Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

20 de abril de 2010

La dama de dedos petulantes y el caballero oloroso a ignorante plenitud Me exigen que:

Cuando me indigne por la púber que el hambre prostituye
O por el niño que muere en el ajuste de cuentas
O por el alarido de la madre a la que la barbarie le sacó un hijo
O por la sangre del justo que resbala
sobre la calle tapizada de sangre de justos
O por el salario titilante del padre
de una familia de lata y cartón piedra
O por la anciana indigente
que agoniza en el pasillo mugriento
de un hospital moribundo
No maldiga al corrupto
No escupa al burócrata insensible
Ni mande a la mierda a quienes gobiernan

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