Cuando denuncio al ladrón y al canalla sólo al canalla y al ladrón señalo

Cuando llamo ladrón al ladrón y canalla al canalla, sólo al ladrón y al canalla aludo. Ladrones y canallas suelen cobijarse bajo la pudibundez moral, la insulsa descalificación y las leyes dictadas ex profeso para acallar la voz tronante que los desnuda como canallas y ladrones. Nada me produce más satisfacción que contemplar los cadáveres insepultos de ladrones y canallas, aullando sus pútridas carnes las huellas de mi látigo, deambular ululantes en los muladares buscando un rincón para cavar sus tumbas con la sordidez de su moral deshilachada. ¡Silencio ladrones y canallas que, aunque los tiempos parecen favorecer a canallas y ladrones, este espacio es un reducto de la decencia y de la integridad!

29 de junio de 2014

IMPUNIDAD: ESTADO FALLIDO



La voz “impunidad” refiere a la falta de castigo o pena que impide resarcir los derechos de las víctimas. Y es la palabra justa que puede definir la cotidianidad venezolana de  estos últimos quince años: Impunidad. Para comenzar de abajo hacia arriba, la tasa de impunidad del hampa en el país se calcula en un 92,5%. Por ello la virulencia y desparpajo con las que actúan los hampones, al grado de asegurar a sus aterrorizadas víctimas que “aquí manda el hampa”, fíjense que usan el verbo “mandar” y no gobernar, pues “mandar” es la acción de “poder”. Mato porque puedo. Y punto. Idéntico razonamiento que priva en las altas esferas del poder: “abuso porque puedo”.

Sin embargo, y en su inconveniencia, la impunidad derivada, ha permeado todos los estamentos de la vida social, creando una atmósfera de ingobernabilidad y absolutismo social que evidencian el fin del Estado. Es decir que lo que Venezuela sufre en su cotidianidad, son las consecuencias derivadas de un Estado fallido, tanto por la evidente pérdida del control de la violencia, la incapacidad para suministrar servicios básicos y garantizar seguridad alimentaria y personal.

Pérdida total de credibilidad del gobierno en la toma de decisiones que afectan la vida de la nación, como por el colapso ético de sus instituciones que han sido puestas al servicio inconstitucional de una parcialidad política, y que asume el ejercicio de la autoridad como un mandato irrevocable para continuar imponiendo por la fuerza, a toda la nación, un sistema político, y económico, retrógrado, que ya ha dado suficientes muestras de su inviabilidad, con la consecuencia inevitable de una reacción de protesta nacional in crescendo,  que ya lleva 95 días, un líder opositor preso, una diputada defenestrada, dos alcaldes destituidos y encarcelados, 43 muertos, centenares de heridos, 3062 detenciones, de ellos 196 menores de edad  252 ciudadanos imputados por Fiscalía, por supuestos actos violentos, y 12 funcionarios del orden públicos por violaciones a los derechos humanos, y destrozos millonarios en la infraestructura pública y privada.

Reacción espontánea, participativa, multiétnica y pluricultural que sigue impertérrita en sus reclamos por un cambio de rumbo, sin líderes visibles ni lineamientos políticos, extra partidos y fuera de la órbita del Movimiento estudiantil, aunque hay estudiantes participando, y en paralelo a decenas de diarias marchas cívicas pacíficas – a las que se obliga ridículamente a pedir permiso en un vano intento por detenerlas - reclamando atención a diversos problemas sociales acumulados en 15 años de asqueroso latrocinio, despilfarro entreguista e ineficiencia punible, que no dudo tendrá consecuencias dramáticas para un régimen asociado en grado de sumisión  al gobierno cubano, que confunde la obtusa terquedad con solidez principista.

Alarma internacional

Ante esta situación y conocida la condición criminal de las esquizofrenias políticas, como el comunismo, el nazismo o el fascismo,  la preocupación internacional por esta Venezuela polarizada en mitades numéricamente iguales, pero con el poderío bélico en manos del gobierno y sus fanáticos civiles, militares y militarizados – para eso el difunto empeñó el erario en  adquirir cualquier cantidad de armas -  intuye una masacre de la población opositora más que una guerra civil, y la forma como ha desarrollado la represión a las protestas, este Estado fallido, que ha tomado en paralelo a la represión policial, el camino escabroso de la coacción judicial, es suficiente mérito para tal preocupación.

Los cuerpos represivos del régimen actúan con odio y saña contra civiles desarmados – una molotov se desactiva con un chorro de agua, no con un disparo de fusil – y las gráficas y videos que inundan las redes sociales del planeta, mostrando los heridas graves causadas por los disparos de perdigones realizados a quemarropa contra la humanidad de jóvenes contestatarios, constituyen pruebas irrefutables de que el gobierno está incurriendo en actos de inhumanidad que pueden acarrearle juicios en la Corte de la Haya.

El diálogo es política

Y, precisamente, para abrir un espacio alternativo, la Mesa de la Unidad Democrática, que es una organización de partidos políticos, le aceptó a Maduro incorporarse a un ejercicio de diálogo para buscar en conjunto una salida inteligente a la grave crisis que vive la república y que escapa a la capacidad de control del gobierno, que a su vez es rehén de su propia conformación entre gente que cree en matar para imponerse - Antonio Aponte: “…el enfrentamiento será cada vez más cruento y nos sentimos complacidos de ser acusados de incitar a la violencia" - la que está para robar – por allí ronda la lista gringa - y los castrocomunistas apátridas, que usan el país como banco para financiar la exportación del socialismo en el mundo.

Por esto, desconozco quién representa los intereses de Venezuela por parte del gobierno en esa mesa de diálogo, hoy en suspenso por la carencia de un estadista capaz de admitir los errores – que ya señaló Correa - y aceptar que el adversario merece respeto, sobre todo si tiene la razón, como es el caso.

Sé que la MUD los representa, a tal grado que no vaciló en jugarse su capital político con tal de evitar a la nación una confrontación que derive en la atroz matanza que anhelan los comunistas para revivir las horas de la toma del palacio de invierno, y tememos, tanto los escenarios internacionales como quienes conocemos la historia. Loco hay de parte y parte y cualquiera puede matar a cualquiera.

La patria como refugio de los canallas, como los traficantes que se arropan con la bandera, no tiene dolientes, pero la nuestra, la que cobija las esperanzas de un pueblo y provee a sus hijos de las posibilidades para edificar el futuro, sí los tiene. Y por ella nos mantendremos siempre en el campo constitucional, pacífico y democrático. Porque la patria es la gente. Allá aquellos infelices a quienes la suerte estúpida dotó de poder, que no de autoridad, que confunden con “patria” sus caprichos, porque de ellos será el degredo de la historia. Sale pa´llá.           

Rafael Marrón González



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