JULIANA, ME QUIEREN MATAR…
Cuestionando seriamente la publicitada eficiencia del
“plan patria segura” del ministro del interior, “el comandante” Maduro – ahora
no se quita una guerrera militar, que no combina con su expresión facial -
denuncia a pleno pulmón: - “Llegó un grupo de expertos con un veneno - ¿cuánto
pesa ese veneno que necesita un grupo – ¿de cuántos? – para transportarlo? - y
están preparados para venir a Venezuela - ¿cómo es la vaina: adónde llegó este
grupo y de dónde? - e inoculármelo a mí, no para que me muera en un día – por
lo tanto no es curare - sino
para enfermarme - ¿por fin, es veneno o una bacteria? - en el transcurso de los
meses que están por venir” – a veneno pa´malo, se puede morir hasta de viejo
esperando que surta efecto en los infinitos meses que están por venir. Así, sin
sonrojo alguno - ¡qué pena con Raúl! - Nicolás acusa al mundo de querer
eliminarlo físicamente, tal su gigantesca dimensión planetaria, pero eso sí, de
a poquito a poquito, “inoculándoselo”, es decir, introduciéndoselo en el
organismo, pero en múltiples sesiones. Nada de un solo tatequieto como le
hicieron a Kennedy.
Para lo cual se requiere un conspirador muy cercano, como
¿en su lecho?, que le vaya dando su dulcito de lechosa con cianuro entre
arrumacos papachongos: – “No coma mucho, que le puede hacer daño, papacito”. Lo
más cumbre es que en su medrosa acusación universal en realidad confiesa su
flaqueza por el poder que le cayó de la uña del ungido: “… ellos - ¿quiénes,
por Dios? - no lo van a lograr, tengan la seguridad de que no van a lograrlo –
si esta tan seguro, por qué el culillo - porque yo voy a vivir por muchos años
– eso decía el que te conté, la eternidad era su sueño, por eso la reelección
indefinida - y voy a ser Presidente de este país por muchos años también…” –
sí, oh.
Si Maduro hubiera construido una obra por cada denuncia
de conspiración que ha realizado en los pocos meses que lleva en Miraflores,
tuviera un record Guinness. Hace poco denunció: “Están buscando asesinos en el
exterior para matar soldados venezolanos”, lo que constituye una proyección de
su subconsciente porque son ellos quienes contratan mercenarios – algo así como
35 mil matones, de los que asesinaban negritos en Angola – a la dictadura
militar cubana, para ¿asesinar ciudadanos venezolanos?
Ojo pelao no pela cachicamo
Lo peligroso de este
risible teatro verbal de lo absurdo radica en lo subyacente, pues la historia
nos indica que todas las tiranías – es tiránico todo régimen que apele a la
coacción y al miedo como sustento político - se despojan de adversarios y
críticos convirtiéndolos en enemigos: de Calígula a Stalin, de Hitler a Pérez
Jiménez, pasando por Gómez – han creado escenarios ficticios de atentados,
conspiraciones y amenazas a sus vidas para justificar la matanza de opositores,
pero – mosca quien corresponda - también de aquellos que les hacían sombra.
Exactamente como
planificar desórdenes públicos y sabotajes para emprender jornadas de
represión, como los que realizaron oficialistas disfrazados de opositores en
los actos violentos pos 14A. Pero, también, y ojo con eso, de acusar a naciones
democráticas, que se presten para escuchar la voz disidente, de fomentar
conspiraciones para cercar la verdad. Por eso más allá de la burla previsible
ante tanto dislate lingüístico –“yo he proponido”- pajaritos parlanchines y
apariciones sobrenaturales – “… (y me dijo) que la cara de él se había
aparecido en el cuadro del Comandante que está en el Cuartel de la Montaña…”,
el Mario dixit - la oposición tiene que salirle al paso a cada una de estas
denuncias estrafalarias, por la intención represiva que conllevan - este
“proceso” corrupto desprecia a la mitad del pueblo venezolano que lo advera -
pues jamás puede asumirse inocencia en las expresiones de una autocracia,
aunque no esté representada por un hombre de poder.
En conclusión
La situación política
que vive Venezuela, desgraciadamente, es absolutamente anormal desde el punto
de vista democrático, y las ejecutorias internas y externas del gobierno, no
son asuntos netamente presidenciales, como establece la constitución, pues es
harto conocida la influencia decisiva que ejercen otros personajes de aparente
segunda línea – militares y civicomilitares - en el ejercicio real del poder y
la injerencia pública en asuntos de responsabilidad exclusiva del presidente de
la república y de su canciller.
No debemos descuidar
que estamos frente a un gobierno difuminado, cuya cabeza es invisible todavía.
Aunque hay quien sostiene que despacha desde Cuba - ¿por qué el gobierno de una
nación soberana emite la sensación de subordinación a un gobernante extranjero?
-y cito a Fernando Mires: “En Venezuela el Presidente es la fachada de un
gobierno militar a consecuencia de un autogolpe silencioso”. Es prudente recordar – la presencia
militar en la calle con el pretexto de combatir el hampa no es un acto
intranscendente - que, según Gaceta
Oficial N° 39.858 con fecha 6 de febrero de 2012, se oficializa el decreto N°
8.796, de la Presidencia de la República que ordena la reincorporación a la carrera
militar en la Fuerza Armada Nacional - ¿con el respectivo rango por antigüedad?
- al personal de oficiales (…) involucrados en las rebeliones del 04 de febrero
y 27 de noviembre, de 1992.
Así que, por ejemplo,
el presidente de la Asamblea Nacional es un militar activo, se supone con el
rango de teniente coronel, es decir de comandante. Y, lo más serio de este
asunto, el 13 de septiembre de 2008,
desde Guri, estado Bolívar, el fenecido materializo la Nueva Geometría del
Poder, rechazada por el pueblo el 2D, y dividió al país en 5 super regiones
militares – Estado militar - al mando cada una de un Mayor General – jerarquía
superior a la de General de División – y subordinada al Comandante en Jefe. Hace unos días dos generales de
división pro proceso fueron ascendidos a Mayor General ¿cuál fue
la razón? En aquel acto de Guri también se activó
militarmente la jerarquía civil constitucional del presidente de la república
como Comandante en Jefe de la FAN, subordinando el poder civil al poder
militar. Estos decretos con fuerza de ley no han sido derogados. Para
reflexionar.
Rafael Marrón González
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