Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

18 de diciembre de 2010

¡Habilítenme que tengo frío!

Quedará para la historia de la farsa y de la infamia el patético caso de una Asamblea Nacional despedida por el pueblo en elecciones libres, que legisla en las sombras – donde solo trabaja el crimen, según Bolívar - en contra de la voluntad popular y aprueba una Ley habilitante al Presidente de la República – su compañero de partido.

¿Cuál puede ser la respuesta a una acción a todas luces ilegítima - de “búsqueda de formas creativas para justificar poderes autocráticos" la calificaron los gringos - que tiene como precedente la decisión de la Fiscal General y del Tribunal Supremo de Justicia de interpretar a su capricho la Constitución para que los diputados electos no gocen de la inmunidad parlamentaria desde el momento de su proclamación - como ordena el Artículo 200 – sino desde su juramentación? Si no queda en este tierrero conceptual, en el que Chávez ha convertido la autoridad en Venezuela, ni un solo resquicio de moralidad pública, solo resta aparentar silencio y resignación. Porque toda instancia de apelación está secuestrada por el miedo o la complicad corrupta. Porque ellos son así. Apoyaos. Patoteros. Salte pa´juera. ¿Y a mí qué?

Sin embargo, si se presta atención con cuidado, se escucha por estas calles un rechinar de dientes apretados por la indignación, que no presagia nada bueno para esa canalla embrutecida por las ansias de dinero fácil. La excusa para ordenar esta habilitación legislativa, no puede ser más pueril e inoficiosa: “La Habilitante es imprescindible para actuar con diligencia” ante la emergencia originada por las lluvias que dejaron en la intemperie a miles de familias cuyos ranchos fueron arrasados por las aguas y los deslaves de los cerros - ironía cruel esta última, porque siempre amenazan los chavistas a los opositores con la furia de la gente que bajará de los cerros. Y lo que bajó de esos cerros repletos de miseria, después de días para cumplir Chávez doce años en el poder y despilfarrada la fortuna más gigantesca que haya recibido algún país latinoamericano, fue dolor, frustración y rabia... y muerte.

Y esa devastación no fue causada por las lluvias, sino por la ineficiencia, la ineptitud y la corrupción de un gobierno que no limpió quebradas, ni supervisó construcciones en áreas de alto riesgo, ni construyó viviendas para dotar esos alaridos voceados por la realidad que el clima convirtió en damnificados, que solamente Chávez no escuchó. Por eso el grito de pavor contenido en esa petición: ¡Habilítenme que tengo frío!

No hay nada nuevo bajo el sol…

Y esa es la verdad: Luego de las intensas lluvias brilló el sol – aunque con timidez - y bajo su luz encontramos la desolación presentida, salvo que ahora fue transmitida por CNN, revelando al mundo la mentira estrafalaria que bajo el nombre de Hugo Chávez obnubiló la aduldolescencia multitudinaria de la izquierda redentora global, que todavía cree – en conmovedora Fe – en hienas altruistas.

Es catastrófico el balance de este llover que arrasó vidas, viviendas y enseres, destrozó puentes y carreteras cariadas por la desidia - o mal construidas por la corrupción que asentó feria en este período de indignidades coloradas, simbolizadas en las trenzas rojas de las impecables botas de campaña de Chávez, que le confieren un no sé qué de vodevil de cabaret – oh lalá - al ascetismo de la vestimenta militar - y desnudó la inmensa mentira del supuesto empoderamiento de los pobres mientras la corriente los revolcaba montañas abajo en un amasijo de barro y esperanzas trituradas por el alud de piedras y llanto, simbolizadas cínicamente por 26 familias – de las decenas de miles damnificadas (133.200 personas) – que Chávez encerró en Miraflores para mostrarlas como blasón de la pureza de sus ideales corrompidos hasta el asco por la terquedad de una realidad que lo señala como único culpable de esta tragedia repetida desde aquel aciago diciembre en el cual el estado Vargas pereció sepultado a pesar de los previos alertas de los entendidos a los oídos sordos del gobierno, mientras el engreimiento de un poderoso sustentado por la equivocación popular, blasfemaba contra la naturaleza y ofrecía luchar contra ella y obligarla a obedecerle, tratando de emular a Bolívar en trance similar, cuando jurara seguir luchando contra los españoles aun en contra de los embates de la naturaleza.

Frase que fue distorsionada por el realista José Domingo Díaz, caricaturizándola del modo que ha trascendido a pesar de su sinsentido y que solo sirve para adornar la simpleza mental de algún populista cómodamente instalado – entre fusiles - sobre la miseria de un pueblo cuya ignorancia lo arrastra hacia el parasitismo, bajo la fanfarria revolucionaria de sus saqueadores.

Y Chávez es el culpable porque no es posible que luego de doce años en el poder, manejando una fortuna gigantesca, exista un pueblo en el colmo de la miseria, sobreviviendo en ranchos de cartón a merced de los elementos – y todavía los chavistas cantan “que triste se oye la lluvia en los techos de cartón”, de Alí Primera - pues de haber sido un patriota – como suelen considerarse, desgraciadamente, todos los nacionalistas – no existiría un solo venezolano en situación de riesgo en este país. Porque la patria, para un patriota, es la gente. Lo demás es carraspera y reptar de serpientes.

Y Bolivia envió ayuda

Pero además de la vergüenza que siente la nación decente ante la verdad del gobierno de Chávez, éste recibe ayuda internacional, como si de Haití se tratara: Un tipo que financia con $34 millones una carrera de Fórmula 1 – lo que convirtió al piloto elegido en furibunda pancarta de Chávez - recibe, compungido, colchones, arroz, leche en polvo, agua, carpas y compotas. Y hasta Bolivia y Bielorrusia, beneficiarios de ingentes donaciones que reflotaron sus economías, aprovechan para formar parte del circo con sus pereticos para los pobres venezolanos.

Y Correa se presenta en persona a solidarizarse ¿de cuántas cifras será el cheque que compensará su solidaridad? Pero, salvo el millón de dólares que donaron los Emiratos Árabes – los donativos han sido muy modestos, presumo que debe ser porque todavía no se conoce el destino de los millones de dólares enviados a Caracas por diferentes gobiernos y organizaciones privadas para ayudar en la tragedia de Vargas, cuyas víctimas – y que “dignificados”, que riñones – 11 años después todavía exhiben su damnificación - ¿alguien recuerda aquellas promesas de Chávez: “Haremos desarrollos de vivienda, paseos marinos y de incentivo al turismo…” - lo que desmiente su proclama de “arreglarlo todo” frente al drama humano que encontró refugio militarizado en los hoteles privados o en edificaciones como el Sambil, también de origen privado, lo que desnuda todavía más su inmensa ineficiencia e indolencia ante un pueblo que ahora entiende el sufrimiento implícito en aquella arenga que concitó sus aplausos estúpidos: “¡No importa que andemos desnudos, no importa que no tengamos ni para comer, aquí se trata de salvar a la revolución”, claro que ahora ese pueblo arracimado en la miseria más atroz, la del damnificado, siente en carne viva lo que “salvar la revolución” significa.

Y es precisamente la posible reacción airada de ese pueblo burlado y frustrado en sus más caras esperanzas lo que ha impulsado a Chávez a exigir a sus incondicionales legisladores, cómplices de la miseria exhibida por CNN, que ha llevado su otrora popularidad a un mísero 23% : ¡Habilítenme que tengo frío!

Lo que esconde la mano que mece la cuna

Además de poder imponer leyes como la ley sapo y limitar la libertad de expresión - ¿cómo quedarán La Hojilla y el Nolia con la nueva ley que sanciona la incitación al odio y a la intolerancia? - aumentar las tasas impositivas, crear comunas para minimizar alcaldías y gobernaciones, legislar en materia de seguridad y defensa y en la operatividad de la Fuerza Armada, podrá a su real parecer, nada menos que: “Dictar o reformar normas que permitan diseñar una nueva regionalización geográfica del país con la finalidad de reducir los altos niveles de concentración demográfica en algunas regiones, regular la creación de nuevas comunidades…”. O sea. ¿Recuerdan las mudanzas de pueblos enteros en la Rusia de Stalin? Veremos cómo responde el pueblo caraqueño a esta pretensión de mudarlo, digamos… para las Mercedes del Llano.

Otro sí

Mis deseos por una grata Navidad – entendida como práctica de la generosidad que reditúa satisfacción personal - y mucha salud y fuerza espiritual, mental y física para continuar en el 2011 con nuestra lucha incesante para vencer la maldad que se enquistó en nuestra patria. No hay prosperidad ni ventura sin libertad “y por ella Sancho, se debe dar hasta la vida”.
Rafael Marrón González

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