Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

30 de marzo de 2015

FRENTES SIN FRENTE



Circuló una vez una historieta sobre las peripecias de un negrito llamado Memín, quien se llevaba unas golpizas que lo dejaban inconsciente y, al despertar, invariablemente se preguntaba: ¿On toy? Cada vez que Nicolás Maduro sale en cadena nacional, por alguna extraña asociación recuerdo al simpático Memín de la historieta. ¿On toy? parece ser la pregunta filosófica que angustia la existencia del primer magistrado de la nación, y que, paradójicamente, le impide percibir las posibilidades de enrumbar al país hacia una salida cierta del desastre estructural en el que lo sumió el odio visceral del extinto hacia su nación, y su maniática terquedad que, como evidencia de su absoluta carencia de la más elemental inteligencia, lo condujo a la muerte, a pesar de los llamados de atención de amigos como Lula da Silva, que le decían “te vas a morir por terco”, pues era el único habitante del planeta que creía, con la fe hermética de los ingenuos semicultos, que en Cuba se practicaba la medicina y que existían “médicos” cubanos, como si fuera posible producir conocimientos con esclavitud.

Esa estolidez le quitó la vida, a pesar de sus tardíos pedidos lastimeros a un Cristo  indiferente con la ignorancia, dejando la hecatombe económica que sus desatinos hormonales habían desencadenado, en manos de su elegido sentimental para sucederlo – “…yo se los pido de corazón” - que como el negrito del cuento, no da pie con bola y para justificar su inmenso fracaso - que en honor a la verdad no es suyo, pero como sarna con gusto no mortifica que pague sus consecuencias -  sigue la lucha virtual contra el imperio – que le dio lo suyo con el bitumen de esquisto -  incorporando nuevos frentes como la guerra económica – que perdió de calle - el paramilitarismo colombiano – que fue embuste que matara a Serra -  el contrabando – que sigue fino - y, ahora, el bloqueo financiero  internacional que impide que su gobierno soberano consiga dólares prestados “que necesitamos para superar la merma del ingreso petrolero que tenemos” – si no lo confiesa no nos enteramos – cuando la verdad es que ha subido el riesgo país por las posibles demandas contra los activos venezolanos en USA por parte de los tenedores de bonos que temen un default, mientras Ecuador, un país que pasó de $1.500 per cápita en 1999 a $4.500, en los mismos 15 años de ruina venezolana, le recluta los profesores universitarios ofreciéndoles 5 mil dólares mensuales de salario, cuando en su patria ganan 800, exponenciando la merma del talento nacional que escapa de la miseria socialista, perdonen la redundancia, impuesta por la envidia vengativa  de los Castro a un país petrolero que obtuvo ingresos de más de un millón de millones de dólares, fortuna dilapidada de la forma más criminal con la finalidad de producir la dependencia económica que deriva poder político, pero para sostener ese plan perverso hace falta inteligencia y un pueblo sumiso y cobarde hasta el cubanismo, y en ausencia de ambas potestades  solo queda militarización y represión con su respectiva violación a los derechos humanos – en esta materia no existe “soberanía”, ya el senado gringo aprobó sanciones contra violadores de los derechos humanos en Venezuela congelándoles cuentas ¿millonarias? - y el vacío.

Y, en ese vacío se difumina la gobernabilidad, y entonces hacen de las suyas: el hampa – Venezuela es el segundo país en homicidios en América Latina - la inflación astronómica - ¿si un cartón de huevos costaba 80 Bsf en enero y hoy vale 370 Bsf, qué 65% de inflación es ese? - y la escases – no hay ni ¡medicinas!,  ni insumos para el aseo personal – revolucionario que se respete no usa papel higiénico - convirtiendo su gobierno en un remedo inservible que ha prostituido la institucionalidad, en el vórtice de la más escandalosas corrupción desde Diego de Losada para acá – nuestro país ocupa el  puesto 161 entre 175 países, resultando ser la nación latinoamericana más corrupta, informe internacional calificado “ofensa al pueblo” por la contralora interina, como si el pueblo tuviera alguna ración de los privilegios que ahítan a corruptos y familiares - mientras el dólar paralelo galopa, como el caballo del escudo, rumbo a los 200 bolos, y el pueblo misionero, que amanece en colas absurdas frente a anaqueles pelados, comienza a rugir anunciando tempestad,  por la terquedad de un régimen carcomido por una ideología que ha sido históricamente devastadora para los pueblos que han tenido la desgracia de sufrirla.

Y mientras esta realidad lanza al terco por ignorante gobiernillo de Maduro por el precipicio del desprecio general – 72% de rechazo no es concha de ajo – con el hándicap de un barril cuesta abajo en la rodada que puede encallar en menos de $40 – “hay una inundación por parte del “petróleo contaminante” de Estados Unidos” – el presidente por accidente sigue impertérrito invocando al difunto y hablando con pajaritos, sin percibir el drama singular que lo acecha al voltear la esquina. Amor con hambre no dura, machete.  

Hay que tener frente, para enfrentar frentes

He sostenido a través de este viaje por la codicia, la maldad y la estupidez que caracterizan para la historia a esta revolución, que con aguacates no es posible producir batidos de fresas. Pero la idiotez jura que si Fulano no fue designado ministro en la democracia, fue por maluqueza, obviando las carencias intelectuales del sujeto de marras, de allí el desastre de estos elefantes en cristalería, como los que demolieron las empresas de Guayana o echaron agua de mar a las plantas termoeléctricas de Planta Centro o acabaron a patadas con la industria nacional y pretenden que el empresariado sobreviviente a duras penas, les cubra el 70% del presupuesto nacional.

Y ahora la cogieron con el IVIC, porque, alega muy serio un límbico, “produce conocimiento capitalista”, vaya pa´la auyama, no hay quien los haga entender que no existe ciencia, tecnología, conocimiento o economía capitalista o socialista. ¿De dónde salió esta gente? Con ellos el bruto tiene ahora unidad de medida. Sale pa´llá.

Rafael Marrón González


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