Los ingenuotes chavistas boquiabiertas, conectados a la godarria, que disfrutan los privilegios de la cercanía con el poder, aprovechando debilidades éticas y la connivencia de la incondicionalidad para hacer fortuna mal habida, ignoran lo que significa la afirmación “Chávez es comunista”.
En su debido momento, cuando al déspota le haga falta sangre para saciar la sed de la bestia que lo encumbra, no vacilará en degollarlos como a cerdos, para exponerlos en garfios ante el populacho ebrio. Y es que la estupidez es infinita, declama loas al verdugo cual lechón cantando gaitas en Navidad.
Es muy difícil creer que sujetos deslumbrados por el lujo, que se desplazan en lujuriosos vehículos de costos astronómicos y se dan vida de sultanes árabes, sean partidarios de la severa austeridad espartana que predica el comunismo para crear en la psiquis de los desposeídos la falsa premisa que sustenta la condición zarrapastrosa como virtud política, para perpetuar al caudillo en el poder en su nombre – Stalin Fidel, Chávez - pero guarecido por un poderoso ejército corrupto cuya misión es producir parálisis social por el terror.
Estos inescrupulosos están convencidos de poder escapar a tiempo, antes de que se desate la decapitacion de traidores a la revolución, que será todo aquel que ose usar corbata o bañarse o encender la luz en el período de reafirmación revolucionaria que se avecina y del cual los Carapaicas “comunismo o muerte” han emitido ya su dictamen, previa consulta con Chávez – no se mueve una hoja sin que “micomandante” lo ordene.
Y es que la estulticia obvia, bajo los efluvios de la juma de ayer, que Chávez es esencialmente una entidad totalitaria genética – el apodo juvenil “el loco Hugo” que, aunque derivado de su personalidad estrafalaria, en realidad encubría el genio destemplado y violento que le permitía imponer su voluntad.
Y las entidades totalitarias, en el ejercicio del poder, producen el miedo que les permite transformar sus caprichos en leyes y éstas en legítima aspiración de la debilidad mental que se siente representada en su discurso supuestamente humanista.
Por ello, seguro estoy, de que no le temblará el pulso – émulo de Calígula – para lanzar por el balcón del ludibrio a diosdados, josévicentes y rangelesgómez – el cementerio de “próceres” necesita ampliación - cuando la necesidad de hacerlo le llegue, por mucho que se afanen en competir por la jalada de platino que suele recibir en su Aló, presidente, que se convirtió, de un programa de participación popular para tratar los clamores del pueblo, en un ejercicio maniático de loas a su ego de discípulo sobredimensionado de Fidel, mientras una corte pusilánime aplaude con los codos cada amenaza contra las libertades civiles que los incluye por mampuesto, por el secreto anhelo de permanecer arrebujada en el regazo del temperamental comandante-presidente, famoso por la repartición proporcional de cachetadas entre sus áulicos.
Que triste espectáculo de estos aduladólares del César, impedidos de percibir que, a pruebas vistas – verbigracia el extorsionador Eduardo Samán - no basta jalar: Aunque atribuyan todo el reconocimiento de su esfuerzo a la inspiración divina de “mi comandante Chávez”, en una orgía de servilismo decadente que produce asco incompasivo, al final, igual serán defenestrados y los ramirovaldeces – corruptos como aquellos, pero verticales en la entrega decúbito ventral - ocuparán su lugar... hasta el próximo descabezamiento... ad infinitum. Porque “hombre nuevo” venezolano no hay. Lo que hay es… cubanos de colmena, unos domesticados para la servidumbre y otros para la auto orfandad por la supervivencia.
Chávez es comunista
Chávez no se volvió comunista de la noche a la mañana: Allí están las declaraciones de Douglas Bravo, que refieren las reuniones que realizaban con el entonces cadete Hugo Chávez que ya era considerado un comunista infiltrado en las Fuerzas Armadas.
El alejamiento de Douglas Bravo fue por razones operativas, pues éste pensaba – como buen militante de esa secta de asesinos - que luego de obtener el poder por vía electoral, Chávez iba a ejecutar el programa de fusilamientos selectivos que sería llevado a cabo si triunfaba el golpe de Estado del 4F , pero Fidel le aconsejó, una vez salido de Yare, hacer las cosas paulatinamente - vaselina incluida - mediante un proceso de desmontaje institucional, captación de debilidades morales y estatismo financiero para el necesario control social por la subsistencia.
Así que Chávez es comunista – no socialista, aunque es la misma vaina, pero suena más inofensiva – y lo es del ala ortodoxa estalinista que sobrevive en el saurio Fidel, pues esa es la única manera de lograr morir de cien años ejerciendo el poder, como ya lo anunció cuando se asumió marxista, emulando a su titiritero en el engaño con costuras.
Lo que ocurre es que Chávez obtuvo el poder – por una de las más costosas equivocaciones, tanto popular como de la élite dirigente de entonces, de la que se tenga memoria histórica – en un país petrolero, en una época de alza de los precios del petróleo, que le ha permitido – lanzando monedas al pasar para crear el parasitismo social indispensable para ganar elecciones, transformando al Estado en el único empleador y aplastando medios de comunicación disidentes - avanzar con cierta flexibilidad que llena de esperanzas a los ciegos históricos, que juran por su mamacita de turno que si se portan bien modositos – haciendo llamados a la reflexión y a la rectificación - frente a esta feroz monstruosidad gramsciana, la quemazón no los chamuscará.
Y eso incluye por supuesto, a los de la godarria, que persisten en ignorar el peligro que se abate demencialmente sobre sus cabezas. ¿No les servirá de ejemplo el caso del insolente embajador cubano en Venezuela, Germán Sánchez Otero, por atreverse a pensar en una muy ligera apertura democrática para Cuba? Eso es para erizarle la epidermis a un caimán.
Chávez siempre ha dicho que es comunista
Si algo le reconozco a Chávez es que jamás ha mentido sobre sus aviesas intenciones. Por eso lo he adversado desde el propio 4F. Son sus esperanzados intérpretes de oposición quienes se han negado a reconocer la verdad.
Desde el primer grito de su fórceps político, Chávez manifestó su tendencia totalitaria y su intención de desmontar el orden republicano de la nación. Su premisa ideológica fue el pensamiento único propio del sectarismo comunista, afirmando que su proceso revolucionario no admite alternativa ni derrota.
Dijo, a quien quisiera escucharlo, que lo político privaría sobre lo económico y que, por lo tanto, no importaba el sufrimiento del pueblo porque lo primordial era la revolución – “pacífica pero armada” – y su implantación continental, para lo cual se ha aliado con los comunistas más furibundos, por atrasados, de afuera y de adentro.
En cada regreso de su filial periplo cubano, ha traído un módulo complementario para la edificación de su régimen hegemónico: El Partido del Estado totalitario: El PSUV, todavía lleno de oportunistas y encandilados, pero de planimetría comunista piramidal, listo para sustituir las organizaciones sociales independientes (sindicaros, gremios, etc.).
El Ejército del Partido: Las reservas militares ideologizadas, asimiladas de hecho a la Fuerza Armada y apoyadas por más de cien mil milicianos cubanos, a quienes se ha entregado la administración del país. Y el Pueblo estatizado: Las comunas o soviet, con sus CDR, que le alborotan las hormonas a los resentidos sociales.
Cuando comenzó su campaña de odio contra los Estados Unidos – altavoz de Fidel - en realidad era contra el capitalismo y engatusó a nuestros socialistas de oposición – que también son anticapitalistas - llamando “Socialismo Siglo XXI” al proyecto comunista diseñado por Fidel para apoderarse de las reservas petroleras venezolanas, para usarlas en el proyecto de esclavizar a los agónicos pueblos de estos tierreros latinoamericanos – FARC mediante.
En conclusión
El dogal que Chávez ha logrado ajustar alrededor del cuello institucional de la república sólo espera por un pequeño tirón. Pronto veremos jaurías de violentos desadaptados, vagos y sinvergüenzas, debidamente azuzados por esbirros cubanos, declarando de “utilidad pública” cuanto se le antoje.
La historia del llanto cubano ante el despojo de sus viviendas y empresas por hordas de fanáticos criminales ideologizados, aún late en el silencio de la brutal represión que ha mantenido por 51 años a esa nación bajo las miserables garras de un ejército de ladrones dirigido por un gángster. Cualquier parecido es realidad potencial. Hace falta lucidez y coherencia para arrancarle la patria de sus fauces.
Rafael Marrón González
En su debido momento, cuando al déspota le haga falta sangre para saciar la sed de la bestia que lo encumbra, no vacilará en degollarlos como a cerdos, para exponerlos en garfios ante el populacho ebrio. Y es que la estupidez es infinita, declama loas al verdugo cual lechón cantando gaitas en Navidad.
Es muy difícil creer que sujetos deslumbrados por el lujo, que se desplazan en lujuriosos vehículos de costos astronómicos y se dan vida de sultanes árabes, sean partidarios de la severa austeridad espartana que predica el comunismo para crear en la psiquis de los desposeídos la falsa premisa que sustenta la condición zarrapastrosa como virtud política, para perpetuar al caudillo en el poder en su nombre – Stalin Fidel, Chávez - pero guarecido por un poderoso ejército corrupto cuya misión es producir parálisis social por el terror.
Estos inescrupulosos están convencidos de poder escapar a tiempo, antes de que se desate la decapitacion de traidores a la revolución, que será todo aquel que ose usar corbata o bañarse o encender la luz en el período de reafirmación revolucionaria que se avecina y del cual los Carapaicas “comunismo o muerte” han emitido ya su dictamen, previa consulta con Chávez – no se mueve una hoja sin que “micomandante” lo ordene.
Y es que la estulticia obvia, bajo los efluvios de la juma de ayer, que Chávez es esencialmente una entidad totalitaria genética – el apodo juvenil “el loco Hugo” que, aunque derivado de su personalidad estrafalaria, en realidad encubría el genio destemplado y violento que le permitía imponer su voluntad.
Y las entidades totalitarias, en el ejercicio del poder, producen el miedo que les permite transformar sus caprichos en leyes y éstas en legítima aspiración de la debilidad mental que se siente representada en su discurso supuestamente humanista.
Por ello, seguro estoy, de que no le temblará el pulso – émulo de Calígula – para lanzar por el balcón del ludibrio a diosdados, josévicentes y rangelesgómez – el cementerio de “próceres” necesita ampliación - cuando la necesidad de hacerlo le llegue, por mucho que se afanen en competir por la jalada de platino que suele recibir en su Aló, presidente, que se convirtió, de un programa de participación popular para tratar los clamores del pueblo, en un ejercicio maniático de loas a su ego de discípulo sobredimensionado de Fidel, mientras una corte pusilánime aplaude con los codos cada amenaza contra las libertades civiles que los incluye por mampuesto, por el secreto anhelo de permanecer arrebujada en el regazo del temperamental comandante-presidente, famoso por la repartición proporcional de cachetadas entre sus áulicos.
Que triste espectáculo de estos aduladólares del César, impedidos de percibir que, a pruebas vistas – verbigracia el extorsionador Eduardo Samán - no basta jalar: Aunque atribuyan todo el reconocimiento de su esfuerzo a la inspiración divina de “mi comandante Chávez”, en una orgía de servilismo decadente que produce asco incompasivo, al final, igual serán defenestrados y los ramirovaldeces – corruptos como aquellos, pero verticales en la entrega decúbito ventral - ocuparán su lugar... hasta el próximo descabezamiento... ad infinitum. Porque “hombre nuevo” venezolano no hay. Lo que hay es… cubanos de colmena, unos domesticados para la servidumbre y otros para la auto orfandad por la supervivencia.
Chávez es comunista
Chávez no se volvió comunista de la noche a la mañana: Allí están las declaraciones de Douglas Bravo, que refieren las reuniones que realizaban con el entonces cadete Hugo Chávez que ya era considerado un comunista infiltrado en las Fuerzas Armadas.
El alejamiento de Douglas Bravo fue por razones operativas, pues éste pensaba – como buen militante de esa secta de asesinos - que luego de obtener el poder por vía electoral, Chávez iba a ejecutar el programa de fusilamientos selectivos que sería llevado a cabo si triunfaba el golpe de Estado del 4F , pero Fidel le aconsejó, una vez salido de Yare, hacer las cosas paulatinamente - vaselina incluida - mediante un proceso de desmontaje institucional, captación de debilidades morales y estatismo financiero para el necesario control social por la subsistencia.
Así que Chávez es comunista – no socialista, aunque es la misma vaina, pero suena más inofensiva – y lo es del ala ortodoxa estalinista que sobrevive en el saurio Fidel, pues esa es la única manera de lograr morir de cien años ejerciendo el poder, como ya lo anunció cuando se asumió marxista, emulando a su titiritero en el engaño con costuras.
Lo que ocurre es que Chávez obtuvo el poder – por una de las más costosas equivocaciones, tanto popular como de la élite dirigente de entonces, de la que se tenga memoria histórica – en un país petrolero, en una época de alza de los precios del petróleo, que le ha permitido – lanzando monedas al pasar para crear el parasitismo social indispensable para ganar elecciones, transformando al Estado en el único empleador y aplastando medios de comunicación disidentes - avanzar con cierta flexibilidad que llena de esperanzas a los ciegos históricos, que juran por su mamacita de turno que si se portan bien modositos – haciendo llamados a la reflexión y a la rectificación - frente a esta feroz monstruosidad gramsciana, la quemazón no los chamuscará.
Y eso incluye por supuesto, a los de la godarria, que persisten en ignorar el peligro que se abate demencialmente sobre sus cabezas. ¿No les servirá de ejemplo el caso del insolente embajador cubano en Venezuela, Germán Sánchez Otero, por atreverse a pensar en una muy ligera apertura democrática para Cuba? Eso es para erizarle la epidermis a un caimán.
Chávez siempre ha dicho que es comunista
Si algo le reconozco a Chávez es que jamás ha mentido sobre sus aviesas intenciones. Por eso lo he adversado desde el propio 4F. Son sus esperanzados intérpretes de oposición quienes se han negado a reconocer la verdad.
Desde el primer grito de su fórceps político, Chávez manifestó su tendencia totalitaria y su intención de desmontar el orden republicano de la nación. Su premisa ideológica fue el pensamiento único propio del sectarismo comunista, afirmando que su proceso revolucionario no admite alternativa ni derrota.
Dijo, a quien quisiera escucharlo, que lo político privaría sobre lo económico y que, por lo tanto, no importaba el sufrimiento del pueblo porque lo primordial era la revolución – “pacífica pero armada” – y su implantación continental, para lo cual se ha aliado con los comunistas más furibundos, por atrasados, de afuera y de adentro.
En cada regreso de su filial periplo cubano, ha traído un módulo complementario para la edificación de su régimen hegemónico: El Partido del Estado totalitario: El PSUV, todavía lleno de oportunistas y encandilados, pero de planimetría comunista piramidal, listo para sustituir las organizaciones sociales independientes (sindicaros, gremios, etc.).
El Ejército del Partido: Las reservas militares ideologizadas, asimiladas de hecho a la Fuerza Armada y apoyadas por más de cien mil milicianos cubanos, a quienes se ha entregado la administración del país. Y el Pueblo estatizado: Las comunas o soviet, con sus CDR, que le alborotan las hormonas a los resentidos sociales.
Cuando comenzó su campaña de odio contra los Estados Unidos – altavoz de Fidel - en realidad era contra el capitalismo y engatusó a nuestros socialistas de oposición – que también son anticapitalistas - llamando “Socialismo Siglo XXI” al proyecto comunista diseñado por Fidel para apoderarse de las reservas petroleras venezolanas, para usarlas en el proyecto de esclavizar a los agónicos pueblos de estos tierreros latinoamericanos – FARC mediante.
En conclusión
El dogal que Chávez ha logrado ajustar alrededor del cuello institucional de la república sólo espera por un pequeño tirón. Pronto veremos jaurías de violentos desadaptados, vagos y sinvergüenzas, debidamente azuzados por esbirros cubanos, declarando de “utilidad pública” cuanto se le antoje.
La historia del llanto cubano ante el despojo de sus viviendas y empresas por hordas de fanáticos criminales ideologizados, aún late en el silencio de la brutal represión que ha mantenido por 51 años a esa nación bajo las miserables garras de un ejército de ladrones dirigido por un gángster. Cualquier parecido es realidad potencial. Hace falta lucidez y coherencia para arrancarle la patria de sus fauces.
Rafael Marrón González
1 comentarios:
Buenas tardes profesor, por que ya no se le escucha en las mañanas a traves de la 107.3?
Publicar un comentario