Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

9 de junio de 2013

“DE PROFESORES A POBRESORES”



El título de esta columna corresponde al texto de una pancarta de protesta por salarios dignos de la comunidad universitaria que devenga emolumentos insultantes para su dedicado profesionalismo y exigencias académicas.

Los sueldos de los profesores universitarios son definitivamente intolerables en un país azotado por la devaluación propiciada por la estupidez en materia económica – en socialismo no existe “economía” sino imposición de “creencias” económicas inspiradas – con la inflación más alta del continente y una de las más elevadas del mundo – interanual abril 2012- 2013: 29,4 % (Argentina: 10.1, Uruguay: 8.1, Brasil: 6.5 - Nicaragua: 6.3, Bolivia: 4.9, Ecuador 3.0 – Colombia: 2.0, Chile 1.0) pero este gobierno es ¡revolucionario!, o sea impermeable a la inteligencia – castigado, además, por la escasez de insumos de primera necesidad, que incentiva el mercado negro, creando una inflación solapada que no registra el BCV, y una devaluación del 46% que, por si no lo sabía Maduro, significa reducción del poder adquisitivo en idéntico porcentaje.

Tomando en cuenta que entre el 70 y 80 % de los profesores universitarios del país lo son a tiempo completo, colóquese usted en el lugar de un instructor que gana 2.677 Bsf mensuales ($424 – a cambio oficial) o de un titular con 4.845 ($769) o de un titular – con doctorado, el más alto escalafón - a dedicación exclusiva, que recibe 7.232 ($1.147) - ¿cuánto devenga un diputado “simicomandante”? - cuando la canasta básica alcanza los 9.543 Bsf, y dígame si no es necesario acompañar en sus luchas a estos venezolanos necesarios, que son una galaxia de veces más patriotas que un generalote, corrupto y descerebrado, que se mete cualquier cantidad de millones por conceptos varios, libres de impuestos.

Los estudiantes, que están muy preocupados por su semestre – “su sueldo importa, también nuestro semestre” - y dejan solos a sus profesores en su lucha reivindicativa, sepan que este mundo suele ser duro con los insensibles, indiferentes y egoístas. Y así los sindicatos de otras áreas y los padres y representantes tienen el deber moral de hacer causa común con los hombres y mujeres que hacen posible el desarrollo sustantivo de la patria.

Esta indiferencia de la sociedad civil con una causa reivindicativa tan sensible, es lo que me hace criticar la participación de estudiantes y trabajadores en el gobierno universitario, pues la universidad es un asunto de profesores, y esta soledad en sus reclamos lo confirma. Pero, además, la falta de solidaridad con un  gremio tan importante para la familia venezolana en general, demuestra el porqué fracasan las luchas reivindicativas contra el patrono gobierno. ¿Se imaginan ustedes si a los profesores universitarios se les unen en causa común los trabajadores de la salud – médicos y enfermeras ganan sueldos viles - los empleados públicos sin contratación colectiva o, aquí en Guayana, los accionistas clase B? Esta actitud solidaria pondría a este gobierno entre la realidad de continuar privilegiando con el dinero petrolero a los habitantes de países extranjeros o de satisfacer los intereses nacionales.

Solamente deteniendo el chorro multimillonario que este gobierno destina a continuar el despilfarro de nuestros recurso en la dictadura militar cubana, pudiera duplicarse el salario actualizado de los profesores universitarios que llevan cuatro años sin aumento salarial. No puede llamarse nacionalista un gobierno que privilegie naciones extranjeras en detrimentos de la calidad de vida de sus ciudadanos de primera línea  como policías, bomberos, médicos y enfermeras, maestros y profesores.

Para su vergüenza

De una publicación de la Universidad del Zulia – extraño esquirol de la huelga nacional - sobre los resultados de una  investigación del profesor UCV Humberto García Larralde, extraigo: “Entre un grupo de 29 países, el sueldo del profesor universitario venezolano está en el lugar 28” - el 29 lo ocupa Armenia. Incluso en países africanos como Nigeria un profesor universitario devenga un poco más de 6 mil dólares y en Etiopía, 1.500 dólares (9,450 Bsf) - esa cantidad es 23 veces mayor al ingreso promedio de sus habitantes.

En América Latina, Brasil paga los mejores salarios, un promedio de 5 mil dólares mensuales (31.500 Bsf por mes). Le siguen Argentina, Colombia, Chile y México, 4.500, 4.000, 3.700 y 3.000 dólares respectivamente. Y si nos asomamos a países como Canadá, Estados Unidos, Italia, Holanda, Alemania, Sudáfrica, Arabia Saudita, Inglaterra, Malasia, Australia e India, el salario oscila entre 7 y 9 mil dólares al mes (entre 44.100 y 56.700 Bsf anuales). Con el agravante de que en todos estos países, incluyendo a los africanos, la inflación es infinitamente inferior a la de Venezuela, no hay devaluación ni distintos tipos de cambio y no sufren la escasez que expolia el bolsillo, el tiempo y la paciencia de los ciudadanos.

Vergüenza debería darle a un gobierno de un país petrolero, los sueldos que paga a los profesionales de sus universidades que hacen posible el progreso colectivo de la nación por el desarrollo académico de sus individuos. Pero la estupidez que campea en predios ideológicos - comprobada enfermedad mental – impide percibir la realidad con el sentido crítico necesario para gobernar con justicia y equidad, como es el caso de negarse el ministro a discutir con Fapuv y asumir dictatorialmente “que el aumento no será por las “normas de homologación”, esquema por medio del cual se ajustan los salarios de los profesores, sino por la discusión de la normativa laboral”, que es una especie de ley de universidades que viola la seguridad social y carrera académica.

Con la estupidez del igualitarismo por debajo son incapaces de mejorar la situación económica de ninguno de los estratos sociales que en la cruda realidad conforman la sociedad venezolana. Y de allí que los salarios de los profesores universitarios sea peor hoy que en 1999, cuando esta mescolanza de ignorancia con resentimiento social llegó al poder, poniéndosela bombita a Fidel Castro y su miserable revolución parasitaria. Sale pa´llá.


Rafael Marrón González

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