Ante la súbita depresión que el ciudadano presidente de la república
alega sufrir al descubrir que “hay chavistas corruptos”, que lo llevó
hasta a crear una policía única para perseguirlos - ¿sería que se enteró esa
mañana de que Venezuela está considerado el país más corrupto de América
Latina? - es interesante recordar similar reacción sufrida por el insepulto de
la montaña, en una visita al estado Barinas el 10 de diciembre de 2009, cuando
expresó, lleno de santa indignación: “los traidores tienen muchas formas de
camuflarse de distintas maneras” por lo que pidió “desenmascararlos en
cualquier lugar y espacio”.
No se atrevió, en ese momento, como tampoco en una alocución similar del
2003, instalar la línea telefónica 800-corrupto para recibir las
denuncias que desde mucho tiempo atrás había colocado el comandante Urdaneta
Hernández en sus propias manos. Lo cierto es que el asunto este de la
corrupción y sus derivados cuánto hay pa´eso y lo mío me lo dejan en la olla de
pudreval, que es un problema celular del chavismo, ya es una rumba flamenca
sobre el polvero de lo que fue Venezuela hace apenas quince años, cuando a los
roba gallinas adecos y copeyanos ni se les llegó a ocurrir, después de 40 años
en el poder, eso de adquirir – o “adquerir” como intentó imponer el
difunto – maquinas de contar billetes como la que se encontró en la caja fuerte
del malogrado fiscal plenipotenciario don Danilo, cuya voladura cubrió de
silencio muchas interrogantes sobre ¿de dónde saca Fulano pa´tanto como
destaca? Lo que se ha sospechado siempre es que esta revolución que ha
empobrecido a la clase media y depauperado al pueblo esperanzado, ese que
hace colas interminables para comprar barato y revender bien caro, que es su
manera de acercarse un poco a la repartición de la riqueza, claro, que ni por
asomo “proporcional”, ha enriquecido gente por demás, con voracidad propia del
engendro de Tasmania, marabunta rojita, por donde pasa deja el hoyo y el
tierrero, y no se imagina usted lo rápido que he visto recorrer, a punta
de billete mal habido, el trecho de bañarse a la pata de un tambor en el barrio
come nunca, a la shower con mármol italiano en el elegante penjaus del rancio
mantuanaje capitalino.
La lista de malandros que han sido señalados por la opinión pública, los
medios nacionales e internacionales – notitia criminis como la de Bertín
Osborne en España que fue viral en la red - y el dedo de los despechados del
proceso, porque ahora la olla está vacía y a ellos no les tocó turno al bate
para darse lo suyo, es más larga que rollo de pabilo. Fidel también se
inmiscuyó al mandar una lista al extinto repleta de apellidos de ilustres rojos
rojitos, según publicación del periodista Nelson Bocaranda, y hasta el
escándalo del fraude tipo “pirámide” del Stanford Bank de la isla de Antigua,
aportó lo suyo para abrir una oportuna investigación, pues clientes venezolanos
tenían 2.000 millones de dólares – de los 8.000 de la estafa – que habían
salido de Venezuela violando el control cambiario - ¿quién tiene esa
posibilidad si no está enchufado? En el informe se menciona a un sujeto de la
familia real con 100 millones de dólares en depósito - pero no pasó
absolutamente nada, como seguirá, salvo las deposiciones verbales del
mandatario lanzando, ayer y hoy, sus vacuas arengas “caiga quien caiga” y
“hasta sus últimas consecuencias”, para que el pueblo empendejado crea que
ahora sí se puso bravo el hombre y va a meter en chirona hasta al que aparece a
su lado en la foto más serio que portero de burdel.
Pero todo será buche y pluma como lo del otro. Si en verdad existiera
alguna intención de poner orden en este bochorno continental, bastaría con
oficiar a los gobiernos de Estados Unidos y países europeos – en España juzgan
a dos funcionarios de Navatia por haber pagado una comisión de 45 millones de
euros a dos ex militares venezolanos fácilmente localizables - pidiéndoles su
colaboración para identificar a los ciudadanos venezolanos propietarios de
cuentas bancarias millonarias, mansiones y empresas para investigar el origen
de esos fondos y castigar a los ladrones, recuperando a la vez los bienes de la
nación – en paraísos fiscales como las islas Vírgenes, Cook y otros existen
cuentas millonarias escondidas entre las que destacan las de clientes
canadienses, estadounidenses y venezolanos.
Maduro podría comenzar investigando si es cierto lo de la fortuna del
teniente Alejandro Andrade, calculada en 5.000 millones de dólares – cantidad
que le está quitando prestada a China - cumpliendo así con su palabra dada al
llegar al poder: “quien tenga cuentas bancarias en Estados Unidos se va del
gobierno para una cárcel, si no la justifica”. Pero parece que el miedo a que
aparezca un familiar o el tipo que sabe demasiado, engatilla las ganas, si es
que existen.
Tiempo e información han tenido estos dos gobernantes para evitar tal
desangramiento de las arcas de la república, que ha ocasionado más miseria por
la escases de insumos en los hospitales y la carencia de mantenimiento a la
infraestructura nacional, porque lo que se roban estos degenerados no sobra,
hace mucha falta, y no puede creer nadie que el caso emblemático del ex
gobernador de Aragua Rafael Isea, quizá uno de los más graves casos de
corrupción de la historia patria, que fue denunciado públicamente – a la
denuncia me remito - por estafar a la nación venezolana con 7 u 8 mil millones
de dólares, una cuarta parte de las reservas internacionales del país, con la
venta de bonos basura, no haya llegado a conocimiento de tan altos
dignatarios y hayan permitido que este señor de la realeza se alojara en la
maluqueza imperial de los Estados Unidos a echarse fresco entre frascos y demás
yates.
Como tampoco se ha hecho nada por poner entre rejas a los empresarios de
maletín, chavistas a muerte lenta, que sustrajeron de Cadivi 25 mil millones de
dólares, cifra similar a la que costó toda la infraestructura de Ciudad
Guayana. Seguramente, en esta nueva campaña contra la corrupción la emprenderán
contra el pendejismo raspicuí – ya comenzaron contra los contrabandistas y
revendedores de productos de Mercal. Si se recuperan los $100MM que por las
huellas se presume se han robado estas langostas saldríamos del
colapso económico sin el menor sufrimiento. Sale pa´llá.
Rafael Marrón González
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