El odio que el
insepulto de la montaña se encargó profusamente de predicar contra José Antonio
Páez, a pesar que en su proceso de “refundación de la república” siguió su
ejemplo político, no tiene justificación histórica y denota la inmensa
ignorancia que este padecía en materia tan delicada para la nacionalidad.
Cual un José
Tadeo Monagas redivivo, el extinto la emprendió contra el héroe inmortal de
Carabobo, cuya lanza mantuvo izada la república en los Llanos mientras en el
resto del país era una desesperada ilusión. Mancillar el nombre de José Antonio
Páez desde la primera magistratura nacional, justificado con la supuesta
traición a Bolívar que significó la separación de Colombia, es una lesión a
nuestra historia porque el verdadero secesionista fue Bolívar, el problema se
origina porque Bolívar quería que la separación fuera realizada, legalmente,
por el Congreso Admirable de 1830, y Venezuela se separó de facto, pero la
secesión colombiana era para ese momento histórico una realidad
incontrovertible por la aspiración legítima de sus pueblos.
Una república
militar tan extensa como lo era Colombia solamente era posible con un poderoso
ejército cuyo mantenimiento era imposible para la nación.
Al respecto Páez puntualiza en su Autobiografía: “En
resumen diré que la separación de Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, era una
necesidad física inevitable; que los pueblos la hicieron; que ningún caudillo
podría haberla inspirado y menos conseguido; que a mí me tocó encontrarme con
mando en Venezuela cuando aconteció; y que hacerme responsable de ella, sobre
injusto por la mala voluntad que se me atribuye, no lo es menos por el honor
que inmerecidamente se me confiere, considerándome autor exclusivo de una idea
que emanó de todos los grandes talentos de la época”. Y por otro lado, Bolívar decretó
prácticamente la separación de Venezuela cuando colmó de honores a Páez en 1827
apoyando de manera tácita su desobediencia al Congreso que había ordenado su
comparecencia en Bogotá.
De allí surgió
la ruptura con Santander que en respuesta convocó la llamada Convención de
Ocaña que derivó en la dictadura de Bolívar. Todo un desastre político por
validar a Páez. Pero además, en una carta que envía a Tomás C. Mosquera el 15
de Noviembre de 1828, Bolívar confiesa: “Yo no sé si debo culparme por haber
aceptado el mando que estoy ejerciendo; más tengo el consuelo de que propuse a
la Gran Convención mi entera separación del mando y dividieran al país conforme a sus
antiguas divisiones. Todo eso consta a su hermano Joaquín, que fue uno de
los que se opuso a mis propuestas…¨.
El 13 de
enero resurge Venezuela como nación única e indivisible
El 13 de enero de 1830, Páez en su carácter de Jefe
Superior Civil y Militar de Venezuela convoca a
elecciones mediante Decreto que en su considerando expresa: ¡Pueblo de
Venezuela! Habéis manifestado que queréis separaros del gobierno de Bogotá y no
depender más de la autoridad de S.E. el Libertador general Simón Bolívar. Os habéis
pronunciado al mismo tiempo para que se establezca en Venezuela un gobierno
soberano, popular, representativo, alternativo, electivo y responsable; y ha
sido tal la decisión de vuestros votos, tal la unanimidad con que los habéis
emitido, que faltaría a mis deberes para con la patria, si no aceptase el
honroso encargo que me habéis hecho de sostenerlos y de hacerlos efectivos,
reuniendo el Congreso que ha de sancionar la Constitución de Venezuela”.
¡Ya tenemos
patria!
El 1º de agosto
de 1830, desde Valencia Páez difunde su alocución al país: “Venezolanos. ¿Qué
buscábamos? ¿Una patria? La tenemos ya. He aquí, pues, el grande premio de
nuestras fatigas, que vivirán la edad del mundo, si dóciles al grito de la
conciencia pública nos prosternamos ante ella. (...) ¡Venezolanos! no más
actas: no más pronunciamientos: no más que obediencia al soberano Congreso.
Busquemos en el sistema republicano, popular, representativo, alternativo y
responsable que hemos establecido, esa felicidad por que anhelamos 20 años ha.
Una Legislatura después de otra irá cerrando nuestras heridas, arreglando
nuestros intereses, metodizando las cosas, y colmarán nuestros deseos. (...) Yo
no quiero servir, ni dejaré de servir en el puesto que se me señale; nada deseo
sino observar fielmente lo que el Congreso acordare. Si éste dejare de existir
tampoco existiría vuestro compatriota”.
Un gobernante de mentalidad moderna para una Venezuela en
formación
Una de las facetas más extraordinarias de Páez es el cabal
conocimiento de sus limitaciones. No se cree el que lo sabe todo, como tanto
mediocre que nos ha gobernado, y se rodea de las mejores mentes. Sigue de esa
manera una de las máximas de Bolívar: “El modo de gobernar bien es el de
emplear hombres honrados aunque sean enemigos”. Y aquí la palabra honrado
abarca todo el espectro de la honestidad, inteligencia, probidad, capacidad,
dignidad, austeridad, sencillez, aptitud y actitud. Por ello se llamó a su
gobierno “deliberativo”, porque permitía la participación de los mejores y de
los expertos en la toma de decisiones.
13 de Enero
de 1830: fecha para la coherencia histórica
El 13 de enero de 1830 la República de Venezuela, nacida el
5 de julio de 1811, recupera su soberanía y los
venezolanos volvimos para siempre a nuestra orgullosa nacionalidad, pues con
Bolívar éramos colombianos. Por eso, sin menoscabo para la gloria eterna de
Bolívar, lealtad común del pueblo venezolano, es José Antonio Páez el fundador
de la moderna República de Venezuela y el restaurador de la nacionalidad,
quiéranlo o no así los chavistas y su frustrado complejo de Adán derivado de la
ignorancia.
Rafael Marrón González
Charlie
Hebdo somos todos los demócratas del mundo
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