Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

4 de mayo de 2014

LOS TRIUNVIROS DE LA LÁSTIMA


Un antiguo oyente de mi programa radial, me llama para recordar cuántas veces alerté a los obnubilados por el carisma estigmático del difunto sobre su inmensa equivocación, y que serían sus hijos quienes morirían en los campos de batalla para recuperar la libertad tan estúpidamente entregada.

Un pueblo entero cegado por el destello vacuo del discurso violento, con la pobreza atávica como excusa, de otro ilusionista de la necedad. Y hoy este amigo me señala lo asertivo de aquella premonición, pues son los hijos de aquella ceguera política los que hoy mueren, son heridos a mansalva y sufren prisiones y torturas en las calles de Venezuela luchando como tigres por su futuro conculcado por la imbecilidad criminal del castro comunismo de unos infames traidores a la patria, porque la patria es la gente.

Dramática situación que ha conmovido al mundo por la brutal respuesta represiva de un régimen liberticida con 15 años de desaciertos económicos a cuestas, capaz de cualquier infamia con tal de preservar el poder en su estúpido empeño de repetir en Venezuela la mil veces fracasada fórmula comunista, a través del desabastecimiento y la inseguridad como medios de control social, que llevó a Cuba a  la más espantosa miseria.

La situación económica configura una violación del artículo 320 de su propia Constitución, que establece: “El Estado debe promover y defender la estabilidad económica, evitar la vulnerabilidad de la economía y velar por la estabilidad monetaria y de precios, para asegurar el bienestar social”.

Pero, además, para empeorar la crisis económica producto de la irresponsabilidad en el manejo de los recursos públicos, como la regaladera del dinero de los venezolanos a las aldeas y chulos latinoamericanos con voto en la OEA,  practicando el más espantoso saqueo del que se tenga noticia en este hemisferio de hombres proclives a ser convocados por quien sea capaz de tirar la parada de macho cuatriboleado, como Fidel, Tirofijo o el extinto.

Un subcontinente en el cual “las bolas” tiene más peso específico que la inteligencia, es tierra fértil para cualquier saltimbaqui deshonesto e inescrupuloso que prometa bienestar instantáneo y muerte a la oligarquía, que por cierto en Venezuela murió en los campos de batalla luchando por la independencia.

En este momento el gobierno nacional es una entelequia desordenada que patalea desesperadamente ante la imposibilidad cierta de no poder controlar la situación a menos que, como aquel 11 de Abril, lance el ejército a la calle a masacrar a miles de jóvenes estudiantes, y a la población que los secunda, corriendo el riesgo de no ser obedecido como le ocurrió al “eterno”. Solo los estúpidos tropiezan dos veces con la misma piedra. Ya se ven las consecuencias diplomáticas de las torpezas de Maduro en materia de derechos humanos, que, como todo comunista, cree que son accesorios prescindibles ente un supuesto fin superior imaginario, obviando su universalidad y obligatorio cumplimiento.
Es que la sumisión al régimen cubano le impide admitir con gallardía que estos 15 años de gobierno insensato han creado la situación de deterioro que sufre la población venezolana en su conjunto – el peregrinaje en busca de medicinas es apenas un botón, el pueblo se indigna  en cada “no hay” – y aumenta el tono beligerante del dictador, aceptando como borrego la culpa ajena,  en lugar de haber aprovechado aquel 12F para deslastrase de esa infame herencia y  abrirse a gobernar para los venezolanos, dando amplias  muestras de apertura democrática con la liberación de los presos y exiliados políticos,  amparándose en el artículo 3 de la  Constitución que establece que “el Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución…”.

Pero - mucho camisón pà´Petra -  por su falta de la grandeza histórica de un verdadero estadista – cómo se agigantan De Klerk, Gorvachov, Mandela - actúa contra la dirección del viento, haciéndose el loco con las mega marchas pacíficas que sacuden al país y lo seguirán sacudiendo hasta que el fulano plan de la patria sea cenizas; creando, con la punta de fusiles y malandros “colectivos”, una ingobernabilidad insuperable, salvo con una junta de gobierno democrática; apresando jóvenes disidentes que enfrentan con coraje su violencia y realizando allanamientos, atentando contra periodistas y encarcelando alcaldes y líderes como Leopoldo López cuyo sacrificio tuvo la inspiración ingenua del diálogo posible, y destituyendo diputados al margen del estado de derechos y llevando a la GNB al plano más deletéreo de su historia.

Y lo más grave, ciego a la realidad que le presenta un país polarizado que hace imposible la imposición de cualquier propuesta política que no sea por la vía del consenso, insiste en aplicar la limitación al consumo, para continuar con la insoportable escasez por razones políticas que le mueve el piso en los barrios, en los cuales se cree poderoso por ignorancia, pues no es el difunto ni se le parece. Dicen que el diablo confunde a quien quiere perder. 

En conclusión

Como escribí en anterior artículo, la fulana “revolución”, que en alarde pedante asociaron con “la patria” - se acabó, solo queda un aparatoso triunvirato, remedo de gobierno, obedeciendo instrucciones extranjeras (des) integrado por un chofer de autobús – “Bolívar quedó huérfano de esposa” -  un capitancito buche y pluma – más odio transmite Aristóbulo - y un dibujante técnico malamañoso. Y frente a esa lástima, la arrechera de un país burlado que dijo basta. Con razón María Corina se les subió a las barbas. Sale pa´llá.    

Rafael Marrón Gonzalez


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