien por allí comentó: “pues, lo disimula muy bien”) – convirtiendo la magna fecha en el inicio formal de su ya añosa y abusiva campaña electoral por la reelección indefinida sin percibir, ni por asomo todavía – así de despistada está su psiquis - que el pueblo venezolano le puso fecha de vencimiento: 7 de octubre de 2012.

En conclusion

No hay manera de evitar que el pueblo saque “sus propias conclusiones”: A Capriles lo eligió democráticamente el voto popular, y a Chávez la luna llena. Y punto. Y, además, el adversario ya no es esa figura desdibujada que llamaban “la oposición”, sino un político joven, de exitosa carrera como funcionario, con amplio reconocimiento en los distintos sectores de la sociedad, que le derrotó su mejor hombre arrebatándole su más importante gobernación, con un organizado y disciplinado equipo de campaña, dirigido por auténticos líderes surgidos de la lucha social, conocido en los más recónditos espacios del país, firme en el propósito, compartido por millones de ciudadanos, de restituir la justicia, la paz social por la reconciliación nacional y el orden republicano, en el camino cierto del progreso colectivo por el desarrollo de los individuos por la educación formal y de calidad, ante quien, por cruel contraste, aparece como un avejentado y enfermo espécimen del pasado, con un discurso manido y fastidioso, que la cegante realidad se ha encargado de desnudar en su cruda miseria. ¡Sale pa´llá!

Rafael Marrón González

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