Escucho, obligado por las
circunstancias del momento, una trivial conversación entre un pequeño grupo de
sujetos mal informados – para no llamarlos de plano ignorantes, es decir, “que no tiene noticia de algo” -
catequizados por la “idología” que conforma todo el basamento político del
llamado chavismo, y me entristece la oceánica estupidez que supuestamente debo
perdonar por tratarse de gente del pueblo, que, sin embargo, fue a la escuela,
como cualquier otro ciudadano, que, atrevidamente, los lleva a concluir, con
pensamiento prestado, que “ahora sí tenemos patria”.
Esa
imbecilidad ha permeado desde las altas esferas del poder con el afán de
convencer de que a falta de una gestión pública honesta y eficiente, lo más
importante que ha hecho esta revolución en los interminables años que lleva en
el gobierno, dilapidando una colosal fortuna en dólares, es que “nos dio
patria”. Hideputa habemus Sancho.
Por
ello es necesario informarles a los copetudos del elevado condumio de la
godarria en el poder, cuya maldad supera cualquier estándar conocido, que
patria teníamos y tenemos a pesar de su insolente proyecto destructivo de los
recursos morales y físicos de la nación.
Patria por vez primera
Para
ellos un poco de historia: La irritante codicia de la Compañía Guipuzcoana –
cual chavismo de hoy con la escasez - generó
una colectiva repulsa que fue el elemento aglutinante de las dispersas
provincias venezolanas, y que unió a los venezolanos en un sentimiento común de
patria, palabra que se estrena como factor de identidad en una revuelta, contra
la Compañía, en el Tocuyo, en el año 1744, y cuyo documento de exigencias al
Gobernador expresaba que marchaban “en defensa de nuestra religión católica, el
servicio de nuestro rey y señor natural y
defensa de nuestra propia patria”.
Doscientos
cuarenta y cinco años habían transcurrido desde aquel soleado 24 de Agosto de
1499 cuando surgió el nombre de Venezuela como identidad territorial en el
Golfo de Venezuela, hasta este día de 1744 en el que por vez primera se asocia,
a conciencia plena, a la dimensión de Patria.
Y
en 1749, Juan Francisco de León esgrime de nuevo la palabra “Patria” que por
segunda vez esplende como icono revolucionario, y el 19 de Abril, preludio del
de 1810, desde Panaquire llega a Caracas al frente de una multitud y pide la
disolución de los poderosa Compañía Guipuzcoana. Fracasa en esta primera
tentativa, pero se subleva otra vez en 1751, y esta vez, en represalia, su
hacienda fue arrasada y junto con su hijo Nicolás fue enviado a España
prisionero.
Nicolás
de León, de regreso a Venezuela vuelve a agitar la idea de patria, ya más
configurada en sus ideales, y claramente expresa: “...Nos toca la obligación de defender nuestra Patria porque si no la defendemos seremos
esclavos de todos ellos”.
Y prende la patria en el alma
Al
vigorizarse la conciencia de patria, Venezuela, hasta entonces sumisa colonia
monárquica, decidió constituirse en República el 5 de Julio de 1811, y a las
tres de la tarde de ese día, después de que Miranda cerrara las intervenciones
con estas palabras: “O la vida para siempre o el sacrificio de todos por la
felicidad de la Patria”, fue anunciado al pueblo por el Presidente del
Congreso, Juan Antonio Rodríguez Domínguez, y aunque no se llamó oficialmente
República de Venezuela sino Confederación de Venezuela del Continente
Meridional, era jurídicamente una nación independiente organizada como
República Federal.
El
Acta de la Independencia, fe de Vida de la nación venezolana, y primera de
Hispanoamérica, normalmente no se clasificaría como una Constitución, pero lo
es, porque es la que nos constituye en nación independiente, y expresa nuestra
voluntad civil y decisión política original como pueblo, manifestada aún antes
de que la Independencia fuera realidad y como tal decisión es el fundamento de
todas las otras Constituciones, que la presuponen como su normativa.
Es
decir que no puede existir más congreso Constituyente original que el Congreso
de 1811 y por lo tanto son derivadas todas las 26 constituciones que ha tenido
la República, incluyendo la vigente.
Y
para honrar esa voluntad expresada por líderes civiles, libró una guerra
comandada por civiles asimilados a la estructura militar, contra el imperio
ultramarino dominante, que duró diez años y costó 300.000 vidas.
Así
que la República de Venezuela, como ente político soberano es una e indivisible
hasta nuestros días, a pesar de su transitoria y obligada incorporación militar
a la federación de repúblicas que constituyó la Gran Colombia.
En conclusión
A
esta cáfila de borlados ignorantes que detentan el poder por la más
extravagante equivocación popular, hay que salirles al paso en su pretensión de
reescribir la historia para insertar en las mentes ingenuas la idea de
“forjadores de patria” asociada al proceso de destrucción nacional que llaman
“revolución”, pues la voz “patria” es inmanente a la gesta de nuestra
independencia, la más sangrienta y cruel de todas las de la América Hispana.
La
bellaquería de adjudicarle a la democracia un supuesto entreguismo a los
gringos, por venderles petróleo, lo mismo que hacen ellos ladrando, para
justificar el “tenemos patria” que se les atraganta entre millonarios robos al
erario, inflación escalofriante, desabastecimiento y delincuencia organizada y
moño suelto, cuando son ellos los más conspicuos traidores que ha tenido la
república, pues, además, la patria es la gente, merece una contundente
respuesta nacional.
Y
ya basta de consideraciones con la ignorancia supina que nutre las filas de
cuanto loco atrabiliario se le ocurra asaltar el poder en esta larga desolación
política que nos agobia, pues en desquiciada asociación con inservibles con
aspiraciones burguesas y delincuentes, constituyen la ruina de la patria que
tanto alegan defender. Sale pa´llá.
Rafael
Marrón González
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