La dama de dedos petulantes
y el caballero
oloroso a ignorante plenitud
Me exigen que:
Cuando me indigne por la púber que el hambre prostituye
O por el niño que muere en el ajuste de cuentas
O por el alarido de la madre a la que la barbarie le sacó un hijo
O por la sangre del justo que resbala
sobre la calle tapizada de sangre de justos
O por el salario titilante del padre
de una familia de lata y cartón piedra
O por la anciana indigente
que agoniza en el pasillo mugriento
de un hospital moribundo
No maldiga al corrupto
No escupa al burócrata insensible
Ni mande a la mierda a quienes gobiernan
Me conminan refinadamente a usar un lenguaje “decente”
que no hiera la sensibilidad de sus oídos gourmet
Como si la injusticia fuera decente y el sufrimiento
y el dolor del alma
Les deformé la estética con el estampido de un “largo al carajo”.
20 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario