Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

10 de mayo de 2010

Malos versos de la vida consciente III

Las seis de la tarde tamiza su palidez sobre la aldea
De las casas brotan como lirios niñitas decoradas
con cuerpecitos precoces exaltados por la escasez
paseando serenas
decenas de cochecitos de ruedecitas chirriantes
que acallan el coro de los grillos selváticos
por la calle principal
asfaltada por el alcalde bienhechor
cuyo rostro destaca en una inmensa valla
más duradera que el asfaltado que facilita el deslizar
de la caravana de cochecitos
en los que un bebé sonríe
a la ingenua ternura de la madre-niña
que devuelve la sonrisa
con brillo de caramelo.

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