Sesudos analistas y encuestólogos de fama internacional insisten en asegurar que la oposición carece de un proyecto de país atractivo para el chavismo de base y me pregunto ¿qué significa proyecto de país para esta gente? Porque los venezolanos tenemos un país geográficamente inventariado por las naciones del mundo, con dirección postal astronómica y con una historia gloriosa que se inscribe entre las grandes de la humanidad.
Es decir, que no necesitamos ningún “proyecto de país” porque tenemos un país, con una nación – dividida entre desarrollada – que Chávez se empeña en destruir - y sub desarrollada – que Chávez ha convertido perversamente en parasitaria - y un sistema de gobierno republicano que estamos defendiendo con uñas y dientes frente a la intención artera de imponer un totalitarismo mesiánico y liberticida.
Ahora lo que sí es necesario desarrollar frente a la propuesta comunista de Fidel Castro – que los chavistas de base apoyan porque roba a Juan para darle a Pedro - es un adecuado programa económico liberal (como Chile, Perú, Panamá, Colombia, México y los hipócritas de Brasil y Argentina) – “es la economía, estúpido” - basado en el mercado y su libre concurrencia y pivotado en el respeto absoluto de la propiedad privada, sin obviar la aplicación eficiente de planes de combate a la pobreza – racionalidad social - con eficiencia y eficacia, para generar la prosperidad nacional a través del trabajo, el estudio, la responsabilidad individual – contra masa individuo productivo de conciencia inteligente.
En lugar de seguir hablando de repartición proporcional de la riqueza – discurso que atrae parásitos como a las moscas la miel - hablemos de ahora en delante de creación proporcional de la riqueza, cada cual según sus capacidades aportará su grano de arena a la prosperidad nacional.
No tengo la menor duda de que esa masa aclamacionista franelitacolorá financiada por Chávez esté disfrutando como nunca de un ingreso milagroso que no se gana, aunque íntimamente sabe que eso no puede ser bueno para sí ni para el país. Cuando la oposición clona el discursito socialista de la “justicia social” –que en la realidad es el “novedoso” apelativo de antiguo y desprestigiado “estado de bienestar” que tantos populistas reivindicaron como el no va más de las soluciones finales y que llevó a la ruina a más de un país improductivo - lo que está transmitiendo es algo así como “lo malo es Chávez” pero el chavismo es bueno.
No, vale, lo malo es el chavismo completo. Porque es militarista, totalitario, centralista, personalista, sectario, excluyente, antidemocrático, es decir comunista. Son perniciosas sus misiones porque están concebidas por Fidel Castro para destruir la formalidad institucional de la república creando un precario aparato asistencialista paralelo que facilita la dominación de la sociedad.
Es perverso el chavismo porque ha introyectado en el pueblo ingenuo y menos informado - improductivo y marginal por falencias individuales - la idea de la lucha de clases, que en Venezuela están contenidas y el chavismo de la godarria es el más claro ejemplo, y, además a estas alturas ya sabemos que significa “quítate tú para ponerme yo”.
Es malo engañar a la mediocridad haciéndole creer que no ocupaba posiciones relevantes en el pasado por egoísmo de la supuesta clase dominante y ponerla a gerenciar, con las desastrosas consecuencias que observamos en empresas como Pdvsa y las de Guayana, por citar sólo un par de ejemplos. Es malo el chavismo porque destruye la moral pública y envilece al pueblo – legión de parásitos cobran sin trabajar.
La fulana “justicia social” siempre se tranca en la alcabala de los afectos al régimen de turno, o de los más vivos, se usa para fines electorales y es absolutamente injusta con la gran mayoría de la población, como lo estamos viendo hoy, cuando a pesar de los inmensos recursos que ha recibido Chávez, la pobreza ha crecido y el desempleo y sub empleo son alarmantes, perdiéndose así en los últimos once años una oportunidad insuperable de progreso, mientras una insólita boliburguesía estruja contra el rostro de las mayorías depauperadas sus lujos y prebendas, exacerbando la delincuencia por imitación.
Lo que los analistas mencionados al principio deben puntualizar, sin la nostalgia chavista – o socialista - que destilan, es que es fundamental que el pueblo, entendido como ese desesperado conglomerado humano que subyace en la miseria, comprenda que él es parte de las soluciones y que no es posible resolver, ni aquí ni en ningún lugar del mundo, el problema de la pobreza sino se ataca su raíz cultural y que el reparto irresponsable del capital de la Nación lo hará en breve plazo más pobre y más indigno.
La riqueza en Europa
No hay petróleo en España, Italia, Francia o Noruega, pero hay ciudadanos, y ese es el quid (cuid) de la cosa. Francia produce más dinero exportando quesos y vinos que Venezuela produciendo petróleo. En España se conformó una poderosa estructura productiva con la pequeña y mediana industria, que aquí es despreciada e insultada como “burguesía”. Italia produce absolutamente todo lo que consume y ha logrado eliminar su emigración, como lo hizo Portugal con el turismo y fortaleciendo su producción artesanal, atrayendo inversión extranjera.
Suecia, por ejemplo, es un país con nueve millones de habitantes, aproximadamente, un poco menos que Cuba, con un territorio de unos 449.964 km2., la mitad de Venezuela, pero con un PIB de 478,96 mil millones de dólares (2008) que duplica al de aquí, sin petróleo, ni hierro y acero, maquinas de precisión (ralimanes, piezas para radios y teléfonos, armamentos), productos a base de pulpa forestal y papel, industrias de alimentos y bebidas, y vehículos, con una fortaleza industrial de unas 10.000 empresas privadas – mientras Chávez acaba las de este tierrero conceptual - lo que significa un ingreso per cápita de unos 36 mil dólares por habitantes, uno de los más altos del mundo y con 99% de alfabetismo.
Suecia es la patria de Alfred Nobel y del grupo ABBA que ha facturado 400 millones de discos, cifra solamente superada por Los Beatles. Es decir que en estos países al no existir riquezas naturales, ciudadanía y gobiernos tuvieron que ponerse a trabajar para crearlas, demostrando – otra vez - que ha sido el desarrollo de las potencialidades individuales de su población las que han logrado el progreso de sus naciones.
Durante los años del post gomecismo y hasta principios de los 90, miles de emigrantes europeos llegaron a Venezuela atraídos por sus ventajas comparativas, y lo hicieron con todas sus pertenencias metidas en una maleta de cartón amarrada con un guaral. Y abriendo zanjas, batiendo concreto, remendando zapatos, como barberos o tenderos y agricultores, se convirtieron en unos pocos años en una recia estructura económica que coadyuvó al desarrollo del país, mientras nuestros naturales, que querían ser doctores o gerentes, se convirtieron en su mano de obra.
Lo que confirma a plenitud y de primera mano que es del trabajo y de la creatividad de sus ciudadanos de donde proviene la riqueza de un país, de una sociedad o de una familia, postulado que Bolívar integró a su ideario político, pero que los populistas bolivarianos de toda índole ocultan convenientemente. Para empezar a poner orden: ¡Cambio diez a uno petróleo por ciudadanos!
La pobreza es producto de la ignorancia
Hasta que el “pueblo” venezolano no se saque la alpargata de la cabeza, la botella de ron del hocico y la frivolidad del espíritu y deje de ser turbamulta desenfrenada – al filo del delito - en pos de un caudillo que, pasándose la lógica por el forro, le ofrece felicidad instantánea – traducida como dinero fácil, lo que lo enloquece - y entienda de una vez por todas que tiene que trabajar hasta que la muerte lo separe del trabajo – no para dejar de trabajar - y responsabilizarse de las consecuencias de sus actos, jamás, léase bien, jamás saldrá de la violenta miseria que lo constriñe, désele a Venezuela el gobierno que se le dé, porque la pobreza es la maldición de la ignorancia, como gritaba Simón Rodríguez sin que ni ayer ni hoy le escucharan: “Son pobres porque son ignorantes”, no al revés.
El único proyecto viable
Así que, señores y señoras de oposición, si quieren presentar al país un proyecto económico viable, comiencen por decir esta verdad que, según ustedes, les puede quitar votos: Quien trabaje no comerá paja. Ofrezcan sudor y más sudor. Combatan el criminal simplismo socialista sin ambages ni falsos pudores. Y, por amor a Dios, no más populismo, que es el verdadero criadero de parásitos que devasta las potencialidades de nuestro pueblo y es el verdadero enemigo del progreso de esta desolación – por definición - latinoamericana.
Rafael Marrón González
Es decir, que no necesitamos ningún “proyecto de país” porque tenemos un país, con una nación – dividida entre desarrollada – que Chávez se empeña en destruir - y sub desarrollada – que Chávez ha convertido perversamente en parasitaria - y un sistema de gobierno republicano que estamos defendiendo con uñas y dientes frente a la intención artera de imponer un totalitarismo mesiánico y liberticida.
Ahora lo que sí es necesario desarrollar frente a la propuesta comunista de Fidel Castro – que los chavistas de base apoyan porque roba a Juan para darle a Pedro - es un adecuado programa económico liberal (como Chile, Perú, Panamá, Colombia, México y los hipócritas de Brasil y Argentina) – “es la economía, estúpido” - basado en el mercado y su libre concurrencia y pivotado en el respeto absoluto de la propiedad privada, sin obviar la aplicación eficiente de planes de combate a la pobreza – racionalidad social - con eficiencia y eficacia, para generar la prosperidad nacional a través del trabajo, el estudio, la responsabilidad individual – contra masa individuo productivo de conciencia inteligente.
En lugar de seguir hablando de repartición proporcional de la riqueza – discurso que atrae parásitos como a las moscas la miel - hablemos de ahora en delante de creación proporcional de la riqueza, cada cual según sus capacidades aportará su grano de arena a la prosperidad nacional.
No tengo la menor duda de que esa masa aclamacionista franelitacolorá financiada por Chávez esté disfrutando como nunca de un ingreso milagroso que no se gana, aunque íntimamente sabe que eso no puede ser bueno para sí ni para el país. Cuando la oposición clona el discursito socialista de la “justicia social” –que en la realidad es el “novedoso” apelativo de antiguo y desprestigiado “estado de bienestar” que tantos populistas reivindicaron como el no va más de las soluciones finales y que llevó a la ruina a más de un país improductivo - lo que está transmitiendo es algo así como “lo malo es Chávez” pero el chavismo es bueno.
No, vale, lo malo es el chavismo completo. Porque es militarista, totalitario, centralista, personalista, sectario, excluyente, antidemocrático, es decir comunista. Son perniciosas sus misiones porque están concebidas por Fidel Castro para destruir la formalidad institucional de la república creando un precario aparato asistencialista paralelo que facilita la dominación de la sociedad.
Es perverso el chavismo porque ha introyectado en el pueblo ingenuo y menos informado - improductivo y marginal por falencias individuales - la idea de la lucha de clases, que en Venezuela están contenidas y el chavismo de la godarria es el más claro ejemplo, y, además a estas alturas ya sabemos que significa “quítate tú para ponerme yo”.
Es malo engañar a la mediocridad haciéndole creer que no ocupaba posiciones relevantes en el pasado por egoísmo de la supuesta clase dominante y ponerla a gerenciar, con las desastrosas consecuencias que observamos en empresas como Pdvsa y las de Guayana, por citar sólo un par de ejemplos. Es malo el chavismo porque destruye la moral pública y envilece al pueblo – legión de parásitos cobran sin trabajar.
La fulana “justicia social” siempre se tranca en la alcabala de los afectos al régimen de turno, o de los más vivos, se usa para fines electorales y es absolutamente injusta con la gran mayoría de la población, como lo estamos viendo hoy, cuando a pesar de los inmensos recursos que ha recibido Chávez, la pobreza ha crecido y el desempleo y sub empleo son alarmantes, perdiéndose así en los últimos once años una oportunidad insuperable de progreso, mientras una insólita boliburguesía estruja contra el rostro de las mayorías depauperadas sus lujos y prebendas, exacerbando la delincuencia por imitación.
Lo que los analistas mencionados al principio deben puntualizar, sin la nostalgia chavista – o socialista - que destilan, es que es fundamental que el pueblo, entendido como ese desesperado conglomerado humano que subyace en la miseria, comprenda que él es parte de las soluciones y que no es posible resolver, ni aquí ni en ningún lugar del mundo, el problema de la pobreza sino se ataca su raíz cultural y que el reparto irresponsable del capital de la Nación lo hará en breve plazo más pobre y más indigno.
La riqueza en Europa
No hay petróleo en España, Italia, Francia o Noruega, pero hay ciudadanos, y ese es el quid (cuid) de la cosa. Francia produce más dinero exportando quesos y vinos que Venezuela produciendo petróleo. En España se conformó una poderosa estructura productiva con la pequeña y mediana industria, que aquí es despreciada e insultada como “burguesía”. Italia produce absolutamente todo lo que consume y ha logrado eliminar su emigración, como lo hizo Portugal con el turismo y fortaleciendo su producción artesanal, atrayendo inversión extranjera.
Suecia, por ejemplo, es un país con nueve millones de habitantes, aproximadamente, un poco menos que Cuba, con un territorio de unos 449.964 km2., la mitad de Venezuela, pero con un PIB de 478,96 mil millones de dólares (2008) que duplica al de aquí, sin petróleo, ni hierro y acero, maquinas de precisión (ralimanes, piezas para radios y teléfonos, armamentos), productos a base de pulpa forestal y papel, industrias de alimentos y bebidas, y vehículos, con una fortaleza industrial de unas 10.000 empresas privadas – mientras Chávez acaba las de este tierrero conceptual - lo que significa un ingreso per cápita de unos 36 mil dólares por habitantes, uno de los más altos del mundo y con 99% de alfabetismo.
Suecia es la patria de Alfred Nobel y del grupo ABBA que ha facturado 400 millones de discos, cifra solamente superada por Los Beatles. Es decir que en estos países al no existir riquezas naturales, ciudadanía y gobiernos tuvieron que ponerse a trabajar para crearlas, demostrando – otra vez - que ha sido el desarrollo de las potencialidades individuales de su población las que han logrado el progreso de sus naciones.
Durante los años del post gomecismo y hasta principios de los 90, miles de emigrantes europeos llegaron a Venezuela atraídos por sus ventajas comparativas, y lo hicieron con todas sus pertenencias metidas en una maleta de cartón amarrada con un guaral. Y abriendo zanjas, batiendo concreto, remendando zapatos, como barberos o tenderos y agricultores, se convirtieron en unos pocos años en una recia estructura económica que coadyuvó al desarrollo del país, mientras nuestros naturales, que querían ser doctores o gerentes, se convirtieron en su mano de obra.
Lo que confirma a plenitud y de primera mano que es del trabajo y de la creatividad de sus ciudadanos de donde proviene la riqueza de un país, de una sociedad o de una familia, postulado que Bolívar integró a su ideario político, pero que los populistas bolivarianos de toda índole ocultan convenientemente. Para empezar a poner orden: ¡Cambio diez a uno petróleo por ciudadanos!
La pobreza es producto de la ignorancia
Hasta que el “pueblo” venezolano no se saque la alpargata de la cabeza, la botella de ron del hocico y la frivolidad del espíritu y deje de ser turbamulta desenfrenada – al filo del delito - en pos de un caudillo que, pasándose la lógica por el forro, le ofrece felicidad instantánea – traducida como dinero fácil, lo que lo enloquece - y entienda de una vez por todas que tiene que trabajar hasta que la muerte lo separe del trabajo – no para dejar de trabajar - y responsabilizarse de las consecuencias de sus actos, jamás, léase bien, jamás saldrá de la violenta miseria que lo constriñe, désele a Venezuela el gobierno que se le dé, porque la pobreza es la maldición de la ignorancia, como gritaba Simón Rodríguez sin que ni ayer ni hoy le escucharan: “Son pobres porque son ignorantes”, no al revés.
El único proyecto viable
Así que, señores y señoras de oposición, si quieren presentar al país un proyecto económico viable, comiencen por decir esta verdad que, según ustedes, les puede quitar votos: Quien trabaje no comerá paja. Ofrezcan sudor y más sudor. Combatan el criminal simplismo socialista sin ambages ni falsos pudores. Y, por amor a Dios, no más populismo, que es el verdadero criadero de parásitos que devasta las potencialidades de nuestro pueblo y es el verdadero enemigo del progreso de esta desolación – por definición - latinoamericana.
Rafael Marrón González
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