Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

10 de diciembre de 2013

… ¡PERO TENEMOS PATRIA!



Escucho, obligado por las circunstancias del momento, una trivial conversación entre un pequeño grupo de sujetos mal informados – para no llamarlos de plano ignorantes, es decir, “que no tiene noticia de algo”  - catequizados por la “idología” que conforma todo el basamento político del llamado chavismo, y me entristece la oceánica estupidez que supuestamente debo perdonar por tratarse de gente del pueblo, que, sin embargo, fue a la escuela, como cualquier otro ciudadano, que, atrevidamente, los lleva a concluir, con pensamiento prestado, que “ahora sí tenemos patria”.

Esa imbecilidad ha permeado desde las altas esferas del poder con el afán de convencer de que a falta de una gestión pública honesta y eficiente, lo más importante que ha hecho esta revolución en los interminables años que lleva en el gobierno, dilapidando una colosal fortuna en dólares, es que “nos dio patria”. Hideputa habemus Sancho.

Por ello es necesario informarles a los copetudos del elevado condumio de la godarria en el poder, cuya maldad supera cualquier estándar conocido, que patria teníamos y tenemos a pesar de su insolente proyecto destructivo de los recursos morales y físicos de la nación.       

Patria por vez primera

Para ellos un poco de historia: La irritante codicia de la Compañía Guipuzcoana – cual chavismo de hoy con la escasez -  generó una colectiva repulsa que fue el elemento aglutinante de las dispersas provincias venezolanas, y que unió a los venezolanos en un sentimiento común de patria, palabra que se estrena como factor de identidad en una revuelta, contra la Compañía, en el Tocuyo, en el año 1744, y cuyo documento de exigencias al Gobernador expresaba que marchaban “en defensa de nuestra religión católica, el servicio de nuestro rey y señor natural y defensa de nuestra propia patria”.

Doscientos cuarenta y cinco años habían transcurrido desde aquel soleado 24 de Agosto de 1499 cuando surgió el nombre de Venezuela como identidad territorial en el Golfo de Venezuela, hasta este día de 1744 en el que por vez primera se asocia, a conciencia plena, a la dimensión de Patria.

Y en 1749, Juan Francisco de León esgrime de nuevo la palabra “Patria” que por segunda vez esplende como icono revolucionario, y el 19 de Abril, preludio del de 1810, desde Panaquire llega a Caracas al frente de una multitud y pide la disolución de los poderosa Compañía Guipuzcoana. Fracasa en esta primera tentativa, pero se subleva otra vez en 1751, y esta vez, en represalia, su hacienda fue arrasada y junto con su hijo Nicolás fue enviado a España prisionero.

Nicolás de León, de regreso a Venezuela vuelve a agitar la idea de patria, ya más configurada en sus ideales, y claramente expresa: “...Nos toca la obligación de defender nuestra Patria porque si no la defendemos seremos esclavos de todos ellos”.

Y prende la patria en el alma

Al vigorizarse la conciencia de patria, Venezuela, hasta entonces sumisa colonia monárquica, decidió constituirse en República el 5 de Julio de 1811, y a las tres de la tarde de ese día, después de que Miranda cerrara las intervenciones con estas palabras: “O la vida para siempre o el sacrificio de todos por la felicidad de la Patria”, fue anunciado al pueblo por el Presidente del Congreso, Juan Antonio Rodríguez Domínguez, y aunque no se llamó oficialmente República de Venezuela sino Confederación de Venezuela del Continente Meridional, era jurídicamente una nación independiente organizada como República Federal.

El Acta de la Independencia, fe de Vida de la nación venezolana, y primera de Hispanoamérica, normalmente no se clasificaría como una Constitución, pero lo es, porque es la que nos constituye en nación independiente, y expresa nuestra voluntad civil y decisión política original como pueblo, manifestada aún antes de que la Independencia fuera realidad y como tal decisión es el fundamento de todas las otras Constituciones, que la presuponen como su normativa.

Es decir que no puede existir más congreso Constituyente original que el Congreso de 1811 y por lo tanto son derivadas todas las 26 constituciones que ha tenido la República, incluyendo la vigente.

Y para honrar esa voluntad expresada por líderes civiles, libró una guerra comandada por civiles asimilados a la estructura militar, contra el imperio ultramarino dominante, que duró diez años y costó 300.000 vidas.

Así que la República de Venezuela, como ente político soberano es una e indivisible hasta nuestros días, a pesar de su transitoria y obligada incorporación militar a la federación de repúblicas que constituyó la Gran Colombia.

En conclusión

A esta cáfila de borlados ignorantes que detentan el poder por la más extravagante equivocación popular, hay que salirles al paso en su pretensión de reescribir la historia para insertar en las mentes ingenuas la idea de “forjadores de patria” asociada al proceso de destrucción nacional que llaman “revolución”, pues la voz “patria” es inmanente a la gesta de nuestra independencia, la más sangrienta y cruel de todas las de la América Hispana.

La bellaquería de adjudicarle a la democracia un supuesto entreguismo a los gringos, por venderles petróleo, lo mismo que hacen ellos ladrando, para justificar el “tenemos patria” que se les atraganta entre millonarios robos al erario, inflación escalofriante, desabastecimiento y delincuencia organizada y moño suelto, cuando son ellos los más conspicuos traidores que ha tenido la república, pues, además, la patria es la gente, merece una contundente respuesta nacional.

Y ya basta de consideraciones con la ignorancia supina que nutre las filas de cuanto loco atrabiliario se le ocurra asaltar el poder en esta larga desolación política que nos agobia, pues en desquiciada asociación con inservibles con aspiraciones burguesas y delincuentes, constituyen la ruina de la patria que tanto alegan defender. Sale pa´llá.           

Rafael Marrón González


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