Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

24 de junio de 2013

EL FANTASMA DE LA HONESTIDAD…



Un fantasma recorre la espina dorsal del chavismo de la godarria... el de la honestidad asesinada a mansalva durante quince años de puñaladas traperas contra el tesoro y la moral pública. Agradezco a los chavistas pendejos – “pata en el suelo” según el sociólogo Maduro - no se den por aludidos porque me daría risa de la buena, pues una cosa es ser chavista y otra, muy otra, ser cómplice por imbecilidad – como los que pasan la dentera por el jugoso jobo que otro se comió - tanto los que sufren los rigores de los bajos salarios que les destruyeron el sueño de ser clase media – aquellos que creían que socialismo era capitalismo pa´los obreros -  como los ingenuotes -  de todas las revoluciones desde Guaicaipuro para acá - de la cola del gas o de la harina pan, en la del papel tualé no están, porque a ellos les importa muy poco esa sifrinería burguesa antirrevolucionaria.

Y ese fantasma irrumpe en el escenario, avivando las peores pesadillas de la inmensa corruptocracia de los albañales chavistas, por una sencilla razón: el dinero se delata en los detalles, que pasan desapercibidos en tiempos de zafra, pero cómo hieren cuando el condumio escasea. Y hay que ver que de detallazos circulan de boca en boca estimulando la fuerza indetenible del asco popular, que hasta hace poco consideraba nuestras denuncias de corrupción como artilugios de oposición, cuando el ánimo era investigativo, basados en el artículo 49 de la Ley contra la corrupción que establece: “Cuando por cualquier medio, el Ministerio Público conozca de la existencia de indicios de que se ha incurrido en un presunto enriquecimiento ilícito, acordará iniciar, por auto motivado, la investigación correspondiente y ordenará practicar todas las diligencias encaminadas a demostrar dicho enriquecimiento”, pero, como todo cochino gordo, los corruptos suelen obviar que les puede llegar su sábado – Menem tampoco lo creía - tal el desprecio que por sus propias leyes siente la impunidad disfrutada a cambio de incondicionalidad perruna.

Pero al rasgarse el velo sacrosanto del carisma cuasi religioso del liderazgo omnipresente del fallecido – “pobre de quien en pueblo fíe” - tras el cual se escondía la cáfila de ladrones godarriudos camisa colorá, bajo la premisa “quien me acusa de ladrón/ ofende la revolución”, na´guará, las gallinas de Guzmán blanco han comenzado a cantar como gallos. Y el espanto es general, más bien de teniente pa´rriba.

Aunque en las primeras ráfagas caerán civiles, como sacrificios rituales al severo dios de la honestidad restituida, gracias a la pega loca. Ya por los predios de Guayana, en los cuales hay el muerto recogiendo basura que juega garrote, se pegaron, como cabeza de turco, al ex presidente de Ferrominera - sin tocar, no vaya a ser cosa, la cadena ascendente de complicidad necesaria - personaje cuestionado por todos los flancos de la opinión pública, pero defendido a misil batiente por los poderosos jefes de la tribu vándala que ha hecho de esta Guayana sin dolientes, su botín de guerra y que, por supuesto, permanecerán incólumes, si a Maduro no le tienta probar si en verdad es jefe y encuentre quien le obedezca su ferviente y súbito deseo de “fusilar corruptos”, cosa que nunca asomó cuando el pajarito era su jefe y amontonaba expedientes para la extorsión de su piara de pillos, aunque conociendo la retorcida retórica madurista – heredada por supuesto – puedo inferir que es más una amenaza a los opositores procesados por la justicia chavista, que una indignación legítima contra tantísimo choro procesional que sufre lo que el mismo Maduro califica de “ninfomanía por el dólar”.

El verbo “fusilar” usado por influencia del sistema cubano, que de esa manera expedita no deja margen a la duda, en democracia traduce “juzgar” - voz que hace temblar el alma revolucionaria - y sería de lo más interesante que los supuestamente verticales revolucionarios cubanos, en cuyas manos el finado puso el Registro Subalterno,  comenzaran a develar el entramado de propiedades adquiridas por los ilustres limpios de tradición que integran el universo de la godarria chavista, porque de lo contrario estamos en el deber de pensar que esa acción de dudoso patriotismo tuvo como fin proteger la asociación para delinquir que por esos rumbos llaman “cubazuela”.    

Deshonestidad por definición

Y es que el enriquecimiento ilícito en estos tiempos de suertudos paracaidistas espontáneos es ya un alérgeno social de características endémicas: En esta revolución las preseas procerosas, merecedoras de bustos en el Paseo Los Próceres – Danilo como ejemplo - son camiones de dólares legitimados en paraísos fiscales. Y roba el padre y roba el hijo y roba el espíritu santo en este aquelarre de la deshonestidad de Louis Vuiton hasta los pies trajeada. Pero, además de las graves consecuencias sociales de una corrupción institucionalizada y socialmente legitimada por el desempeño, con placé de la jai en la Lagunita CC, cabe destacar que la deshonestidad está intrínsecamente fusionada al ser político de esta farsa depredadora que ha arruinado la patria de Bolívar a niveles dantescos.

Pues, es deshonestidad, por ejemplo, no asumir virilmente y como gobernante probo que busca soluciones plausibles, que las causas de la inflación y de la escasez que azotan al país, han sido las erradas políticas económicas implementadas sistemática y obsesivamente por fracasadas razones ideológicas, y, por el contrario, declarar bolserías, como que existe “acaparamiento doméstico” - ¿qué salario lo aguanta? – o que es “sabotaje de la ultraderecha” – inmenso poder solo comparable a tener con qué adquirir “18 aviones de combate” para derrocar al gobierno - o “culpa de los medios” – de los cuatro gatos independientes que sobreviven a punta de gónadas y que no han sido comprados por inversionistas con síndrome alka seltzer.

Y es deshonestidad y de la peor clase, azuzar al pueblo ingenuo – ignorante voluntario – a odiar a los Estados Unidos y a los estadounidenses, cuando es de empresarios de ese país de donde provienen los dólares que alimentan la improductividad autoinmune del rentismo petrolero, ahora comunista e hiper corrupto para remate de garaje. Sale pa´llá.          
  
Rafael Marrón González     


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