Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

23 de noviembre de 2014

¡¿ALTOS QUÉ….?!



¿Qué entenderán estos tipos por “pensamiento” – “conjunto de las operaciones cognitivas: análisis, síntesis intuición, discurso, invención, asociación, etc., por la cual el juicio forma los conceptos” – para crear, nada menos, que un Instituto de “altos estudios” - ¿funcionará en una azotea? – del “pensamiento” político del extinto – “vamos a freír cabezas de adecos”, “váyanse al carajo yanquis de mierda”, “esta revolución… está armada” – un devoto creyente en la sagrada palabra de Fidel – “maestro, lo digo sin complejos, tú eres el padre de los revolucionarios de este continente. Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua y en el aire” (noviembre 2007) - cuyo “pensamiento” puede ser de todo menos “político”, pues no existe nada político en preservar el poder por el terror de un formidable aparato represivo engordado con la miseria del pueblo cubano.

Y no me extraña que en cada consulado del planeta se instale una cátedra de este instituto dirigida por aspirantes a vivir sin trabajar, que aquí se estila, pero hay que hacer cola, en las cuales se pagará salarios en dólares a los cursantes.

Hay que ver las horas que he dedicado en radio y prensa, desde el mismísimo 4F,  a combatir esta artesanía totalitaria, hecha en el Inces,  que, en nombre de la ignorancia ha destruido las posibilidades de desarrollo que, hasta el aciago 1999, estaba construyendo Venezuela con su gente pensante y con el concurso de las universidades internas y externas – programa de becas Gran Mariscal de Ayacucho mediante – sin encontrar ni la más leve presunción que en justicia pudiera llamar “pensamiento”, en aquel vendaval de excesos verbales – “Marisabel esta noche te doy lo tuyo” – ditirambos rocambolescos – “… del éxito de nuestra revolución puede depender la salvación del mundo" (20 de mayo de 2006) - y promesas imposibles – “si en un año hay niños en la calle me cambio el nombre” - que brotaban de las vísceras del encantador de ingenuidades esperanzadas por la promesa de tener padre para siempre.

A menos que se considere “pensamientos” la colección de perogrulladas recopiladas por el MINCI en un ejercicio de adulancia sin precedentes, que se pueden sintetizar en “todos los poderes soy yo. Yo soy el pueblo. Yo soy Venezuela”. Pero este es uno entre tantos disparates – trueque, comunas, “colectivos”, magnicidios, atentados, conspiraciones intergalácticas, invasiones colombianas con los aviones de combate en un hangar de Bogotá, guerras económicas y bacteriales, sancochos vecinales institucionales, gallineros verticales, cultivos abonados con excremento, conucos en techos, ministerios de la felicidad y la buena fortuna, fundos zamoranos, expropiar empresas para quebrarlas, y un largo etc. -   

A los que nos tiene acostumbrados el régimen del fenecido, extensivos a su continuidad mimética, que, mientras se desgañita proclamando “soberanía” frente al “imperio” que le compra el petróleo y se lo paga, atentando  contra los intereses de la nación venezolana, ha entregado su soberanía política a Cuba, una nación cuya independencia se la debe a los Estados Unidos y su bandera al venezolano Narciso López.

A Brasil y Argentina la seguridad alimentaria, violando el artículo 305 de la constitución, que reza: “…la producción de alimentos es de interés nacional y fundamental para el desarrollo económico y social de la Nación. A tales fines, el Estado dictará las medidas (...) que fueran necesarias para alcanzar niveles estratégicos de autoabastecimiento”. 

La soberanía financiera ha sido hipotecada a China así como la responsabilidad en la distribución de alimentos en todo el territorio nacional.

Y ahora la soberanía energética a Argelia que nos comenzó a suministrar petróleo, patético logro de trastocar el país de exportador a importador de petróleo, con lo que ya no pertenecerá a la Opep sino a la Opip, involución bolivariana, que crea  felices parásitos sociales – antes se llamaban flojos y sinvergüenzas - en franca contravención al postulado de Bolívar: “la sociedad desconoce al que no procura la felicidad general, al que no se ocupa de aumentar con su trabajo, talentos e industrias sus riquezas y comodidades propias que colectivamente forman la prosperidad nacional”.

El mito como salvoconducto

El único talento innegable que tuvo el difunto fue… petróleo a cien dólares. Y cierta inescrupulosidad para colocar los intereses de su delirio revolucionario  por encima de toda norma administrativa, con la anuencia cobarde o compinchera de los llamados a proteger los intereses de la república. Lo demás es leyenda urbana. Mito para el afiche enmarcado en la sala de la humilde mujer que tiene un hijo preso y dos en el cementerio como aporte patriótico a la inseguridad que ha llegado a límites insoportables en estos quince años de locura socialcomunista, solo comparable a los índices de inflación que han roto la barrera del sonido, la desaparición del aparato productivo, el desvanecimiento de la empresa privada, la depauperación de PDVSA.

Lo cierto es que el fulano “pensamiento” digno de un instituto de altos estudios gracias a la insondable veleidad de los incondicionales, le dejó a Maduro el desastre político, social y económico más estruendoso de la historia, un país con su infraestructura vial en ruinas y sus ciudades y pueblos  llenos de telaraña y malos olores. Y con la mala leche de que el barril que se mantuvo arriba durante toda la epopeya del extinto, se le viene abajo a pesar de los conflictos árabes que ocasionaron su subida en el pasado. Cosas que ponen la piel de gallina.

Pero el mito, sustentado por los desconsolados herederos, como burbuja histórica lo protege de las mentadas ante cada “no hay” y “esto si está caro” pues rebotan y le caen a Maduro en pleno rostro, que no tiene otra opción que seguir sacando brillo a la burbuja, contra su propia historia – mayor acto de amor, imposible - aunque ganas no deben faltarle de decir unas cuantas verdades, sobre todo al observar como en sus narices Raúl Castro le elige suplente y lo obliga a comisionarla en la ONU para que vaya cogiendo luces. No lo hace porque a estas alturas de su inmolación  nadie le va a creer. ¿Cómo va a tener la culpa de este desastre el altar mayor? Sale pa´llá.

Rafael Marrón González

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