El
título de esta columna corresponde al texto de una pancarta de protesta por
salarios dignos de la comunidad universitaria que devenga emolumentos
insultantes para su dedicado profesionalismo y exigencias académicas.
Los
sueldos de los profesores universitarios son definitivamente intolerables en un
país azotado por la devaluación propiciada por la estupidez en materia
económica – en socialismo no existe “economía” sino imposición de “creencias”
económicas inspiradas – con la inflación más alta del continente y una de las
más elevadas del mundo – interanual abril 2012- 2013: 29,4 % (Argentina: 10.1,
Uruguay: 8.1, Brasil: 6.5 - Nicaragua: 6.3, Bolivia: 4.9, Ecuador 3.0 –
Colombia: 2.0, Chile 1.0) pero este gobierno es ¡revolucionario!, o sea
impermeable a la inteligencia – castigado, además, por la escasez de insumos de
primera necesidad, que incentiva el mercado negro, creando una inflación
solapada que no registra el BCV, y una devaluación del 46% que, por si no lo
sabía Maduro, significa reducción del poder adquisitivo en idéntico porcentaje.
Tomando
en cuenta que entre el 70 y 80 % de los profesores universitarios del país lo
son a tiempo completo, colóquese usted en el lugar de un instructor que gana
2.677 Bsf mensuales ($424 – a cambio oficial) o de un titular con 4.845 ($769)
o de un titular – con doctorado, el más alto escalafón - a dedicación
exclusiva, que recibe 7.232 ($1.147) - ¿cuánto devenga un diputado
“simicomandante”? - cuando la canasta básica alcanza los 9.543 Bsf, y dígame si
no es necesario acompañar en sus luchas a estos venezolanos necesarios, que son
una galaxia de veces más patriotas que un generalote, corrupto y descerebrado,
que se mete cualquier cantidad de millones por conceptos varios, libres de impuestos.
Los
estudiantes, que están muy preocupados por su semestre – “su sueldo importa,
también nuestro semestre” - y dejan solos a sus profesores en su lucha
reivindicativa, sepan que este mundo suele ser duro con los insensibles,
indiferentes y egoístas. Y así los sindicatos de otras áreas y los padres y
representantes tienen el deber moral de hacer causa común con los hombres y
mujeres que hacen posible el desarrollo sustantivo de la patria.
Esta
indiferencia de la sociedad civil con una causa reivindicativa tan sensible, es
lo que me hace criticar la participación de estudiantes y trabajadores en el
gobierno universitario, pues la universidad es un asunto de profesores, y esta
soledad en sus reclamos lo confirma. Pero, además, la falta de solidaridad con
un gremio tan importante
para la familia venezolana en general, demuestra el porqué fracasan las luchas
reivindicativas contra el patrono gobierno. ¿Se imaginan ustedes si a los
profesores universitarios se les unen en causa común los trabajadores de la
salud – médicos y enfermeras ganan sueldos viles - los empleados públicos sin
contratación colectiva o, aquí en Guayana, los accionistas clase B? Esta
actitud solidaria pondría a este gobierno entre la realidad de continuar
privilegiando con el dinero petrolero a los habitantes de países extranjeros o
de satisfacer los intereses nacionales.
Solamente
deteniendo el chorro multimillonario que este gobierno destina a continuar el
despilfarro de nuestros recurso en la dictadura militar cubana, pudiera duplicarse
el salario actualizado de los profesores universitarios que llevan cuatro años
sin aumento salarial. No puede llamarse nacionalista un gobierno que privilegie
naciones extranjeras en detrimentos de la calidad de vida de sus ciudadanos de
primera línea como
policías, bomberos, médicos y enfermeras, maestros y profesores.
Para su vergüenza
De
una publicación de la Universidad del Zulia – extraño esquirol de la huelga
nacional - sobre los resultados de una investigación
del profesor UCV Humberto García Larralde, extraigo: “Entre un grupo de 29
países, el sueldo del profesor universitario venezolano está en el lugar 28” -
el 29 lo ocupa Armenia. Incluso en países africanos como Nigeria un profesor
universitario devenga un poco más de 6 mil dólares y en Etiopía, 1.500 dólares
(9,450 Bsf) - esa cantidad es 23 veces mayor al ingreso promedio de sus
habitantes.
En
América Latina, Brasil paga los mejores salarios, un promedio de 5 mil dólares
mensuales (31.500 Bsf por mes). Le siguen Argentina, Colombia, Chile y México,
4.500, 4.000, 3.700 y 3.000 dólares respectivamente. Y si nos asomamos a países
como Canadá, Estados
Unidos, Italia, Holanda, Alemania, Sudáfrica, Arabia Saudita, Inglaterra,
Malasia, Australia e India, el salario oscila entre 7 y 9 mil dólares al mes
(entre 44.100 y 56.700 Bsf anuales). Con el agravante de que en todos estos
países, incluyendo a los africanos, la inflación es infinitamente inferior a la
de Venezuela, no hay devaluación ni distintos tipos de cambio y no sufren la
escasez que expolia el bolsillo, el tiempo y la paciencia de los ciudadanos.
Vergüenza
debería darle a un gobierno de un país petrolero, los sueldos que paga a los
profesionales de sus universidades que hacen posible el progreso colectivo de
la nación por el desarrollo académico de sus individuos. Pero la estupidez que
campea en predios ideológicos - comprobada enfermedad mental – impide percibir
la realidad con el sentido crítico necesario para gobernar con justicia y
equidad, como es el caso de negarse el ministro a discutir con Fapuv y asumir
dictatorialmente “que el aumento no será por las “normas de homologación”,
esquema por medio del cual se ajustan los salarios de los profesores, sino por
la discusión de la normativa laboral”, que es una especie de ley de universidades
que viola la seguridad social y carrera académica.
Con
la estupidez del igualitarismo por debajo son incapaces de mejorar la situación
económica de ninguno de los estratos sociales que en la cruda realidad
conforman la sociedad venezolana. Y de allí que los salarios de los profesores
universitarios sea peor hoy que en 1999, cuando esta mescolanza de ignorancia
con resentimiento social llegó al poder, poniéndosela bombita a Fidel Castro y
su miserable revolución parasitaria. Sale pa´llá.
Rafael
Marrón González
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