Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

11 de julio de 2010

La conspiración de la esperanza


A través de estos 18 años, 5 meses y seis días que nos separan de aquel 4F de 1992, no ha pasado un minuto sin ejercitar mi oposición a esta revolución retrógrada de inspiración militarista, refugiada bajo el ala de Fidel, y siempre he estado cabalmente convencido de la inmensa metida de pata del pueblo elector venezolano al confiar su destino a una entidad totalitaria, cuya única historia era un golpe de Estado fallido y sin más discurso que un arma cargada y una bolsa de dólares petroleros.

Sin embargo sostengo que aquí en este tierrero en el cual se ha convertido Venezuela, el único que está claro es Chávez, su “discurso” – si se puede llamar así a esa arenga constante al parasitismo y a la destrucción del mérito nacional – se ha mantenido inalterable en la consecución del único propósitos que lo sacó de los cuarteles, sin saber que lo perseguía de esta manera, porque su misión era implantar una dictadura militar, hasta que Fidel lo hizo ver la luz: Eternizarse en el poder.

Pero para lograrlo con apariencia democrática necesitaba centralizar la economía, pero no en el Estado sino en sus manos – no estatizar sino “chaveztizar” – para controlar la sociedad y dominarla a través de la sumisión por la subsistencia – basta recordar las colas de indigentes recibiendo limosnas de Eva Perón para aterrarse. Y a la vez destruir la economía de mercado que sustentaba la democracia liberal – su otra víctima - para despejar la vía hacia el comunismo.

Pero a pesar de las evidencias irrefutables que definen el sendero absolutamente totalitario que transita Chávez, escoltado por fusiles y dinero, ambos en manos sin escrúpulos ni alma, un importante sector de la oposición oficial continúa con la secreta esperanza de que Chávez mute demócrata por obra y gracia del azar concurrente, sin percibir que la historia de salvajes dictadores, como el felizmente fenecido Kim Il Sung o como la bestia Robert Mugabe – culpable de una atroz masacre étnica - ha estado plagada de situaciones borderline sin que su estructura sufriera el menor crujido.

Chávez es – repito – una entidad de naturaleza totalitaria, por lo tanto no puede actuar de otra manera - como la naturaleza del alacrán - y para seres de su impronta natural sin probabilidad de disolución en la condición humana, la democracia es una abstracción irrelevante, cuyos postulados electorales les sirven para decorar su imagen internacional y los filosóficos, como alternabilidad, pluralidad y justicia, citas para la burla cruel; la Constitución es un objeto decorativo personalizado, para cargar en el bolsillo y sacar cuando sea necesario amenazar a alguna facción disidente, a conciencia plena de estar a salvo de las acciones punitivas internacionales por la invocación a la estúpida “libre determinación de los pueblos” – cuando en realidad es la libre determinación de los gobiernos alzados en armas contra los pueblos - que de manera tan prolija respetan hasta el suicidio los organismos y supuestos gobiernos democráticos internacionales que hasta le hacen carantoñas a los déspotas, según hacia donde sople el viento de sus intereses, tal su característica mercachifle.

Por eso la indiferencia de Chávez con las encuestas que reflejan el mayoritario rechazo del pueblo al comunismo y a las expropiaciones empresariales, pues está íntimamente convencido de encarnar al elegido de los dioses para salvar de los males del progreso a los venezolanos. Esta consideración nos remite a la urgente racionalización de la esperanza, la cual debe entenderse como búsqueda y no como espera. Es decir, que debe ser “buscanza”, actitud activa de todo quien desea encontrar. Y si queremos encontrar una salida democrática a esta trampa cazabobos que Chávez ha armado en Venezuela es necesario combatir la conspiración de la esperanza que nos inmoviliza en el absurdo de una espera al Godot del hoy no fío mañana sí.
Del asombro a la reacción

Consciente estoy de que la causa de esa estupefacción de los demócratas venezolanos, tanto los veteranos como los emergentes, es que apenas están vislumbrando el auténtico reto que tienen ante sí: Es la primera vez, en la historia de la política mundial, que un gobierno, surgido de la voluntad popular, usa las herramientas de la democracia para instaurar un régimen comunista, sinónimo de totalitario, para abolir la democracia e imponer el pensamiento único que define a esta ideología criminal.

Y para esa forma de ejercer el poder, pivotado en la entronización de mediocres partidarios incondicionales en los Poderes Públicos - que deberían velar por la integridad constitucional del país – en el dinero producido a granel por la renta petrolera y usado a discreción, sin control alguno, para comprar debilidades éticas y morales de adentro y de afuera, y en unas Fuerzas Armadas ideologizadas, para imponer sus fines, no existe manual de instrucciones.

La experiencia para enfrentarlo se ha ido adquiriendo por el traumático ensayo y error – algunos con consecuencias devastadoras que encogieron el espíritu de lucha del pueblo libre aterrorizado ante la capacidad del mal. Y aunque esa experiencia no siempre se pueda aplicar con resultados predecibles, dada las características autocráticas del régimen - que no se detiene por exquisiteces legales ni pruritos constitucionales y no vacila en usar la justicia o la fuerza organizada o anárquica para criminalizar o aniquilar a quien ose develar su verdadera identidad - sin embargo si debería bastar para anticipar sus acciones y anular sus consecuencias por la decidida presencia activa en la calle. Qué es lo único a lo que teme.
El autogolpe de Estado
Esa conspiración de la esperanza también ha impedido a la oposición oficial evaluar en toda su dimensión que a través del caos, de la impericia y de la corrupción tolerada, entre la polvareda de los “trapos rojos”, se han ido deslizando los tres fundamentos del golpe que nos cambió el gobierno sin casi percibirlo: 1 - El 13 de septiembre del año 2008, desde Guri, estado Bolívar, Chávez materializo la Nueva Geometría del Poder, rechazada por el pueblo el 2D, y dividió al país en 5 super regiones militares al mando cada una de un Mayor General – jerarquía superior a la de General de División – y subordinada al General en Jefe.

En ese acto Chávez activó militarmente su jerarquía constitucional como Comandante en Jefe de la FAN, subordinando el poder civil al poder militar. Ese día se consolidó la ruptura del orden constitucional y un militar activo ocupa de facto la presidencia de la república. Y aunque todavía no se ha implementado esta militarización, su concreción está latente.

2 – La reelección indefinida “votada” por el pueblo seducido y sobornado que le permitirá ganar todas las elecciones – como Fidel - de aquí al dos mil siempre como lo anunció uno de sus adulante - de los que se mimetizarán en el ambiente cuando la ley se imponga - usando para ello todos los recursos del estado sin el menor pudor, que dictador no se sonroja. Por lo que si somos capaces de derrotarlo debemos ser capaces de defender esa victoria. Y eso debe estar bien claro.

3- Lograr que el pueblo esperanzado – definido para sus fines como el sector menos informado de la población - le endose la soberanía popular, que le fue impedido con la derrota a su reforma constitucional pero que ahora ha logrado con esta Asamblea de obedientes por la inconstitucional “ley soviet” llamada eufemísticamente “comunal” que es un cuchillo para el endeble cuello de ese mismo sector que quedará a la deriva dependiendo de un lejano poder central sin más intermediarios que las oraciones para que no llueva.

Con esta Ley de Comunas, que complementa la eliminación de gobernaciones y alcaldías, consolida la triada ceressoliana “caudillo, ejército, pueblo”, aunque en la realidad es “caudillo, ejército, caudillo”. Y quien lo dude allí está el Frente Francisco de Miranda para hacérselo entender.

En conclusión
La conspiración de la esperanza ha logrado que la sociedad entre en euforia porque llegó el azúcar al supermercado chaveztizado y sienta alivio porque las expropiaciones sólo han afectado a “los ricos”, obviando que del irrespeto a la propiedad privada se sabe donde comienza, pero no con quién termina. Y lanza a la ciudadanía a la indiferencia política, desenchufándose de la realidad – junto a mucho de sus líderes - cada vez que hay un “puente” o un “mundial”, mientras Chávez, que sí sabe lo que significa el poder, no duerme maquinando con sus asesores extranjeros, legitimaciones para su Estado socialista inconstitucional que privará de sus derechos a los confiados esperanzados en los milagros de San Cocho.
Rafael Marrón González

0 comentarios: