Con la palabra “pensar” designamos las tres
operaciones fundamentales del pensamiento lógico: concebir, juzgar y razonar.
Pensar es, según Kant, una actividad intelectual por la cual el juicio forma
los conceptos, por lo tanto “pensar es conocer por conceptos”, entendiendo el
concepto, apelando a la definición sencilla del DRAE, como “determinar algo en
la mente después de examinar las circunstancias”.
Y
por esa manera de enfrentar las circunstancias – el hombre es él y sus
decisiones – la civilización se ha erguido sobre mitos y tradiciones atávicas,
generando el portentoso presente científico y tecnológico que disfruta la
humanidad, aunque demasiados pueblos permanecen todavía en el oscurantismo
medieval sometidos por la colosal fuerza atávica de la ignorancia y por la
brutal dominación militarista, ambas aberraciones amparadas por el respeto por
quien “piensa” diferente, y me pregunto qué se entiende, en estos casos, por
“pensar diferente”, porque no es lúcido respetar “pensamientos” que lesionen la
integridad de la persona, de la sociedad o de la civilización.
Los
pueblos bárbaros someten a sus mujeres a la tortura infamante de la ablación
del clítoris, porque “piensan” que las mujeres no tienen derecho a sentir
placer. Los islamitas tienen derecho a asesinar a sus mujeres a pedradas o a
deformarles el rostro con ácido, crimen en el que participan padres y hermanos,
por sospechas de infidelidad.
¿Hay
que respetar ese “pensar distinto” o atacar esos actos inhumanos con todas las
fuerzas de la razón? Pero existen demasiadas barbaridades que se cometen y
sobreviven, por esa estúpida alcahuetería de respetar a quien actúa
supuestamente motivado por un modo de “pensar” diferente, así el acto no tenga
ninguna relación con el pensamiento sino con la fuerza o la estimulación de la
codicia, que entonces sería “pensar” con el cuerpo – obrar diferente - no con
la mente, que piensa con manifestaciones ascensionales – arte y literatura,
ciencia, tecnología y política auténtica – “pensar con palabras” como lo define
y diferencia André Maurois en “Un arte de vivir”.
Igual
pasa con la “opinión”, que es una manifestación valorativa particular,
contaminada por cualquier cantidad de elementos subjetivos, la mayoría de las
veces emitida sin razonamiento ni crítica previa, pero exige ser “respetada”
por imbécil que sea. Savater se encargó de aclarar que es la persona que emite
la “opinión” la que debe ser respetada, no “su opinión” la cual debe ser
filtrada por el pensamiento crítico antes de ser admitida.
Sin
embargo lo común es la insensatez de aceptar cualquier idiotez que diga un
fulano, porque se lo dijo su abuela, y permitir que la babosada pase como valor
intelectual. No logro entender cómo puede “opinar” alguien sin la más remota
idea del concepto que manipula y, peor aún, sin la formación intelectual
necesaria para poder enjuiciar y asumir por convicción, lo que origina inmensas
contradicciones que quiebran la lógica.
¿Un comunista “piensa” diferente?
Gracias
a esa conducta estúpida, porque va contra los valores y principios evolutivos
de la humanidad, es que todavía existen, y tratan de imponerse, sistemas
totalitarios antinaturales como el comunismo o socialismo de la mano de la más
abyecta ignorancia, que pide respeto para quienes “piensan” diferente, como si
fuera producto de la inteligencia imponer por las armas y por la coacción –
sumisión por la supervivencia - un modelo de masificación que castra la
individualidad - el motor fundamental de la evolución - elimina la propiedad y
la recompensa – núcleos de la riqueza que destruye la pobreza - reglamenta la
personalidad – castrando la creatividad - y, precisamente, criminaliza el
autentico derecho a pensar diferente.
Pero
lo peor es que los críticos de quienes nos oponemos a ese “respeto” suicida por
un sistema militarista criminal – el comunismo es una secta de asesinos,
ladrones y pervertidores de menores - apelan
a calificar como “intolerancia” lo que es un juicio de valor producto del
razonamiento lógico, es decir de pensar.
No
existe una sola evidencia histórica de alguna bondad del sistema
comunista/socialista - su menor daño es incentivar el parasitismo social - sin
embargo cómo atrae. Y qué fácil es ser líder de ese guión paradisíaco – pura
teoría que en la práctica es inviable por ruinoso - que va en sentido contrario
a la naturaleza humana, por lo que una de sus ofertas es crear un “hombre
nuevo”, obediente y no deliberante, es decir que no se atreva, ni siquiera en
la intimidad, a pensar críticamente sobre su situación de esclavo de doble moral, que se torna característica
propia del conglomerado resignado que comienza a reproducirse en felices
voluntarios inservibles y
andrajosos, que renuncian al estímulo de su condición de seres pensantes,
chapoteando en la miseria intelectual y física, matriculados de por vida en el obrar unívoco, impuesto por
el poder omnímodo – “lo que no está prohibido es obligatorio” - que se atreven
a llamar igualdad.
Solo si pienso existo
Hay
que reivindicar el acto de pensar sobre opinar, que muchos confunden con una
función orgánica – “a Chávez le inocularon el cáncer” - sobre todo en esta
forma de hacer política, especie de lugar donde confluyen todas las atrocidades
y son posibles todos los absurdos, sencillamente por la ausencia de
pensamiento, sustituido por el dogma ideológico - definitivamente una
enfermedad mental - el fanatismo de la ignorancia y la codicia que lleva a
apoyar o a ser conmovedoramente indulgente con posiciones abiertamente
totalitarias.
Un
sencillo razonamiento nos indicará el sitio de la verdad: Si es tan bueno el
sistema comunista/ socialista y
propende tal calidad de bienestar para todos por igual, por qué necesita
someter a sus pueblos por la fuerza de la represión militar. Donde sea
necesaria la fuerza no hay doctrina ni convicción. El socialismo / comunismo se
sustenta en el poder de las armas – “la revolución es pacífica pero está
armada”; “Maduro cuenta con el apoyo de la Fanb”- por lo tanto es un sistema
que no piensa diferente, sino que obra a contrapelo de la razón.
Por
eso el criminal desastre histórico de sus ejecuciones que la estupidez se niega
admitir. ¿”Pensar” diferente? ¡Sale pa´llá!
Rafael
Marrón González
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