Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

27 de mayo de 2012

¡PSSST… SOCIALISMO, SALE PA´LLÁ!





“Socialismo” es un sustantivo feliz que define la esclavitud política por el atractivo de la manipulación llamada “justicia social”. Es un espejismo – lo probó la URSS y lo demuestra Cuba - que ha permitido que importantes sectores de la humanidad caigan en la trampa del estatismo exacerbado, que define la realidad política del llamado impropiamente “social-ismo” que, repito, en la práctica no tiene nada que ver con lo social sino con el dominio centralizado y planificado de la vida política nacional por parte del asfixiante aparato estatal que, eliminando lo “privado” y su exponente, la individualidad, convierte lo “publico” en lo “gubernamental”, derivando al ciudadano en súbdito masificado, necesariamente obediente y no deliberante, permutándole la libertad por la subsistencia basal.

Es decir, que tal como bautizar una niña como “Hermosa”, por lo que siempre lo será de forma ideal, el sustantivo “socialismo” posee la virtud artificial intrínseca de referirse a lo social por encima de lo político, que el común introyecta como “preocupación por el sufrimiento del pueblo” – solidaridad automática que deriva en el axioma “ser pobre otorga el derecho a pedir” - cuando en la realidad es todo lo contrario: Es un sistema que privilegia lo político por encima de lo económico, con el desastroso resultado para lo social.

Es una de esas voces de fácil compra pero que esconde una perversa realidad antinatural – su símil en la naturaleza es la letal medusa “avispa marina” - que suprime la individualidad, centraliza la actividad pública y estatiza la vida de la nación eliminando el “interés propio” – la recompensa que premia el esfuerzo adicional - que es el combustible que mueve la economía.

Y esta es una fórmula inequívoca para fracasar, por lo que este sistema de gobierno sobrevive entre sus escombros gracias a la represión de un militarismo corrupto que se encarga de oprimir la disidencia ante la idiotez acrítica de la tolerancia liberal – pragmáticamente cegada por la inclinación favorable de la balanza comercial - y la ingenuidad del pueblo que jura por su madre que “socialismo” es capitalismo pa´ los obreros y que los socialistas son custodios incorruptibles de los derechos populares y que la voz “socialismo” se refiere a poner a su alcance – de manera instantánea, gratuita y graciosa - la satisfacción de sus necesidades materiales, y hasta espirituales, mientras duerme a pierna suelta.

Obreros sin derecho a pataleo

Una de las mentiras más recurrentes de los socialista /comunistas es que sus filas se nutren con el movimiento obrero y en todas sus gigantografías aparece la imagen de un obrero bien papeado, blandiendo, como una espada, la bandera roja de la violencia que identifica a esta secta de asesinos. La verdad histórica es que la masa obrera es la víctima propicia de los desmanes totalitarios del  grupo que se eterniza en el poder en su nombre, prometiéndole esmerada atención personalizada a cambio de la renuncia forzada a la libertad y sin derecho a réplica: Tal un pájaro enjaulado: Tiene comida, agua y periódico viejo para defecar. No le falta nada, ¿verdad? Solo que, regularmente, al encargado se le olvida atenderlo y vemos el pobre pájaro, con el pico abierto y bañado en mierda.

“Masalismo” es su nombre real

No es posible llamar "socialismo" a una ideología pivotada en la masa sobre el individuo - que es la entidad que crea sociedad - por lo tanto debe llamarse en propiedad "masalismo". Porque, además, esta corrupción militarista, que esconde las garras del comunismo, se aprovecha de la debilidad moral del pueblo que solapa su carencia de conciencia en la turba, para destruir los valores intrínsecos de la democracia, sustituyendo la formalidad institucional de la república por aparatos propagandísticos de la ortodoxia oficial, que exige sumisión perruna para suministrar la supervivencia basal, por ello su eslogan es “no importa el individuo – el ser pensante que toma decisiones y es responsable de sus actos – sino la masa – conjunto imbecilizado, de conciencia colectiva, que obedece a la voz de las emociones y no de la razón, y por lo tanto dócil instrumento de sus perversiones.

Y su trampa cazabobos es la invocación de la “igualdad” – obviando la naturaleza libre del hombre - pero no la producida por el esfuerzo individual, sino por decreto: ¡Todos los que estén arriba se me vienen pa´bajo! O disparo. Y una vez abajo se forman en fila para recibir su ración de nepe. Si no alcanza, vuelvan mañana. Fue Winston Churchill, vencedor del socialista Hitler en la segunda guerra mundial, quien mejor definió el significado de este disparate intelectual: 
 
 
El socialismo es un sistema cuya filosofía es el fracaso, su credo la ignorancia, su prédica la envidia y su virtud la distribución igualitaria de la miseria”.


En conclusión

No existen socialismos positivos y mucho menos progresistas, todo socialismo, de la adjetivación que sea, al propender a la repartición de una riqueza no creada por el esfuerzo individual, privilegia la flojera y la sinvergüenzura y lleva a sus pueblos a la mendicidad y al atraso del parasitismo social - eternos paterdependientes. Otro panorama presentan los gobiernos presididos por idealistas sociales, más o menos inteligentes, que han sabido reconocer la realidad – una cosa es cantar en la ducha y otra con guitarra – y, como el caso Brasil, protegen y respetan la acción económica privada a la par que desarrollan programas sociales de atención a los más débiles y vulnerables, pero siempre apostando a la  inclusión por la productividad. América Latina será liberal – trabajo, estudio, responsabilidad - o no será.

Rafael Marrón González

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