Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

4 de mayo de 2014

CONSTITUCIÓN VS TANQUETAS


El pasado martes 1º de abril, el doctor Luís Antonio Anaya disertaba sobre los derechos constitucionales y la fuerza orgánica de la Constitución, ante un grupo de estudiantes de la escuela de derecho de la UCAB, en la plaza Monumental de Puerto Ordaz, y, como rictus de sarcasmo, detrás del anfiteatro desde donde el profesor hablaba de democracia y libertad, varias tanquetas, con su correspondiente dotación de soldados represivos, formaban una burlona escenografía que diluía en una obscena señal con el dedo medio, el romántico alcance constitucional de la clase universitaria extra muros.

Con esas tanquetas, que rompían el asoleado bucolismo de ese apacible lugar, Maduro les recordaba a los presentes y transeúnte que “la revolución es pacífica pero está armada” como solía indicarnos el ahora difunto. Pues, así como Julio César decía que “las legiones legitiman mis leyes”, Maduro traduce “las tanquetas legitiman las mías”, porque ante una tanqueta y un soldado armado de responsabilidad delegada, que espera un ascenso acorde con su voluntad represiva, palabras como “derecho”, “justicia”, “libertad” son apenas sonrojos púberes sin significado practico.

Porque hay que ver la fragilidad del texto constitucional frente a un fusil ruso de largo alcance, sobre todo si lo porta un energúmeno como aquel que gritara al aterrorizado estudiante adolescente, que le recitó su derecho a la protesta: - “a mí me sabe a mierda tu constitución”, y siguió pateándolo con toda la extensión de su materna brutalidad. Porque, hay que estar claros en esto, la constitución es un pacto de caballeros, para los salvajes nada significa, es como la Biblia para los indígenas post colombinos, que al decirles los frailes que era la palabra de Dios, se la pegaban al oído y como no escuchaban nada, la tiraban al monte.

¿Qué puede significar la constitución para hombres de la edad media como el extinto o Maduro o Diosdado, para no mencionar al cagalitroso de Fidel o al mariposón de Raúl. Y aunque sigo pensando – no creyendo – que esta constitución es un bodrio presidencialista que devuelve el fuero a los militares, abolido por Páez en 1830, es el conjunto de leyes fundamentales que definen el régimen político de esta nación y de sus instituciones, es decir es el contrato político que norma la relación del estado con los ciudadanos, cuyo artículo 7 la consolida como “la norma suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico” de la república, y está en plena vigencia, aunque por decisión de un pequeño sector de venezolanos que la votaron sin tener la menor idea de lo que hacían, pero en ella se fundamenta el estado de derecho y de justicia que rige las acciones del gobierno, que, según el artículo 6 “es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables”.

En ninguna parte dice “fascista – socialista, comunista, que es la misma ideología criminal - sectario, golpista, centralista, unívoco y para siempre jamás”. Por lo tanto, cuando el presidente define su gobierno como “revolución” y confiere al estado preeminencia “socialista”, está violando la Constitución, es decir, la está derogando por medios distintos al previsto en ella,  y para monstruosidades inconstitucionales como estas, la propia constitución en su artículo 333 exige a “todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”.

La constitución violable

Se cuenta por allí que Fidel envió al difunto una larga misiva con instrucciones para la dominación social, que incluía el desabastecimiento y el apoyo del hampa, y en ella le explicaba como a través de la violación sistemática de la constitución la convertiría en un mamotreto risible sin ningún apoyo popular. Y el consejo fue seguido al pie de la letra, lo que le sirvió para abolir la descentralización, minimizar los alcances internacionales en materia de derechos humanos – aunque es un elemento muy sensible en el mundo de hoy - militarizar la presidencia y la administración pública, anular los efectos de la elección popular de alcaldes y gobernadores, convertir las FANB en apéndices armados del partido de gobierno, imponer el poder popular que le endosa al presidente la soberanía idem; y cuando perdió el referendo para crear el estado comunista cubano, aunque por escaso margen, tal la ignorancia de este pueblo, tomó el camino verde de la legislación arbitraria para imponer sus desvaríos castristas, como las comunas como unidad primaria de la división política del territorio, en sustitución de los municipios.

Pero, además, desmontó el concepto de separación de los poderes públicos, para lo cual contó con la opinión de una eficaz camarada, en funciones de magistrada, que aseguró que  “la división de poderes debilita al estado”, gravedad que, salvo algunas voces sin coloratura, pasó casi desapercibida, a pesar de anunciar vientos de dictadura, pues esta nueva doctrina derrumba uno de los más firmes pilares que sustentan la democracia, así como se pateó el concepto de la alternabilidad para conceder eternidad, por la gracia del CNE, al único, insustituible y sin ombligo, comandante de todas las galaxias descubiertas y por descubrir, sujeto que al morir, como cualquier hijo de la india Petra que se someta a la seudociencia cubana, dejó de todo menos grandeza.  

En conclusión

Así que, aunque este deforme gobierno lo ignore, por desprecio constitucional, las protestas que se están desarrollando, literalmente, en todo el territorio nacional, tienen sustento en la Carta Magna, sobre todo en lo referente a la seguridad alimentaria, la institucionalidad de las fuerzas armadas, la soberanía nacional vilmente vulnerada, la seguridad personal, la propiedad privada, y, en fin, por el cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en la Constitución, que es la  artillada quema tanquetas de la razón democrática. Aunque usted no lo crea.   

Rafael Marrón González


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