Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

30 de marzo de 2015

¡AL CORRRUPTO! ¿AL CORRUPTO? JAJAJA



Ante la súbita depresión que el ciudadano presidente de la república  alega sufrir al descubrir que “hay chavistas corruptos”, que lo llevó hasta a crear una policía única para perseguirlos - ¿sería que se enteró esa mañana de que Venezuela está considerado el país más corrupto de América Latina? - es interesante recordar similar reacción sufrida por el insepulto de la montaña, en una visita al estado Barinas el 10 de diciembre de 2009, cuando expresó, lleno de santa indignación: “los traidores tienen muchas formas de camuflarse de distintas maneras” por lo que pidió “desenmascararlos en cualquier lugar y espacio”.
No se atrevió, en ese momento, como tampoco en una alocución similar del 2003,  instalar la línea telefónica 800-corrupto para recibir las denuncias que desde mucho tiempo atrás había colocado el comandante Urdaneta Hernández en sus propias manos. Lo cierto es que el asunto este de la corrupción y sus derivados cuánto hay pa´eso y lo mío me lo dejan en la olla de pudreval, que es un problema celular del chavismo, ya es una rumba flamenca sobre el polvero de lo que fue Venezuela hace apenas quince años, cuando a los roba gallinas adecos y copeyanos ni se les llegó a ocurrir, después de 40 años en el poder,  eso de adquirir – o “adquerir” como intentó imponer el difunto – maquinas de contar billetes como la que se encontró en la caja fuerte del malogrado fiscal plenipotenciario don Danilo, cuya voladura cubrió de silencio muchas interrogantes sobre ¿de dónde saca Fulano pa´tanto como destaca?  Lo que se ha sospechado siempre es que esta revolución que ha empobrecido a la clase media y depauperado al  pueblo esperanzado, ese que hace colas interminables para comprar barato y revender bien caro, que es su manera de acercarse un poco a la repartición de la riqueza, claro, que ni por asomo “proporcional”, ha enriquecido gente por demás, con voracidad propia del engendro de Tasmania, marabunta rojita, por donde pasa deja el hoyo y el tierrero, y  no se imagina usted lo rápido que he visto recorrer, a punta de billete mal habido, el trecho de bañarse a la pata de un tambor en el barrio come nunca, a la shower con mármol italiano en el elegante penjaus del rancio mantuanaje capitalino. 
La lista de malandros que han sido señalados por la opinión pública, los medios nacionales e internacionales – notitia criminis como la de Bertín Osborne en España que fue viral en la red - y el dedo de los despechados del proceso, porque ahora la olla está vacía y a ellos no les tocó turno al bate para darse lo suyo, es más larga que rollo de pabilo. Fidel también se inmiscuyó al mandar una lista al extinto repleta de apellidos de ilustres rojos rojitos, según publicación del periodista Nelson Bocaranda, y hasta el escándalo del fraude tipo “pirámide” del Stanford Bank de la isla de Antigua, aportó lo suyo para abrir una oportuna investigación, pues clientes venezolanos tenían 2.000 millones de dólares – de los 8.000 de la estafa – que habían salido de Venezuela violando el control cambiario - ¿quién tiene esa posibilidad si no está enchufado? En el informe se menciona a un sujeto de la familia real con 100 millones de dólares en depósito - pero no pasó absolutamente nada, como seguirá, salvo las deposiciones verbales del mandatario lanzando, ayer y hoy,  sus vacuas arengas “caiga quien caiga” y “hasta sus últimas consecuencias”, para que el pueblo empendejado crea que ahora sí se puso bravo el hombre y va a meter en chirona hasta al que aparece a su lado en la foto más serio que portero de burdel.
Pero todo será buche y pluma como lo del otro. Si en verdad existiera alguna intención de poner orden en este bochorno continental, bastaría con oficiar a los gobiernos de Estados Unidos y países europeos – en España juzgan a dos funcionarios de Navatia por haber pagado una comisión de 45 millones de euros a dos ex militares venezolanos fácilmente localizables - pidiéndoles su colaboración para identificar a los ciudadanos venezolanos propietarios de cuentas bancarias millonarias, mansiones y empresas para investigar el origen de esos fondos y castigar a los ladrones, recuperando a la vez los bienes de la nación – en paraísos fiscales como las islas Vírgenes, Cook y otros existen cuentas millonarias escondidas entre las que destacan las de clientes canadienses, estadounidenses y venezolanos.
Maduro podría comenzar investigando si es cierto lo de la fortuna del teniente Alejandro Andrade, calculada en 5.000 millones de dólares – cantidad que le está quitando prestada a China - cumpliendo así con su palabra dada al llegar al poder: “quien tenga cuentas bancarias en Estados Unidos se va del gobierno para una cárcel, si no la justifica”. Pero parece que el miedo a que aparezca un familiar o el tipo que sabe demasiado, engatilla las ganas, si es que existen.
Tiempo e información han tenido estos dos gobernantes para evitar tal desangramiento de las arcas de la república, que ha ocasionado más miseria por la escases de insumos en los hospitales y la carencia de mantenimiento a la infraestructura nacional, porque lo que se roban estos degenerados no sobra, hace mucha falta, y no puede creer nadie que el caso emblemático del ex gobernador de Aragua Rafael Isea, quizá uno de los más graves casos de corrupción de la historia patria,  que fue denunciado públicamente – a la denuncia me remito - por estafar a la nación venezolana con 7 u 8 mil millones de dólares, una cuarta parte de las reservas internacionales del país, con la venta de bonos basura,  no haya llegado a conocimiento de tan altos dignatarios y hayan permitido que este señor de la realeza se alojara en la maluqueza imperial de los Estados Unidos a echarse fresco entre frascos y demás yates.
Como tampoco se ha hecho nada por poner entre rejas a los empresarios de maletín, chavistas a muerte lenta, que sustrajeron de Cadivi 25 mil millones de dólares, cifra similar a la que costó toda la infraestructura de Ciudad Guayana. Seguramente, en esta nueva campaña contra la corrupción la emprenderán contra el pendejismo raspicuí – ya comenzaron contra los contrabandistas y revendedores de productos de Mercal. Si se recuperan los $100MM que por las huellas se  presume se han robado  estas langostas saldríamos del colapso económico sin el menor sufrimiento. Sale pa´llá.

Rafael Marrón González

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